SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
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El Hombre del SACD
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Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
He encontrado una magnífica página que trata sobre la audición humana y la psicoacústica. Comparto el enlace aquí, y además os dejo un bonito diagrama que tiene mucho que ver con este hilo, y que puede aclarar algunos conceptos.
http://www.labc.usb.ve/paginas/EC4514/AUDIO/PSICOACUSTICA/Psicoacustica.html
http://www.labc.usb.ve/paginas/EC4514/AUDIO/PSICOACUSTICA/Psicoacustica.html
Última edición por SACDófilo el Dom Mar 11, 2012 12:32 am, editado 1 vez
El Hombre del SACD- Cantidad de envíos : 5204
Localización : Badajoz
Fecha de inscripción : 24/06/2010
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
Fantástico trabajo SACDófilo.Sigo uno de los hilos más gratos del foro.
Podría hacerte todas las alabanzas que otros compañeros ya te han hecho.Te las mereces.Imagino que muchos te lo agradecen,aunque no lo digan por no ser pesados pero yo no quiero pasar por aquí sin darte las gracias.
Saludos
Podría hacerte todas las alabanzas que otros compañeros ya te han hecho.Te las mereces.Imagino que muchos te lo agradecen,aunque no lo digan por no ser pesados pero yo no quiero pasar por aquí sin darte las gracias.
Saludos
Júpiter- Cantidad de envíos : 1089
Localización : Costa Brava
Fecha de inscripción : 27/06/2010
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
Pues vuestro agradecimiento me anima a seguir hasta el final, porque quedan todavía algunos capítulos interesantes. Voy a continuación con un tema peliagudo: las viejas grabaciones remasterizadas, que son alabadas por una mayoría de los que apreciamos el mejor sonido. Aquí van a salir sellos como Mercury Living Presence, o RCA Living Stereo, que rivalizaron para apoderarse de un mercado ávido de la nueva música en dos dimensiones, y con sus primitivos sistemas de mezclas estereofónicas todavía nos siguen subyugando, casi 60 años más tarde. También voy a exponer algunas opiniones sobre etiquetas que se limitan a realizar remasterizaciones al máximo nivel, como Esoteric, MFSL, Silverline, y otras. La verdad es que hay mucha miga.
El Hombre del SACD- Cantidad de envíos : 5204
Localización : Badajoz
Fecha de inscripción : 24/06/2010
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
Hablaremos sobre todo esto.
El Hombre del SACD- Cantidad de envíos : 5204
Localización : Badajoz
Fecha de inscripción : 24/06/2010
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
ESOTERIC
http://esoteric.teac.com/esoteric_remasters/
Los aficionados a la buena música conocemos los soberbios componentes que Teac nos ofrecía hace algunos años, y que ahora, actualizados, aparecen bajo el nombre de Esoteric. Quien haya disfrutado de algunas de sus máquinas reel o de alguna platina de cassette de la marca me aplaudirán. Tengo grabado en mi recuerdo la imagen de un poderoso mecanismo de transporte, en uno de sus reproductores de CD, elaborados con una sola pieza de metal, y que sugería una solidez poco común. No es extraño que marcas tan reputadas como Wadia basaran su mecánica en estas maravillas técnicas que nos llegaban desde Japón. Actualmente, bajo el logo Esoteric, el aficionado tiene acceso a fabulosos reproductores digitales, fruto de la evolución de los famosos transportes VRDS.
Es curioso ver en los discos de Esoteric los logos de Deutsche Grammophon y Decca, ya que dichas empresas raramente permiten ceder sus catálogos para remasterizaciones de terceros. Esto da una idea de la confianza que inspira el quehacer de la antigua Teac.
Paso al bisturí para desentrañar, en la medida de lo posible, el verdadero nivel del producto. Sólo he podido degustar dos álbumes (¡gracias, Jorge!), pero la experiencia con ellos la considero suficiente para hacerme una idea aproximada.
Fastuoso el disco con la música de Falla y su "Sombrero de Tres Picos" (ESSD-90016, SACD). Éste es un disco que se vende a un precio elevado, unos 50€, pero que vale cada céntimo que se paga por él. Una actuación de este calibre, plasmada con una viveza sin igual y trasladada a SACD con un enorme esmero, simplemente no tiene precio. Cualquiera que tenga prejuicios sobre el sonido que se conseguía recoger en 1961 quedará pasmado al descubrir que por entonces ya se estaban haciendo grabaciones casi a la par que con DSD, ya en el siglo XXI. Sabemos de los excelentes resultados conseguidos en aquellos años bajo las etiquetas RCA Living Stereo y Mercury Living Presence, pero ante dichos productos de referencia, hoy, y teniendo en cuenta lo mucho que ha avanzado la ingeniería del sonido, uno no deja de percibir su carácter "vintage". Con Esoteric, en cambio, el siseo de la cinta original apenas se percibe, mientras que la imagen sonora y el rango dinámico resultan sensacionales. Como peculiaridad, el balance tonal de la toma se aproxima a un efecto "loudness" donde la zona media (1-3 kHz) se hubiese atenuado, dejando muy destacadas las notas más bajas de las cuerdas. La masterización a DSD nos devuelve el sabor analógico del master original, y ya he señalado que ese master es simplemente fantástico, de una calidad fuera de serie para una grabación tan antigua. A destacar sobre todo (si es que hay algo mejor dentro de una excelencia general) la agradable fluidez en la zona media y la riqueza tímbrica de los agudos.
La Cuarta de Brahms, en la lectura de Kleiber, es otra delicia que nos brinda Esoteric (ESSG-90018, SACD). Era de esperar el trabajo sobre otro master excelente, el primero en digital de este director. En esta ocasión, Esoteric vuelve a mejorar lo que parece ser inmejorable: remarcable la calidez, el carácter atercipelado de la cuerda, junto con unos poderosos armónicos en los metales. Todo esto, en conjunto, da la medida de la sonoridad característica de la Filarmónica de Viena, si bien es justo atribuir la calidad del producto a la fuente original. La enorme focalización, la sensación vívida de espacialidad, son virtudes claras de este registro, y el SACD refleja hasta el último detalle en la imagen sonora recreada. Esto es lo que recoge Esoteric en su web, en referencia a este disco: "Una potente interpretación, tan intensa como un infierno rugiente, registrada cuando Kleiber tenía 50 años de edad. ¡Pura magnificencia y esplendor! El instante cautiva al oyente, con una profundidad y un dinamismo de carácter viril. La ardiente pasión de la Orquesta Filarmónica de Viena y su sonoridad realmente consiguen excitar a uno. Los espesos metales, los remolinos en las cuerdas, y la poderosa percusión es lo que realmente se destaca con esta orquesta. Es difícil imaginar un desempeño que pueda superar esto."
¿Es ESOTERIC un sello de carácter audiófilo? Como conocedor y admirador de la vieja marca Teac, quiero pensar que sí. Aunque cualquiera puede volverse devoto tras conocer cualquier cosa de la casa...
http://esoteric.teac.com/esoteric_remasters/
Los aficionados a la buena música conocemos los soberbios componentes que Teac nos ofrecía hace algunos años, y que ahora, actualizados, aparecen bajo el nombre de Esoteric. Quien haya disfrutado de algunas de sus máquinas reel o de alguna platina de cassette de la marca me aplaudirán. Tengo grabado en mi recuerdo la imagen de un poderoso mecanismo de transporte, en uno de sus reproductores de CD, elaborados con una sola pieza de metal, y que sugería una solidez poco común. No es extraño que marcas tan reputadas como Wadia basaran su mecánica en estas maravillas técnicas que nos llegaban desde Japón. Actualmente, bajo el logo Esoteric, el aficionado tiene acceso a fabulosos reproductores digitales, fruto de la evolución de los famosos transportes VRDS.
Es curioso ver en los discos de Esoteric los logos de Deutsche Grammophon y Decca, ya que dichas empresas raramente permiten ceder sus catálogos para remasterizaciones de terceros. Esto da una idea de la confianza que inspira el quehacer de la antigua Teac.
Paso al bisturí para desentrañar, en la medida de lo posible, el verdadero nivel del producto. Sólo he podido degustar dos álbumes (¡gracias, Jorge!), pero la experiencia con ellos la considero suficiente para hacerme una idea aproximada.
Fastuoso el disco con la música de Falla y su "Sombrero de Tres Picos" (ESSD-90016, SACD). Éste es un disco que se vende a un precio elevado, unos 50€, pero que vale cada céntimo que se paga por él. Una actuación de este calibre, plasmada con una viveza sin igual y trasladada a SACD con un enorme esmero, simplemente no tiene precio. Cualquiera que tenga prejuicios sobre el sonido que se conseguía recoger en 1961 quedará pasmado al descubrir que por entonces ya se estaban haciendo grabaciones casi a la par que con DSD, ya en el siglo XXI. Sabemos de los excelentes resultados conseguidos en aquellos años bajo las etiquetas RCA Living Stereo y Mercury Living Presence, pero ante dichos productos de referencia, hoy, y teniendo en cuenta lo mucho que ha avanzado la ingeniería del sonido, uno no deja de percibir su carácter "vintage". Con Esoteric, en cambio, el siseo de la cinta original apenas se percibe, mientras que la imagen sonora y el rango dinámico resultan sensacionales. Como peculiaridad, el balance tonal de la toma se aproxima a un efecto "loudness" donde la zona media (1-3 kHz) se hubiese atenuado, dejando muy destacadas las notas más bajas de las cuerdas. La masterización a DSD nos devuelve el sabor analógico del master original, y ya he señalado que ese master es simplemente fantástico, de una calidad fuera de serie para una grabación tan antigua. A destacar sobre todo (si es que hay algo mejor dentro de una excelencia general) la agradable fluidez en la zona media y la riqueza tímbrica de los agudos.
La Cuarta de Brahms, en la lectura de Kleiber, es otra delicia que nos brinda Esoteric (ESSG-90018, SACD). Era de esperar el trabajo sobre otro master excelente, el primero en digital de este director. En esta ocasión, Esoteric vuelve a mejorar lo que parece ser inmejorable: remarcable la calidez, el carácter atercipelado de la cuerda, junto con unos poderosos armónicos en los metales. Todo esto, en conjunto, da la medida de la sonoridad característica de la Filarmónica de Viena, si bien es justo atribuir la calidad del producto a la fuente original. La enorme focalización, la sensación vívida de espacialidad, son virtudes claras de este registro, y el SACD refleja hasta el último detalle en la imagen sonora recreada. Esto es lo que recoge Esoteric en su web, en referencia a este disco: "Una potente interpretación, tan intensa como un infierno rugiente, registrada cuando Kleiber tenía 50 años de edad. ¡Pura magnificencia y esplendor! El instante cautiva al oyente, con una profundidad y un dinamismo de carácter viril. La ardiente pasión de la Orquesta Filarmónica de Viena y su sonoridad realmente consiguen excitar a uno. Los espesos metales, los remolinos en las cuerdas, y la poderosa percusión es lo que realmente se destaca con esta orquesta. Es difícil imaginar un desempeño que pueda superar esto."
¿Es ESOTERIC un sello de carácter audiófilo? Como conocedor y admirador de la vieja marca Teac, quiero pensar que sí. Aunque cualquiera puede volverse devoto tras conocer cualquier cosa de la casa...
El Hombre del SACD- Cantidad de envíos : 5204
Localización : Badajoz
Fecha de inscripción : 24/06/2010
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
ÜLtimamente he adquirido otros y te seguro que ninguno tiene desperdicio, las Sinfonías de Tchaikovsky por Mravinsky son de . Un saludo y me alegro que te hayan gustado.
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
ANALOGUE PRODUCTIONS
http://www.analogueproductions.com/
Analogue Productions nació en 1991 como una etiqueta que se dedicaba a las reediciones, bajo los designios de Chad Kassem, que buscó dar a conocer sus discos favoritos pero en formatos de mayor calidad. Este sello ha reeditado más de 300 títulos, que incluyen clásica y folk, pop, rock, blues y jazz, y en su web se destacan especialmente a Blue Note, Verve y Prestige. Como peculiaridad de la marca, se presentan sus reediciones en vinilos a 45 RPM, que son percibidos por Kassem (y por la mayoría de audiófilos) como de mayor calidad que los LP de 33 revoluciones. También al formato SACD se le presta una atención muy especial.
Con el ilustrativo nombre de "The Power of the Orchestra" (CAPC 2659, SACD) se incluyen las dos obras más conocidas de Mussorgsky, "Una noche en el Monte Pelado" y "Cuadros de una exposición", con la Royal Philharmonic y René Leibowitz. Se trata de una grabación muy equilibrada, sobre todo teniendo en cuenta que tiene encima medio siglo. El colorido y las texturas son de una enorme riqueza, y los tonos más bajos sugieren poderío, tal como evoca el título del disco. Un problema que encuentro es, como en la mayoría de las cintas de época, una evidente saturación en los pasajes de mayor volumen, que vuelven muy homogéneos y pobres de tímbrica los momentos de mayor sonoridad. También he detectado leves dropouts, y algún que otro artefacto extraño de alta frecuencia que se modula en las cuerdas.
Del mismo año (1962) es el álbum "Jazz Impressions of Black Orpheus", del Vince Guaraldi Trio (CAPJ 8089, SACD). La grabación contiene algunos dropouts, y el soplido de la cinta maestra es perfectamente perceptible. A veces hay una ligera atenuación de las frecuencias altas, probablemente causada por el deterioro de la cinta, y en la segunda pista el piano sólo se escucha en el canal derecho durante unos segundos. A pesar de todo, el trabajo realizado por AP vuelve a traernos el master original a nuestro salón, y el disco es un ejemplo de gran equilibrio: los detalles de las escobillas y de los platillos son de enorme precisión, y el balance espacial sugiere espacio alrededor de los tres instrumentos. Me parece una magnífica transferencia a digital, exhuberante, de sonido claro y cálido, de una escucha relajante.
"Know What I Mean?" es otro disco de Cannonball Adderley que merece la pena escuchar (CAPJ 9433, SACD). La sonoridad es rica, de una espacialidad abierta, y con una buena separación de instrumentos. Aquí, el siseo de la cinta es también audible y vuelven a aparecer dropouts y algunos clicks parásitos, pero estos problemas son menores y no afectan a la calidad global del sonido, todo lo contrario, de alguna manera vuelve más viva la experiencia musical.
En el apartado dedicado a Blue Note ya hablé del álbum "Green Street", del guitarrista Grant Green (CBNJ 84071, SACD). Vuelvo a insistir en la excepcionalidad de la toma: sonido de enorme pureza, de una gran presencia en tonos medios. La guitarra de Green, en el canal izquierdo, es de un tono aterciopelado, muy agradable en la escucha. La reducida formación, sin artificios técnicos y en medio de un despliegue poco habitual de microinformación, permite una aproximación sensacional a los instrumentos. Como defecto principal, aprecio que el bajo queda algo eclipsado tras la batería, en un segundo plano.
Otro excelente producto es "Saxophone Colossus", de Sonny Rollins (CAPJ 7079, SACD). En esta grabación de Van Gelder encontramos su peculiar toque de calidez gracias al uso de sus micrófonos Neumann modificados y una maquinaria a válvulas de principio a fin. La grabación, de 1956, es monofónica, pero posee tal ambiancia que parece que estemos escuchando en tres dimensiones, el efecto es asombroso. En general, el tono es correcto, todo está en su sitio.
¿Es ANALOGUE PRODUCTIONS un sello de carácter audiófilo? Resulta contradictorio que haya analizado unas "producciones analógicas" a través de mi sistema digital, pero ¡qué sonido en digital!
http://www.analogueproductions.com/
Analogue Productions nació en 1991 como una etiqueta que se dedicaba a las reediciones, bajo los designios de Chad Kassem, que buscó dar a conocer sus discos favoritos pero en formatos de mayor calidad. Este sello ha reeditado más de 300 títulos, que incluyen clásica y folk, pop, rock, blues y jazz, y en su web se destacan especialmente a Blue Note, Verve y Prestige. Como peculiaridad de la marca, se presentan sus reediciones en vinilos a 45 RPM, que son percibidos por Kassem (y por la mayoría de audiófilos) como de mayor calidad que los LP de 33 revoluciones. También al formato SACD se le presta una atención muy especial.
Con el ilustrativo nombre de "The Power of the Orchestra" (CAPC 2659, SACD) se incluyen las dos obras más conocidas de Mussorgsky, "Una noche en el Monte Pelado" y "Cuadros de una exposición", con la Royal Philharmonic y René Leibowitz. Se trata de una grabación muy equilibrada, sobre todo teniendo en cuenta que tiene encima medio siglo. El colorido y las texturas son de una enorme riqueza, y los tonos más bajos sugieren poderío, tal como evoca el título del disco. Un problema que encuentro es, como en la mayoría de las cintas de época, una evidente saturación en los pasajes de mayor volumen, que vuelven muy homogéneos y pobres de tímbrica los momentos de mayor sonoridad. También he detectado leves dropouts, y algún que otro artefacto extraño de alta frecuencia que se modula en las cuerdas.
Del mismo año (1962) es el álbum "Jazz Impressions of Black Orpheus", del Vince Guaraldi Trio (CAPJ 8089, SACD). La grabación contiene algunos dropouts, y el soplido de la cinta maestra es perfectamente perceptible. A veces hay una ligera atenuación de las frecuencias altas, probablemente causada por el deterioro de la cinta, y en la segunda pista el piano sólo se escucha en el canal derecho durante unos segundos. A pesar de todo, el trabajo realizado por AP vuelve a traernos el master original a nuestro salón, y el disco es un ejemplo de gran equilibrio: los detalles de las escobillas y de los platillos son de enorme precisión, y el balance espacial sugiere espacio alrededor de los tres instrumentos. Me parece una magnífica transferencia a digital, exhuberante, de sonido claro y cálido, de una escucha relajante.
"Know What I Mean?" es otro disco de Cannonball Adderley que merece la pena escuchar (CAPJ 9433, SACD). La sonoridad es rica, de una espacialidad abierta, y con una buena separación de instrumentos. Aquí, el siseo de la cinta es también audible y vuelven a aparecer dropouts y algunos clicks parásitos, pero estos problemas son menores y no afectan a la calidad global del sonido, todo lo contrario, de alguna manera vuelve más viva la experiencia musical.
En el apartado dedicado a Blue Note ya hablé del álbum "Green Street", del guitarrista Grant Green (CBNJ 84071, SACD). Vuelvo a insistir en la excepcionalidad de la toma: sonido de enorme pureza, de una gran presencia en tonos medios. La guitarra de Green, en el canal izquierdo, es de un tono aterciopelado, muy agradable en la escucha. La reducida formación, sin artificios técnicos y en medio de un despliegue poco habitual de microinformación, permite una aproximación sensacional a los instrumentos. Como defecto principal, aprecio que el bajo queda algo eclipsado tras la batería, en un segundo plano.
Otro excelente producto es "Saxophone Colossus", de Sonny Rollins (CAPJ 7079, SACD). En esta grabación de Van Gelder encontramos su peculiar toque de calidez gracias al uso de sus micrófonos Neumann modificados y una maquinaria a válvulas de principio a fin. La grabación, de 1956, es monofónica, pero posee tal ambiancia que parece que estemos escuchando en tres dimensiones, el efecto es asombroso. En general, el tono es correcto, todo está en su sitio.
¿Es ANALOGUE PRODUCTIONS un sello de carácter audiófilo? Resulta contradictorio que haya analizado unas "producciones analógicas" a través de mi sistema digital, pero ¡qué sonido en digital!
Última edición por SACDófilo el Mar Mar 20, 2012 1:07 am, editado 1 vez
El Hombre del SACD- Cantidad de envíos : 5204
Localización : Badajoz
Fecha de inscripción : 24/06/2010
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
Uno hilo sensacional. Perdón por el off topic, pero tenía que decirlo.
Saludos
Saludos
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
Lamento darte apoyo unicamente en empresas análogicas, pero es lo que tengo y no me gusta elucubrar sobre lo que pueda ser la transferencia a CD o SACD. Además, ya te encargas tú de esa parcela. Aunque no deja de ser interesante hacer una comparativa en el futuro.
Ratifico tus impresiones, extrapolándolas al vinilo; en especial en los discos de Grant Green y Sonny Rollings. Y confirmar que los ruidos a los que aludes y siseo de cinta están igualmente presentes en la reedición analógica.
La mejor señal sin duda alguna que respetan el master original , que es lo que debe hacer una casa que se dedica a este menester, dedicando sus esfuerzos a hacer una nueva transferencia lo más fiel posible, y lo consiguen.
Añadir que en el caso del "Saxofon Colossus" tengo una ejemplar original de la época en buen estado, he comparado con la copia que he adquirido posteriormente de Analogue y.... de las mejores reediciones que he oído, es casi el original. La diferencia más apreciable -siempre comparando- se traduce en que el original monofónico aún produce más sensación de directo, de sonido fresco.
Tengo bastantes ejemplares de esta casa americana y son todos magníficos, a recomendar sin reservas, tanto en clásica como en jazz.
Saludos y adelante como siempre.
Ratifico tus impresiones, extrapolándolas al vinilo; en especial en los discos de Grant Green y Sonny Rollings. Y confirmar que los ruidos a los que aludes y siseo de cinta están igualmente presentes en la reedición analógica.
La mejor señal sin duda alguna que respetan el master original , que es lo que debe hacer una casa que se dedica a este menester, dedicando sus esfuerzos a hacer una nueva transferencia lo más fiel posible, y lo consiguen.
Añadir que en el caso del "Saxofon Colossus" tengo una ejemplar original de la época en buen estado, he comparado con la copia que he adquirido posteriormente de Analogue y.... de las mejores reediciones que he oído, es casi el original. La diferencia más apreciable -siempre comparando- se traduce en que el original monofónico aún produce más sensación de directo, de sonido fresco.
Tengo bastantes ejemplares de esta casa americana y son todos magníficos, a recomendar sin reservas, tanto en clásica como en jazz.
Saludos y adelante como siempre.
likike- Cantidad de envíos : 544
Localización : Málaga
Fecha de inscripción : 05/10/2011
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
likike escribió:
Añadir que en el caso del "Saxofon Colossus" tengo una ejemplar original de la época en buen estado...
¡Consérvalo! Son verdaderas reliquias que pueden adquirir un precio incalculable.
El Hombre del SACD- Cantidad de envíos : 5204
Localización : Badajoz
Fecha de inscripción : 24/06/2010
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
SILVERLINE CLASSICS
http://www.silverlinerecords.com/
Silverline fue el sello discográfico de 5.1 Entertainment Group, y fue la primera compañía en lanzar la música en el formato DVD, obteniendo varias nominaciones a los Grammy con los primeros títulos publicados bajo su etiqueta. Desde su lanzamiento inicial en el año 2000, Silverline ha publicado casi 200 álbumes. La marca siempre ha sido reconocida por su calidad y por ser líder en la tecnología del DVD de audio.
La compañía, al parecer, ya no existe como tal, posiblemente porque el formato al que se unió, el DVD-Audio, fracasó comercialmente. No obstante, todavía a día de hoy he conseguido encontrar discos a la venta en internet, del tipo DualDisc, un soporte que hace posible la integración en un solo disco de los formatos CD y DVD, lo que los hace legibles en cualquier reproductor digital.
Silverline Classics basó su catálogo en las de viejas compañías como Vanguard y Omega, dos empresas muy respetadas hace medio siglo. Mientras que Omega ya ha desaparecido, Vanguard sigue en su actividad comercial normal a día de hoy. Fundada por los hermanos Maynard y Seymour Solomon en 1950, el por entonces pequeño sello se hizo con un nombre respetado gracias a la publicación de las cantatas de Bach. En aquel entonces esto fue considerado un proyecto de alto riesgo, que al final resultó tener un éxito inesperado. La positiva evolución posterior permitió a la compañía el descubrimiento de artistas prometedores como Alfred Brendel, Friedrich Gulda, Emil Gilels, y David Oistrakh. Silverline Classics aprovechó esta enorme mina para engrosar su discografía, ya basándose en el nuevo formato DVD-Audio. Era inevitable que el rápido fluir de nuevas tecnologías algún día favoreciese al sonido doméstico, y ésta era una buena ocasión para adoptar el DVD-Audio como la mejor forma posible de distribución musical, en alta definición y con varios canales envolventes, que suponían un claro avance sobre el CD clásico.
Aunque la página web de Silverline ya no funciona, y la información sobre la casa es mínima en internet, he conseguido encontrar una antigua entrevista con su fundador, Jeff Dean. Naturalmente, está ya bastante superada, ya que habla de los inicios del formato DVD-Audio y sobre las esperanzas que se habían puesto en él.
Heavy Metal Resource: ¡Hola Jeff! Gracias por dedicarnos tu tiempo. Quería empezar por preguntarte sobre tu experiencia en el negocio.
Jeff Dean: Comencé mi carrera en el negocio de la música como un representante de A&M en Chicago, en 1987. Yo me incorporé a las filas del departamento de ventas de la compañía cuando me mudé a Los Ángeles, y más tarde llegué a ser vicepresidente de ventas y marketing. Salí de la empresa como resultado de la fusión entre Polygram y Universal en 1999. Por aquel entonces empecé a tomar contacto con 5.1 Entertainment Group, y a implicarme en los planes de la empresa para lanzar un nuevo sello especializado en el DVD-Audio. La compañía estaba buscando a alguien con mi experiencia en marketing para establecer el punto de apoyo de la nueva marca Silverline.
HMR: ¿Cuánto tiempo has estado en Silverline Records?
J.D. : El sello discográfico Silverline se presentó al público con el lanzamiento de nuestras primeras 17 compilaciones de música clásica en julio de 2000. La empresa matriz, 5.1 Entertainment Group, procedente de una empresa llamada Highway One Productions, se estableció a principios de los años 90 como especialista en la creación de Compact Disc mejorados en colaboración con los principales sellos discográficos. Así que se puede comprobar que las raíces de la empresa para el lanzamiento de discos con características adicionales son bastante profundas.
HMR: Con respecto al formato DVD-Audio, ¿cuál crees que será la clave de su éxito?
J.D. : Sin pretender parecer demasiado simplista, cada vez que alguien escucha una buena mezcla de sonido envolvente en un disco DVD-Audio se convierte en adepto. Han tenido que pasar dos décadas para que la industria discográfica fuera capaz de incorporar un nuevo formato al mercado y que era realmente mejor que cualquier cosa que estaba disponible anteriormente. Cuando digo "mejor", no me refiero sólo a su alta resolución de audio. La experiencia del sonido envolvente y las características avanzadas de estos discos son un valor añadido para el consumidor. Además, los discos se pueden reproducir en reproductores de DVD-Video, unidades de DVD-ROM o en consolas de juegos.
HMR: Con la aparición de un formato competidor como es el SACD, ¿qué crees que puede aportar cada uno?
J.D. : El problema de compatibilidad que acabo de mencionar no debe subestimarse. La capacidad para escuchar un DVD-Audio, con sonido envolvente, en un sistema de cine en casa, en un ordenador, en una consola de juegos, e incluso en nuestro coche, hace al DVD-Audio mucho más versátil. Me parece irónico que la Play Station 2 de Sony reproduzca un DVD con música, pero no sea capaz de reproducir un SACD, que es un formato desarrollado por Sony y Philips. Además, el formato SACD no ofrece la posibilidad de mostrar videos, fotos, notas, comentarios, etc.
HMR: ¿En qué momento se encuentra esta guerra del DVD-Audio contra el SACD?
J.D. : Sinceramente, no dispongo de cifras sobre las publicaciones en SACD, ya que no me ocupo de ese formato. Sólo sé que hay más fabricantes de hardware que fabrican máquinas para DVD-Audio que los que fabrican reproductores de SACD. Al menos aquí, en los EE.UU., hay más grandes compañías musicales que están apoyando al DVD-Audio que al SACD.
HMR: Con tantos títulos donde elegir, ¿cómo proceder en la elección de los álbumes para su remezcla?
J.D. : Cuando se puso en marcha Silverline creíamos que era necesario conseguir un amplio repertorio para que los interesados en el nuevo formato DVD-Audio gozasen de una amplia variedad de música donde elegir. Era un compromiso con la diversidad de estilos, a la par de nuestra intención de editar títulos nuevos y remasterizaciones de material antiguo. Cuando elegíamos un título para su remezcla, buscábamos una pieza históricamente relevante que pudiese beneficiarse del sistema de 5.1 canales. Sin embargo, no tenemos la virtud de la retrospección para saber qué títulos van a perdurar en el tiempo. A menudo, la elección de esos títulos se convierte en una cuestión de gustos personales.
HMR: La tarea de llevar un álbum desde su estado en estéreo original a sonido envolvente, ¿cómo se aborda en el estudio?
J.D. : El método más eficaz para la creación de una mezcla de sonido envolvente, que sea emocionante, es tener los originales de los planes maestros a disposición de nuestros ingenieros de mezcla. El ingeniero, literalmente, vuelve a crear la canción desde el principio, pero en lugar de condensar todo el sonido en dos altavoces y en un ángulo de 180 grados, ahora dispone de seis altavoces y de 360 grados. Cada instrumento y cada voz tiene su propio espacio dentro de la mezcla. Este técnico tiene como referencia la mezcla estéreo original, que la usa como una hoja de ruta para dirigirse al resultado final. A nadie le hace gracia una mezcla de sonido envolvente de su canción favorita si no se asemeja a la forma en que originalmente la escuchó. No estamos interesados en reescribir la historia, más bien estamos tratando de dar al oyente una experiencia que está más cerca de la interpretación original, ya sea en el estudio o en el escenario del concierto. Siempre que sea posible, solicitamos la participación del artista, productor o ingeniero de la grabación original. A menudo se nos dan algunos detalles muy útiles con los que se obtiene una mezcla mejorada. Estamos obligados a obtener la aprobación de la discográfica que nos licencian las grabaciones, pero a menudo vamos más allá y también buscamos el consentimiento del propio artista. Después de todo, tenemos un gran respeto por su proceso creativo, y no queremos abusar de nuestro privilegio por trabajar con sus "amos".
HMR: ¿Qué le digo a la gente para convencerles de que el DVD-Audio es el formato del futuro? El disco compacto es todavía muy popular y va a ser difícil conseguir que la gente cambie de parecer...
J.D. : En primer lugar, no creo que el CD vaya a morir de forma súbita, ni debería hacerlo de esa manera. Los CD siguen siendo más baratos de producir, y la cantidad de tiempo que tomaría volver a mezclar todo el catálogo de una determinada empresa llevaría muchos años. Sin embargo, si nos fijamos en el meteórico ascenso del DVD como un sistema de entretenimiento (películas, juegos, contenido de ROM y música) ciertamente uno puede adivinar que el formato ya ha sido elegido como el medio por excelencia del futuro. Debido a que es posible la reproducción de un CD en cada reproductor de DVD, no hay necesidad de invertir en otro sistema de sonido en casa, porque el precio de un reproductor de DVD ya está en 100 dólares. El DVD ya está comenzando a reemplazar al CD en los salpicaderos de nuestros coches. Estamos en el buen camino, en términos de hardware. Cuando se trata de música, creo que la forma más rápida de conversión al nuevo DVD es escuchar un álbum con sonido envolvente. Una vez que uno ha tenido esa experiencia, está enganchado. Los discos en DVD se están vendiendo ahora por el precio de un CD, así que ¿por qué no comprar el disco que puede proporcionar una mejor experiencia?.
Comienzo el análisis de los álbumes de Silverline Classics con un disco que me encanta, con la London Philharmonic en el desempeño de "El Lago de los Cisnes" (286032-9, DVD-Audio). Su sonido es neutro, trasparente, dejando percibir con claridad la orientación de cada instrumento. Dentro de la dilatada formación orquestal, el carácter individual de sus componentes se conserva con precisión. La tímbrica es perfecta, no puedo encontrar la menor pega, aunque el tratamiento del ingeniero parece haberse centrado en la consecución de una escucha relajada ya que, a pesar de la dinámica contrastada típica de Tchaikovsky, la audición nunca llega a la fatiga.
Otro disco digno de destacar es el que presenta la música de Richard Strauss en un concierto en vivo (288119-9, DVD-Audio). Fantástica toma en concierto, que recoge incluso los aplausos del público y todo el ambiente de una sala repleta de vida. La orquesta suena focalizada en un gran escenario, como un todo orgánico, mientras que la voz de la solista, matizada, luminosa, se aparta a un lado, bien diferenciada. Es un disco que tiene mi máxima puntuación.
La serie que la compañía dedica a Abravanel me entusiasma: es como meterse en la sala de conciertos, la sensación es fantástica, y eso a pesar de que los masters originales son relativamente antiguos, no numéricos, de finales de los 70. Abravanel realizó cerca de un centenar de grabaciones frente a la Sinfónica de Utah, y Silverline Classics da cuenta de sus mejores momentos.
Especialmente emocionante es la grabación de las sinfonías 2ª y 3ª de Brahms (288243-9, DVD-Audio). Medios cálidos, graves definidos y bien articulados, agudos suaves, que transmiten en conjunto un caleidoscopio de sensaciones, formas y colores cambiantes... sin el menor asomo de artefactos electrónicos que puedan distraer en la escucha o la hagan en algún momento artificial. Es la perfecta transmisión de la música tal como es en la realidad, sin más.
Otro disco de esta serie dedicada a Abravanel es "Fiddle Faddle", con 15 estándares en el repertorio de Leroy Anderson (288241-9, DVD-Audio). Si bien detecto una dinámica bastante falseada y una imagen estéreo sintética y sin profundidad, el disco es otra delicia para paladear despacio, sin prisas, especialmente por su agradable tono, especialidad de la marca. La partitura, despreocupada, con momentos muy sonoros por el insólito uso de la percusión, hacen muy digerible todo el álbum. Es una pieza recomendable para todos aquellos que se acercan por primera vez a la música clásica.
¿Es SILVERLINE CLASSICS un sello de carácter audiófilo? Supongo que la lectura de todo lo de arriba puede convencer a cualquiera. No cabe duda de que Silverline fue pionera en aprovechar la alta resolución del DVD-Audio y su sonido envolvente para acercarnos más la música en su estado puro a nuestras casas. Lástima que la marca ya sea sólo un recuerdo de tiempos mejores.
http://www.silverlinerecords.com/
Silverline fue el sello discográfico de 5.1 Entertainment Group, y fue la primera compañía en lanzar la música en el formato DVD, obteniendo varias nominaciones a los Grammy con los primeros títulos publicados bajo su etiqueta. Desde su lanzamiento inicial en el año 2000, Silverline ha publicado casi 200 álbumes. La marca siempre ha sido reconocida por su calidad y por ser líder en la tecnología del DVD de audio.
La compañía, al parecer, ya no existe como tal, posiblemente porque el formato al que se unió, el DVD-Audio, fracasó comercialmente. No obstante, todavía a día de hoy he conseguido encontrar discos a la venta en internet, del tipo DualDisc, un soporte que hace posible la integración en un solo disco de los formatos CD y DVD, lo que los hace legibles en cualquier reproductor digital.
Silverline Classics basó su catálogo en las de viejas compañías como Vanguard y Omega, dos empresas muy respetadas hace medio siglo. Mientras que Omega ya ha desaparecido, Vanguard sigue en su actividad comercial normal a día de hoy. Fundada por los hermanos Maynard y Seymour Solomon en 1950, el por entonces pequeño sello se hizo con un nombre respetado gracias a la publicación de las cantatas de Bach. En aquel entonces esto fue considerado un proyecto de alto riesgo, que al final resultó tener un éxito inesperado. La positiva evolución posterior permitió a la compañía el descubrimiento de artistas prometedores como Alfred Brendel, Friedrich Gulda, Emil Gilels, y David Oistrakh. Silverline Classics aprovechó esta enorme mina para engrosar su discografía, ya basándose en el nuevo formato DVD-Audio. Era inevitable que el rápido fluir de nuevas tecnologías algún día favoreciese al sonido doméstico, y ésta era una buena ocasión para adoptar el DVD-Audio como la mejor forma posible de distribución musical, en alta definición y con varios canales envolventes, que suponían un claro avance sobre el CD clásico.
Aunque la página web de Silverline ya no funciona, y la información sobre la casa es mínima en internet, he conseguido encontrar una antigua entrevista con su fundador, Jeff Dean. Naturalmente, está ya bastante superada, ya que habla de los inicios del formato DVD-Audio y sobre las esperanzas que se habían puesto en él.
Heavy Metal Resource: ¡Hola Jeff! Gracias por dedicarnos tu tiempo. Quería empezar por preguntarte sobre tu experiencia en el negocio.
Jeff Dean: Comencé mi carrera en el negocio de la música como un representante de A&M en Chicago, en 1987. Yo me incorporé a las filas del departamento de ventas de la compañía cuando me mudé a Los Ángeles, y más tarde llegué a ser vicepresidente de ventas y marketing. Salí de la empresa como resultado de la fusión entre Polygram y Universal en 1999. Por aquel entonces empecé a tomar contacto con 5.1 Entertainment Group, y a implicarme en los planes de la empresa para lanzar un nuevo sello especializado en el DVD-Audio. La compañía estaba buscando a alguien con mi experiencia en marketing para establecer el punto de apoyo de la nueva marca Silverline.
HMR: ¿Cuánto tiempo has estado en Silverline Records?
J.D. : El sello discográfico Silverline se presentó al público con el lanzamiento de nuestras primeras 17 compilaciones de música clásica en julio de 2000. La empresa matriz, 5.1 Entertainment Group, procedente de una empresa llamada Highway One Productions, se estableció a principios de los años 90 como especialista en la creación de Compact Disc mejorados en colaboración con los principales sellos discográficos. Así que se puede comprobar que las raíces de la empresa para el lanzamiento de discos con características adicionales son bastante profundas.
HMR: Con respecto al formato DVD-Audio, ¿cuál crees que será la clave de su éxito?
J.D. : Sin pretender parecer demasiado simplista, cada vez que alguien escucha una buena mezcla de sonido envolvente en un disco DVD-Audio se convierte en adepto. Han tenido que pasar dos décadas para que la industria discográfica fuera capaz de incorporar un nuevo formato al mercado y que era realmente mejor que cualquier cosa que estaba disponible anteriormente. Cuando digo "mejor", no me refiero sólo a su alta resolución de audio. La experiencia del sonido envolvente y las características avanzadas de estos discos son un valor añadido para el consumidor. Además, los discos se pueden reproducir en reproductores de DVD-Video, unidades de DVD-ROM o en consolas de juegos.
HMR: Con la aparición de un formato competidor como es el SACD, ¿qué crees que puede aportar cada uno?
J.D. : El problema de compatibilidad que acabo de mencionar no debe subestimarse. La capacidad para escuchar un DVD-Audio, con sonido envolvente, en un sistema de cine en casa, en un ordenador, en una consola de juegos, e incluso en nuestro coche, hace al DVD-Audio mucho más versátil. Me parece irónico que la Play Station 2 de Sony reproduzca un DVD con música, pero no sea capaz de reproducir un SACD, que es un formato desarrollado por Sony y Philips. Además, el formato SACD no ofrece la posibilidad de mostrar videos, fotos, notas, comentarios, etc.
HMR: ¿En qué momento se encuentra esta guerra del DVD-Audio contra el SACD?
J.D. : Sinceramente, no dispongo de cifras sobre las publicaciones en SACD, ya que no me ocupo de ese formato. Sólo sé que hay más fabricantes de hardware que fabrican máquinas para DVD-Audio que los que fabrican reproductores de SACD. Al menos aquí, en los EE.UU., hay más grandes compañías musicales que están apoyando al DVD-Audio que al SACD.
HMR: Con tantos títulos donde elegir, ¿cómo proceder en la elección de los álbumes para su remezcla?
J.D. : Cuando se puso en marcha Silverline creíamos que era necesario conseguir un amplio repertorio para que los interesados en el nuevo formato DVD-Audio gozasen de una amplia variedad de música donde elegir. Era un compromiso con la diversidad de estilos, a la par de nuestra intención de editar títulos nuevos y remasterizaciones de material antiguo. Cuando elegíamos un título para su remezcla, buscábamos una pieza históricamente relevante que pudiese beneficiarse del sistema de 5.1 canales. Sin embargo, no tenemos la virtud de la retrospección para saber qué títulos van a perdurar en el tiempo. A menudo, la elección de esos títulos se convierte en una cuestión de gustos personales.
HMR: La tarea de llevar un álbum desde su estado en estéreo original a sonido envolvente, ¿cómo se aborda en el estudio?
J.D. : El método más eficaz para la creación de una mezcla de sonido envolvente, que sea emocionante, es tener los originales de los planes maestros a disposición de nuestros ingenieros de mezcla. El ingeniero, literalmente, vuelve a crear la canción desde el principio, pero en lugar de condensar todo el sonido en dos altavoces y en un ángulo de 180 grados, ahora dispone de seis altavoces y de 360 grados. Cada instrumento y cada voz tiene su propio espacio dentro de la mezcla. Este técnico tiene como referencia la mezcla estéreo original, que la usa como una hoja de ruta para dirigirse al resultado final. A nadie le hace gracia una mezcla de sonido envolvente de su canción favorita si no se asemeja a la forma en que originalmente la escuchó. No estamos interesados en reescribir la historia, más bien estamos tratando de dar al oyente una experiencia que está más cerca de la interpretación original, ya sea en el estudio o en el escenario del concierto. Siempre que sea posible, solicitamos la participación del artista, productor o ingeniero de la grabación original. A menudo se nos dan algunos detalles muy útiles con los que se obtiene una mezcla mejorada. Estamos obligados a obtener la aprobación de la discográfica que nos licencian las grabaciones, pero a menudo vamos más allá y también buscamos el consentimiento del propio artista. Después de todo, tenemos un gran respeto por su proceso creativo, y no queremos abusar de nuestro privilegio por trabajar con sus "amos".
HMR: ¿Qué le digo a la gente para convencerles de que el DVD-Audio es el formato del futuro? El disco compacto es todavía muy popular y va a ser difícil conseguir que la gente cambie de parecer...
J.D. : En primer lugar, no creo que el CD vaya a morir de forma súbita, ni debería hacerlo de esa manera. Los CD siguen siendo más baratos de producir, y la cantidad de tiempo que tomaría volver a mezclar todo el catálogo de una determinada empresa llevaría muchos años. Sin embargo, si nos fijamos en el meteórico ascenso del DVD como un sistema de entretenimiento (películas, juegos, contenido de ROM y música) ciertamente uno puede adivinar que el formato ya ha sido elegido como el medio por excelencia del futuro. Debido a que es posible la reproducción de un CD en cada reproductor de DVD, no hay necesidad de invertir en otro sistema de sonido en casa, porque el precio de un reproductor de DVD ya está en 100 dólares. El DVD ya está comenzando a reemplazar al CD en los salpicaderos de nuestros coches. Estamos en el buen camino, en términos de hardware. Cuando se trata de música, creo que la forma más rápida de conversión al nuevo DVD es escuchar un álbum con sonido envolvente. Una vez que uno ha tenido esa experiencia, está enganchado. Los discos en DVD se están vendiendo ahora por el precio de un CD, así que ¿por qué no comprar el disco que puede proporcionar una mejor experiencia?.
Comienzo el análisis de los álbumes de Silverline Classics con un disco que me encanta, con la London Philharmonic en el desempeño de "El Lago de los Cisnes" (286032-9, DVD-Audio). Su sonido es neutro, trasparente, dejando percibir con claridad la orientación de cada instrumento. Dentro de la dilatada formación orquestal, el carácter individual de sus componentes se conserva con precisión. La tímbrica es perfecta, no puedo encontrar la menor pega, aunque el tratamiento del ingeniero parece haberse centrado en la consecución de una escucha relajada ya que, a pesar de la dinámica contrastada típica de Tchaikovsky, la audición nunca llega a la fatiga.
Otro disco digno de destacar es el que presenta la música de Richard Strauss en un concierto en vivo (288119-9, DVD-Audio). Fantástica toma en concierto, que recoge incluso los aplausos del público y todo el ambiente de una sala repleta de vida. La orquesta suena focalizada en un gran escenario, como un todo orgánico, mientras que la voz de la solista, matizada, luminosa, se aparta a un lado, bien diferenciada. Es un disco que tiene mi máxima puntuación.
La serie que la compañía dedica a Abravanel me entusiasma: es como meterse en la sala de conciertos, la sensación es fantástica, y eso a pesar de que los masters originales son relativamente antiguos, no numéricos, de finales de los 70. Abravanel realizó cerca de un centenar de grabaciones frente a la Sinfónica de Utah, y Silverline Classics da cuenta de sus mejores momentos.
Especialmente emocionante es la grabación de las sinfonías 2ª y 3ª de Brahms (288243-9, DVD-Audio). Medios cálidos, graves definidos y bien articulados, agudos suaves, que transmiten en conjunto un caleidoscopio de sensaciones, formas y colores cambiantes... sin el menor asomo de artefactos electrónicos que puedan distraer en la escucha o la hagan en algún momento artificial. Es la perfecta transmisión de la música tal como es en la realidad, sin más.
Otro disco de esta serie dedicada a Abravanel es "Fiddle Faddle", con 15 estándares en el repertorio de Leroy Anderson (288241-9, DVD-Audio). Si bien detecto una dinámica bastante falseada y una imagen estéreo sintética y sin profundidad, el disco es otra delicia para paladear despacio, sin prisas, especialmente por su agradable tono, especialidad de la marca. La partitura, despreocupada, con momentos muy sonoros por el insólito uso de la percusión, hacen muy digerible todo el álbum. Es una pieza recomendable para todos aquellos que se acercan por primera vez a la música clásica.
¿Es SILVERLINE CLASSICS un sello de carácter audiófilo? Supongo que la lectura de todo lo de arriba puede convencer a cualquiera. No cabe duda de que Silverline fue pionera en aprovechar la alta resolución del DVD-Audio y su sonido envolvente para acercarnos más la música en su estado puro a nuestras casas. Lástima que la marca ya sea sólo un recuerdo de tiempos mejores.
El Hombre del SACD- Cantidad de envíos : 5204
Localización : Badajoz
Fecha de inscripción : 24/06/2010
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
CLASSIC RECORDS
Al igual que Silverline Classics, Classic Records ha basado sus productos en la recuperación de viejos masters de gran valor, publicados en formatos de alta calidad, como vinilos a 45 RPM y LP de 200 gramos, y también discos digitales de alta resolución conocidos como Digital Audio Disc (DAD y HDAD). Pero a diferencia del anterior sello, actualmente Classic Records sigue ofertando al público su amplio catálogo, gracias a la diversificación de su producción, e incluso sus discos pueden ser adquiridos a través de su propia página web.
http://www.classicrecords.com/search.cfm?code=ALL&search_by=&search_in=all&order_by=&returnall=1
La compañía ha sido pionera en introducir el disco DAD, un formato de alta resolución compatible con cualquier reproductor de DVD. En realidad se trata de un DVD de video al que se le hubiese eliminado la imagen, quedando tan sólo el sonido codificado en PCM estéreo de alta calidad, con un sample de 24 bits a 96 kHz. Este Digital Audio Disc fue diseñado para convertirse en un referente musical para audiófilos, que fuera compatible nuestros lectores de video, que cualquiera tiene en casa. La tasa de muestreo de 96 kHz es más del doble de la tasa de 44,1 utilizado en el estándar de CD, y una mayor profundidad de bits ayuda sin duda a mejorar la exactitud de la señal.
Como el sample de 24/96 es el máximo bitrate permitido para el sonido de una película, se desarrolló una versión superior, el disco HDAD, con dos caras impresas: por un lado el DAD, y por el otro una pista de DVD-Audio, con el doble de velocidad de muestreo, 192 kHz. Por lo tanto, uno de estos discos híbridos puede ser leído por cualquier lector de DVD del mercado, con el plus de su compatibilidad con máquinas capaces de resolver el formato DVD-Audio, bastante superior en términos de sonido.
Para todos los interesados en saber más sobre Jack Pfeiffer, alma mater de la compañía, tenemos una extensa entrevista aquí:
http://www.classicrecords.com/jack/jackint1.cfm
Sigo realizando mis análisis con un lector digital, es decir, hablaré como siempre de las ediciones en formato numérico, y en este caso concreto en HDAD, eligiendo su cara de más alta resolución, en DVD-Audio.
Mi primera referencia es la suite del ballet "Gayaneh", a cargo de la LSO bajo la dirección de Fistoulari (HDAD 2016). Se trata de una vieja grabación editada por primera vez bajo el sello Everest que pasó al catálogo de Mercury para su serie Living Presence. Para la grabación original se utilizó la máquina Westrex 1551, procedente de la industria del cine, que ofrecía una calidad de sonido excepcional para su época ¡y en multicanal!. Para la remezcla posterior, no sólo se hizo uso de una máquina Westrex restaurada, sino también de electrónicas vintage dotadas de tubos. El nivel de detalle y la dinámica de estos discos pone a prueba los límites de todos los sistemas donde se ejecutan: la impresión general es de una frescura y de una viveza sin igual. El ruido de fondo es casi imperceptible, gracias al generoso ancho de banda de la cinta (35mm). La imagen espacial es algo rudimentaria, sin profundidad, el típico panorama balanceado de la edad de oro del estéreo. Destaco el gran despliegue de timbres, y en especial el carácter aterciopelado de la cuerdas.
Otro producto salido de la máquina Westrex es "Cuadros de una exposición", a cargo de la LSO pero ahora con la batuta de Sir Malcolm Sargent (HDAD 2017). Se trata de otra cinta original de la vieja compañia Everest, pero en esta ocasión noto desde el primer segundo algunos problemas: el lloro de la cinta ("wow") es evidente, aunque no tengo medio de saber si este fenómeno es debido al master original o bien a algún defecto en la tracción de la máquina empleada en esta reedición. En cuanto al sonido en sí, es remarcable la gran relación señal/ruido, con un soplido de fondo casi imperceptible. Gracias a ello, la dinámica se presenta impactante, especialmente en platillos y bombo, que aparecen y desaparecen como rayos (como en "Gnomus"). El buen tono de la cinta hace agradable la escucha. No obstante, aquí de nuevo tengo que denunciar que la imagen espacial se presenta muy lineal y sin profundidad.
También aparece en el catálogo de la marca el legendario "Blue Train" de John Coltrane (HDAD 2010), un álbum por el que sentía especial predilección el propio músico. El master, de origen Blue Note, es otra joya salida de las manos de Rudy Van Gelder, y que Classic Records somete a un minucioso proceso de restauración. A la vieja grabación se le extraen unos armónicos especialmente energéticos, que hacen vibrar con un poder desbordado los instrumentos de viento, y trombón, saxo y trompeta parecen salirse de los altavoces. También se delinean con ritmo y precisión el piano y la línea de bajo. El disco suena realmente bien, y da una clara idea del nivel de ingeniería alcanzado a finales de los 50.
Terminaré con un disco del ingeniero-músico Alan Parsons, "The Turn Of A Friendly Card" (HDAD 2006). No suelo hablar sobre discos de rock de ningún tipo, porque su calidad casi nunca alcanza un mínimo nivel de excelencia en lo sonoro, y el panorama es aún peor si hablamos de formatos digitales. Sin embargo, me atrevo con este álbum porque lo conozco suficientemente, ya que lo he tenido en varios soportes desde su lanzamiento y puedo opinar con suficiente conocimiento y con una perspectiva de varias décadas. En primer lugar, tengo que decir que una reedición en alta definición lo único que consigue es incrementar el relieve de un sonido en general seco y duro, que es lo que hay recogido en las pistas originales. La zona alta del espectro llega a molestar por su alta distorsión, que casi alcanza el puro ruido aleatorio, y los tonos bajos son poco naturales y sin fuerza. Ni siquiera los violines que se presentan en la suite principal se salvan de este carácter, y es una lástima, porque la música es excelente. No tengo dudas: su baja calidad acústica es consecuencia de un trabajo demasiado pulido en la mesa de mezclas, demasiado tratado con filtros, y repasado a través de innumerables circuitos. Tras afirmar esto, poco más tengo que añadir.
¿Es CLASSIC RECORDS un sello de carácter audiófilo? La empresa tiene como principal objetivo rescatar trabajos inolvidables para traerlos a nuestras casas con una precisión y una calidad extremas. ¿No es eso el trabajo de un sello audiófilo?
Al igual que Silverline Classics, Classic Records ha basado sus productos en la recuperación de viejos masters de gran valor, publicados en formatos de alta calidad, como vinilos a 45 RPM y LP de 200 gramos, y también discos digitales de alta resolución conocidos como Digital Audio Disc (DAD y HDAD). Pero a diferencia del anterior sello, actualmente Classic Records sigue ofertando al público su amplio catálogo, gracias a la diversificación de su producción, e incluso sus discos pueden ser adquiridos a través de su propia página web.
http://www.classicrecords.com/search.cfm?code=ALL&search_by=&search_in=all&order_by=&returnall=1
La compañía ha sido pionera en introducir el disco DAD, un formato de alta resolución compatible con cualquier reproductor de DVD. En realidad se trata de un DVD de video al que se le hubiese eliminado la imagen, quedando tan sólo el sonido codificado en PCM estéreo de alta calidad, con un sample de 24 bits a 96 kHz. Este Digital Audio Disc fue diseñado para convertirse en un referente musical para audiófilos, que fuera compatible nuestros lectores de video, que cualquiera tiene en casa. La tasa de muestreo de 96 kHz es más del doble de la tasa de 44,1 utilizado en el estándar de CD, y una mayor profundidad de bits ayuda sin duda a mejorar la exactitud de la señal.
Como el sample de 24/96 es el máximo bitrate permitido para el sonido de una película, se desarrolló una versión superior, el disco HDAD, con dos caras impresas: por un lado el DAD, y por el otro una pista de DVD-Audio, con el doble de velocidad de muestreo, 192 kHz. Por lo tanto, uno de estos discos híbridos puede ser leído por cualquier lector de DVD del mercado, con el plus de su compatibilidad con máquinas capaces de resolver el formato DVD-Audio, bastante superior en términos de sonido.
Para todos los interesados en saber más sobre Jack Pfeiffer, alma mater de la compañía, tenemos una extensa entrevista aquí:
http://www.classicrecords.com/jack/jackint1.cfm
Sigo realizando mis análisis con un lector digital, es decir, hablaré como siempre de las ediciones en formato numérico, y en este caso concreto en HDAD, eligiendo su cara de más alta resolución, en DVD-Audio.
Mi primera referencia es la suite del ballet "Gayaneh", a cargo de la LSO bajo la dirección de Fistoulari (HDAD 2016). Se trata de una vieja grabación editada por primera vez bajo el sello Everest que pasó al catálogo de Mercury para su serie Living Presence. Para la grabación original se utilizó la máquina Westrex 1551, procedente de la industria del cine, que ofrecía una calidad de sonido excepcional para su época ¡y en multicanal!. Para la remezcla posterior, no sólo se hizo uso de una máquina Westrex restaurada, sino también de electrónicas vintage dotadas de tubos. El nivel de detalle y la dinámica de estos discos pone a prueba los límites de todos los sistemas donde se ejecutan: la impresión general es de una frescura y de una viveza sin igual. El ruido de fondo es casi imperceptible, gracias al generoso ancho de banda de la cinta (35mm). La imagen espacial es algo rudimentaria, sin profundidad, el típico panorama balanceado de la edad de oro del estéreo. Destaco el gran despliegue de timbres, y en especial el carácter aterciopelado de la cuerdas.
Otro producto salido de la máquina Westrex es "Cuadros de una exposición", a cargo de la LSO pero ahora con la batuta de Sir Malcolm Sargent (HDAD 2017). Se trata de otra cinta original de la vieja compañia Everest, pero en esta ocasión noto desde el primer segundo algunos problemas: el lloro de la cinta ("wow") es evidente, aunque no tengo medio de saber si este fenómeno es debido al master original o bien a algún defecto en la tracción de la máquina empleada en esta reedición. En cuanto al sonido en sí, es remarcable la gran relación señal/ruido, con un soplido de fondo casi imperceptible. Gracias a ello, la dinámica se presenta impactante, especialmente en platillos y bombo, que aparecen y desaparecen como rayos (como en "Gnomus"). El buen tono de la cinta hace agradable la escucha. No obstante, aquí de nuevo tengo que denunciar que la imagen espacial se presenta muy lineal y sin profundidad.
También aparece en el catálogo de la marca el legendario "Blue Train" de John Coltrane (HDAD 2010), un álbum por el que sentía especial predilección el propio músico. El master, de origen Blue Note, es otra joya salida de las manos de Rudy Van Gelder, y que Classic Records somete a un minucioso proceso de restauración. A la vieja grabación se le extraen unos armónicos especialmente energéticos, que hacen vibrar con un poder desbordado los instrumentos de viento, y trombón, saxo y trompeta parecen salirse de los altavoces. También se delinean con ritmo y precisión el piano y la línea de bajo. El disco suena realmente bien, y da una clara idea del nivel de ingeniería alcanzado a finales de los 50.
Terminaré con un disco del ingeniero-músico Alan Parsons, "The Turn Of A Friendly Card" (HDAD 2006). No suelo hablar sobre discos de rock de ningún tipo, porque su calidad casi nunca alcanza un mínimo nivel de excelencia en lo sonoro, y el panorama es aún peor si hablamos de formatos digitales. Sin embargo, me atrevo con este álbum porque lo conozco suficientemente, ya que lo he tenido en varios soportes desde su lanzamiento y puedo opinar con suficiente conocimiento y con una perspectiva de varias décadas. En primer lugar, tengo que decir que una reedición en alta definición lo único que consigue es incrementar el relieve de un sonido en general seco y duro, que es lo que hay recogido en las pistas originales. La zona alta del espectro llega a molestar por su alta distorsión, que casi alcanza el puro ruido aleatorio, y los tonos bajos son poco naturales y sin fuerza. Ni siquiera los violines que se presentan en la suite principal se salvan de este carácter, y es una lástima, porque la música es excelente. No tengo dudas: su baja calidad acústica es consecuencia de un trabajo demasiado pulido en la mesa de mezclas, demasiado tratado con filtros, y repasado a través de innumerables circuitos. Tras afirmar esto, poco más tengo que añadir.
¿Es CLASSIC RECORDS un sello de carácter audiófilo? La empresa tiene como principal objetivo rescatar trabajos inolvidables para traerlos a nuestras casas con una precisión y una calidad extremas. ¿No es eso el trabajo de un sello audiófilo?
Última edición por El Hombre del SACD el Vie Ago 02, 2013 8:11 pm, editado 1 vez
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Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
MERCURY LIVING PRESENCE
http://www.islanddefjam.com/default.aspx?labelID=77
La larga historia de Mercury es una lucha constante por el mejor sonido en alta fidelidad. Ya en 1951, bajo la dirección del ingeniero de grabación Robert C. Fine y del director de grabación David Hall, Mercury Records introdujo una técnica de grabación en la que se usaba un único micrófono. La primera grabación usando esta técnica fue "Cuadros de una exposición", con la Orquesta Sinfónica de Chicago bajo la dirección de Rafael Kubelik, y sobre este trabajo un crítico del New York Times describió el sonido como "si se estuviese en presencia de la orquesta en vivo". Desde aquel momento, Mercury comenzó a distribuir su famosa serie de música clásica con el nombre de "Living Presence", serie que se mantuvo hasta el año 1967.
En 1955, Mercury comienza a usar tres micrófonos para realizar tomas sobre cintas de tres pistas y de media pulgada de ancho, con un magnetófono Ampex 300-3, a una velocidad de 15 IPS. Unos años más tarde, se mejora la técnica cuando se introducen máquinas Westrex con cintas magnéticas de 35mm. El mayor grosor de la cinta magnética prevenía los efectos de sobreimposición magnética y de pre-eco, mientras por otro lado aumentaba el ancho de banda y la respuesta a los transientes. Para la edición de vinilos, Los discos fueron masterizados directamente desde las cintas de tres pistas. Idéntico procedimiento fue usado durante la edición de los CD a principios de los 90. En este último caso, no se usaron técnicas de filtrado digitales ni reducción de ruido.
Para todos los interesados en la serie Living Presence, y en otras discográficas de la época que usaron técnicas especialmente cuidadas, este link les será de un enorme interés, con una gran cantidad de información:
http://www.soundfountain.com/amb/mercury.html
Tengo varios CD y SACD de la serie "Living Presence", y he encontrado gran variedad de resultados, supongo que dependiendo de la época en que se realizó la grabación y de la técnica utilizada.
Comenzaré con una referencia que conozco bien, ya que la tuve hace años en vinilo, y ahora en SACD. Se trata de un registro de Antal Dorati frente a la London Symphony Orchestra, interpretando conocidas piezas de Borodin y Rimsky-Korsakov (475 6194, SACD). Antes de nada, resalto que la edición en vinilo es muy superior a la digital, e ignoro la verdadera razón de esto. En el SACD, codificado con los tres canales originales, la gama de agudos está excesivamente potenciada, e incluso se presenta una saturación que es poco agradable: el comienzo del "Capricho Español" es de una tonalidad agresiva, la percusión suena desnaturalizada. Sin embargo, en pasajes más suaves todo mejora, y sin llegar a lo excepcional el timbre de las cuerdas es de gran riqueza tímbrica. El resto de la orquesta presenta una sonoridad correcta, aunque siempre inmersa bajo esa pátina típica que puede ser reconocida casi en todas las grabaciones de la época. Hablar sobre una imagen espacial está de más: no existe.
Mucho mejor se presenta a Paul Paray dirigiendo a la Orquesta Sinfónica de Detroit, con la Sinfonía Fantástica de Berlioz (475 6622, SACD). Todo resulta mucho más audible, con mayor calidez y humanidad. El caso es que, según me adentro en la obra, y a medida que el oído de aclimata, el disco me gusta más y más. El hecho de que el soporte tenga la virtud de entregar mayor microinformación, permite disfrutar de una superior sensación de profundidad y de dimensiones realistas, y aquí ya podemos hablar tranquilamente de "living presence". La dinámica es suficientemente buena, y en la pista número 4 brillan con fuerza los fuegos artificiales de la "Marcha al cadalso".
De nuevo Antal Dorati es el protagonista principal en el CD de la serie "Living Presence" que presenta la espectacular Cuarta de Tchaikovsky (434 373-2). La grabación nos llega de la era dorada del estéreo, concretamente de 1960, pero debido a su silencio, a su excelente tímbrica, a su ambiancia, pareciera que data de una década más tarde. Dorati tiene la oportunidad aquí, una vez más, de desplegar su más ruidosa artillería, y el viejo soporte magnético parece resistir bastante bien esta tormenta de dinámica desatada y extrema. La transferencia a Compact Disc me parece muy digna, y el producto se puede degustar en plan audiófilo.
Por último, una muy buena grabación salida de la Westrex 1551, por entonces el "state of art" en sonorización de películas. Escuchamos el violonchelo de Janos Starker en obras de Dvorak, Tachikovsky y Bruch (475 6608, SACD). Sonido armonioso, bien cuidado, y sin duda una soberbia remasterización a DSD que hace que el instrumento de Starker suene pleno, con transientes que "saben" y que por instantes hace que olvidemos que nos encontramos ante un simple medio de reproducción electrónico. No obstante, en algún momento he percibido que, mezclado con las cuerdas del violonchelo, sobrevuela un parásito modulado que nada tiene que ver con un sonido real.
¿Es MERCURY LIVING PRESENCE un sello de carácter audiófilo? En sus tiempos, los discos de la empresa fueron simplemente "alta fidelidad" de la mejor especie. Traslademos este concepto a nuestras exigencias de hoy en día, y daremos con la respuesta.
http://www.islanddefjam.com/default.aspx?labelID=77
La larga historia de Mercury es una lucha constante por el mejor sonido en alta fidelidad. Ya en 1951, bajo la dirección del ingeniero de grabación Robert C. Fine y del director de grabación David Hall, Mercury Records introdujo una técnica de grabación en la que se usaba un único micrófono. La primera grabación usando esta técnica fue "Cuadros de una exposición", con la Orquesta Sinfónica de Chicago bajo la dirección de Rafael Kubelik, y sobre este trabajo un crítico del New York Times describió el sonido como "si se estuviese en presencia de la orquesta en vivo". Desde aquel momento, Mercury comenzó a distribuir su famosa serie de música clásica con el nombre de "Living Presence", serie que se mantuvo hasta el año 1967.
En 1955, Mercury comienza a usar tres micrófonos para realizar tomas sobre cintas de tres pistas y de media pulgada de ancho, con un magnetófono Ampex 300-3, a una velocidad de 15 IPS. Unos años más tarde, se mejora la técnica cuando se introducen máquinas Westrex con cintas magnéticas de 35mm. El mayor grosor de la cinta magnética prevenía los efectos de sobreimposición magnética y de pre-eco, mientras por otro lado aumentaba el ancho de banda y la respuesta a los transientes. Para la edición de vinilos, Los discos fueron masterizados directamente desde las cintas de tres pistas. Idéntico procedimiento fue usado durante la edición de los CD a principios de los 90. En este último caso, no se usaron técnicas de filtrado digitales ni reducción de ruido.
Para todos los interesados en la serie Living Presence, y en otras discográficas de la época que usaron técnicas especialmente cuidadas, este link les será de un enorme interés, con una gran cantidad de información:
http://www.soundfountain.com/amb/mercury.html
Tengo varios CD y SACD de la serie "Living Presence", y he encontrado gran variedad de resultados, supongo que dependiendo de la época en que se realizó la grabación y de la técnica utilizada.
Comenzaré con una referencia que conozco bien, ya que la tuve hace años en vinilo, y ahora en SACD. Se trata de un registro de Antal Dorati frente a la London Symphony Orchestra, interpretando conocidas piezas de Borodin y Rimsky-Korsakov (475 6194, SACD). Antes de nada, resalto que la edición en vinilo es muy superior a la digital, e ignoro la verdadera razón de esto. En el SACD, codificado con los tres canales originales, la gama de agudos está excesivamente potenciada, e incluso se presenta una saturación que es poco agradable: el comienzo del "Capricho Español" es de una tonalidad agresiva, la percusión suena desnaturalizada. Sin embargo, en pasajes más suaves todo mejora, y sin llegar a lo excepcional el timbre de las cuerdas es de gran riqueza tímbrica. El resto de la orquesta presenta una sonoridad correcta, aunque siempre inmersa bajo esa pátina típica que puede ser reconocida casi en todas las grabaciones de la época. Hablar sobre una imagen espacial está de más: no existe.
Mucho mejor se presenta a Paul Paray dirigiendo a la Orquesta Sinfónica de Detroit, con la Sinfonía Fantástica de Berlioz (475 6622, SACD). Todo resulta mucho más audible, con mayor calidez y humanidad. El caso es que, según me adentro en la obra, y a medida que el oído de aclimata, el disco me gusta más y más. El hecho de que el soporte tenga la virtud de entregar mayor microinformación, permite disfrutar de una superior sensación de profundidad y de dimensiones realistas, y aquí ya podemos hablar tranquilamente de "living presence". La dinámica es suficientemente buena, y en la pista número 4 brillan con fuerza los fuegos artificiales de la "Marcha al cadalso".
De nuevo Antal Dorati es el protagonista principal en el CD de la serie "Living Presence" que presenta la espectacular Cuarta de Tchaikovsky (434 373-2). La grabación nos llega de la era dorada del estéreo, concretamente de 1960, pero debido a su silencio, a su excelente tímbrica, a su ambiancia, pareciera que data de una década más tarde. Dorati tiene la oportunidad aquí, una vez más, de desplegar su más ruidosa artillería, y el viejo soporte magnético parece resistir bastante bien esta tormenta de dinámica desatada y extrema. La transferencia a Compact Disc me parece muy digna, y el producto se puede degustar en plan audiófilo.
Por último, una muy buena grabación salida de la Westrex 1551, por entonces el "state of art" en sonorización de películas. Escuchamos el violonchelo de Janos Starker en obras de Dvorak, Tachikovsky y Bruch (475 6608, SACD). Sonido armonioso, bien cuidado, y sin duda una soberbia remasterización a DSD que hace que el instrumento de Starker suene pleno, con transientes que "saben" y que por instantes hace que olvidemos que nos encontramos ante un simple medio de reproducción electrónico. No obstante, en algún momento he percibido que, mezclado con las cuerdas del violonchelo, sobrevuela un parásito modulado que nada tiene que ver con un sonido real.
¿Es MERCURY LIVING PRESENCE un sello de carácter audiófilo? En sus tiempos, los discos de la empresa fueron simplemente "alta fidelidad" de la mejor especie. Traslademos este concepto a nuestras exigencias de hoy en día, y daremos con la respuesta.
El Hombre del SACD- Cantidad de envíos : 5204
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Fecha de inscripción : 24/06/2010
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
RCA LIVING STEREO
http://www.rcarecords.com/
"Living Stereo" es una denominación comercial de una serie de lanzamientos fonográficos de RCA que aprovechaba nuevos avances en la alta fidelidad de la década de 1950, y que dejaba constancia con una etiqueta de la magia que por aquella época suponía ofrecer música con dos pistas estereofónicas, lo que causaba furor a nivel popular. Antes de hablar sobre esta serie en particular, merece la pena conocer algunas cosas de la compañía.
En 1929, una empresa dedicada a la radio y a la electrónica, Radio Corporation of America, compraba la Victor Talking Machine Company, por entonces el mayor fabricante del mundo de fonógrafos y de discos, con lo que la fusión daba origen a la poderosa RCA-Victor, que mantuvo su predominio en el sector durante décadas.
En 1950, al comprobar que el Long Play de 33 RPM, lanzado por la competidora Columbia, se había convertido en un gran éxito comercial, RCA Victor comenzó a publicar discos en este nuevo formato a costa de las ediciones en laca a 78 RPM, con el firme propósito de no perder su cuota de mercado.
El 6 de octubre de 1953, RCA efectuó las primeras sesiones experimentales de grabaciones estereofónicas. Fue en el Manhattan Center de Nueva York, con Leopold Stokowski dirigiendo un grupo de músicos que interpretaron la Rapsodia Rumana número 1 de Enescu y el vals de Eugenio Onegin de Tchaikovsky. En febrero de 1954, RCA hizo sus primeras grabaciones estereofónicas comerciales, grabando a la Boston Symphony Orchestra, con Charles Münch, en una lectura de La Condenación de Fausto de Berlioz.
Esta nueva técnica de tomas en estereo enseguida se convirtió en una práctica habitual, y gracias a ello, poco tiempo después grabaron de este modo la Boston Pops Orchestra bajo la batuta de Arthur Fiedler, y también la Orquesta Sinfónica de Chicago con Fritz Reiner, en unas espléndidas sesiones que aún hoy, mucho tiempo después, se toman como absoluta referencia. Inicialmente, RCA utilizó los magnetofones RT-21 con cinta de ¼ de pulgada que corría nada menos que a 30 IPS (pulgadas por segundo). Posteriormente se cambiaría a un Ampex 300-3 con cinta de ½ pulgada funcionando a 15 IPS (que más tarde se incrementaría a 30 IPS). Estas grabaciones fueron publicadas inicialmente en 1955 en un formato de muy alta calidad: nada menos que en cintas para magnetófono abierto, lo que para el aficionado actual más exigente sería un sueño. A partir de 1958, estas mismas grabaciones se lanzarían en los nuevos discos de vinilo estereofónicos con el sugestivo logotipo de "Living Stereo".
En la década de los 80 dio comienzo una vertiginosa carrera de fusiones entre discográficas que unió el nombre de RCA a Ariola. Posteriormente, este sello fue absorbido por el poderoso grupo alemán Bertelsmann. En la actualidad, Sony Music Entertainment es la propietaria del catálogo clásico de RCA, y parte de éste ha sido publicado en SACD.
Aquí podemos encontrar mucha información sobre la serie Living Stereo:
http://livingstereo.alongthehall.com/discography.html
Para conocer el listado de discos de RCA lanzados bajo el sello Red Seal:
http://rateyourmusic.com/label/rca_victor_red_seal/
Y más:
http://www.ronpenndorf.com/labelography4.html
Antes del análisis subjetivo, adelanto que en la edición de los diferentes SACD no se ha realizado ninguna remasterización propiamente dicha, ya que la transferencia de la música se ha efectuado directamente desde la cinta de tres canales, leída en una magnetófono Studer, hasta los tres correspondientes de la pista multicanal del disco, sin más tratamiento que un procesado muy cuidado a DSD, por lo que podemos considerar que, en la práctica, escuchamos en casa tal como lo haríamos en el estudio.
Comienzo mi toma de contacto con uno de los más veteranos discos en estéreo, con la clásica Gaite Parisienne de Offenbach en la versión de la Boston Pops y Fiedler (JVCXR-0224-2). Resulta sorprendente la energía, el brillo, la contundencia de una grabación de 1954, pasada por el proceso XRCD2 para la presentación en CD bajo la etiqueta JVC. La viveza del sonido es indiscutible, si bien se perciben los defectos típicos de tomas tan antiguas, sobre todo una dinámica poco natural debido a los magnetófonos utilizados, todavía algo toscos. También el escenario espacial es un poco falso, y en ocasiones podemos notar ubicaciones extrañas, como cuerdas bajas a la izquierda. También es notable el "hueco" típico que encontramos en el centro, un efecto que se introducía deliberadamente para resaltar el efecto estereofónico.
Aún mejor, supongo que por ser de una fecha posterior, es Cuadros de una exposición en una genial interpretación de Fritz Reiner frente a la Sinfónica de Chicago (82876613942, SACD). Si afirmase que se trata de uno de los lanzamientos de mayor calidad de la serie Living Stereo, creo que no andaría muy lejos de la verdad. La grabación data de 1957, y es sobresaliente para su época. La quietud en los pasajes más suaves, en contraste con los momentos en que se alcanza el mayor rango dinámico, hace que nos sintamos ante una moderna grabación digital. Es increíble la cantidad de sutiles matices que podemos llegar a distinguir dentro de la masa orquestal.
El clásico Scheherazade de Rimsky-Korsakov en la versión de Reiner es otro disco imprescindible (82876663772, SACD). Este trabajo, ejecutado en 1960, se muestra en ocasiones como ejemplo de antigua grabación audiófila, que en sus tiempos tan sólo significaba venderse bajo el modesto epígrafe de "high fidelity recording". No hay audiófilo en el mundo que no lo conozca. El tono suave de violines en contraste con la poderosa cuerda grave, unos instrumentos de viento de agradables texturas y, en general, una orquesta bien equilibrada y magníficamente recogida por los micrófonos, es toda una experiencia para los sentidos. El tiempo no parece que haya pasado por esta cinta, que tiene más de medio siglo encima. Es más, no me cabe duda de que este disco podría ser comparado con productos actuales de la mejor clase. Como único pero, aprecio una imagen ligeramente encajonada. Al precio que se venden estos SACD, es casi una obligación su compra.
Nos salimos un poco de la ruta para escuchar el álbum More Live Echoes of the Swinging Bands (74321130332). También bajo el cartel Living Stereo, pero ya fuera de la serie Gold Seal, se presenta este soberbio disco de jazz elaborado en 1959 con una veintena de músicos de prestigio, procedentes de las filas de las grandes Big Bands, como las de Duke Ellington, Cab Calloway y Woody Herman. Los diferentes temas se tocan con entusiasmo, y resultan frescos y de un ritmo contagioso. En lo sonoro, de nuevo el material es excelente, con trompetas plenas de brillo y saxos sensuales, si bien peca de lo esperado: alguien, en una mesa de mezclas, ha usado un limitador o algún engendro parecido, tal vez con el propósito de facilitar la escucha en un entorno ruidoso, y todo queda plano y sin relieve. También, en pos de un estéreo espectacular, a los músicos se les clava con chinchetas en un arco bidimensional sin apenas profundidad.
¿Es RCA LIVING STEREO un sello de carácter audiófilo? Como en el caso de los de discos de Mercury, que vimos antes, cabe preguntarse: ¿había algo mejor en su época?
http://www.rcarecords.com/
"Living Stereo" es una denominación comercial de una serie de lanzamientos fonográficos de RCA que aprovechaba nuevos avances en la alta fidelidad de la década de 1950, y que dejaba constancia con una etiqueta de la magia que por aquella época suponía ofrecer música con dos pistas estereofónicas, lo que causaba furor a nivel popular. Antes de hablar sobre esta serie en particular, merece la pena conocer algunas cosas de la compañía.
En 1929, una empresa dedicada a la radio y a la electrónica, Radio Corporation of America, compraba la Victor Talking Machine Company, por entonces el mayor fabricante del mundo de fonógrafos y de discos, con lo que la fusión daba origen a la poderosa RCA-Victor, que mantuvo su predominio en el sector durante décadas.
En 1950, al comprobar que el Long Play de 33 RPM, lanzado por la competidora Columbia, se había convertido en un gran éxito comercial, RCA Victor comenzó a publicar discos en este nuevo formato a costa de las ediciones en laca a 78 RPM, con el firme propósito de no perder su cuota de mercado.
El 6 de octubre de 1953, RCA efectuó las primeras sesiones experimentales de grabaciones estereofónicas. Fue en el Manhattan Center de Nueva York, con Leopold Stokowski dirigiendo un grupo de músicos que interpretaron la Rapsodia Rumana número 1 de Enescu y el vals de Eugenio Onegin de Tchaikovsky. En febrero de 1954, RCA hizo sus primeras grabaciones estereofónicas comerciales, grabando a la Boston Symphony Orchestra, con Charles Münch, en una lectura de La Condenación de Fausto de Berlioz.
Esta nueva técnica de tomas en estereo enseguida se convirtió en una práctica habitual, y gracias a ello, poco tiempo después grabaron de este modo la Boston Pops Orchestra bajo la batuta de Arthur Fiedler, y también la Orquesta Sinfónica de Chicago con Fritz Reiner, en unas espléndidas sesiones que aún hoy, mucho tiempo después, se toman como absoluta referencia. Inicialmente, RCA utilizó los magnetofones RT-21 con cinta de ¼ de pulgada que corría nada menos que a 30 IPS (pulgadas por segundo). Posteriormente se cambiaría a un Ampex 300-3 con cinta de ½ pulgada funcionando a 15 IPS (que más tarde se incrementaría a 30 IPS). Estas grabaciones fueron publicadas inicialmente en 1955 en un formato de muy alta calidad: nada menos que en cintas para magnetófono abierto, lo que para el aficionado actual más exigente sería un sueño. A partir de 1958, estas mismas grabaciones se lanzarían en los nuevos discos de vinilo estereofónicos con el sugestivo logotipo de "Living Stereo".
En la década de los 80 dio comienzo una vertiginosa carrera de fusiones entre discográficas que unió el nombre de RCA a Ariola. Posteriormente, este sello fue absorbido por el poderoso grupo alemán Bertelsmann. En la actualidad, Sony Music Entertainment es la propietaria del catálogo clásico de RCA, y parte de éste ha sido publicado en SACD.
Aquí podemos encontrar mucha información sobre la serie Living Stereo:
http://livingstereo.alongthehall.com/discography.html
Para conocer el listado de discos de RCA lanzados bajo el sello Red Seal:
http://rateyourmusic.com/label/rca_victor_red_seal/
Y más:
http://www.ronpenndorf.com/labelography4.html
Antes del análisis subjetivo, adelanto que en la edición de los diferentes SACD no se ha realizado ninguna remasterización propiamente dicha, ya que la transferencia de la música se ha efectuado directamente desde la cinta de tres canales, leída en una magnetófono Studer, hasta los tres correspondientes de la pista multicanal del disco, sin más tratamiento que un procesado muy cuidado a DSD, por lo que podemos considerar que, en la práctica, escuchamos en casa tal como lo haríamos en el estudio.
Comienzo mi toma de contacto con uno de los más veteranos discos en estéreo, con la clásica Gaite Parisienne de Offenbach en la versión de la Boston Pops y Fiedler (JVCXR-0224-2). Resulta sorprendente la energía, el brillo, la contundencia de una grabación de 1954, pasada por el proceso XRCD2 para la presentación en CD bajo la etiqueta JVC. La viveza del sonido es indiscutible, si bien se perciben los defectos típicos de tomas tan antiguas, sobre todo una dinámica poco natural debido a los magnetófonos utilizados, todavía algo toscos. También el escenario espacial es un poco falso, y en ocasiones podemos notar ubicaciones extrañas, como cuerdas bajas a la izquierda. También es notable el "hueco" típico que encontramos en el centro, un efecto que se introducía deliberadamente para resaltar el efecto estereofónico.
Aún mejor, supongo que por ser de una fecha posterior, es Cuadros de una exposición en una genial interpretación de Fritz Reiner frente a la Sinfónica de Chicago (82876613942, SACD). Si afirmase que se trata de uno de los lanzamientos de mayor calidad de la serie Living Stereo, creo que no andaría muy lejos de la verdad. La grabación data de 1957, y es sobresaliente para su época. La quietud en los pasajes más suaves, en contraste con los momentos en que se alcanza el mayor rango dinámico, hace que nos sintamos ante una moderna grabación digital. Es increíble la cantidad de sutiles matices que podemos llegar a distinguir dentro de la masa orquestal.
El clásico Scheherazade de Rimsky-Korsakov en la versión de Reiner es otro disco imprescindible (82876663772, SACD). Este trabajo, ejecutado en 1960, se muestra en ocasiones como ejemplo de antigua grabación audiófila, que en sus tiempos tan sólo significaba venderse bajo el modesto epígrafe de "high fidelity recording". No hay audiófilo en el mundo que no lo conozca. El tono suave de violines en contraste con la poderosa cuerda grave, unos instrumentos de viento de agradables texturas y, en general, una orquesta bien equilibrada y magníficamente recogida por los micrófonos, es toda una experiencia para los sentidos. El tiempo no parece que haya pasado por esta cinta, que tiene más de medio siglo encima. Es más, no me cabe duda de que este disco podría ser comparado con productos actuales de la mejor clase. Como único pero, aprecio una imagen ligeramente encajonada. Al precio que se venden estos SACD, es casi una obligación su compra.
Nos salimos un poco de la ruta para escuchar el álbum More Live Echoes of the Swinging Bands (74321130332). También bajo el cartel Living Stereo, pero ya fuera de la serie Gold Seal, se presenta este soberbio disco de jazz elaborado en 1959 con una veintena de músicos de prestigio, procedentes de las filas de las grandes Big Bands, como las de Duke Ellington, Cab Calloway y Woody Herman. Los diferentes temas se tocan con entusiasmo, y resultan frescos y de un ritmo contagioso. En lo sonoro, de nuevo el material es excelente, con trompetas plenas de brillo y saxos sensuales, si bien peca de lo esperado: alguien, en una mesa de mezclas, ha usado un limitador o algún engendro parecido, tal vez con el propósito de facilitar la escucha en un entorno ruidoso, y todo queda plano y sin relieve. También, en pos de un estéreo espectacular, a los músicos se les clava con chinchetas en un arco bidimensional sin apenas profundidad.
¿Es RCA LIVING STEREO un sello de carácter audiófilo? Como en el caso de los de discos de Mercury, que vimos antes, cabe preguntarse: ¿había algo mejor en su época?
El Hombre del SACD- Cantidad de envíos : 5204
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Mi humilde opinión
Nunca me ha intersado más el sonido que la música.
Me explico:
Prefiero una versión en directo de Ella Fitzgerald grabada en una tarde de lluvia en un disco de pizarra, en una actuación el la que la artista estaba cantando "a gusto" con 4 músicos amigos, antes que una versión que se grabó en un estudio durante 4 meses, con un ingeniero de sonido de categoría excepcional.
Por supuesto, es una opinión muy particular mía. Me gusta el feeling, el sentimiento, más que el sonido.
Cuando un tema es bueno, mi mente se olvida de los ruidos. Mi carne se pone de gallina y la música se convierte en espíritu energético y me llena.
Si logro encontrar la sintonía entre grabación y feeling, entonces es el "súmmum", lo perfecto. Pero entiendo que conseguir lo perfecto habiendo hecho 6 grabaciones cortadas de la misma canción y luego empalmadas, es muy difícil.
Por eso me gusta la música en directo.
Creo que no hay que comerse tanto el coco con la pureza que consigue la máquina, sino con la obra del artista.
¿Quién no ha llegado al éxtasis escuchando vinilos con agujas que más que deslizarse "araban" el disco con chasquidos incluídos?
Y la experiencia fue tan arrebatadora, como cuando lo sacaron en CD. (O más).
Al eliminar frecuencias ruidosas para sacarle pureza a un sonido, se eliminan también frecuencias del audio. Quizás imperceptibles para algunos oídos, pero quizás para otros, no.
Por eso, mejor me lo das "a pelo" y ya haré yo mi ecualización mental.
Un cordial saludo.
Me explico:
Prefiero una versión en directo de Ella Fitzgerald grabada en una tarde de lluvia en un disco de pizarra, en una actuación el la que la artista estaba cantando "a gusto" con 4 músicos amigos, antes que una versión que se grabó en un estudio durante 4 meses, con un ingeniero de sonido de categoría excepcional.
Por supuesto, es una opinión muy particular mía. Me gusta el feeling, el sentimiento, más que el sonido.
Cuando un tema es bueno, mi mente se olvida de los ruidos. Mi carne se pone de gallina y la música se convierte en espíritu energético y me llena.
Si logro encontrar la sintonía entre grabación y feeling, entonces es el "súmmum", lo perfecto. Pero entiendo que conseguir lo perfecto habiendo hecho 6 grabaciones cortadas de la misma canción y luego empalmadas, es muy difícil.
Por eso me gusta la música en directo.
Creo que no hay que comerse tanto el coco con la pureza que consigue la máquina, sino con la obra del artista.
¿Quién no ha llegado al éxtasis escuchando vinilos con agujas que más que deslizarse "araban" el disco con chasquidos incluídos?
Y la experiencia fue tan arrebatadora, como cuando lo sacaron en CD. (O más).
Al eliminar frecuencias ruidosas para sacarle pureza a un sonido, se eliminan también frecuencias del audio. Quizás imperceptibles para algunos oídos, pero quizás para otros, no.
Por eso, mejor me lo das "a pelo" y ya haré yo mi ecualización mental.
Un cordial saludo.
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Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
Opinión perfectamente respetable. Pero porque dedicamos mucho tiempo a la música, varias horas al día, otros preferimos otra clase de "feelings". Un saludo cordial.
El Hombre del SACD- Cantidad de envíos : 5204
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Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
Los que hayan seguido este hilo pueden ser inducidos a pensar que la música rock y, en general, la música popular de nuestros días no me interesa... ¡todo lo contrario! La explicación de esta ausencia es sólo atribuíble a una cultura del disco que ha evolucionado mal en el aspecto técnico y, cómo no, voy a exponer las razones de una afirmación que puede parecer tan rotunda. Hablo de esto justo detrás de exponer las viejas glorias de la discografía de los años 50, una época en que ya se podía hablar con propiedad de verdadera alta fidelidad, y con un consumidor que era seducido por ella. Desde entonces hasta aquí, en líneas generales el arte de grabar ha ido perdiendo nivel hasta el momento en que nos encontramos.
En primer lugar, está la evolución misma de los equipos con que se han realizado las tomas sonoras, tanto en estudios como en conciertos en vivo. La introducción masiva del transistor en la electrónica consiguió que los aparatos de entretenimiento disminuyeran en tamaño y en consumo eléctrico, haciéndolos más compactos y manejables, más económicos y populares. Pero también todo esto acarreó un deterioro notable en la calidad de los circuitos a nivel general, lo que a su vez empeoró el sonido. Puede debatirse hasta el infinito si un amplificador a tubos suena mejor que otro a transistores y viceversa, pero hay un consenso general sobre el carácter especial de los aparatos antiguos. Esta idea podría ilustrarse de muchas maneras, pero como ejemplo claro de lo mal que han madurado los equipos de grabación os invito a leer el capítulo en el que se trata sobre el sello Blue Note. Esto también está relacionado con la popularización del disco, que provocó que se convertiera en un producto de consumo, lo que a su vez facilitó que las pequeñas discográficas, casi sin medios, se extendieran como setas. Unos estudios, ahora más modestos, que no contaban con los equipos de mayor calidad de las grandes corporaciones. No importaba la calidad de un micrófono tanto como la guitarra de un músico, pues lo esencial era vender la canción de éxito dentro de un álbum de escaso valor global.
En segundo lugar (y esto tiene que ver con el análisis que realizo sobre los dos siguientes discos), destaco el uso intensivo de instrumentos electrónicos, que por su carácter sintético, aparte de generar fatiga auditiva por su tendencia a la saturación, son difícilmente conciliables con el concepto de alta fidelidad en su significado más esencial: no puede existir fidelidad cuando no existe el modelo tangible al que ser fiel. Parecen ser, desde una perspectiva histórica, una prolongación, una evolución de los ruidosos instrumentos de bandas militares que sirvieron de base a la música de jazz. Desde Jimi Hendrix, los cuartetos de rock basan su sonido en una filosofía de la distorsión, con el uso intensivo de las técnicas de overdrive y feedback, efectos que, aplicados a la vibración natural de las cuerdas, generan un sonido con armónicos penetrantes, imposibles en un entorno físico real, y que en todos los casos están fuertemente ligados a un circuito electrónico. El panorama empeoró cuando, a finales de los 70, se introdujeron generadores de tono para emular instrumentos clásicos, y de ruido blanco para imitar una percusión ensordecedora. Los sintetizadores en principio pueden sonar de forma fascinante, pero son al fin y al cabo innovaciones radicales que no encajan del todo con la mecánica de nuestro oído, aunque con honrosas excepciones. Amii Stewart, con su Knock on Wood inauguró una nueva forma de entender la música: en una primera impresión, el tema sonaba espectacular, contundente, pero el oído terminaba cansado tras unos minutos de terca percusión llevada al extremo. Actualmente la música de baile es impensable sin un bombo predominante que sigue un ritmo a piñón fijo, alrededor del cual se disponen algunos acordes, pequeños riffs y aportaciones vocales que humanizan en cierta medida el resultado final.
En tercer lugar, está la controvertida digitalización de la música, a veces con resultados desastrosos. A principios de los años 80, cuando nace el Compact Disc, muchas bandas desconfiaron del pequeño disco irisado por su resultado limpio, pero clínico y sin emoción. Las cosas no hicieron más que empeorar 20 años después, cuando por internet comenzaron a fluir archivos comprimidos en mp3, que ya remataban del todo lo que quedaba de naturalidad en las canciones de moda. La inmensa mayoría de emisoras de radio y televisión, por no decir todas, emiten sus contenidos con algún códec de compresión, por más que en ocasiones se publicite como de gran calidad. Esto es trasladable a la música que se transmite por internet con técnicas stream. Los álbumes en versión acústica (unplugged), primero, y el redescubrimiento del vinilo por parte de una juventud que se ha criado con el mp3, después, parecen actos de rebeldía ante la evidente falta de calidad de lo que se vende como música.
En cuarto lugar destaco (¡cómo olvidarla!) la famosa loudness war, que descompuso la dinámica natural de las grabaciones con el fin de que todo sonara más fuerte en la radio, y sonar más fuerte es, a nivel popular, más sonido, más emoción, más ritmo... a expensas de la delicadeza, el contraste, el timbre. El efecto comenzó a usarse en la radio en tiempo real, a través de circuitos compresores especiales, como una forma de competir por la audiencia, pues el oyente siempre dejaba sintonizada la emisora que sonara aparentemente con mayor vigor. Luego, la compresión se incorporaría al contenido musical dentro de los propios discos, llegando así esa guerra del volumen a discotecas y salones domésticos. Una vez que todos los álbumes se han comprimido en dinámica, ya no hay posibilidad de vuelta atrás, porque cualquier trabajo grabado de forma natural resultaría flojo, sin sustancia ni garra, y esto no interesa ni a músicos ni a editoras.
No es posible peor escenario, parece que en conjunto una sociedad excesivamente dependiente de la tecnología haya trastocado el sentido del término música con respecto a algunas décadas atrás, y no critico ni mucho menos su valor artístico, cosa que pertenece al fuero interno y al gusto estético de cada uno, sino los medios con que se elabora y se transmite al público. A partir de la década de los 80, precisamente cuando la técnica estaba maravillosamente evolucionada, es cuando el continente no sólo influye en el contenido, sino que lo distorsiona y lo devalúa, y todo ello con la complacencia del comprador, pues parecía no importar la calidad, sino sobre todo la cantidad sobre cualquier otra consideración. Con esto quiero hacer notar que especialmente antes de esa década negra los fonogramas son habitualmente de mayor calidad, y esto es perfectamente constatable en las producciones de grandes mitos como, por ejemplo, las de The Beatles, o las de Pink Floyd en su primera etapa.
Una vez tomadas las oportunas posiciones, os presento el siguiente sello.
MFSL
http://www.mofi.com/store/pc/home.asp
Según leemos en la web oficial del sello, Mobile Fidelity Sound Lab ha perseguido siempre el mejor audio, desarrollando nuevas fórmulas como la grabación de discos compactos mediante procesos presentados bajo la denominación Ultradisc, y servidos con película de oro de 24 quilates. La casa apoya el SACD, en la creencia de que se trata de un innovador formato que se sitúa en las fronteras de la percepción humana, y apuesta por un desarrollo tecnológico que nos dirija a la consecución de sistemas neutrales y transparentes. Según sus declaraciones, la idea esencial es dar a conocer al detalle toda la información musical que hay contenida en la grabación maestra original, sin añadir más deterioro, coloración u otros artefactos sonoros. MFSL se define a sí misma como una de las pocas discográficas que de forma independiente invierte en la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías de audio. Con estos prolegómenos, no es de extrañar que con la compañía hayan colaborado diversas leyendas de la ingeniería, como Tim de Paravicini, Ed Meitner, Pass Labs, Theta Digital y Sony.
Podemos navegar un poco entre las siguientes páginas para saber más sobre este peculiar sello:
http://www.mofi.com/store/pc/viewcontent.asp?idpage=14
http://en.wikipedia.org/wiki/Mobile_Fidelity_Sound_Lab
Os ofrezco a continuación mis sensaciones ante el producto.
Long Distance Voyager (UDCD 700) es el disco con que The Moody Blues, los inventores del rock sinfónico, comenzaron a usar de forma intensiva los teclados y los nuevos sintetizadores (y, según algunas opiniones, traicionándose a sí mismos con este cambio de actitud). Conseguí este álbum en su primera edición en vinilo y posteriormente lo adquirí en formato CD. Lo conozco con mucho detalle, ya que lo usaba para ajustar mis giradiscos hace ahora casi 30 años. Después de comparar con las versiones anteriores, el CD editado por MFSL es todo un descubrimiento: la nueva tranfererencia a digital es muy buena, y en ella reconozco cada viejo surco del LP. Hay algo que me gusta mucho de MFSL, y es el tratamiento que se hace a los agudos, que no resultan en modo alguno digitales, todo lo contrario, son tan sedosos y digeribles como en su versión analógica. Las verdaderas diferencias aparecen cuando se confrontan los dos CD, el original y el editado por MFSL: en éste, las bajas frecuencias son muy poderosas, los platillos son realistas, y el sonido de las guitarras fluye con naturalidad. En un análisis más profundo, se descubre lo elaborada que es la producción de estas canciones, con diversas capas de sonido mezcladas entre sí. Los detalles del fondo, que apenas se advierten en las ediciones anteriores, aquí son claros y con relieve. Tomamos como referencia la pista Gemini Dream: en el CD más antiguo hay una imagen espacial diminuta, con las partes principales de guitarra sonando muy extrañas. Se oye que hay una segunda voz, a veces, pero esto sólo es evidente cuando están cantando partes separadas. La versión de Mobile Fidelity realmente empuja la imagen hacia fuera, con una separación completa de canales que facilita una presentación mucho más amplia. Uno descubre dos voces cantando al unísono donde antes existía una sola.
Third Stage (UDCD 582) es el tercer álbum de la banda de rock Boston, que se lanzó en 1986 bajo el sello MCA Records. El álbum fue grabado en el Studio Hideaway por Tom Scholz a lo largo de un período nada menos que de seis años. Hay que advertir que Scholz, además de ser un brillante compositor y guitarrista, había estudiado ingeniería en el prestigioso MIT, por lo que conocía perfectamente el mundo donde se movía, dominado por la tecnología. Por eso mismo fue un convencido detractor del nuevo Compact Disc que se perfilaba como el soporte del futuro, y además sus canciones fueron grabadas con equipos totalmente analógicos, en máquinas de 24 pistas. Trató de evitar el uso de sintetizadores para sus composiciones, por sentir que ese tipo de dispositivos restaban honestidad a las obras. Third Stage es otro álbum que conozco bien, por ser de un grupo al que admiré en mi adolescencia. En la edición de MFSL, la ejecución se adivina deslumbrante, si bien puede advertirse que las diferentes pistas muestran algunas divergencias en su perfil, supongo que debido a que las tomas se realizaron en un periodo muy dilatado en el tiempo. Los títulos más modernos parecen sonar algo mejor, y así la canción I Think I Like It me sugiere una mayor calidez y redondez sobre el resto del álbum. En todos los casos, encuentro que el sonido es muy equilibrado, pulcro y cuidado, y a pesar del tono heavy las guitarras no son de un tono especialmente agresivo. Voces e instrumentos se conjuntan en un todo muy bello, de sonoridad efectista y agradable. Hay que fijarse en el timbre de los platillos para entender que la grabación es de una transparencia excepcional. Sólo tengo que criticar que en algunas canciones, cuando el volumen general aumenta, los graves adelgazan y pierden peso, dejando un predominio de los tonos más agudos, como por ejemplo en Cool The Engines. Pero esto es atribuible al material original.
Paso al mundo del jazz con el título Zoot Sims In Copenhagen (UDCD 694). En una primera impresión, me sorprende la gran profundidad de la imagen proyectada, pues no concuerda con una grabación realizada en vivo y en concierto, en que las condiciones acústicas no son habitualmente las mejores. La grabación data de 1978, y tanto la fecha como el lugar de la toma hacen que asocie este trabajo al legendario Jazz in the Pawnshop. La escucha es una delicia por su detalle, por la cantidad de información de bajo nivel que revela de manera emocionante el ambiente del local donde se ha grabado.
Calidez, mucha calidez, en medio de un gran despliegue de información al estilo MFSL, es lo primero que encontramos en un genial disco de Harry Sweets Edison y Eddie Lockjaw Davis, In Copenhagen (UDCD 696). Puedo seguir con la enumeración de bondades: delicados detalles en la zona alta, claridad en la percusión (si bien los bajos resultan relativamente débiles), sutileza en los platillos, metales con especial charm... las diferentes voces compiten por acaparar nuestra atención, y todas están dotadas de un carácter seductor. El panorama escénico es excelente, y nos sitúa a los músicos a la distancia ideal, perfilando con precisión una imagen virtual de cada instrumento. Un 10 casi absoluto.
Por último, no puedo dejar pasar un registro que me encanta, y que MFSL ha sabido devolvernos con su exquisito trabajo de restauración, ahora mediante transferencia a DSD. Se trata de la grabación del célebre ciclo de poemas sinfónicos reunidos bajo el nombre de Mi patria, del autor checo Bedrich Smetana, en la versión de Walter Susskind frente a la Sinfónica de San Luis (UDSACD 4006, SACD). Se trata de un viejo master procedente de los archivos de Vox, que tiene mi máxima puntuación en lo técnico. El tono general es encantador, casi hipnótico: cuerdas, viento, metales y percusión exhiben unos timbres prodigiosos, cristalinos. El discreto acompañamiento del triángulo, en El Moldava, es de un relieve impactante, pues pareciese que alguien esté golpeando directamente desde el tweeter el instrumento original. La escena que se presenta ante nosotros es de unas dimensiones muy amplias, especialmente a lo ancho, y las voces individuales son perfectamente ubicables. Ningún aficionado al mejor sonido debe dejar de conocer este SACD. Además, es de los que se disfrutan a gran volumen sin que corran peligro nuestros oídos.
¿Es MFSL un sello de carácter audiófilo? Sin duda, bajo su etiqueta encontramos las mejores remasterizaciones a día de hoy, al menos hasta donde yo he llegado.
En primer lugar, está la evolución misma de los equipos con que se han realizado las tomas sonoras, tanto en estudios como en conciertos en vivo. La introducción masiva del transistor en la electrónica consiguió que los aparatos de entretenimiento disminuyeran en tamaño y en consumo eléctrico, haciéndolos más compactos y manejables, más económicos y populares. Pero también todo esto acarreó un deterioro notable en la calidad de los circuitos a nivel general, lo que a su vez empeoró el sonido. Puede debatirse hasta el infinito si un amplificador a tubos suena mejor que otro a transistores y viceversa, pero hay un consenso general sobre el carácter especial de los aparatos antiguos. Esta idea podría ilustrarse de muchas maneras, pero como ejemplo claro de lo mal que han madurado los equipos de grabación os invito a leer el capítulo en el que se trata sobre el sello Blue Note. Esto también está relacionado con la popularización del disco, que provocó que se convertiera en un producto de consumo, lo que a su vez facilitó que las pequeñas discográficas, casi sin medios, se extendieran como setas. Unos estudios, ahora más modestos, que no contaban con los equipos de mayor calidad de las grandes corporaciones. No importaba la calidad de un micrófono tanto como la guitarra de un músico, pues lo esencial era vender la canción de éxito dentro de un álbum de escaso valor global.
En segundo lugar (y esto tiene que ver con el análisis que realizo sobre los dos siguientes discos), destaco el uso intensivo de instrumentos electrónicos, que por su carácter sintético, aparte de generar fatiga auditiva por su tendencia a la saturación, son difícilmente conciliables con el concepto de alta fidelidad en su significado más esencial: no puede existir fidelidad cuando no existe el modelo tangible al que ser fiel. Parecen ser, desde una perspectiva histórica, una prolongación, una evolución de los ruidosos instrumentos de bandas militares que sirvieron de base a la música de jazz. Desde Jimi Hendrix, los cuartetos de rock basan su sonido en una filosofía de la distorsión, con el uso intensivo de las técnicas de overdrive y feedback, efectos que, aplicados a la vibración natural de las cuerdas, generan un sonido con armónicos penetrantes, imposibles en un entorno físico real, y que en todos los casos están fuertemente ligados a un circuito electrónico. El panorama empeoró cuando, a finales de los 70, se introdujeron generadores de tono para emular instrumentos clásicos, y de ruido blanco para imitar una percusión ensordecedora. Los sintetizadores en principio pueden sonar de forma fascinante, pero son al fin y al cabo innovaciones radicales que no encajan del todo con la mecánica de nuestro oído, aunque con honrosas excepciones. Amii Stewart, con su Knock on Wood inauguró una nueva forma de entender la música: en una primera impresión, el tema sonaba espectacular, contundente, pero el oído terminaba cansado tras unos minutos de terca percusión llevada al extremo. Actualmente la música de baile es impensable sin un bombo predominante que sigue un ritmo a piñón fijo, alrededor del cual se disponen algunos acordes, pequeños riffs y aportaciones vocales que humanizan en cierta medida el resultado final.
En tercer lugar, está la controvertida digitalización de la música, a veces con resultados desastrosos. A principios de los años 80, cuando nace el Compact Disc, muchas bandas desconfiaron del pequeño disco irisado por su resultado limpio, pero clínico y sin emoción. Las cosas no hicieron más que empeorar 20 años después, cuando por internet comenzaron a fluir archivos comprimidos en mp3, que ya remataban del todo lo que quedaba de naturalidad en las canciones de moda. La inmensa mayoría de emisoras de radio y televisión, por no decir todas, emiten sus contenidos con algún códec de compresión, por más que en ocasiones se publicite como de gran calidad. Esto es trasladable a la música que se transmite por internet con técnicas stream. Los álbumes en versión acústica (unplugged), primero, y el redescubrimiento del vinilo por parte de una juventud que se ha criado con el mp3, después, parecen actos de rebeldía ante la evidente falta de calidad de lo que se vende como música.
En cuarto lugar destaco (¡cómo olvidarla!) la famosa loudness war, que descompuso la dinámica natural de las grabaciones con el fin de que todo sonara más fuerte en la radio, y sonar más fuerte es, a nivel popular, más sonido, más emoción, más ritmo... a expensas de la delicadeza, el contraste, el timbre. El efecto comenzó a usarse en la radio en tiempo real, a través de circuitos compresores especiales, como una forma de competir por la audiencia, pues el oyente siempre dejaba sintonizada la emisora que sonara aparentemente con mayor vigor. Luego, la compresión se incorporaría al contenido musical dentro de los propios discos, llegando así esa guerra del volumen a discotecas y salones domésticos. Una vez que todos los álbumes se han comprimido en dinámica, ya no hay posibilidad de vuelta atrás, porque cualquier trabajo grabado de forma natural resultaría flojo, sin sustancia ni garra, y esto no interesa ni a músicos ni a editoras.
No es posible peor escenario, parece que en conjunto una sociedad excesivamente dependiente de la tecnología haya trastocado el sentido del término música con respecto a algunas décadas atrás, y no critico ni mucho menos su valor artístico, cosa que pertenece al fuero interno y al gusto estético de cada uno, sino los medios con que se elabora y se transmite al público. A partir de la década de los 80, precisamente cuando la técnica estaba maravillosamente evolucionada, es cuando el continente no sólo influye en el contenido, sino que lo distorsiona y lo devalúa, y todo ello con la complacencia del comprador, pues parecía no importar la calidad, sino sobre todo la cantidad sobre cualquier otra consideración. Con esto quiero hacer notar que especialmente antes de esa década negra los fonogramas son habitualmente de mayor calidad, y esto es perfectamente constatable en las producciones de grandes mitos como, por ejemplo, las de The Beatles, o las de Pink Floyd en su primera etapa.
Una vez tomadas las oportunas posiciones, os presento el siguiente sello.
MFSL
http://www.mofi.com/store/pc/home.asp
Según leemos en la web oficial del sello, Mobile Fidelity Sound Lab ha perseguido siempre el mejor audio, desarrollando nuevas fórmulas como la grabación de discos compactos mediante procesos presentados bajo la denominación Ultradisc, y servidos con película de oro de 24 quilates. La casa apoya el SACD, en la creencia de que se trata de un innovador formato que se sitúa en las fronteras de la percepción humana, y apuesta por un desarrollo tecnológico que nos dirija a la consecución de sistemas neutrales y transparentes. Según sus declaraciones, la idea esencial es dar a conocer al detalle toda la información musical que hay contenida en la grabación maestra original, sin añadir más deterioro, coloración u otros artefactos sonoros. MFSL se define a sí misma como una de las pocas discográficas que de forma independiente invierte en la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías de audio. Con estos prolegómenos, no es de extrañar que con la compañía hayan colaborado diversas leyendas de la ingeniería, como Tim de Paravicini, Ed Meitner, Pass Labs, Theta Digital y Sony.
Podemos navegar un poco entre las siguientes páginas para saber más sobre este peculiar sello:
http://www.mofi.com/store/pc/viewcontent.asp?idpage=14
http://en.wikipedia.org/wiki/Mobile_Fidelity_Sound_Lab
Os ofrezco a continuación mis sensaciones ante el producto.
Long Distance Voyager (UDCD 700) es el disco con que The Moody Blues, los inventores del rock sinfónico, comenzaron a usar de forma intensiva los teclados y los nuevos sintetizadores (y, según algunas opiniones, traicionándose a sí mismos con este cambio de actitud). Conseguí este álbum en su primera edición en vinilo y posteriormente lo adquirí en formato CD. Lo conozco con mucho detalle, ya que lo usaba para ajustar mis giradiscos hace ahora casi 30 años. Después de comparar con las versiones anteriores, el CD editado por MFSL es todo un descubrimiento: la nueva tranfererencia a digital es muy buena, y en ella reconozco cada viejo surco del LP. Hay algo que me gusta mucho de MFSL, y es el tratamiento que se hace a los agudos, que no resultan en modo alguno digitales, todo lo contrario, son tan sedosos y digeribles como en su versión analógica. Las verdaderas diferencias aparecen cuando se confrontan los dos CD, el original y el editado por MFSL: en éste, las bajas frecuencias son muy poderosas, los platillos son realistas, y el sonido de las guitarras fluye con naturalidad. En un análisis más profundo, se descubre lo elaborada que es la producción de estas canciones, con diversas capas de sonido mezcladas entre sí. Los detalles del fondo, que apenas se advierten en las ediciones anteriores, aquí son claros y con relieve. Tomamos como referencia la pista Gemini Dream: en el CD más antiguo hay una imagen espacial diminuta, con las partes principales de guitarra sonando muy extrañas. Se oye que hay una segunda voz, a veces, pero esto sólo es evidente cuando están cantando partes separadas. La versión de Mobile Fidelity realmente empuja la imagen hacia fuera, con una separación completa de canales que facilita una presentación mucho más amplia. Uno descubre dos voces cantando al unísono donde antes existía una sola.
Third Stage (UDCD 582) es el tercer álbum de la banda de rock Boston, que se lanzó en 1986 bajo el sello MCA Records. El álbum fue grabado en el Studio Hideaway por Tom Scholz a lo largo de un período nada menos que de seis años. Hay que advertir que Scholz, además de ser un brillante compositor y guitarrista, había estudiado ingeniería en el prestigioso MIT, por lo que conocía perfectamente el mundo donde se movía, dominado por la tecnología. Por eso mismo fue un convencido detractor del nuevo Compact Disc que se perfilaba como el soporte del futuro, y además sus canciones fueron grabadas con equipos totalmente analógicos, en máquinas de 24 pistas. Trató de evitar el uso de sintetizadores para sus composiciones, por sentir que ese tipo de dispositivos restaban honestidad a las obras. Third Stage es otro álbum que conozco bien, por ser de un grupo al que admiré en mi adolescencia. En la edición de MFSL, la ejecución se adivina deslumbrante, si bien puede advertirse que las diferentes pistas muestran algunas divergencias en su perfil, supongo que debido a que las tomas se realizaron en un periodo muy dilatado en el tiempo. Los títulos más modernos parecen sonar algo mejor, y así la canción I Think I Like It me sugiere una mayor calidez y redondez sobre el resto del álbum. En todos los casos, encuentro que el sonido es muy equilibrado, pulcro y cuidado, y a pesar del tono heavy las guitarras no son de un tono especialmente agresivo. Voces e instrumentos se conjuntan en un todo muy bello, de sonoridad efectista y agradable. Hay que fijarse en el timbre de los platillos para entender que la grabación es de una transparencia excepcional. Sólo tengo que criticar que en algunas canciones, cuando el volumen general aumenta, los graves adelgazan y pierden peso, dejando un predominio de los tonos más agudos, como por ejemplo en Cool The Engines. Pero esto es atribuible al material original.
Paso al mundo del jazz con el título Zoot Sims In Copenhagen (UDCD 694). En una primera impresión, me sorprende la gran profundidad de la imagen proyectada, pues no concuerda con una grabación realizada en vivo y en concierto, en que las condiciones acústicas no son habitualmente las mejores. La grabación data de 1978, y tanto la fecha como el lugar de la toma hacen que asocie este trabajo al legendario Jazz in the Pawnshop. La escucha es una delicia por su detalle, por la cantidad de información de bajo nivel que revela de manera emocionante el ambiente del local donde se ha grabado.
Calidez, mucha calidez, en medio de un gran despliegue de información al estilo MFSL, es lo primero que encontramos en un genial disco de Harry Sweets Edison y Eddie Lockjaw Davis, In Copenhagen (UDCD 696). Puedo seguir con la enumeración de bondades: delicados detalles en la zona alta, claridad en la percusión (si bien los bajos resultan relativamente débiles), sutileza en los platillos, metales con especial charm... las diferentes voces compiten por acaparar nuestra atención, y todas están dotadas de un carácter seductor. El panorama escénico es excelente, y nos sitúa a los músicos a la distancia ideal, perfilando con precisión una imagen virtual de cada instrumento. Un 10 casi absoluto.
Por último, no puedo dejar pasar un registro que me encanta, y que MFSL ha sabido devolvernos con su exquisito trabajo de restauración, ahora mediante transferencia a DSD. Se trata de la grabación del célebre ciclo de poemas sinfónicos reunidos bajo el nombre de Mi patria, del autor checo Bedrich Smetana, en la versión de Walter Susskind frente a la Sinfónica de San Luis (UDSACD 4006, SACD). Se trata de un viejo master procedente de los archivos de Vox, que tiene mi máxima puntuación en lo técnico. El tono general es encantador, casi hipnótico: cuerdas, viento, metales y percusión exhiben unos timbres prodigiosos, cristalinos. El discreto acompañamiento del triángulo, en El Moldava, es de un relieve impactante, pues pareciese que alguien esté golpeando directamente desde el tweeter el instrumento original. La escena que se presenta ante nosotros es de unas dimensiones muy amplias, especialmente a lo ancho, y las voces individuales son perfectamente ubicables. Ningún aficionado al mejor sonido debe dejar de conocer este SACD. Además, es de los que se disfrutan a gran volumen sin que corran peligro nuestros oídos.
¿Es MFSL un sello de carácter audiófilo? Sin duda, bajo su etiqueta encontramos las mejores remasterizaciones a día de hoy, al menos hasta donde yo he llegado.
El Hombre del SACD- Cantidad de envíos : 5204
Localización : Badajoz
Fecha de inscripción : 24/06/2010
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
SURROUND RECORDS
http://music-blu-ray.com/index.html
Alexander Jero es la figura estelar de la etiqueta que nos ocupa ahora. Su rostro aparece en la carátulas de los discos de la compañía, y no porque se trate de un músico o de un compositor determinado que tenga que ver con el contenido del álbum, como sería lo obvio, sino que es ¡el maestro ingeniero que realiza las mezclas!. Surround Records es peculiar por esta circunstancia y por muchas otras. Por ejemplo, el logo de la compañía es una pequeña marca de agua, minúscula, que ni siquiera aparece en la web del sello. Incluso los discos carecen de número de referencia, y la tipografía de las cubiertas es, por así decirlo, algo incómoda de leer. La página web de la empresa se encuentra en construcción... desde hace ya bastante tiempo.
Pero si traigo a la modesta Surround Records a este hilo no es por nada de eso, y ni siquiera por elegir el Blu-Ray casi como soporte exclusivo y el DTS-HD Master Audio como formato multicanal. Mi decisión se basa en la acertada elección de masters que, bajo licencia, son usados para convertir al esquema de 7.1 canales, pues son todos de un alto nivel sonoro. Dispongo de tres discos de la marca, y todos ellos me parecen que manejan un buen material. No tengo el equipo que me permita valorar la mezcla envolvente en 8 canales, exclusiva del sello, y mis apreciaciones son sólo derivadas de la escucha del mixdown estéreo. Para las pruebas hago uso de un lector Sony BDP-S570.
Comenzaré con el trabajo realizado sobre un master original de Naxos, que incorpora diversas obras de Grieg, y que fue grabado en alta definición en el Henry Wood Hall de Glasgow en 2003. Es bastante bueno como producto audiófilo, con una notable linealidad en el espectro de frecuencias y una precisión y transparencia notables. Pero no destaca en nada especial, es más, encuentro un panorama estéreo algo chocante, artificial, desprovisto de altura y algo estrecho, con una imagen bidimensional que queda atrapada entre los dos altavoces. El contenido del disco en el aspecto multimedia es decepcionante: se desaprovecha el potencial del soporte Blu-Ray, y sólo se muestran imágenes fijas para acompañar la música.
Mucho mejor es el Blu-Ray con material de Philips, que nos presenta los conciertos de violín de Beethoven y Mendelssohn, con Viktoria Mullova como invitada principal. Aquí hay energía y delicadeza a partes iguales, y el uso de la alta definición pone de relieve detalles antes invisibles en el CD original, publicado bajo la referencia 473 872-2 (aunque apunto que la propia Philips lo editó en SACD en 2003). Es todo un placer escuchar al detalle el instrumento de Mullova, con una orquesta a su altura, en una toma de gran frescura, viva y transparente. Una lástima que un producto de tal altura encuentre tan poca promoción.
Mi tercer Blu-Ray de Surround Records contiene las suites orquestales de Bach en la magnífica lectura de Diego Fasolis. El disco parece que aprovecha el material de la empresa alemana Arts, publicado parcialmente en SACD bajo la referencia 47649-8. Comparando dicho SACD con el Blu-Ray, sinceramente soy incapaz de encontrar diferencias apreciables, es tal la precisión de ambos registros. Fasolis nos brinda una ejecución plena de fuerza y de desbordante vitalidad, de gran contraste dinámico, enorme imagen espacial, y esa sensación emocionante de que algo está vivo delante de tí.
¿Es SURROUND RECORDS un sello de carácter audiófilo? Audiófilo tal vez, aunque un poco miserable en otros aspectos como producto multimedia.
http://music-blu-ray.com/index.html
Alexander Jero es la figura estelar de la etiqueta que nos ocupa ahora. Su rostro aparece en la carátulas de los discos de la compañía, y no porque se trate de un músico o de un compositor determinado que tenga que ver con el contenido del álbum, como sería lo obvio, sino que es ¡el maestro ingeniero que realiza las mezclas!. Surround Records es peculiar por esta circunstancia y por muchas otras. Por ejemplo, el logo de la compañía es una pequeña marca de agua, minúscula, que ni siquiera aparece en la web del sello. Incluso los discos carecen de número de referencia, y la tipografía de las cubiertas es, por así decirlo, algo incómoda de leer. La página web de la empresa se encuentra en construcción... desde hace ya bastante tiempo.
Pero si traigo a la modesta Surround Records a este hilo no es por nada de eso, y ni siquiera por elegir el Blu-Ray casi como soporte exclusivo y el DTS-HD Master Audio como formato multicanal. Mi decisión se basa en la acertada elección de masters que, bajo licencia, son usados para convertir al esquema de 7.1 canales, pues son todos de un alto nivel sonoro. Dispongo de tres discos de la marca, y todos ellos me parecen que manejan un buen material. No tengo el equipo que me permita valorar la mezcla envolvente en 8 canales, exclusiva del sello, y mis apreciaciones son sólo derivadas de la escucha del mixdown estéreo. Para las pruebas hago uso de un lector Sony BDP-S570.
Comenzaré con el trabajo realizado sobre un master original de Naxos, que incorpora diversas obras de Grieg, y que fue grabado en alta definición en el Henry Wood Hall de Glasgow en 2003. Es bastante bueno como producto audiófilo, con una notable linealidad en el espectro de frecuencias y una precisión y transparencia notables. Pero no destaca en nada especial, es más, encuentro un panorama estéreo algo chocante, artificial, desprovisto de altura y algo estrecho, con una imagen bidimensional que queda atrapada entre los dos altavoces. El contenido del disco en el aspecto multimedia es decepcionante: se desaprovecha el potencial del soporte Blu-Ray, y sólo se muestran imágenes fijas para acompañar la música.
Mucho mejor es el Blu-Ray con material de Philips, que nos presenta los conciertos de violín de Beethoven y Mendelssohn, con Viktoria Mullova como invitada principal. Aquí hay energía y delicadeza a partes iguales, y el uso de la alta definición pone de relieve detalles antes invisibles en el CD original, publicado bajo la referencia 473 872-2 (aunque apunto que la propia Philips lo editó en SACD en 2003). Es todo un placer escuchar al detalle el instrumento de Mullova, con una orquesta a su altura, en una toma de gran frescura, viva y transparente. Una lástima que un producto de tal altura encuentre tan poca promoción.
Mi tercer Blu-Ray de Surround Records contiene las suites orquestales de Bach en la magnífica lectura de Diego Fasolis. El disco parece que aprovecha el material de la empresa alemana Arts, publicado parcialmente en SACD bajo la referencia 47649-8. Comparando dicho SACD con el Blu-Ray, sinceramente soy incapaz de encontrar diferencias apreciables, es tal la precisión de ambos registros. Fasolis nos brinda una ejecución plena de fuerza y de desbordante vitalidad, de gran contraste dinámico, enorme imagen espacial, y esa sensación emocionante de que algo está vivo delante de tí.
¿Es SURROUND RECORDS un sello de carácter audiófilo? Audiófilo tal vez, aunque un poco miserable en otros aspectos como producto multimedia.
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Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
Gracias Sac, te lo estás currando de maravilla.
Saludos.
Saludos.
elchicodelasválvulas- Cantidad de envíos : 3844
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Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
DTS ENTERTAINMENT
http://www.dts.com
Fundada por el empresario y científico Terry Beard, la empresa DTS Inc. presentaba en 1993 su innovador sistema de sonido multicanal con el lanzamiento de la película “Parque Jurásico”, de Steven Spielberg. Desde aquel mismo momento, el sonido de las grandes producciones de cine cambió para siempre. Hoy en día, todos los estudios importantes utilizan DTS multicanal, y prácticamente todas las grandes películas de Hollywood se lanzan con bandas sonoras en ese mismo formato. En 1997, la compañía creaba su división DTS Entertainment, un sello discográfico independiente que trató de comercializar discos con mezclas de sonido envolvente, incorporando varios formatos (DTS y DVD-Audio) en un solo disco. Parece que todo ha terminado en un nuevo fiasco, aunque los productos del sello todavía se ven en el mercado. Actualmente podemos encontrar más de cien títulos bajo el logo DTS Entertainment, que cubren una amplia variedad de géneros.
Aquí tenemos un documento ilustrativo:
http://www.elusivedisc.com/DTSentFAQ.pdf
Y aquí, un listado de lanzamientos:
http://www.discogs.com/label/DTS%20Entertainment
Comienzo mi repaso a su catálogo con uno de los primeros discos del sello, “Bach Classics” (69286-01075-9-5, DVD Audio). Se trata de una delicada remasterización de conocidas piezas con la LSO y Don Jackson al frente. El sonido es, incluso en equipos modestos, de perfil dulce y suave, muy digerible en términos estrictamente auditivos, incluso en su pista DTS, con una tasa de 1’5 Mbps y 48 kHz de muestreo. La pista Dolby Digital 2.0 está a sólo 192 kbps y no suena tan bien. Pero la tercera opción, presentada en DVD-Audio, lo tiene todo para ser un registro de nivel: detalle, claridad, atmósfera, escena, dinámica, timbre. Este disco en particular me parece una excelente tarjeta de visita del sello. Si bien se trata de una recopilación, todas las pistas son de una homogeneidad encomiable.
Algo posterior es el álbum “Handel's Water Garden” (69286-01132-2-0, DVD Audio). Aquí, la presentación es diferente, ya que al DVD se le añade un CD extra para remediar la incompatibilidad con el reproductor clásico, de manera que nos encontramos con todo este material: por un lado, un CD normal con la música en estéreo; y por otro, un DVD que contiene una pista de DVD-Audio, junto a otra capa DTS multicanal (se ha suprimido el Dolby Digital, de peor calidad). El sonido es claro y limpio, pero detecto un volumen algo más elevado, por lo que sospecho del uso de un ligero tratamiento en compresión. A pesar de eso, el trabajo de masterización es excelente, realizado en base a tomas realizadas entre 1988 y 2001. La pista 12 tiene, por ejemplo, un sonido fresco, de un gran contraste dinámico, donde la ligereza del arpa se contrapone a una orquesta llena de energía y con todos sus armónicos resaltados.
De la misma serie es el álbum “Beethoven Classics” (69286-01135-2-7, DVD Audio). Si tengo que definir este producto, diría para resumir que es un pastiche delicioso, pero me resulta chocante que el sample esté rebajado a 48 kHz (a 24 bits), aunque supongo que la decisión se habrá tomado para acomodar la enorme cantidad de información que aloja el DVD, y esto podemos observarlo desde el menú principal, donde podemos seleccionar nada menos que tres formatos: PCM estéreo, DTS envolvente y DVD-Audio. Aún así, todo suena sensacional, porque el material está grabado de forma primorosa, con una escena bien estructurada y un tono de gran vivacidad. Remarcable la pista número cinco (el andante de la “Pastoral”), con graves plenos y bien saturados, junto a unas cuerdas lustrosas y coloridas. Tal vez con un exceso de agudos, pero me gusta, pues el ingeniero de sonido ha sabido darle su toque maestro. Sólo la pista en DTS (con un bitrate de 3’8 Mbps) me resulta de un sonido un poco más apagado, ligeramente más turbio.
¿Es DTS ENTERTAINMENT un sello de carácter audiófilo? El cuidado puesto en cada uno de sus discos se palpa nada más escuchar sus primeros segundos. Me parece normal, si se quiere cuidar el prestigio de una marca que ya es un referente tecnológico.
http://www.dts.com
Fundada por el empresario y científico Terry Beard, la empresa DTS Inc. presentaba en 1993 su innovador sistema de sonido multicanal con el lanzamiento de la película “Parque Jurásico”, de Steven Spielberg. Desde aquel mismo momento, el sonido de las grandes producciones de cine cambió para siempre. Hoy en día, todos los estudios importantes utilizan DTS multicanal, y prácticamente todas las grandes películas de Hollywood se lanzan con bandas sonoras en ese mismo formato. En 1997, la compañía creaba su división DTS Entertainment, un sello discográfico independiente que trató de comercializar discos con mezclas de sonido envolvente, incorporando varios formatos (DTS y DVD-Audio) en un solo disco. Parece que todo ha terminado en un nuevo fiasco, aunque los productos del sello todavía se ven en el mercado. Actualmente podemos encontrar más de cien títulos bajo el logo DTS Entertainment, que cubren una amplia variedad de géneros.
Aquí tenemos un documento ilustrativo:
http://www.elusivedisc.com/DTSentFAQ.pdf
Y aquí, un listado de lanzamientos:
http://www.discogs.com/label/DTS%20Entertainment
Comienzo mi repaso a su catálogo con uno de los primeros discos del sello, “Bach Classics” (69286-01075-9-5, DVD Audio). Se trata de una delicada remasterización de conocidas piezas con la LSO y Don Jackson al frente. El sonido es, incluso en equipos modestos, de perfil dulce y suave, muy digerible en términos estrictamente auditivos, incluso en su pista DTS, con una tasa de 1’5 Mbps y 48 kHz de muestreo. La pista Dolby Digital 2.0 está a sólo 192 kbps y no suena tan bien. Pero la tercera opción, presentada en DVD-Audio, lo tiene todo para ser un registro de nivel: detalle, claridad, atmósfera, escena, dinámica, timbre. Este disco en particular me parece una excelente tarjeta de visita del sello. Si bien se trata de una recopilación, todas las pistas son de una homogeneidad encomiable.
Algo posterior es el álbum “Handel's Water Garden” (69286-01132-2-0, DVD Audio). Aquí, la presentación es diferente, ya que al DVD se le añade un CD extra para remediar la incompatibilidad con el reproductor clásico, de manera que nos encontramos con todo este material: por un lado, un CD normal con la música en estéreo; y por otro, un DVD que contiene una pista de DVD-Audio, junto a otra capa DTS multicanal (se ha suprimido el Dolby Digital, de peor calidad). El sonido es claro y limpio, pero detecto un volumen algo más elevado, por lo que sospecho del uso de un ligero tratamiento en compresión. A pesar de eso, el trabajo de masterización es excelente, realizado en base a tomas realizadas entre 1988 y 2001. La pista 12 tiene, por ejemplo, un sonido fresco, de un gran contraste dinámico, donde la ligereza del arpa se contrapone a una orquesta llena de energía y con todos sus armónicos resaltados.
De la misma serie es el álbum “Beethoven Classics” (69286-01135-2-7, DVD Audio). Si tengo que definir este producto, diría para resumir que es un pastiche delicioso, pero me resulta chocante que el sample esté rebajado a 48 kHz (a 24 bits), aunque supongo que la decisión se habrá tomado para acomodar la enorme cantidad de información que aloja el DVD, y esto podemos observarlo desde el menú principal, donde podemos seleccionar nada menos que tres formatos: PCM estéreo, DTS envolvente y DVD-Audio. Aún así, todo suena sensacional, porque el material está grabado de forma primorosa, con una escena bien estructurada y un tono de gran vivacidad. Remarcable la pista número cinco (el andante de la “Pastoral”), con graves plenos y bien saturados, junto a unas cuerdas lustrosas y coloridas. Tal vez con un exceso de agudos, pero me gusta, pues el ingeniero de sonido ha sabido darle su toque maestro. Sólo la pista en DTS (con un bitrate de 3’8 Mbps) me resulta de un sonido un poco más apagado, ligeramente más turbio.
¿Es DTS ENTERTAINMENT un sello de carácter audiófilo? El cuidado puesto en cada uno de sus discos se palpa nada más escuchar sus primeros segundos. Me parece normal, si se quiere cuidar el prestigio de una marca que ya es un referente tecnológico.
Última edición por El Hombre del SACD el Sáb Ago 03, 2013 2:49 pm, editado 1 vez
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Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
NIMBUS RECORDS
http://www.wyastone.co.uk/all-labels/nimbus.html
Nimbus fue fundada en 1972 por el cantante Numa Labinsky y los hermanos Michael y Gerald Reynolds, y se ha basado tradicionalmente en la mansión de Leys Wyastone, justo en el límite entre Inglaterra y Gales. Su objetivo inicial fue comercializar vinilos de muy alta calidad, pero ante la irrupción de los nuevos formatos digitales su atención se dirigió a perfeccionar los nuevos estándares que introducía la industria del disco. No obstante, Nimbus Records fue la primera empresa en fabricar y comercializar discos compactos en el Reino Unido. Fue absorbida por Mirror Group en 1987, para posteriormente desaparecer como discográfica independiente. El catálogo musical de Nimbus Records es actualmente propiedad de Wyastone Estate Limited.
Uno de los aspectos técnicos peculiares de la compañía fue su adopción del sistema de sonido envolvente Ambisonic, inventado por un grupo de investigadores británicos liderados por el matemático e ingeniero de grabación Michael Gerzon. Este sistema precisaba un decodificador para poder experimentar su peculiar sonido envolvente, pero como éstos raramente han estado disponibles en el mercado (sólo la PS3 de Sony lo ofrece para algunos juegos), las grabaciones de Nimbus sólo pueden reproducirse en estéreo convencional.
Algo más de su historia aquí:
http://www.onamrecords.com/Nimbus_Records.html
Y aquí su catálogo:
http://rateyourmusic.com/label/nimbus_records/
Comienzo con las oberturas de Weber, presentadas por The Hannover Band (NI 5154). La interpretación de la banda de Hannover es animada y musical, aunque también hay que hacer notar que el timbre de los instrumentos de época es diferente al de los instrumentos modernos, y esto otorga a la música mucha vivacidad. Ante mis altavoces, mi primera impresión es que la música me llega limpia y clara, con un carácter noble que yo me atrevería de calificar como “británico”. Además, existe una buena separación entre canales, junto a una gran profundidad escénica. No sé bien si el efecto de un “decay” excesivo tengo que atribuirlo al uso del procesado Ambisonic, pero el caso es que resulta muy llamativo, colocando a la orquesta a una distancia subjetiva más larga de lo normal.
Doble disco para el ciclo de sinfonías de Mehul (NI 5184/5). Interesante colección de sinfonías de un compositor francés contemporáneo de Beethoven y que influiría en autores posteriores como Berlioz. Magnificiencia, es el primer término que me llega a la imaginación. Sonido de gran energía y a la vez rico en detalles, en estas bellas obras casi desconocidas. Vuelvo a encontrar ese exceso de reverberación que hace confusa la escucha y difumina el escenario virtual aunque, bien pensado, tengo que reconocer que en los conciertos en vivo tampoco encontramos ejemplos de buena focalización. Estos viejos discos de Nimbus parecen reunir una serie de rasgos que marcan su carácter: calidad sónica aterciopelada, huyendo de perfiles agresivos, con graves completos y bien equilibrados. Es decir, su escucha es todo un placer.
Un disco algo más moderno es el que contiene “El Mandarín Maravilloso” y el Concierto para Orquesta de Bela Bartok (NI 5229). Aprecio timbres más realistas, una microdinámica más completa y, desde luego, una recreación espacial mucho más concreta, con un mejor enfoque de las voces individuales. El escenario recreado sigue siendo enorme, pero sin la confusión propia de registros más antiguos. Un buen disco que, escuchado con calma, nos sumerge en la misma sala de conciertos.
Mi repaso a la marca termina con dos compositores americanos contemporáneos, Alan Hovhaness y Lou Harrison, que presentan sendas sinfonías (NI 2512). La grabación es ya algo antigua (1989), si bien la presente edición es de 20 años después. Todo esto se traduce, sin duda, en un nivel técnico más apurado. Ya no encuentro ese exceso de reverberaciónn típico de los comienzos del sello, y todo se desenvuelve con menos artificio. Noto mejores tonalidades en las cuerdas, un colorido más rico, si bien en el otro lado de la balanza tengo que anotar una imagen espacial un poco plana y casi esquemática.
¿Es NIMBUS RECORDS un sello de carácter audiófilo? Se trata de una de las primeras empresas que creyeron en el Compact Disc como fuente de alta calidad. Quizás eso sea suficiente para otorgarle nuestra mayor consideración.
http://www.wyastone.co.uk/all-labels/nimbus.html
Nimbus fue fundada en 1972 por el cantante Numa Labinsky y los hermanos Michael y Gerald Reynolds, y se ha basado tradicionalmente en la mansión de Leys Wyastone, justo en el límite entre Inglaterra y Gales. Su objetivo inicial fue comercializar vinilos de muy alta calidad, pero ante la irrupción de los nuevos formatos digitales su atención se dirigió a perfeccionar los nuevos estándares que introducía la industria del disco. No obstante, Nimbus Records fue la primera empresa en fabricar y comercializar discos compactos en el Reino Unido. Fue absorbida por Mirror Group en 1987, para posteriormente desaparecer como discográfica independiente. El catálogo musical de Nimbus Records es actualmente propiedad de Wyastone Estate Limited.
Uno de los aspectos técnicos peculiares de la compañía fue su adopción del sistema de sonido envolvente Ambisonic, inventado por un grupo de investigadores británicos liderados por el matemático e ingeniero de grabación Michael Gerzon. Este sistema precisaba un decodificador para poder experimentar su peculiar sonido envolvente, pero como éstos raramente han estado disponibles en el mercado (sólo la PS3 de Sony lo ofrece para algunos juegos), las grabaciones de Nimbus sólo pueden reproducirse en estéreo convencional.
Algo más de su historia aquí:
http://www.onamrecords.com/Nimbus_Records.html
Y aquí su catálogo:
http://rateyourmusic.com/label/nimbus_records/
Comienzo con las oberturas de Weber, presentadas por The Hannover Band (NI 5154). La interpretación de la banda de Hannover es animada y musical, aunque también hay que hacer notar que el timbre de los instrumentos de época es diferente al de los instrumentos modernos, y esto otorga a la música mucha vivacidad. Ante mis altavoces, mi primera impresión es que la música me llega limpia y clara, con un carácter noble que yo me atrevería de calificar como “británico”. Además, existe una buena separación entre canales, junto a una gran profundidad escénica. No sé bien si el efecto de un “decay” excesivo tengo que atribuirlo al uso del procesado Ambisonic, pero el caso es que resulta muy llamativo, colocando a la orquesta a una distancia subjetiva más larga de lo normal.
Doble disco para el ciclo de sinfonías de Mehul (NI 5184/5). Interesante colección de sinfonías de un compositor francés contemporáneo de Beethoven y que influiría en autores posteriores como Berlioz. Magnificiencia, es el primer término que me llega a la imaginación. Sonido de gran energía y a la vez rico en detalles, en estas bellas obras casi desconocidas. Vuelvo a encontrar ese exceso de reverberación que hace confusa la escucha y difumina el escenario virtual aunque, bien pensado, tengo que reconocer que en los conciertos en vivo tampoco encontramos ejemplos de buena focalización. Estos viejos discos de Nimbus parecen reunir una serie de rasgos que marcan su carácter: calidad sónica aterciopelada, huyendo de perfiles agresivos, con graves completos y bien equilibrados. Es decir, su escucha es todo un placer.
Un disco algo más moderno es el que contiene “El Mandarín Maravilloso” y el Concierto para Orquesta de Bela Bartok (NI 5229). Aprecio timbres más realistas, una microdinámica más completa y, desde luego, una recreación espacial mucho más concreta, con un mejor enfoque de las voces individuales. El escenario recreado sigue siendo enorme, pero sin la confusión propia de registros más antiguos. Un buen disco que, escuchado con calma, nos sumerge en la misma sala de conciertos.
Mi repaso a la marca termina con dos compositores americanos contemporáneos, Alan Hovhaness y Lou Harrison, que presentan sendas sinfonías (NI 2512). La grabación es ya algo antigua (1989), si bien la presente edición es de 20 años después. Todo esto se traduce, sin duda, en un nivel técnico más apurado. Ya no encuentro ese exceso de reverberaciónn típico de los comienzos del sello, y todo se desenvuelve con menos artificio. Noto mejores tonalidades en las cuerdas, un colorido más rico, si bien en el otro lado de la balanza tengo que anotar una imagen espacial un poco plana y casi esquemática.
¿Es NIMBUS RECORDS un sello de carácter audiófilo? Se trata de una de las primeras empresas que creyeron en el Compact Disc como fuente de alta calidad. Quizás eso sea suficiente para otorgarle nuestra mayor consideración.
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Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
No había leído este hilo, sencillamente FANTASTICO! GRACIAS GRACIAS 1000 GRACIAS SACDófilo, es un trabajo excelente, se que ya te lo han dicho antes pero es que ser agradecidos es de bien nacidos.
Espero sigas con esta increíble disección de sellos porque de ello estoy aprendiendo mucho.
Saludos cordiales
Espero sigas con esta increíble disección de sellos porque de ello estoy aprendiendo mucho.
Saludos cordiales
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
kirkan escribió:No había leído este hilo, sencillamente FANTASTICO! GRACIAS GRACIAS 1000 GRACIAS SACDófilo, es un trabajo excelente, se que ya te lo han dicho antes pero es que ser agradecidos es de bien nacidos.
Espero sigas con esta increíble disección de sellos porque de ello estoy aprendiendo mucho.
Saludos cordiales
Ya ves, comencé con unos cuantos, me animé, y llevo la tira... yo también estoy aprendiendo, buscando por ahí estoy dando con muchas cosas que no sabía.
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