SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
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El Hombre del SACD
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Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
RCA LIVING STEREO
http://www.rcarecords.com/
"Living Stereo" es una denominación comercial de una serie de lanzamientos fonográficos de RCA que aprovechaba nuevos avances en la alta fidelidad de la década de 1950, y que dejaba constancia con una etiqueta de la magia que por aquella época suponía ofrecer música con dos pistas estereofónicas, lo que causaba furor a nivel popular. Antes de hablar sobre esta serie en particular, merece la pena conocer algunas cosas de la compañía.
En 1929, una empresa dedicada a la radio y a la electrónica, Radio Corporation of America, compraba la Victor Talking Machine Company, por entonces el mayor fabricante del mundo de fonógrafos y de discos, con lo que la fusión daba origen a la poderosa RCA-Victor, que mantuvo su predominio en el sector durante décadas.
En 1950, al comprobar que el Long Play de 33 RPM, lanzado por la competidora Columbia, se había convertido en un gran éxito comercial, RCA Victor comenzó a publicar discos en este nuevo formato a costa de las ediciones en laca a 78 RPM, con el firme propósito de no perder su cuota de mercado.
El 6 de octubre de 1953, RCA efectuó las primeras sesiones experimentales de grabaciones estereofónicas. Fue en el Manhattan Center de Nueva York, con Leopold Stokowski dirigiendo un grupo de músicos que interpretaron la Rapsodia Rumana número 1 de Enescu y el vals de Eugenio Onegin de Tchaikovsky. En febrero de 1954, RCA hizo sus primeras grabaciones estereofónicas comerciales, grabando a la Boston Symphony Orchestra, con Charles Münch, en una lectura de La Condenación de Fausto de Berlioz.
Esta nueva técnica de tomas en estereo enseguida se convirtió en una práctica habitual, y gracias a ello, poco tiempo después grabaron de este modo la Boston Pops Orchestra bajo la batuta de Arthur Fiedler, y también la Orquesta Sinfónica de Chicago con Fritz Reiner, en unas espléndidas sesiones que aún hoy, mucho tiempo después, se toman como absoluta referencia. Inicialmente, RCA utilizó los magnetofones RT-21 con cinta de ¼ de pulgada que corría nada menos que a 30 IPS (pulgadas por segundo). Posteriormente se cambiaría a un Ampex 300-3 con cinta de ½ pulgada funcionando a 15 IPS (que más tarde se incrementaría a 30 IPS). Estas grabaciones fueron publicadas inicialmente en 1955 en un formato de muy alta calidad: nada menos que en cintas para magnetófono abierto, lo que para el aficionado actual más exigente sería un sueño. A partir de 1958, estas mismas grabaciones se lanzarían en los nuevos discos de vinilo estereofónicos con el sugestivo logotipo de "Living Stereo".
En la década de los 80 dio comienzo una vertiginosa carrera de fusiones entre discográficas que unió el nombre de RCA a Ariola. Posteriormente, este sello fue absorbido por el poderoso grupo alemán Bertelsmann. En la actualidad, Sony Music Entertainment es la propietaria del catálogo clásico de RCA, y parte de éste ha sido publicado en SACD.
Aquí podemos encontrar mucha información sobre la serie Living Stereo:
http://livingstereo.alongthehall.com/discography.html
Para conocer el listado de discos de RCA lanzados bajo el sello Red Seal:
http://rateyourmusic.com/label/rca_victor_red_seal/
Y más:
http://www.ronpenndorf.com/labelography4.html
Antes del análisis subjetivo, adelanto que en la edición de los diferentes SACD no se ha realizado ninguna remasterización propiamente dicha, ya que la transferencia de la música se ha efectuado directamente desde la cinta de tres canales, leída en una magnetófono Studer, hasta los tres correspondientes de la pista multicanal del disco, sin más tratamiento que un procesado muy cuidado a DSD, por lo que podemos considerar que, en la práctica, escuchamos en casa tal como lo haríamos en el estudio.
Comienzo mi toma de contacto con uno de los más veteranos discos en estéreo, con la clásica Gaite Parisienne de Offenbach en la versión de la Boston Pops y Fiedler (JVCXR-0224-2). Resulta sorprendente la energía, el brillo, la contundencia de una grabación de 1954, pasada por el proceso XRCD2 para la presentación en CD bajo la etiqueta JVC. La viveza del sonido es indiscutible, si bien se perciben los defectos típicos de tomas tan antiguas, sobre todo una dinámica poco natural debido a los magnetófonos utilizados, todavía algo toscos. También el escenario espacial es un poco falso, y en ocasiones podemos notar ubicaciones extrañas, como cuerdas bajas a la izquierda. También es notable el "hueco" típico que encontramos en el centro, un efecto que se introducía deliberadamente para resaltar el efecto estereofónico.
Aún mejor, supongo que por ser de una fecha posterior, es Cuadros de una exposición en una genial interpretación de Fritz Reiner frente a la Sinfónica de Chicago (82876613942, SACD). Si afirmase que se trata de uno de los lanzamientos de mayor calidad de la serie Living Stereo, creo que no andaría muy lejos de la verdad. La grabación data de 1957, y es sobresaliente para su época. La quietud en los pasajes más suaves, en contraste con los momentos en que se alcanza el mayor rango dinámico, hace que nos sintamos ante una moderna grabación digital. Es increíble la cantidad de sutiles matices que podemos llegar a distinguir dentro de la masa orquestal.
El clásico Scheherazade de Rimsky-Korsakov en la versión de Reiner es otro disco imprescindible (82876663772, SACD). Este trabajo, ejecutado en 1960, se muestra en ocasiones como ejemplo de antigua grabación audiófila, que en sus tiempos tan sólo significaba venderse bajo el modesto epígrafe de "high fidelity recording". No hay audiófilo en el mundo que no lo conozca. El tono suave de violines en contraste con la poderosa cuerda grave, unos instrumentos de viento de agradables texturas y, en general, una orquesta bien equilibrada y magníficamente recogida por los micrófonos, es toda una experiencia para los sentidos. El tiempo no parece que haya pasado por esta cinta, que tiene más de medio siglo encima. Es más, no me cabe duda de que este disco podría ser comparado con productos actuales de la mejor clase. Como único pero, aprecio una imagen ligeramente encajonada. Al precio que se venden estos SACD, es casi una obligación su compra.
Nos salimos un poco de la ruta para escuchar el álbum More Live Echoes of the Swinging Bands (74321130332). También bajo el cartel Living Stereo, pero ya fuera de la serie Gold Seal, se presenta este soberbio disco de jazz elaborado en 1959 con una veintena de músicos de prestigio, procedentes de las filas de las grandes Big Bands, como las de Duke Ellington, Cab Calloway y Woody Herman. Los diferentes temas se tocan con entusiasmo, y resultan frescos y de un ritmo contagioso. En lo sonoro, de nuevo el material es excelente, con trompetas plenas de brillo y saxos sensuales, si bien peca de lo esperado: alguien, en una mesa de mezclas, ha usado un limitador o algún engendro parecido, tal vez con el propósito de facilitar la escucha en un entorno ruidoso, y todo queda plano y sin relieve. También, en pos de un estéreo espectacular, a los músicos se les clava con chinchetas en un arco bidimensional sin apenas profundidad.
¿Es RCA LIVING STEREO un sello de carácter audiófilo? Como en el caso de los de discos de Mercury, que vimos antes, cabe preguntarse: ¿había algo mejor en su época?
http://www.rcarecords.com/
"Living Stereo" es una denominación comercial de una serie de lanzamientos fonográficos de RCA que aprovechaba nuevos avances en la alta fidelidad de la década de 1950, y que dejaba constancia con una etiqueta de la magia que por aquella época suponía ofrecer música con dos pistas estereofónicas, lo que causaba furor a nivel popular. Antes de hablar sobre esta serie en particular, merece la pena conocer algunas cosas de la compañía.
En 1929, una empresa dedicada a la radio y a la electrónica, Radio Corporation of America, compraba la Victor Talking Machine Company, por entonces el mayor fabricante del mundo de fonógrafos y de discos, con lo que la fusión daba origen a la poderosa RCA-Victor, que mantuvo su predominio en el sector durante décadas.
En 1950, al comprobar que el Long Play de 33 RPM, lanzado por la competidora Columbia, se había convertido en un gran éxito comercial, RCA Victor comenzó a publicar discos en este nuevo formato a costa de las ediciones en laca a 78 RPM, con el firme propósito de no perder su cuota de mercado.
El 6 de octubre de 1953, RCA efectuó las primeras sesiones experimentales de grabaciones estereofónicas. Fue en el Manhattan Center de Nueva York, con Leopold Stokowski dirigiendo un grupo de músicos que interpretaron la Rapsodia Rumana número 1 de Enescu y el vals de Eugenio Onegin de Tchaikovsky. En febrero de 1954, RCA hizo sus primeras grabaciones estereofónicas comerciales, grabando a la Boston Symphony Orchestra, con Charles Münch, en una lectura de La Condenación de Fausto de Berlioz.
Esta nueva técnica de tomas en estereo enseguida se convirtió en una práctica habitual, y gracias a ello, poco tiempo después grabaron de este modo la Boston Pops Orchestra bajo la batuta de Arthur Fiedler, y también la Orquesta Sinfónica de Chicago con Fritz Reiner, en unas espléndidas sesiones que aún hoy, mucho tiempo después, se toman como absoluta referencia. Inicialmente, RCA utilizó los magnetofones RT-21 con cinta de ¼ de pulgada que corría nada menos que a 30 IPS (pulgadas por segundo). Posteriormente se cambiaría a un Ampex 300-3 con cinta de ½ pulgada funcionando a 15 IPS (que más tarde se incrementaría a 30 IPS). Estas grabaciones fueron publicadas inicialmente en 1955 en un formato de muy alta calidad: nada menos que en cintas para magnetófono abierto, lo que para el aficionado actual más exigente sería un sueño. A partir de 1958, estas mismas grabaciones se lanzarían en los nuevos discos de vinilo estereofónicos con el sugestivo logotipo de "Living Stereo".
En la década de los 80 dio comienzo una vertiginosa carrera de fusiones entre discográficas que unió el nombre de RCA a Ariola. Posteriormente, este sello fue absorbido por el poderoso grupo alemán Bertelsmann. En la actualidad, Sony Music Entertainment es la propietaria del catálogo clásico de RCA, y parte de éste ha sido publicado en SACD.
Aquí podemos encontrar mucha información sobre la serie Living Stereo:
http://livingstereo.alongthehall.com/discography.html
Para conocer el listado de discos de RCA lanzados bajo el sello Red Seal:
http://rateyourmusic.com/label/rca_victor_red_seal/
Y más:
http://www.ronpenndorf.com/labelography4.html
Antes del análisis subjetivo, adelanto que en la edición de los diferentes SACD no se ha realizado ninguna remasterización propiamente dicha, ya que la transferencia de la música se ha efectuado directamente desde la cinta de tres canales, leída en una magnetófono Studer, hasta los tres correspondientes de la pista multicanal del disco, sin más tratamiento que un procesado muy cuidado a DSD, por lo que podemos considerar que, en la práctica, escuchamos en casa tal como lo haríamos en el estudio.
Comienzo mi toma de contacto con uno de los más veteranos discos en estéreo, con la clásica Gaite Parisienne de Offenbach en la versión de la Boston Pops y Fiedler (JVCXR-0224-2). Resulta sorprendente la energía, el brillo, la contundencia de una grabación de 1954, pasada por el proceso XRCD2 para la presentación en CD bajo la etiqueta JVC. La viveza del sonido es indiscutible, si bien se perciben los defectos típicos de tomas tan antiguas, sobre todo una dinámica poco natural debido a los magnetófonos utilizados, todavía algo toscos. También el escenario espacial es un poco falso, y en ocasiones podemos notar ubicaciones extrañas, como cuerdas bajas a la izquierda. También es notable el "hueco" típico que encontramos en el centro, un efecto que se introducía deliberadamente para resaltar el efecto estereofónico.
Aún mejor, supongo que por ser de una fecha posterior, es Cuadros de una exposición en una genial interpretación de Fritz Reiner frente a la Sinfónica de Chicago (82876613942, SACD). Si afirmase que se trata de uno de los lanzamientos de mayor calidad de la serie Living Stereo, creo que no andaría muy lejos de la verdad. La grabación data de 1957, y es sobresaliente para su época. La quietud en los pasajes más suaves, en contraste con los momentos en que se alcanza el mayor rango dinámico, hace que nos sintamos ante una moderna grabación digital. Es increíble la cantidad de sutiles matices que podemos llegar a distinguir dentro de la masa orquestal.
El clásico Scheherazade de Rimsky-Korsakov en la versión de Reiner es otro disco imprescindible (82876663772, SACD). Este trabajo, ejecutado en 1960, se muestra en ocasiones como ejemplo de antigua grabación audiófila, que en sus tiempos tan sólo significaba venderse bajo el modesto epígrafe de "high fidelity recording". No hay audiófilo en el mundo que no lo conozca. El tono suave de violines en contraste con la poderosa cuerda grave, unos instrumentos de viento de agradables texturas y, en general, una orquesta bien equilibrada y magníficamente recogida por los micrófonos, es toda una experiencia para los sentidos. El tiempo no parece que haya pasado por esta cinta, que tiene más de medio siglo encima. Es más, no me cabe duda de que este disco podría ser comparado con productos actuales de la mejor clase. Como único pero, aprecio una imagen ligeramente encajonada. Al precio que se venden estos SACD, es casi una obligación su compra.
Nos salimos un poco de la ruta para escuchar el álbum More Live Echoes of the Swinging Bands (74321130332). También bajo el cartel Living Stereo, pero ya fuera de la serie Gold Seal, se presenta este soberbio disco de jazz elaborado en 1959 con una veintena de músicos de prestigio, procedentes de las filas de las grandes Big Bands, como las de Duke Ellington, Cab Calloway y Woody Herman. Los diferentes temas se tocan con entusiasmo, y resultan frescos y de un ritmo contagioso. En lo sonoro, de nuevo el material es excelente, con trompetas plenas de brillo y saxos sensuales, si bien peca de lo esperado: alguien, en una mesa de mezclas, ha usado un limitador o algún engendro parecido, tal vez con el propósito de facilitar la escucha en un entorno ruidoso, y todo queda plano y sin relieve. También, en pos de un estéreo espectacular, a los músicos se les clava con chinchetas en un arco bidimensional sin apenas profundidad.
¿Es RCA LIVING STEREO un sello de carácter audiófilo? Como en el caso de los de discos de Mercury, que vimos antes, cabe preguntarse: ¿había algo mejor en su época?
El Hombre del SACD- Cantidad de envíos : 5204
Localización : Badajoz
Fecha de inscripción : 24/06/2010
Mi humilde opinión
Nunca me ha intersado más el sonido que la música.
Me explico:
Prefiero una versión en directo de Ella Fitzgerald grabada en una tarde de lluvia en un disco de pizarra, en una actuación el la que la artista estaba cantando "a gusto" con 4 músicos amigos, antes que una versión que se grabó en un estudio durante 4 meses, con un ingeniero de sonido de categoría excepcional.
Por supuesto, es una opinión muy particular mía. Me gusta el feeling, el sentimiento, más que el sonido.
Cuando un tema es bueno, mi mente se olvida de los ruidos. Mi carne se pone de gallina y la música se convierte en espíritu energético y me llena.
Si logro encontrar la sintonía entre grabación y feeling, entonces es el "súmmum", lo perfecto. Pero entiendo que conseguir lo perfecto habiendo hecho 6 grabaciones cortadas de la misma canción y luego empalmadas, es muy difícil.
Por eso me gusta la música en directo.
Creo que no hay que comerse tanto el coco con la pureza que consigue la máquina, sino con la obra del artista.
¿Quién no ha llegado al éxtasis escuchando vinilos con agujas que más que deslizarse "araban" el disco con chasquidos incluídos?
Y la experiencia fue tan arrebatadora, como cuando lo sacaron en CD. (O más).
Al eliminar frecuencias ruidosas para sacarle pureza a un sonido, se eliminan también frecuencias del audio. Quizás imperceptibles para algunos oídos, pero quizás para otros, no.
Por eso, mejor me lo das "a pelo" y ya haré yo mi ecualización mental.
Un cordial saludo.
Me explico:
Prefiero una versión en directo de Ella Fitzgerald grabada en una tarde de lluvia en un disco de pizarra, en una actuación el la que la artista estaba cantando "a gusto" con 4 músicos amigos, antes que una versión que se grabó en un estudio durante 4 meses, con un ingeniero de sonido de categoría excepcional.
Por supuesto, es una opinión muy particular mía. Me gusta el feeling, el sentimiento, más que el sonido.
Cuando un tema es bueno, mi mente se olvida de los ruidos. Mi carne se pone de gallina y la música se convierte en espíritu energético y me llena.
Si logro encontrar la sintonía entre grabación y feeling, entonces es el "súmmum", lo perfecto. Pero entiendo que conseguir lo perfecto habiendo hecho 6 grabaciones cortadas de la misma canción y luego empalmadas, es muy difícil.
Por eso me gusta la música en directo.
Creo que no hay que comerse tanto el coco con la pureza que consigue la máquina, sino con la obra del artista.
¿Quién no ha llegado al éxtasis escuchando vinilos con agujas que más que deslizarse "araban" el disco con chasquidos incluídos?
Y la experiencia fue tan arrebatadora, como cuando lo sacaron en CD. (O más).
Al eliminar frecuencias ruidosas para sacarle pureza a un sonido, se eliminan también frecuencias del audio. Quizás imperceptibles para algunos oídos, pero quizás para otros, no.
Por eso, mejor me lo das "a pelo" y ya haré yo mi ecualización mental.
Un cordial saludo.
Daemon- Cantidad de envíos : 89
Localización : Cantabria
Fecha de inscripción : 14/04/2012
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
Opinión perfectamente respetable. Pero porque dedicamos mucho tiempo a la música, varias horas al día, otros preferimos otra clase de "feelings". Un saludo cordial.
El Hombre del SACD- Cantidad de envíos : 5204
Localización : Badajoz
Fecha de inscripción : 24/06/2010
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
Los que hayan seguido este hilo pueden ser inducidos a pensar que la música rock y, en general, la música popular de nuestros días no me interesa... ¡todo lo contrario! La explicación de esta ausencia es sólo atribuíble a una cultura del disco que ha evolucionado mal en el aspecto técnico y, cómo no, voy a exponer las razones de una afirmación que puede parecer tan rotunda. Hablo de esto justo detrás de exponer las viejas glorias de la discografía de los años 50, una época en que ya se podía hablar con propiedad de verdadera alta fidelidad, y con un consumidor que era seducido por ella. Desde entonces hasta aquí, en líneas generales el arte de grabar ha ido perdiendo nivel hasta el momento en que nos encontramos.
En primer lugar, está la evolución misma de los equipos con que se han realizado las tomas sonoras, tanto en estudios como en conciertos en vivo. La introducción masiva del transistor en la electrónica consiguió que los aparatos de entretenimiento disminuyeran en tamaño y en consumo eléctrico, haciéndolos más compactos y manejables, más económicos y populares. Pero también todo esto acarreó un deterioro notable en la calidad de los circuitos a nivel general, lo que a su vez empeoró el sonido. Puede debatirse hasta el infinito si un amplificador a tubos suena mejor que otro a transistores y viceversa, pero hay un consenso general sobre el carácter especial de los aparatos antiguos. Esta idea podría ilustrarse de muchas maneras, pero como ejemplo claro de lo mal que han madurado los equipos de grabación os invito a leer el capítulo en el que se trata sobre el sello Blue Note. Esto también está relacionado con la popularización del disco, que provocó que se convertiera en un producto de consumo, lo que a su vez facilitó que las pequeñas discográficas, casi sin medios, se extendieran como setas. Unos estudios, ahora más modestos, que no contaban con los equipos de mayor calidad de las grandes corporaciones. No importaba la calidad de un micrófono tanto como la guitarra de un músico, pues lo esencial era vender la canción de éxito dentro de un álbum de escaso valor global.
En segundo lugar (y esto tiene que ver con el análisis que realizo sobre los dos siguientes discos), destaco el uso intensivo de instrumentos electrónicos, que por su carácter sintético, aparte de generar fatiga auditiva por su tendencia a la saturación, son difícilmente conciliables con el concepto de alta fidelidad en su significado más esencial: no puede existir fidelidad cuando no existe el modelo tangible al que ser fiel. Parecen ser, desde una perspectiva histórica, una prolongación, una evolución de los ruidosos instrumentos de bandas militares que sirvieron de base a la música de jazz. Desde Jimi Hendrix, los cuartetos de rock basan su sonido en una filosofía de la distorsión, con el uso intensivo de las técnicas de overdrive y feedback, efectos que, aplicados a la vibración natural de las cuerdas, generan un sonido con armónicos penetrantes, imposibles en un entorno físico real, y que en todos los casos están fuertemente ligados a un circuito electrónico. El panorama empeoró cuando, a finales de los 70, se introdujeron generadores de tono para emular instrumentos clásicos, y de ruido blanco para imitar una percusión ensordecedora. Los sintetizadores en principio pueden sonar de forma fascinante, pero son al fin y al cabo innovaciones radicales que no encajan del todo con la mecánica de nuestro oído, aunque con honrosas excepciones. Amii Stewart, con su Knock on Wood inauguró una nueva forma de entender la música: en una primera impresión, el tema sonaba espectacular, contundente, pero el oído terminaba cansado tras unos minutos de terca percusión llevada al extremo. Actualmente la música de baile es impensable sin un bombo predominante que sigue un ritmo a piñón fijo, alrededor del cual se disponen algunos acordes, pequeños riffs y aportaciones vocales que humanizan en cierta medida el resultado final.
En tercer lugar, está la controvertida digitalización de la música, a veces con resultados desastrosos. A principios de los años 80, cuando nace el Compact Disc, muchas bandas desconfiaron del pequeño disco irisado por su resultado limpio, pero clínico y sin emoción. Las cosas no hicieron más que empeorar 20 años después, cuando por internet comenzaron a fluir archivos comprimidos en mp3, que ya remataban del todo lo que quedaba de naturalidad en las canciones de moda. La inmensa mayoría de emisoras de radio y televisión, por no decir todas, emiten sus contenidos con algún códec de compresión, por más que en ocasiones se publicite como de gran calidad. Esto es trasladable a la música que se transmite por internet con técnicas stream. Los álbumes en versión acústica (unplugged), primero, y el redescubrimiento del vinilo por parte de una juventud que se ha criado con el mp3, después, parecen actos de rebeldía ante la evidente falta de calidad de lo que se vende como música.
En cuarto lugar destaco (¡cómo olvidarla!) la famosa loudness war, que descompuso la dinámica natural de las grabaciones con el fin de que todo sonara más fuerte en la radio, y sonar más fuerte es, a nivel popular, más sonido, más emoción, más ritmo... a expensas de la delicadeza, el contraste, el timbre. El efecto comenzó a usarse en la radio en tiempo real, a través de circuitos compresores especiales, como una forma de competir por la audiencia, pues el oyente siempre dejaba sintonizada la emisora que sonara aparentemente con mayor vigor. Luego, la compresión se incorporaría al contenido musical dentro de los propios discos, llegando así esa guerra del volumen a discotecas y salones domésticos. Una vez que todos los álbumes se han comprimido en dinámica, ya no hay posibilidad de vuelta atrás, porque cualquier trabajo grabado de forma natural resultaría flojo, sin sustancia ni garra, y esto no interesa ni a músicos ni a editoras.
No es posible peor escenario, parece que en conjunto una sociedad excesivamente dependiente de la tecnología haya trastocado el sentido del término música con respecto a algunas décadas atrás, y no critico ni mucho menos su valor artístico, cosa que pertenece al fuero interno y al gusto estético de cada uno, sino los medios con que se elabora y se transmite al público. A partir de la década de los 80, precisamente cuando la técnica estaba maravillosamente evolucionada, es cuando el continente no sólo influye en el contenido, sino que lo distorsiona y lo devalúa, y todo ello con la complacencia del comprador, pues parecía no importar la calidad, sino sobre todo la cantidad sobre cualquier otra consideración. Con esto quiero hacer notar que especialmente antes de esa década negra los fonogramas son habitualmente de mayor calidad, y esto es perfectamente constatable en las producciones de grandes mitos como, por ejemplo, las de The Beatles, o las de Pink Floyd en su primera etapa.
Una vez tomadas las oportunas posiciones, os presento el siguiente sello.
MFSL
http://www.mofi.com/store/pc/home.asp
Según leemos en la web oficial del sello, Mobile Fidelity Sound Lab ha perseguido siempre el mejor audio, desarrollando nuevas fórmulas como la grabación de discos compactos mediante procesos presentados bajo la denominación Ultradisc, y servidos con película de oro de 24 quilates. La casa apoya el SACD, en la creencia de que se trata de un innovador formato que se sitúa en las fronteras de la percepción humana, y apuesta por un desarrollo tecnológico que nos dirija a la consecución de sistemas neutrales y transparentes. Según sus declaraciones, la idea esencial es dar a conocer al detalle toda la información musical que hay contenida en la grabación maestra original, sin añadir más deterioro, coloración u otros artefactos sonoros. MFSL se define a sí misma como una de las pocas discográficas que de forma independiente invierte en la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías de audio. Con estos prolegómenos, no es de extrañar que con la compañía hayan colaborado diversas leyendas de la ingeniería, como Tim de Paravicini, Ed Meitner, Pass Labs, Theta Digital y Sony.
Podemos navegar un poco entre las siguientes páginas para saber más sobre este peculiar sello:
http://www.mofi.com/store/pc/viewcontent.asp?idpage=14
http://en.wikipedia.org/wiki/Mobile_Fidelity_Sound_Lab
Os ofrezco a continuación mis sensaciones ante el producto.
Long Distance Voyager (UDCD 700) es el disco con que The Moody Blues, los inventores del rock sinfónico, comenzaron a usar de forma intensiva los teclados y los nuevos sintetizadores (y, según algunas opiniones, traicionándose a sí mismos con este cambio de actitud). Conseguí este álbum en su primera edición en vinilo y posteriormente lo adquirí en formato CD. Lo conozco con mucho detalle, ya que lo usaba para ajustar mis giradiscos hace ahora casi 30 años. Después de comparar con las versiones anteriores, el CD editado por MFSL es todo un descubrimiento: la nueva tranfererencia a digital es muy buena, y en ella reconozco cada viejo surco del LP. Hay algo que me gusta mucho de MFSL, y es el tratamiento que se hace a los agudos, que no resultan en modo alguno digitales, todo lo contrario, son tan sedosos y digeribles como en su versión analógica. Las verdaderas diferencias aparecen cuando se confrontan los dos CD, el original y el editado por MFSL: en éste, las bajas frecuencias son muy poderosas, los platillos son realistas, y el sonido de las guitarras fluye con naturalidad. En un análisis más profundo, se descubre lo elaborada que es la producción de estas canciones, con diversas capas de sonido mezcladas entre sí. Los detalles del fondo, que apenas se advierten en las ediciones anteriores, aquí son claros y con relieve. Tomamos como referencia la pista Gemini Dream: en el CD más antiguo hay una imagen espacial diminuta, con las partes principales de guitarra sonando muy extrañas. Se oye que hay una segunda voz, a veces, pero esto sólo es evidente cuando están cantando partes separadas. La versión de Mobile Fidelity realmente empuja la imagen hacia fuera, con una separación completa de canales que facilita una presentación mucho más amplia. Uno descubre dos voces cantando al unísono donde antes existía una sola.
Third Stage (UDCD 582) es el tercer álbum de la banda de rock Boston, que se lanzó en 1986 bajo el sello MCA Records. El álbum fue grabado en el Studio Hideaway por Tom Scholz a lo largo de un período nada menos que de seis años. Hay que advertir que Scholz, además de ser un brillante compositor y guitarrista, había estudiado ingeniería en el prestigioso MIT, por lo que conocía perfectamente el mundo donde se movía, dominado por la tecnología. Por eso mismo fue un convencido detractor del nuevo Compact Disc que se perfilaba como el soporte del futuro, y además sus canciones fueron grabadas con equipos totalmente analógicos, en máquinas de 24 pistas. Trató de evitar el uso de sintetizadores para sus composiciones, por sentir que ese tipo de dispositivos restaban honestidad a las obras. Third Stage es otro álbum que conozco bien, por ser de un grupo al que admiré en mi adolescencia. En la edición de MFSL, la ejecución se adivina deslumbrante, si bien puede advertirse que las diferentes pistas muestran algunas divergencias en su perfil, supongo que debido a que las tomas se realizaron en un periodo muy dilatado en el tiempo. Los títulos más modernos parecen sonar algo mejor, y así la canción I Think I Like It me sugiere una mayor calidez y redondez sobre el resto del álbum. En todos los casos, encuentro que el sonido es muy equilibrado, pulcro y cuidado, y a pesar del tono heavy las guitarras no son de un tono especialmente agresivo. Voces e instrumentos se conjuntan en un todo muy bello, de sonoridad efectista y agradable. Hay que fijarse en el timbre de los platillos para entender que la grabación es de una transparencia excepcional. Sólo tengo que criticar que en algunas canciones, cuando el volumen general aumenta, los graves adelgazan y pierden peso, dejando un predominio de los tonos más agudos, como por ejemplo en Cool The Engines. Pero esto es atribuible al material original.
Paso al mundo del jazz con el título Zoot Sims In Copenhagen (UDCD 694). En una primera impresión, me sorprende la gran profundidad de la imagen proyectada, pues no concuerda con una grabación realizada en vivo y en concierto, en que las condiciones acústicas no son habitualmente las mejores. La grabación data de 1978, y tanto la fecha como el lugar de la toma hacen que asocie este trabajo al legendario Jazz in the Pawnshop. La escucha es una delicia por su detalle, por la cantidad de información de bajo nivel que revela de manera emocionante el ambiente del local donde se ha grabado.
Calidez, mucha calidez, en medio de un gran despliegue de información al estilo MFSL, es lo primero que encontramos en un genial disco de Harry Sweets Edison y Eddie Lockjaw Davis, In Copenhagen (UDCD 696). Puedo seguir con la enumeración de bondades: delicados detalles en la zona alta, claridad en la percusión (si bien los bajos resultan relativamente débiles), sutileza en los platillos, metales con especial charm... las diferentes voces compiten por acaparar nuestra atención, y todas están dotadas de un carácter seductor. El panorama escénico es excelente, y nos sitúa a los músicos a la distancia ideal, perfilando con precisión una imagen virtual de cada instrumento. Un 10 casi absoluto.
Por último, no puedo dejar pasar un registro que me encanta, y que MFSL ha sabido devolvernos con su exquisito trabajo de restauración, ahora mediante transferencia a DSD. Se trata de la grabación del célebre ciclo de poemas sinfónicos reunidos bajo el nombre de Mi patria, del autor checo Bedrich Smetana, en la versión de Walter Susskind frente a la Sinfónica de San Luis (UDSACD 4006, SACD). Se trata de un viejo master procedente de los archivos de Vox, que tiene mi máxima puntuación en lo técnico. El tono general es encantador, casi hipnótico: cuerdas, viento, metales y percusión exhiben unos timbres prodigiosos, cristalinos. El discreto acompañamiento del triángulo, en El Moldava, es de un relieve impactante, pues pareciese que alguien esté golpeando directamente desde el tweeter el instrumento original. La escena que se presenta ante nosotros es de unas dimensiones muy amplias, especialmente a lo ancho, y las voces individuales son perfectamente ubicables. Ningún aficionado al mejor sonido debe dejar de conocer este SACD. Además, es de los que se disfrutan a gran volumen sin que corran peligro nuestros oídos.
¿Es MFSL un sello de carácter audiófilo? Sin duda, bajo su etiqueta encontramos las mejores remasterizaciones a día de hoy, al menos hasta donde yo he llegado.
En primer lugar, está la evolución misma de los equipos con que se han realizado las tomas sonoras, tanto en estudios como en conciertos en vivo. La introducción masiva del transistor en la electrónica consiguió que los aparatos de entretenimiento disminuyeran en tamaño y en consumo eléctrico, haciéndolos más compactos y manejables, más económicos y populares. Pero también todo esto acarreó un deterioro notable en la calidad de los circuitos a nivel general, lo que a su vez empeoró el sonido. Puede debatirse hasta el infinito si un amplificador a tubos suena mejor que otro a transistores y viceversa, pero hay un consenso general sobre el carácter especial de los aparatos antiguos. Esta idea podría ilustrarse de muchas maneras, pero como ejemplo claro de lo mal que han madurado los equipos de grabación os invito a leer el capítulo en el que se trata sobre el sello Blue Note. Esto también está relacionado con la popularización del disco, que provocó que se convertiera en un producto de consumo, lo que a su vez facilitó que las pequeñas discográficas, casi sin medios, se extendieran como setas. Unos estudios, ahora más modestos, que no contaban con los equipos de mayor calidad de las grandes corporaciones. No importaba la calidad de un micrófono tanto como la guitarra de un músico, pues lo esencial era vender la canción de éxito dentro de un álbum de escaso valor global.
En segundo lugar (y esto tiene que ver con el análisis que realizo sobre los dos siguientes discos), destaco el uso intensivo de instrumentos electrónicos, que por su carácter sintético, aparte de generar fatiga auditiva por su tendencia a la saturación, son difícilmente conciliables con el concepto de alta fidelidad en su significado más esencial: no puede existir fidelidad cuando no existe el modelo tangible al que ser fiel. Parecen ser, desde una perspectiva histórica, una prolongación, una evolución de los ruidosos instrumentos de bandas militares que sirvieron de base a la música de jazz. Desde Jimi Hendrix, los cuartetos de rock basan su sonido en una filosofía de la distorsión, con el uso intensivo de las técnicas de overdrive y feedback, efectos que, aplicados a la vibración natural de las cuerdas, generan un sonido con armónicos penetrantes, imposibles en un entorno físico real, y que en todos los casos están fuertemente ligados a un circuito electrónico. El panorama empeoró cuando, a finales de los 70, se introdujeron generadores de tono para emular instrumentos clásicos, y de ruido blanco para imitar una percusión ensordecedora. Los sintetizadores en principio pueden sonar de forma fascinante, pero son al fin y al cabo innovaciones radicales que no encajan del todo con la mecánica de nuestro oído, aunque con honrosas excepciones. Amii Stewart, con su Knock on Wood inauguró una nueva forma de entender la música: en una primera impresión, el tema sonaba espectacular, contundente, pero el oído terminaba cansado tras unos minutos de terca percusión llevada al extremo. Actualmente la música de baile es impensable sin un bombo predominante que sigue un ritmo a piñón fijo, alrededor del cual se disponen algunos acordes, pequeños riffs y aportaciones vocales que humanizan en cierta medida el resultado final.
En tercer lugar, está la controvertida digitalización de la música, a veces con resultados desastrosos. A principios de los años 80, cuando nace el Compact Disc, muchas bandas desconfiaron del pequeño disco irisado por su resultado limpio, pero clínico y sin emoción. Las cosas no hicieron más que empeorar 20 años después, cuando por internet comenzaron a fluir archivos comprimidos en mp3, que ya remataban del todo lo que quedaba de naturalidad en las canciones de moda. La inmensa mayoría de emisoras de radio y televisión, por no decir todas, emiten sus contenidos con algún códec de compresión, por más que en ocasiones se publicite como de gran calidad. Esto es trasladable a la música que se transmite por internet con técnicas stream. Los álbumes en versión acústica (unplugged), primero, y el redescubrimiento del vinilo por parte de una juventud que se ha criado con el mp3, después, parecen actos de rebeldía ante la evidente falta de calidad de lo que se vende como música.
En cuarto lugar destaco (¡cómo olvidarla!) la famosa loudness war, que descompuso la dinámica natural de las grabaciones con el fin de que todo sonara más fuerte en la radio, y sonar más fuerte es, a nivel popular, más sonido, más emoción, más ritmo... a expensas de la delicadeza, el contraste, el timbre. El efecto comenzó a usarse en la radio en tiempo real, a través de circuitos compresores especiales, como una forma de competir por la audiencia, pues el oyente siempre dejaba sintonizada la emisora que sonara aparentemente con mayor vigor. Luego, la compresión se incorporaría al contenido musical dentro de los propios discos, llegando así esa guerra del volumen a discotecas y salones domésticos. Una vez que todos los álbumes se han comprimido en dinámica, ya no hay posibilidad de vuelta atrás, porque cualquier trabajo grabado de forma natural resultaría flojo, sin sustancia ni garra, y esto no interesa ni a músicos ni a editoras.
No es posible peor escenario, parece que en conjunto una sociedad excesivamente dependiente de la tecnología haya trastocado el sentido del término música con respecto a algunas décadas atrás, y no critico ni mucho menos su valor artístico, cosa que pertenece al fuero interno y al gusto estético de cada uno, sino los medios con que se elabora y se transmite al público. A partir de la década de los 80, precisamente cuando la técnica estaba maravillosamente evolucionada, es cuando el continente no sólo influye en el contenido, sino que lo distorsiona y lo devalúa, y todo ello con la complacencia del comprador, pues parecía no importar la calidad, sino sobre todo la cantidad sobre cualquier otra consideración. Con esto quiero hacer notar que especialmente antes de esa década negra los fonogramas son habitualmente de mayor calidad, y esto es perfectamente constatable en las producciones de grandes mitos como, por ejemplo, las de The Beatles, o las de Pink Floyd en su primera etapa.
Una vez tomadas las oportunas posiciones, os presento el siguiente sello.
MFSL
http://www.mofi.com/store/pc/home.asp
Según leemos en la web oficial del sello, Mobile Fidelity Sound Lab ha perseguido siempre el mejor audio, desarrollando nuevas fórmulas como la grabación de discos compactos mediante procesos presentados bajo la denominación Ultradisc, y servidos con película de oro de 24 quilates. La casa apoya el SACD, en la creencia de que se trata de un innovador formato que se sitúa en las fronteras de la percepción humana, y apuesta por un desarrollo tecnológico que nos dirija a la consecución de sistemas neutrales y transparentes. Según sus declaraciones, la idea esencial es dar a conocer al detalle toda la información musical que hay contenida en la grabación maestra original, sin añadir más deterioro, coloración u otros artefactos sonoros. MFSL se define a sí misma como una de las pocas discográficas que de forma independiente invierte en la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías de audio. Con estos prolegómenos, no es de extrañar que con la compañía hayan colaborado diversas leyendas de la ingeniería, como Tim de Paravicini, Ed Meitner, Pass Labs, Theta Digital y Sony.
Podemos navegar un poco entre las siguientes páginas para saber más sobre este peculiar sello:
http://www.mofi.com/store/pc/viewcontent.asp?idpage=14
http://en.wikipedia.org/wiki/Mobile_Fidelity_Sound_Lab
Os ofrezco a continuación mis sensaciones ante el producto.
Long Distance Voyager (UDCD 700) es el disco con que The Moody Blues, los inventores del rock sinfónico, comenzaron a usar de forma intensiva los teclados y los nuevos sintetizadores (y, según algunas opiniones, traicionándose a sí mismos con este cambio de actitud). Conseguí este álbum en su primera edición en vinilo y posteriormente lo adquirí en formato CD. Lo conozco con mucho detalle, ya que lo usaba para ajustar mis giradiscos hace ahora casi 30 años. Después de comparar con las versiones anteriores, el CD editado por MFSL es todo un descubrimiento: la nueva tranfererencia a digital es muy buena, y en ella reconozco cada viejo surco del LP. Hay algo que me gusta mucho de MFSL, y es el tratamiento que se hace a los agudos, que no resultan en modo alguno digitales, todo lo contrario, son tan sedosos y digeribles como en su versión analógica. Las verdaderas diferencias aparecen cuando se confrontan los dos CD, el original y el editado por MFSL: en éste, las bajas frecuencias son muy poderosas, los platillos son realistas, y el sonido de las guitarras fluye con naturalidad. En un análisis más profundo, se descubre lo elaborada que es la producción de estas canciones, con diversas capas de sonido mezcladas entre sí. Los detalles del fondo, que apenas se advierten en las ediciones anteriores, aquí son claros y con relieve. Tomamos como referencia la pista Gemini Dream: en el CD más antiguo hay una imagen espacial diminuta, con las partes principales de guitarra sonando muy extrañas. Se oye que hay una segunda voz, a veces, pero esto sólo es evidente cuando están cantando partes separadas. La versión de Mobile Fidelity realmente empuja la imagen hacia fuera, con una separación completa de canales que facilita una presentación mucho más amplia. Uno descubre dos voces cantando al unísono donde antes existía una sola.
Third Stage (UDCD 582) es el tercer álbum de la banda de rock Boston, que se lanzó en 1986 bajo el sello MCA Records. El álbum fue grabado en el Studio Hideaway por Tom Scholz a lo largo de un período nada menos que de seis años. Hay que advertir que Scholz, además de ser un brillante compositor y guitarrista, había estudiado ingeniería en el prestigioso MIT, por lo que conocía perfectamente el mundo donde se movía, dominado por la tecnología. Por eso mismo fue un convencido detractor del nuevo Compact Disc que se perfilaba como el soporte del futuro, y además sus canciones fueron grabadas con equipos totalmente analógicos, en máquinas de 24 pistas. Trató de evitar el uso de sintetizadores para sus composiciones, por sentir que ese tipo de dispositivos restaban honestidad a las obras. Third Stage es otro álbum que conozco bien, por ser de un grupo al que admiré en mi adolescencia. En la edición de MFSL, la ejecución se adivina deslumbrante, si bien puede advertirse que las diferentes pistas muestran algunas divergencias en su perfil, supongo que debido a que las tomas se realizaron en un periodo muy dilatado en el tiempo. Los títulos más modernos parecen sonar algo mejor, y así la canción I Think I Like It me sugiere una mayor calidez y redondez sobre el resto del álbum. En todos los casos, encuentro que el sonido es muy equilibrado, pulcro y cuidado, y a pesar del tono heavy las guitarras no son de un tono especialmente agresivo. Voces e instrumentos se conjuntan en un todo muy bello, de sonoridad efectista y agradable. Hay que fijarse en el timbre de los platillos para entender que la grabación es de una transparencia excepcional. Sólo tengo que criticar que en algunas canciones, cuando el volumen general aumenta, los graves adelgazan y pierden peso, dejando un predominio de los tonos más agudos, como por ejemplo en Cool The Engines. Pero esto es atribuible al material original.
Paso al mundo del jazz con el título Zoot Sims In Copenhagen (UDCD 694). En una primera impresión, me sorprende la gran profundidad de la imagen proyectada, pues no concuerda con una grabación realizada en vivo y en concierto, en que las condiciones acústicas no son habitualmente las mejores. La grabación data de 1978, y tanto la fecha como el lugar de la toma hacen que asocie este trabajo al legendario Jazz in the Pawnshop. La escucha es una delicia por su detalle, por la cantidad de información de bajo nivel que revela de manera emocionante el ambiente del local donde se ha grabado.
Calidez, mucha calidez, en medio de un gran despliegue de información al estilo MFSL, es lo primero que encontramos en un genial disco de Harry Sweets Edison y Eddie Lockjaw Davis, In Copenhagen (UDCD 696). Puedo seguir con la enumeración de bondades: delicados detalles en la zona alta, claridad en la percusión (si bien los bajos resultan relativamente débiles), sutileza en los platillos, metales con especial charm... las diferentes voces compiten por acaparar nuestra atención, y todas están dotadas de un carácter seductor. El panorama escénico es excelente, y nos sitúa a los músicos a la distancia ideal, perfilando con precisión una imagen virtual de cada instrumento. Un 10 casi absoluto.
Por último, no puedo dejar pasar un registro que me encanta, y que MFSL ha sabido devolvernos con su exquisito trabajo de restauración, ahora mediante transferencia a DSD. Se trata de la grabación del célebre ciclo de poemas sinfónicos reunidos bajo el nombre de Mi patria, del autor checo Bedrich Smetana, en la versión de Walter Susskind frente a la Sinfónica de San Luis (UDSACD 4006, SACD). Se trata de un viejo master procedente de los archivos de Vox, que tiene mi máxima puntuación en lo técnico. El tono general es encantador, casi hipnótico: cuerdas, viento, metales y percusión exhiben unos timbres prodigiosos, cristalinos. El discreto acompañamiento del triángulo, en El Moldava, es de un relieve impactante, pues pareciese que alguien esté golpeando directamente desde el tweeter el instrumento original. La escena que se presenta ante nosotros es de unas dimensiones muy amplias, especialmente a lo ancho, y las voces individuales son perfectamente ubicables. Ningún aficionado al mejor sonido debe dejar de conocer este SACD. Además, es de los que se disfrutan a gran volumen sin que corran peligro nuestros oídos.
¿Es MFSL un sello de carácter audiófilo? Sin duda, bajo su etiqueta encontramos las mejores remasterizaciones a día de hoy, al menos hasta donde yo he llegado.
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Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
SURROUND RECORDS
http://music-blu-ray.com/index.html
Alexander Jero es la figura estelar de la etiqueta que nos ocupa ahora. Su rostro aparece en la carátulas de los discos de la compañía, y no porque se trate de un músico o de un compositor determinado que tenga que ver con el contenido del álbum, como sería lo obvio, sino que es ¡el maestro ingeniero que realiza las mezclas!. Surround Records es peculiar por esta circunstancia y por muchas otras. Por ejemplo, el logo de la compañía es una pequeña marca de agua, minúscula, que ni siquiera aparece en la web del sello. Incluso los discos carecen de número de referencia, y la tipografía de las cubiertas es, por así decirlo, algo incómoda de leer. La página web de la empresa se encuentra en construcción... desde hace ya bastante tiempo.
Pero si traigo a la modesta Surround Records a este hilo no es por nada de eso, y ni siquiera por elegir el Blu-Ray casi como soporte exclusivo y el DTS-HD Master Audio como formato multicanal. Mi decisión se basa en la acertada elección de masters que, bajo licencia, son usados para convertir al esquema de 7.1 canales, pues son todos de un alto nivel sonoro. Dispongo de tres discos de la marca, y todos ellos me parecen que manejan un buen material. No tengo el equipo que me permita valorar la mezcla envolvente en 8 canales, exclusiva del sello, y mis apreciaciones son sólo derivadas de la escucha del mixdown estéreo. Para las pruebas hago uso de un lector Sony BDP-S570.
Comenzaré con el trabajo realizado sobre un master original de Naxos, que incorpora diversas obras de Grieg, y que fue grabado en alta definición en el Henry Wood Hall de Glasgow en 2003. Es bastante bueno como producto audiófilo, con una notable linealidad en el espectro de frecuencias y una precisión y transparencia notables. Pero no destaca en nada especial, es más, encuentro un panorama estéreo algo chocante, artificial, desprovisto de altura y algo estrecho, con una imagen bidimensional que queda atrapada entre los dos altavoces. El contenido del disco en el aspecto multimedia es decepcionante: se desaprovecha el potencial del soporte Blu-Ray, y sólo se muestran imágenes fijas para acompañar la música.
Mucho mejor es el Blu-Ray con material de Philips, que nos presenta los conciertos de violín de Beethoven y Mendelssohn, con Viktoria Mullova como invitada principal. Aquí hay energía y delicadeza a partes iguales, y el uso de la alta definición pone de relieve detalles antes invisibles en el CD original, publicado bajo la referencia 473 872-2 (aunque apunto que la propia Philips lo editó en SACD en 2003). Es todo un placer escuchar al detalle el instrumento de Mullova, con una orquesta a su altura, en una toma de gran frescura, viva y transparente. Una lástima que un producto de tal altura encuentre tan poca promoción.
Mi tercer Blu-Ray de Surround Records contiene las suites orquestales de Bach en la magnífica lectura de Diego Fasolis. El disco parece que aprovecha el material de la empresa alemana Arts, publicado parcialmente en SACD bajo la referencia 47649-8. Comparando dicho SACD con el Blu-Ray, sinceramente soy incapaz de encontrar diferencias apreciables, es tal la precisión de ambos registros. Fasolis nos brinda una ejecución plena de fuerza y de desbordante vitalidad, de gran contraste dinámico, enorme imagen espacial, y esa sensación emocionante de que algo está vivo delante de tí.
¿Es SURROUND RECORDS un sello de carácter audiófilo? Audiófilo tal vez, aunque un poco miserable en otros aspectos como producto multimedia.
http://music-blu-ray.com/index.html
Alexander Jero es la figura estelar de la etiqueta que nos ocupa ahora. Su rostro aparece en la carátulas de los discos de la compañía, y no porque se trate de un músico o de un compositor determinado que tenga que ver con el contenido del álbum, como sería lo obvio, sino que es ¡el maestro ingeniero que realiza las mezclas!. Surround Records es peculiar por esta circunstancia y por muchas otras. Por ejemplo, el logo de la compañía es una pequeña marca de agua, minúscula, que ni siquiera aparece en la web del sello. Incluso los discos carecen de número de referencia, y la tipografía de las cubiertas es, por así decirlo, algo incómoda de leer. La página web de la empresa se encuentra en construcción... desde hace ya bastante tiempo.
Pero si traigo a la modesta Surround Records a este hilo no es por nada de eso, y ni siquiera por elegir el Blu-Ray casi como soporte exclusivo y el DTS-HD Master Audio como formato multicanal. Mi decisión se basa en la acertada elección de masters que, bajo licencia, son usados para convertir al esquema de 7.1 canales, pues son todos de un alto nivel sonoro. Dispongo de tres discos de la marca, y todos ellos me parecen que manejan un buen material. No tengo el equipo que me permita valorar la mezcla envolvente en 8 canales, exclusiva del sello, y mis apreciaciones son sólo derivadas de la escucha del mixdown estéreo. Para las pruebas hago uso de un lector Sony BDP-S570.
Comenzaré con el trabajo realizado sobre un master original de Naxos, que incorpora diversas obras de Grieg, y que fue grabado en alta definición en el Henry Wood Hall de Glasgow en 2003. Es bastante bueno como producto audiófilo, con una notable linealidad en el espectro de frecuencias y una precisión y transparencia notables. Pero no destaca en nada especial, es más, encuentro un panorama estéreo algo chocante, artificial, desprovisto de altura y algo estrecho, con una imagen bidimensional que queda atrapada entre los dos altavoces. El contenido del disco en el aspecto multimedia es decepcionante: se desaprovecha el potencial del soporte Blu-Ray, y sólo se muestran imágenes fijas para acompañar la música.
Mucho mejor es el Blu-Ray con material de Philips, que nos presenta los conciertos de violín de Beethoven y Mendelssohn, con Viktoria Mullova como invitada principal. Aquí hay energía y delicadeza a partes iguales, y el uso de la alta definición pone de relieve detalles antes invisibles en el CD original, publicado bajo la referencia 473 872-2 (aunque apunto que la propia Philips lo editó en SACD en 2003). Es todo un placer escuchar al detalle el instrumento de Mullova, con una orquesta a su altura, en una toma de gran frescura, viva y transparente. Una lástima que un producto de tal altura encuentre tan poca promoción.
Mi tercer Blu-Ray de Surround Records contiene las suites orquestales de Bach en la magnífica lectura de Diego Fasolis. El disco parece que aprovecha el material de la empresa alemana Arts, publicado parcialmente en SACD bajo la referencia 47649-8. Comparando dicho SACD con el Blu-Ray, sinceramente soy incapaz de encontrar diferencias apreciables, es tal la precisión de ambos registros. Fasolis nos brinda una ejecución plena de fuerza y de desbordante vitalidad, de gran contraste dinámico, enorme imagen espacial, y esa sensación emocionante de que algo está vivo delante de tí.
¿Es SURROUND RECORDS un sello de carácter audiófilo? Audiófilo tal vez, aunque un poco miserable en otros aspectos como producto multimedia.
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Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
Gracias Sac, te lo estás currando de maravilla.
Saludos.
Saludos.
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Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
DTS ENTERTAINMENT
http://www.dts.com
Fundada por el empresario y científico Terry Beard, la empresa DTS Inc. presentaba en 1993 su innovador sistema de sonido multicanal con el lanzamiento de la película “Parque Jurásico”, de Steven Spielberg. Desde aquel mismo momento, el sonido de las grandes producciones de cine cambió para siempre. Hoy en día, todos los estudios importantes utilizan DTS multicanal, y prácticamente todas las grandes películas de Hollywood se lanzan con bandas sonoras en ese mismo formato. En 1997, la compañía creaba su división DTS Entertainment, un sello discográfico independiente que trató de comercializar discos con mezclas de sonido envolvente, incorporando varios formatos (DTS y DVD-Audio) en un solo disco. Parece que todo ha terminado en un nuevo fiasco, aunque los productos del sello todavía se ven en el mercado. Actualmente podemos encontrar más de cien títulos bajo el logo DTS Entertainment, que cubren una amplia variedad de géneros.
Aquí tenemos un documento ilustrativo:
http://www.elusivedisc.com/DTSentFAQ.pdf
Y aquí, un listado de lanzamientos:
http://www.discogs.com/label/DTS%20Entertainment
Comienzo mi repaso a su catálogo con uno de los primeros discos del sello, “Bach Classics” (69286-01075-9-5, DVD Audio). Se trata de una delicada remasterización de conocidas piezas con la LSO y Don Jackson al frente. El sonido es, incluso en equipos modestos, de perfil dulce y suave, muy digerible en términos estrictamente auditivos, incluso en su pista DTS, con una tasa de 1’5 Mbps y 48 kHz de muestreo. La pista Dolby Digital 2.0 está a sólo 192 kbps y no suena tan bien. Pero la tercera opción, presentada en DVD-Audio, lo tiene todo para ser un registro de nivel: detalle, claridad, atmósfera, escena, dinámica, timbre. Este disco en particular me parece una excelente tarjeta de visita del sello. Si bien se trata de una recopilación, todas las pistas son de una homogeneidad encomiable.
Algo posterior es el álbum “Handel's Water Garden” (69286-01132-2-0, DVD Audio). Aquí, la presentación es diferente, ya que al DVD se le añade un CD extra para remediar la incompatibilidad con el reproductor clásico, de manera que nos encontramos con todo este material: por un lado, un CD normal con la música en estéreo; y por otro, un DVD que contiene una pista de DVD-Audio, junto a otra capa DTS multicanal (se ha suprimido el Dolby Digital, de peor calidad). El sonido es claro y limpio, pero detecto un volumen algo más elevado, por lo que sospecho del uso de un ligero tratamiento en compresión. A pesar de eso, el trabajo de masterización es excelente, realizado en base a tomas realizadas entre 1988 y 2001. La pista 12 tiene, por ejemplo, un sonido fresco, de un gran contraste dinámico, donde la ligereza del arpa se contrapone a una orquesta llena de energía y con todos sus armónicos resaltados.
De la misma serie es el álbum “Beethoven Classics” (69286-01135-2-7, DVD Audio). Si tengo que definir este producto, diría para resumir que es un pastiche delicioso, pero me resulta chocante que el sample esté rebajado a 48 kHz (a 24 bits), aunque supongo que la decisión se habrá tomado para acomodar la enorme cantidad de información que aloja el DVD, y esto podemos observarlo desde el menú principal, donde podemos seleccionar nada menos que tres formatos: PCM estéreo, DTS envolvente y DVD-Audio. Aún así, todo suena sensacional, porque el material está grabado de forma primorosa, con una escena bien estructurada y un tono de gran vivacidad. Remarcable la pista número cinco (el andante de la “Pastoral”), con graves plenos y bien saturados, junto a unas cuerdas lustrosas y coloridas. Tal vez con un exceso de agudos, pero me gusta, pues el ingeniero de sonido ha sabido darle su toque maestro. Sólo la pista en DTS (con un bitrate de 3’8 Mbps) me resulta de un sonido un poco más apagado, ligeramente más turbio.
¿Es DTS ENTERTAINMENT un sello de carácter audiófilo? El cuidado puesto en cada uno de sus discos se palpa nada más escuchar sus primeros segundos. Me parece normal, si se quiere cuidar el prestigio de una marca que ya es un referente tecnológico.
http://www.dts.com
Fundada por el empresario y científico Terry Beard, la empresa DTS Inc. presentaba en 1993 su innovador sistema de sonido multicanal con el lanzamiento de la película “Parque Jurásico”, de Steven Spielberg. Desde aquel mismo momento, el sonido de las grandes producciones de cine cambió para siempre. Hoy en día, todos los estudios importantes utilizan DTS multicanal, y prácticamente todas las grandes películas de Hollywood se lanzan con bandas sonoras en ese mismo formato. En 1997, la compañía creaba su división DTS Entertainment, un sello discográfico independiente que trató de comercializar discos con mezclas de sonido envolvente, incorporando varios formatos (DTS y DVD-Audio) en un solo disco. Parece que todo ha terminado en un nuevo fiasco, aunque los productos del sello todavía se ven en el mercado. Actualmente podemos encontrar más de cien títulos bajo el logo DTS Entertainment, que cubren una amplia variedad de géneros.
Aquí tenemos un documento ilustrativo:
http://www.elusivedisc.com/DTSentFAQ.pdf
Y aquí, un listado de lanzamientos:
http://www.discogs.com/label/DTS%20Entertainment
Comienzo mi repaso a su catálogo con uno de los primeros discos del sello, “Bach Classics” (69286-01075-9-5, DVD Audio). Se trata de una delicada remasterización de conocidas piezas con la LSO y Don Jackson al frente. El sonido es, incluso en equipos modestos, de perfil dulce y suave, muy digerible en términos estrictamente auditivos, incluso en su pista DTS, con una tasa de 1’5 Mbps y 48 kHz de muestreo. La pista Dolby Digital 2.0 está a sólo 192 kbps y no suena tan bien. Pero la tercera opción, presentada en DVD-Audio, lo tiene todo para ser un registro de nivel: detalle, claridad, atmósfera, escena, dinámica, timbre. Este disco en particular me parece una excelente tarjeta de visita del sello. Si bien se trata de una recopilación, todas las pistas son de una homogeneidad encomiable.
Algo posterior es el álbum “Handel's Water Garden” (69286-01132-2-0, DVD Audio). Aquí, la presentación es diferente, ya que al DVD se le añade un CD extra para remediar la incompatibilidad con el reproductor clásico, de manera que nos encontramos con todo este material: por un lado, un CD normal con la música en estéreo; y por otro, un DVD que contiene una pista de DVD-Audio, junto a otra capa DTS multicanal (se ha suprimido el Dolby Digital, de peor calidad). El sonido es claro y limpio, pero detecto un volumen algo más elevado, por lo que sospecho del uso de un ligero tratamiento en compresión. A pesar de eso, el trabajo de masterización es excelente, realizado en base a tomas realizadas entre 1988 y 2001. La pista 12 tiene, por ejemplo, un sonido fresco, de un gran contraste dinámico, donde la ligereza del arpa se contrapone a una orquesta llena de energía y con todos sus armónicos resaltados.
De la misma serie es el álbum “Beethoven Classics” (69286-01135-2-7, DVD Audio). Si tengo que definir este producto, diría para resumir que es un pastiche delicioso, pero me resulta chocante que el sample esté rebajado a 48 kHz (a 24 bits), aunque supongo que la decisión se habrá tomado para acomodar la enorme cantidad de información que aloja el DVD, y esto podemos observarlo desde el menú principal, donde podemos seleccionar nada menos que tres formatos: PCM estéreo, DTS envolvente y DVD-Audio. Aún así, todo suena sensacional, porque el material está grabado de forma primorosa, con una escena bien estructurada y un tono de gran vivacidad. Remarcable la pista número cinco (el andante de la “Pastoral”), con graves plenos y bien saturados, junto a unas cuerdas lustrosas y coloridas. Tal vez con un exceso de agudos, pero me gusta, pues el ingeniero de sonido ha sabido darle su toque maestro. Sólo la pista en DTS (con un bitrate de 3’8 Mbps) me resulta de un sonido un poco más apagado, ligeramente más turbio.
¿Es DTS ENTERTAINMENT un sello de carácter audiófilo? El cuidado puesto en cada uno de sus discos se palpa nada más escuchar sus primeros segundos. Me parece normal, si se quiere cuidar el prestigio de una marca que ya es un referente tecnológico.
Última edición por El Hombre del SACD el Sáb Ago 03, 2013 2:49 pm, editado 1 vez
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Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
NIMBUS RECORDS
http://www.wyastone.co.uk/all-labels/nimbus.html
Nimbus fue fundada en 1972 por el cantante Numa Labinsky y los hermanos Michael y Gerald Reynolds, y se ha basado tradicionalmente en la mansión de Leys Wyastone, justo en el límite entre Inglaterra y Gales. Su objetivo inicial fue comercializar vinilos de muy alta calidad, pero ante la irrupción de los nuevos formatos digitales su atención se dirigió a perfeccionar los nuevos estándares que introducía la industria del disco. No obstante, Nimbus Records fue la primera empresa en fabricar y comercializar discos compactos en el Reino Unido. Fue absorbida por Mirror Group en 1987, para posteriormente desaparecer como discográfica independiente. El catálogo musical de Nimbus Records es actualmente propiedad de Wyastone Estate Limited.
Uno de los aspectos técnicos peculiares de la compañía fue su adopción del sistema de sonido envolvente Ambisonic, inventado por un grupo de investigadores británicos liderados por el matemático e ingeniero de grabación Michael Gerzon. Este sistema precisaba un decodificador para poder experimentar su peculiar sonido envolvente, pero como éstos raramente han estado disponibles en el mercado (sólo la PS3 de Sony lo ofrece para algunos juegos), las grabaciones de Nimbus sólo pueden reproducirse en estéreo convencional.
Algo más de su historia aquí:
http://www.onamrecords.com/Nimbus_Records.html
Y aquí su catálogo:
http://rateyourmusic.com/label/nimbus_records/
Comienzo con las oberturas de Weber, presentadas por The Hannover Band (NI 5154). La interpretación de la banda de Hannover es animada y musical, aunque también hay que hacer notar que el timbre de los instrumentos de época es diferente al de los instrumentos modernos, y esto otorga a la música mucha vivacidad. Ante mis altavoces, mi primera impresión es que la música me llega limpia y clara, con un carácter noble que yo me atrevería de calificar como “británico”. Además, existe una buena separación entre canales, junto a una gran profundidad escénica. No sé bien si el efecto de un “decay” excesivo tengo que atribuirlo al uso del procesado Ambisonic, pero el caso es que resulta muy llamativo, colocando a la orquesta a una distancia subjetiva más larga de lo normal.
Doble disco para el ciclo de sinfonías de Mehul (NI 5184/5). Interesante colección de sinfonías de un compositor francés contemporáneo de Beethoven y que influiría en autores posteriores como Berlioz. Magnificiencia, es el primer término que me llega a la imaginación. Sonido de gran energía y a la vez rico en detalles, en estas bellas obras casi desconocidas. Vuelvo a encontrar ese exceso de reverberación que hace confusa la escucha y difumina el escenario virtual aunque, bien pensado, tengo que reconocer que en los conciertos en vivo tampoco encontramos ejemplos de buena focalización. Estos viejos discos de Nimbus parecen reunir una serie de rasgos que marcan su carácter: calidad sónica aterciopelada, huyendo de perfiles agresivos, con graves completos y bien equilibrados. Es decir, su escucha es todo un placer.
Un disco algo más moderno es el que contiene “El Mandarín Maravilloso” y el Concierto para Orquesta de Bela Bartok (NI 5229). Aprecio timbres más realistas, una microdinámica más completa y, desde luego, una recreación espacial mucho más concreta, con un mejor enfoque de las voces individuales. El escenario recreado sigue siendo enorme, pero sin la confusión propia de registros más antiguos. Un buen disco que, escuchado con calma, nos sumerge en la misma sala de conciertos.
Mi repaso a la marca termina con dos compositores americanos contemporáneos, Alan Hovhaness y Lou Harrison, que presentan sendas sinfonías (NI 2512). La grabación es ya algo antigua (1989), si bien la presente edición es de 20 años después. Todo esto se traduce, sin duda, en un nivel técnico más apurado. Ya no encuentro ese exceso de reverberaciónn típico de los comienzos del sello, y todo se desenvuelve con menos artificio. Noto mejores tonalidades en las cuerdas, un colorido más rico, si bien en el otro lado de la balanza tengo que anotar una imagen espacial un poco plana y casi esquemática.
¿Es NIMBUS RECORDS un sello de carácter audiófilo? Se trata de una de las primeras empresas que creyeron en el Compact Disc como fuente de alta calidad. Quizás eso sea suficiente para otorgarle nuestra mayor consideración.
http://www.wyastone.co.uk/all-labels/nimbus.html
Nimbus fue fundada en 1972 por el cantante Numa Labinsky y los hermanos Michael y Gerald Reynolds, y se ha basado tradicionalmente en la mansión de Leys Wyastone, justo en el límite entre Inglaterra y Gales. Su objetivo inicial fue comercializar vinilos de muy alta calidad, pero ante la irrupción de los nuevos formatos digitales su atención se dirigió a perfeccionar los nuevos estándares que introducía la industria del disco. No obstante, Nimbus Records fue la primera empresa en fabricar y comercializar discos compactos en el Reino Unido. Fue absorbida por Mirror Group en 1987, para posteriormente desaparecer como discográfica independiente. El catálogo musical de Nimbus Records es actualmente propiedad de Wyastone Estate Limited.
Uno de los aspectos técnicos peculiares de la compañía fue su adopción del sistema de sonido envolvente Ambisonic, inventado por un grupo de investigadores británicos liderados por el matemático e ingeniero de grabación Michael Gerzon. Este sistema precisaba un decodificador para poder experimentar su peculiar sonido envolvente, pero como éstos raramente han estado disponibles en el mercado (sólo la PS3 de Sony lo ofrece para algunos juegos), las grabaciones de Nimbus sólo pueden reproducirse en estéreo convencional.
Algo más de su historia aquí:
http://www.onamrecords.com/Nimbus_Records.html
Y aquí su catálogo:
http://rateyourmusic.com/label/nimbus_records/
Comienzo con las oberturas de Weber, presentadas por The Hannover Band (NI 5154). La interpretación de la banda de Hannover es animada y musical, aunque también hay que hacer notar que el timbre de los instrumentos de época es diferente al de los instrumentos modernos, y esto otorga a la música mucha vivacidad. Ante mis altavoces, mi primera impresión es que la música me llega limpia y clara, con un carácter noble que yo me atrevería de calificar como “británico”. Además, existe una buena separación entre canales, junto a una gran profundidad escénica. No sé bien si el efecto de un “decay” excesivo tengo que atribuirlo al uso del procesado Ambisonic, pero el caso es que resulta muy llamativo, colocando a la orquesta a una distancia subjetiva más larga de lo normal.
Doble disco para el ciclo de sinfonías de Mehul (NI 5184/5). Interesante colección de sinfonías de un compositor francés contemporáneo de Beethoven y que influiría en autores posteriores como Berlioz. Magnificiencia, es el primer término que me llega a la imaginación. Sonido de gran energía y a la vez rico en detalles, en estas bellas obras casi desconocidas. Vuelvo a encontrar ese exceso de reverberación que hace confusa la escucha y difumina el escenario virtual aunque, bien pensado, tengo que reconocer que en los conciertos en vivo tampoco encontramos ejemplos de buena focalización. Estos viejos discos de Nimbus parecen reunir una serie de rasgos que marcan su carácter: calidad sónica aterciopelada, huyendo de perfiles agresivos, con graves completos y bien equilibrados. Es decir, su escucha es todo un placer.
Un disco algo más moderno es el que contiene “El Mandarín Maravilloso” y el Concierto para Orquesta de Bela Bartok (NI 5229). Aprecio timbres más realistas, una microdinámica más completa y, desde luego, una recreación espacial mucho más concreta, con un mejor enfoque de las voces individuales. El escenario recreado sigue siendo enorme, pero sin la confusión propia de registros más antiguos. Un buen disco que, escuchado con calma, nos sumerge en la misma sala de conciertos.
Mi repaso a la marca termina con dos compositores americanos contemporáneos, Alan Hovhaness y Lou Harrison, que presentan sendas sinfonías (NI 2512). La grabación es ya algo antigua (1989), si bien la presente edición es de 20 años después. Todo esto se traduce, sin duda, en un nivel técnico más apurado. Ya no encuentro ese exceso de reverberaciónn típico de los comienzos del sello, y todo se desenvuelve con menos artificio. Noto mejores tonalidades en las cuerdas, un colorido más rico, si bien en el otro lado de la balanza tengo que anotar una imagen espacial un poco plana y casi esquemática.
¿Es NIMBUS RECORDS un sello de carácter audiófilo? Se trata de una de las primeras empresas que creyeron en el Compact Disc como fuente de alta calidad. Quizás eso sea suficiente para otorgarle nuestra mayor consideración.
El Hombre del SACD- Cantidad de envíos : 5204
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Fecha de inscripción : 24/06/2010
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
No había leído este hilo, sencillamente FANTASTICO! GRACIAS GRACIAS 1000 GRACIAS SACDófilo, es un trabajo excelente, se que ya te lo han dicho antes pero es que ser agradecidos es de bien nacidos.
Espero sigas con esta increíble disección de sellos porque de ello estoy aprendiendo mucho.
Saludos cordiales
Espero sigas con esta increíble disección de sellos porque de ello estoy aprendiendo mucho.
Saludos cordiales
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
kirkan escribió:No había leído este hilo, sencillamente FANTASTICO! GRACIAS GRACIAS 1000 GRACIAS SACDófilo, es un trabajo excelente, se que ya te lo han dicho antes pero es que ser agradecidos es de bien nacidos.
Espero sigas con esta increíble disección de sellos porque de ello estoy aprendiendo mucho.
Saludos cordiales
Ya ves, comencé con unos cuantos, me animé, y llevo la tira... yo también estoy aprendiendo, buscando por ahí estoy dando con muchas cosas que no sabía.
El Hombre del SACD- Cantidad de envíos : 5204
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Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
NAXOS
http://www.naxos.com/
Fundada en 1987 por Klaus Heymann, un alemán residente en Hong Kong, la discográfica es uno de los mayores sellos de música clásica. En un contexto de declive del mercado de la música clásica, Naxos se ha convertido en una de las discográficas con más ventas a nivel mundial. Gracias a su éxito, ha logrado fundar un sólido grupo al que pertenecen otras muchas compañías de prestigio.
La compañía originalmente fue conocida por su política de precios, ya que rebajaba muchos costes en la elaboración y el diseño de las cajas, a menudo con una única foto como portada de su carpetilla, contrastando de esta manera con el diseño más cuidado de la competencia. A menudo se grababa con directores y músicos poco conocidos, o con orquestas de Europa del Este, para minimizar los costes de producción y así mantener sus precios más reducidos.
Algo más de su historia aquí:
http://www.naxos.com/aboutus.asp
Entre los lanzamientos de Naxos he encontrado de todo, discos realmente mal grabados, y sólo en contadas ocasiones registros de muy alto nivel (sobre todo, en formato SACD). Mi siguiente análisis, constatable por cualquiera, lo demuestra.
Comenzaré con las grabaciones defectuosas, y éstas son encabezadas por la “Gran Partita” de Mozart en la versión de la Amadeus Wind Ensemble (8.550060). En este viejo disco, uno de los más antiguos de mi colección, faltan agudos de forma evidente, y aunque la calidad sonora es aceptable, el producto no nos hace creer, ni mucho menos, que el hecho musical tenga un mínimo de realismo. Es un CD que suena a CD, con una imagen oscura, turbia, de espacialidad indefinida y focalización confusa. Tampoco merece la pena hablar sobre la tímbrica, sólo se lleva un aprobado raspado. La audición llega incluso a producirme sopor, y no es precisamente por su nivel artístico.
Otro disco mejorable es el que contiene “Le nozze di Figaro” en los instrumentos de la Nicolaus Esterházy Sinfonia (6.110014, SACD). El material, en principio, parece sonar de manera correcta, pero según pasan los minutos, se adivinan “cosas raras” que hacen que, por ejemplo, las voces masculinas suenen agresivas, con un equilibrio de armónicos nada correcto. El disco puede ser escuchado hasta el final, pero las tomas podrían ser mucho mejores. Dentro de la orquesta, en especial la sección de viento resulta artificial, pues existe una cierta opacidad que difumina los timbres hasta volverlo todo homogéneo, e incluso a veces chillón. Un desastre para un disco que se anuncia bajo el logo DSD.
Aún peor son los conciertos para violonchelo de Boccherini, a cargo de la Scottish Chamber Orchestra (8.553571). Con este disco, se perfila ya casi de manera clara un cliché para la marca: imagen indefinida, tímbrica mejorable, dinámica sofocada, escasa transparencia, nula ambiancia. Dicho de otro modo: la grabación no la mejora ni un equipo de tipo esotérico. Por poner un ejemplo, el acompañamiento del clave, siempre chispeante y vivaz, es aquí un auténtico cencerro, triste y apagado. Por no hablar del protagonista, un chelo totalmente desprovisto de armónicos, sin sabor. Mal, muy mal.
No todo lo de Naxos es tan malo. Existen excepciones notables, como el volumen que contiene transcripciones de Stokowsky sobre obras de Mussorgsky y Tchaikovsky (6.110101, SACD). La grabación contiene una gran información ambiental que enriquece el mensaje musical, y todo se muestra claro y nítido en una recreación espacial de gran amplitud. El sonido es monumental, exhuberante: los impulsos de gran energía en la zona baja son impactantes, y la sección de los violines, por el contrario, resultan de una suavidad y una dulzura poco habituales. El rango dinámico también deja clavado a uno en el asiento. Podría ponerse como ejemplo de lo bien que puede llegar a sonar un SACD.
También muy bueno es un disco de Patrick Gallois con conciertos para flauta de Mozart (6.110055, SACD). Se trata de otra gran producción, con tonalidades y timbres que se desenvuelven de forma natural, y con dos instrumentos solistas (arpa y flauta) que muestran un cuerpo y una sonoridad creíbles. La grabación es realmente excelente, lo que unido a la gran clase del instrumentista convierte a este producto en un volumen de referencia.
¿Es NAXOS un sello de carácter audiófilo? El fenómeno se repite una vez más: el hecho de que Naxos haya triunfado en el mercado no se debe a una filosofía en la que tuviera peso la calidad técnica de la grabación, sino sólo al bajo precio de sus lanzamientos. Una vez más, se demuestra que la cantidad es más importante que la calidad, al menos de cara al público medio.
http://www.naxos.com/
Fundada en 1987 por Klaus Heymann, un alemán residente en Hong Kong, la discográfica es uno de los mayores sellos de música clásica. En un contexto de declive del mercado de la música clásica, Naxos se ha convertido en una de las discográficas con más ventas a nivel mundial. Gracias a su éxito, ha logrado fundar un sólido grupo al que pertenecen otras muchas compañías de prestigio.
La compañía originalmente fue conocida por su política de precios, ya que rebajaba muchos costes en la elaboración y el diseño de las cajas, a menudo con una única foto como portada de su carpetilla, contrastando de esta manera con el diseño más cuidado de la competencia. A menudo se grababa con directores y músicos poco conocidos, o con orquestas de Europa del Este, para minimizar los costes de producción y así mantener sus precios más reducidos.
Algo más de su historia aquí:
http://www.naxos.com/aboutus.asp
Entre los lanzamientos de Naxos he encontrado de todo, discos realmente mal grabados, y sólo en contadas ocasiones registros de muy alto nivel (sobre todo, en formato SACD). Mi siguiente análisis, constatable por cualquiera, lo demuestra.
Comenzaré con las grabaciones defectuosas, y éstas son encabezadas por la “Gran Partita” de Mozart en la versión de la Amadeus Wind Ensemble (8.550060). En este viejo disco, uno de los más antiguos de mi colección, faltan agudos de forma evidente, y aunque la calidad sonora es aceptable, el producto no nos hace creer, ni mucho menos, que el hecho musical tenga un mínimo de realismo. Es un CD que suena a CD, con una imagen oscura, turbia, de espacialidad indefinida y focalización confusa. Tampoco merece la pena hablar sobre la tímbrica, sólo se lleva un aprobado raspado. La audición llega incluso a producirme sopor, y no es precisamente por su nivel artístico.
Otro disco mejorable es el que contiene “Le nozze di Figaro” en los instrumentos de la Nicolaus Esterházy Sinfonia (6.110014, SACD). El material, en principio, parece sonar de manera correcta, pero según pasan los minutos, se adivinan “cosas raras” que hacen que, por ejemplo, las voces masculinas suenen agresivas, con un equilibrio de armónicos nada correcto. El disco puede ser escuchado hasta el final, pero las tomas podrían ser mucho mejores. Dentro de la orquesta, en especial la sección de viento resulta artificial, pues existe una cierta opacidad que difumina los timbres hasta volverlo todo homogéneo, e incluso a veces chillón. Un desastre para un disco que se anuncia bajo el logo DSD.
Aún peor son los conciertos para violonchelo de Boccherini, a cargo de la Scottish Chamber Orchestra (8.553571). Con este disco, se perfila ya casi de manera clara un cliché para la marca: imagen indefinida, tímbrica mejorable, dinámica sofocada, escasa transparencia, nula ambiancia. Dicho de otro modo: la grabación no la mejora ni un equipo de tipo esotérico. Por poner un ejemplo, el acompañamiento del clave, siempre chispeante y vivaz, es aquí un auténtico cencerro, triste y apagado. Por no hablar del protagonista, un chelo totalmente desprovisto de armónicos, sin sabor. Mal, muy mal.
No todo lo de Naxos es tan malo. Existen excepciones notables, como el volumen que contiene transcripciones de Stokowsky sobre obras de Mussorgsky y Tchaikovsky (6.110101, SACD). La grabación contiene una gran información ambiental que enriquece el mensaje musical, y todo se muestra claro y nítido en una recreación espacial de gran amplitud. El sonido es monumental, exhuberante: los impulsos de gran energía en la zona baja son impactantes, y la sección de los violines, por el contrario, resultan de una suavidad y una dulzura poco habituales. El rango dinámico también deja clavado a uno en el asiento. Podría ponerse como ejemplo de lo bien que puede llegar a sonar un SACD.
También muy bueno es un disco de Patrick Gallois con conciertos para flauta de Mozart (6.110055, SACD). Se trata de otra gran producción, con tonalidades y timbres que se desenvuelven de forma natural, y con dos instrumentos solistas (arpa y flauta) que muestran un cuerpo y una sonoridad creíbles. La grabación es realmente excelente, lo que unido a la gran clase del instrumentista convierte a este producto en un volumen de referencia.
¿Es NAXOS un sello de carácter audiófilo? El fenómeno se repite una vez más: el hecho de que Naxos haya triunfado en el mercado no se debe a una filosofía en la que tuviera peso la calidad técnica de la grabación, sino sólo al bajo precio de sus lanzamientos. Una vez más, se demuestra que la cantidad es más importante que la calidad, al menos de cara al público medio.
El Hombre del SACD- Cantidad de envíos : 5204
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SELLOS AUDIÓFILOS ¿REALIDAD O QUIMERA?
Y todo esto gratis, hoy de descubierto este hilo lo me lo he leido todo, tengo muchos vinilos ECM y estoy de acuerdo con tus apreciaciones, muchas gracias.
Francisco Sanchez- Cantidad de envíos : 1767
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Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
CHANNEL CLASSICS
http://www.channelclassics.com/
Channel Classics Records es un sello discográfico que nació en Holanda en 1990, bajo la asistencia del músico, ingeniero y productor Jared Sacks. El nombre de “Channel” procede de la calle de Amsterdam en que vivió Jared (“Kanaalstraat”). Junto a su esposa, Lydi Groenewegen, y un grupo de colaboradores decidió sentar las bases de una empresa que promoviera a nuevos artistas, con una amplia red de distribuidores de sus cedés en 38 países. Desde el año 2000, Channel Classics realiza sus lanzamientos en el formato Super Audio híbrido.
Para las masterizaciones, el sello utiliza cables elaborados por otro prestigioso fabricante holandés, Van den Hul, tanto para la interconexión como para los micrófonos. Entre los equipos, hay más nombres de la más alta calidad: Schoeps, Bruel & Kjaer, DPA y AKG para los micrófonos, y convertidores de Grimm Audio y EmmLabs. Las mesas de mezclas están diseñadas y construidas a mano por Heijnis Rens. El software de edición ha sido desarrollado por Pyramix. No es posible mayor calidad, y esto se refleja en la calidad de sus elaborados, como comprobamos a renglón seguido.
Anima Eterna junto a Jos van Immerseel protagonizan varios discos de Channel Classics. Uno de ellos (CCS 0590) presenta los conciertos para piano números 5 y 9 de Mozart, los más significativos de la etapa de juventud del salzburgués. Se trata de un viejo disco de mi colección que conozco bien y que me ha acompañado en mi evolución musical durante años, y al que por eso le tengo un especial cariño. Aquí, la marca ya iba apuntando maneras: la sutileza y el bello timbre de los instrumentos barrocos son recogidos de forma minuciosa y transmitidos en conjunto con una musicalidad irreprochable. En el registro no hay afectación alguna, ni mucho menos un despliegue de artificios que llegue a impresionarnos, sólo puro intimismo y sobriedad, música sin alterar en su esencia. Y termino con más adjetivos: elegancia, discrección, limpieza.
Paso a un SACD donde se presenta a la violinista Rachel Podger como figura estelar, sirviendo varios conciertos de Bach (CCS SA 30910). Antes de nada, tengo que confesar que este disco, al principio, no me convenció del todo en su aspecto técnico, pero ahora le he dado una nueva oportunidad, y en esta segunda lectura he dado con nuevas claves: quizás mi instintiva búsqueda del espectáculo, de lo resultón, me haya desviado del delicado contenido de esta grabación, realizada en el dominio del DSD con el más selecto equipamiento. El sonido no es muy directo, y percibo como un velo de distancia subjetivo, pero una vez inmerso en el placer de la escucha, en plena relajación, encuentro un agradable carácter analógico, de enorme equilibrio en todos los sentidos. Este tipo de neutralidad la atribuyo especialmente a los refinados micrófonos B&K, los mismos que habitualmente empleaba otro de mis sellos favoritos, la ya extinta Telarc.
También Podger aparece en los créditos de un doble SACD dedicado a Vivaldi, con los conciertos de su colección “La Stravaganza” (CCS SA 19503). El violín de la protagonista vuelve a manifestarse equilibrado, sedoso y afilado según en qué proporción se requiera. De nuevo, los micrófonos de B&K y Schoeps hacen bien su trabajo, y extraen calidez y musicalidad con franqueza, en un despliegue multicolor de timbres, pero todo presentado de forma discreta, casi secreta. Fantástica dinámica, con pulso y ritmo. Sólo la imagen espacial es algo confusa, pero en definitiva convincente.
De la serie “Canal Grande” es el volumen que el sello dedica a la música de Haydn con la interpretación de la agrupación Florilegium (CG 06007). Nada que distraiga el mensaje musical, y un agradable fluir de notas que nos hace olvidar que escuchamos un simple CD. De nuevo, una cierta distancia subjetiva que nos separa de los músicos, que hace que el panorama sea algo oscuro, de armónicos y transientes algo ablandados, y que también difuminan el foco. Pero estoy convencido de que son efectos que se han perseguido de manera consciente, tal vez para facilitar una audición sosegada.
¿Es CHANNEL CLASSICS un sello de carácter audiófilo? Percibo una gran homogeneidad en todos su productos, y una mano maestra por detrás que sabe mezclar los ingredientes para un menú de primera clase, sin duda.
http://www.channelclassics.com/
Channel Classics Records es un sello discográfico que nació en Holanda en 1990, bajo la asistencia del músico, ingeniero y productor Jared Sacks. El nombre de “Channel” procede de la calle de Amsterdam en que vivió Jared (“Kanaalstraat”). Junto a su esposa, Lydi Groenewegen, y un grupo de colaboradores decidió sentar las bases de una empresa que promoviera a nuevos artistas, con una amplia red de distribuidores de sus cedés en 38 países. Desde el año 2000, Channel Classics realiza sus lanzamientos en el formato Super Audio híbrido.
Para las masterizaciones, el sello utiliza cables elaborados por otro prestigioso fabricante holandés, Van den Hul, tanto para la interconexión como para los micrófonos. Entre los equipos, hay más nombres de la más alta calidad: Schoeps, Bruel & Kjaer, DPA y AKG para los micrófonos, y convertidores de Grimm Audio y EmmLabs. Las mesas de mezclas están diseñadas y construidas a mano por Heijnis Rens. El software de edición ha sido desarrollado por Pyramix. No es posible mayor calidad, y esto se refleja en la calidad de sus elaborados, como comprobamos a renglón seguido.
Anima Eterna junto a Jos van Immerseel protagonizan varios discos de Channel Classics. Uno de ellos (CCS 0590) presenta los conciertos para piano números 5 y 9 de Mozart, los más significativos de la etapa de juventud del salzburgués. Se trata de un viejo disco de mi colección que conozco bien y que me ha acompañado en mi evolución musical durante años, y al que por eso le tengo un especial cariño. Aquí, la marca ya iba apuntando maneras: la sutileza y el bello timbre de los instrumentos barrocos son recogidos de forma minuciosa y transmitidos en conjunto con una musicalidad irreprochable. En el registro no hay afectación alguna, ni mucho menos un despliegue de artificios que llegue a impresionarnos, sólo puro intimismo y sobriedad, música sin alterar en su esencia. Y termino con más adjetivos: elegancia, discrección, limpieza.
Paso a un SACD donde se presenta a la violinista Rachel Podger como figura estelar, sirviendo varios conciertos de Bach (CCS SA 30910). Antes de nada, tengo que confesar que este disco, al principio, no me convenció del todo en su aspecto técnico, pero ahora le he dado una nueva oportunidad, y en esta segunda lectura he dado con nuevas claves: quizás mi instintiva búsqueda del espectáculo, de lo resultón, me haya desviado del delicado contenido de esta grabación, realizada en el dominio del DSD con el más selecto equipamiento. El sonido no es muy directo, y percibo como un velo de distancia subjetivo, pero una vez inmerso en el placer de la escucha, en plena relajación, encuentro un agradable carácter analógico, de enorme equilibrio en todos los sentidos. Este tipo de neutralidad la atribuyo especialmente a los refinados micrófonos B&K, los mismos que habitualmente empleaba otro de mis sellos favoritos, la ya extinta Telarc.
También Podger aparece en los créditos de un doble SACD dedicado a Vivaldi, con los conciertos de su colección “La Stravaganza” (CCS SA 19503). El violín de la protagonista vuelve a manifestarse equilibrado, sedoso y afilado según en qué proporción se requiera. De nuevo, los micrófonos de B&K y Schoeps hacen bien su trabajo, y extraen calidez y musicalidad con franqueza, en un despliegue multicolor de timbres, pero todo presentado de forma discreta, casi secreta. Fantástica dinámica, con pulso y ritmo. Sólo la imagen espacial es algo confusa, pero en definitiva convincente.
De la serie “Canal Grande” es el volumen que el sello dedica a la música de Haydn con la interpretación de la agrupación Florilegium (CG 06007). Nada que distraiga el mensaje musical, y un agradable fluir de notas que nos hace olvidar que escuchamos un simple CD. De nuevo, una cierta distancia subjetiva que nos separa de los músicos, que hace que el panorama sea algo oscuro, de armónicos y transientes algo ablandados, y que también difuminan el foco. Pero estoy convencido de que son efectos que se han perseguido de manera consciente, tal vez para facilitar una audición sosegada.
¿Es CHANNEL CLASSICS un sello de carácter audiófilo? Percibo una gran homogeneidad en todos su productos, y una mano maestra por detrás que sabe mezclar los ingredientes para un menú de primera clase, sin duda.
El Hombre del SACD- Cantidad de envíos : 5204
Localización : Badajoz
Fecha de inscripción : 24/06/2010
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
Soberbio trabajo, SACDófilo.
Cada tarde hago los deberes y leo con muchísima atención y placer 2 ó 3 sellos.
Ya me estoy haciendo una listita de compras obligatorias este verano. Por otra parte, estoy descubriendo, además de sellos audiófilos, obras y autores que no había escuchado.
Mi más entusiasta gratitud, SACD.
Saludos
Cada tarde hago los deberes y leo con muchísima atención y placer 2 ó 3 sellos.
Ya me estoy haciendo una listita de compras obligatorias este verano. Por otra parte, estoy descubriendo, además de sellos audiófilos, obras y autores que no había escuchado.
Mi más entusiasta gratitud, SACD.
Saludos
Luisdebaviera- Cantidad de envíos : 824
Edad : 58
Localización : Alpes Bávaros
Fecha de inscripción : 18/11/2009
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
Luisdebaviera escribió:Soberbio trabajo, SACDófilo.
Cada tarde hago los deberes y leo con muchísima atención y placer 2 ó 3 sellos.
Ya me estoy haciendo una listita de compras obligatorias este verano. Por otra parte, estoy descubriendo, además de sellos audiófilos, obras y autores que no había escuchado.
Mi más entusiasta gratitud, SACD.
Saludos
El Hombre del SACD- Cantidad de envíos : 5204
Localización : Badajoz
Fecha de inscripción : 24/06/2010
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
CPO
http://www.jpc.de/jpcng/cpo/home
Classic Produktion Osnabrück (es decir, CPO) es una discográfica fundada en 1986 por Georg Ortmann y otros. Su misión principal fue, y sigue siendo, la de llenar los nichos en el repertorio clásico grabado, con un énfasis especial en la música romántica, tardorromántica, y del siglo XX. La etiqueta también tiene como objetivo liberar ciclos completos de sinfonías, conciertos, y de música de cámara. Asociada al sello se encuentra la famosa tienda online JPC.
El hombre que hay detrás del ambicioso programa de redescubrimiento de obras maestras es Schmilgun Burkhard, quien ha sido responsable desde 1991 de la selección de los artistas y de repertorios. Con su talento intuitivo para la localización de considerables lagunas del repertorio principal, no sólo ha hecho una contribución muy valiosa al catálogo propio del sello, sino que también ha escrito un capítulo importante en el mundo de las discográficas. Gracias a su talento, los amantes de la música de todo el mundo tienen la oportunidad de escuchar con sus propios oídos una música desconocida absolutamente apasionante, al margen ya de Beethoven, Mozart y otros pesos pesados, al tiempo que se demuestra que el veredicto de la historia de la música no siempre ha sido justa al marginar a un compositor que a través del tiempo se ha ido olvidando, o bien catalogándolo como un maestro de menor importancia.
Comienzo mi toma de contacto con el sello con la célebre sinfonía con órgano de Widor (777443, SACD). Las grabaciones de órgano con orquesta son un gran desafío para lograr el éxito. Los ingenieros de CPO han hecho un buen trabajo en este caso. El órgano se integra muy bien con la orquesta en todo el programa. Sin embargo, su percepción no se ajusta exactamente con lo que se podría escuchar en un concierto y, por tanto, carece de realismo. A muchos les podría resultar que falta el característico grave profundo del instrumento pero, por la perspectiva que observo, adivino que la toma se ha hecho a una distancia considerable, y esto también contribuye a crear un ligero velo que impide una recreación bien definida de tonos y de notas. A pesar de las limitaciones apuntadas, que son menores, creo que el presente disco vale la pena.
También hago un repaso a los desconocidos conciertos para piano de Wölfl (777347). Nada que objetar: el equilibrio de este registro es irreprochable, aunque si pretendiésemos encontrar pegas también las encontraríamos. Por ejemplo, la sensación de espacio es bastante escasa, casi plana, especialmente con poca profundidad. El piano solista parece pegado al plano de los altavoces, y por ese motivo suena a una escala irreal, a tamaño reducido. Por otro lado, la dinámica, sobre todo en el despliegue de transientes, es monótona y lineal, no hay sorpresas ni siquiera en los tuttis.
Interesantes cantatas de Scarlatti bajo el título “Inferno”, presentadas por Modo Antiguo (777141). Todo perfecto... o casi. La voz de la solista fluye con naturalidad, con suficiente realismo. La transparencia de la toma permite percibir innumerables detalles, también gracias a lo reducido del acompañamiento orquestal. Sólo en las cuerdas he notado ciertos artefactos que vuelven su sonido un punto confuso, de timbre poco definido. Pero en definitiva, es un placer perderse en la degustación de este producto.
Llegamos al final con las sinfonías de Schumann (777536, SACD). Grabación limpia y convincente, pero sin llegar a un sonido que nos excite. Habrá ingenieros de grabación que opinen que todo lo que pasa por el micrófono debe ser plasmado tal cual en la grabación, y sin alterar, y otros tenderán a ajustar lo grabado a una mezcla final más convincente, a costa de sacrificar la espontaneidad y el purismo. Parece que estemos ante este último caso. Sin haber utilizado un analizador de espectro, noto que existe una fuerte caída en las dos o tres octavas superiores, lo cual se concreta en una falta de proyección, de “aire”. Esta falta de chispa no quiere decir que las tomas sean malas, en absoluto. De hecho, nunca he oído “chispas de alta frecuencia” en las salas de conciertos, tal como se distinguen en ciertas grabaciones de alta calidad de mi colección. Todos sabemos que el sonido se absorbe más a medida que aumenta la frecuencia, por lo que es de esperar que la audición de una orquesta a una distancia de quince metros no va a sonar como en nuestro equipo, a sólo dos metros y a bajo volumen.
¿Es CPO un sello de carácter audiófilo? Las buenas críticas al sello se refieren sobre todo a su empeño de rescatar valiosas obras que ya se habían olvidado. Pero tal vez en el aspecto técnico se queden a medio camino de la excelencia, aunque yo personalmente prefiero salvarles de la mediocridad y resaltar sus bondades, que las tiene y muchas.
http://www.jpc.de/jpcng/cpo/home
Classic Produktion Osnabrück (es decir, CPO) es una discográfica fundada en 1986 por Georg Ortmann y otros. Su misión principal fue, y sigue siendo, la de llenar los nichos en el repertorio clásico grabado, con un énfasis especial en la música romántica, tardorromántica, y del siglo XX. La etiqueta también tiene como objetivo liberar ciclos completos de sinfonías, conciertos, y de música de cámara. Asociada al sello se encuentra la famosa tienda online JPC.
El hombre que hay detrás del ambicioso programa de redescubrimiento de obras maestras es Schmilgun Burkhard, quien ha sido responsable desde 1991 de la selección de los artistas y de repertorios. Con su talento intuitivo para la localización de considerables lagunas del repertorio principal, no sólo ha hecho una contribución muy valiosa al catálogo propio del sello, sino que también ha escrito un capítulo importante en el mundo de las discográficas. Gracias a su talento, los amantes de la música de todo el mundo tienen la oportunidad de escuchar con sus propios oídos una música desconocida absolutamente apasionante, al margen ya de Beethoven, Mozart y otros pesos pesados, al tiempo que se demuestra que el veredicto de la historia de la música no siempre ha sido justa al marginar a un compositor que a través del tiempo se ha ido olvidando, o bien catalogándolo como un maestro de menor importancia.
Comienzo mi toma de contacto con el sello con la célebre sinfonía con órgano de Widor (777443, SACD). Las grabaciones de órgano con orquesta son un gran desafío para lograr el éxito. Los ingenieros de CPO han hecho un buen trabajo en este caso. El órgano se integra muy bien con la orquesta en todo el programa. Sin embargo, su percepción no se ajusta exactamente con lo que se podría escuchar en un concierto y, por tanto, carece de realismo. A muchos les podría resultar que falta el característico grave profundo del instrumento pero, por la perspectiva que observo, adivino que la toma se ha hecho a una distancia considerable, y esto también contribuye a crear un ligero velo que impide una recreación bien definida de tonos y de notas. A pesar de las limitaciones apuntadas, que son menores, creo que el presente disco vale la pena.
También hago un repaso a los desconocidos conciertos para piano de Wölfl (777347). Nada que objetar: el equilibrio de este registro es irreprochable, aunque si pretendiésemos encontrar pegas también las encontraríamos. Por ejemplo, la sensación de espacio es bastante escasa, casi plana, especialmente con poca profundidad. El piano solista parece pegado al plano de los altavoces, y por ese motivo suena a una escala irreal, a tamaño reducido. Por otro lado, la dinámica, sobre todo en el despliegue de transientes, es monótona y lineal, no hay sorpresas ni siquiera en los tuttis.
Interesantes cantatas de Scarlatti bajo el título “Inferno”, presentadas por Modo Antiguo (777141). Todo perfecto... o casi. La voz de la solista fluye con naturalidad, con suficiente realismo. La transparencia de la toma permite percibir innumerables detalles, también gracias a lo reducido del acompañamiento orquestal. Sólo en las cuerdas he notado ciertos artefactos que vuelven su sonido un punto confuso, de timbre poco definido. Pero en definitiva, es un placer perderse en la degustación de este producto.
Llegamos al final con las sinfonías de Schumann (777536, SACD). Grabación limpia y convincente, pero sin llegar a un sonido que nos excite. Habrá ingenieros de grabación que opinen que todo lo que pasa por el micrófono debe ser plasmado tal cual en la grabación, y sin alterar, y otros tenderán a ajustar lo grabado a una mezcla final más convincente, a costa de sacrificar la espontaneidad y el purismo. Parece que estemos ante este último caso. Sin haber utilizado un analizador de espectro, noto que existe una fuerte caída en las dos o tres octavas superiores, lo cual se concreta en una falta de proyección, de “aire”. Esta falta de chispa no quiere decir que las tomas sean malas, en absoluto. De hecho, nunca he oído “chispas de alta frecuencia” en las salas de conciertos, tal como se distinguen en ciertas grabaciones de alta calidad de mi colección. Todos sabemos que el sonido se absorbe más a medida que aumenta la frecuencia, por lo que es de esperar que la audición de una orquesta a una distancia de quince metros no va a sonar como en nuestro equipo, a sólo dos metros y a bajo volumen.
¿Es CPO un sello de carácter audiófilo? Las buenas críticas al sello se refieren sobre todo a su empeño de rescatar valiosas obras que ya se habían olvidado. Pero tal vez en el aspecto técnico se queden a medio camino de la excelencia, aunque yo personalmente prefiero salvarles de la mediocridad y resaltar sus bondades, que las tiene y muchas.
El Hombre del SACD- Cantidad de envíos : 5204
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Fecha de inscripción : 24/06/2010
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
Hola SAC,
Soy nuevo en este foro y encuentro muy interesante este hilo.
Empiezo a introducirme en este mundillo y me gustaría que me aconsejaras cuál de todos estos sellos discográficos tienen la mejor calidad y se venden por internet.
Muchas gracias de antemano,
Soy nuevo en este foro y encuentro muy interesante este hilo.
Empiezo a introducirme en este mundillo y me gustaría que me aconsejaras cuál de todos estos sellos discográficos tienen la mejor calidad y se venden por internet.
Muchas gracias de antemano,
Jesus Bardolet- Cantidad de envíos : 1
Localización : MILU92
Fecha de inscripción : 25/01/2013
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
Jesus Bardolet escribió:Hola SAC,
Soy nuevo en este foro y encuentro muy interesante este hilo.
Empiezo a introducirme en este mundillo y me gustaría que me aconsejaras cuál de todos estos sellos discográficos tienen la mejor calidad y se venden por internet.
Muchas gracias de antemano,
Hola Jesús.
El determinar qué sellos sobresalen sobre otros es una tarea complicada, porque incluso dentro del catálogo de una misma empresa hay cosas buenas, malas y regulares. Además, ten en cuenta que los diferentes discos se analizan sólo bajo un punto de vista técnico, dentro de mis modestas apreciaciones y muy limitados conocimientos (tengo algunos estudios técnicos y me relaciono a diario con el mundo de la música, pero hasta ahí llego). Si de forma genérica afirmásemos que Blue Note ha editado siempre trabajos espléndidos y que sus cedés suenan divinos, estaría refiriéndome sólo a una determinada etapa de su historia en que esta discográfica no tenía rivales. Todo ello se complica si tenemos predilección por algún género pues, por ejemplo, los excelentes trabajos de Telarc en el campo sinfónico no tienen nada que ver con su serie posterior de jazz.
Te sugiero que, con algo de paciencia, te dirijas al índice que aparece al principio del hilo, donde un enlace te llevará a la página correspondiente. Evidentemente, no están todos los que son, pero son todos los que están, y los que no están son los que han prevalecido en el mercado durante años (Decca, DG, Philips, Columbia, EMI...) y han dejado mucho que desear a los aficionados. Elige algún nombre que te suene, y a través del enlace podrás ver mi análisis del sello en cuestión. Siempre abierto a la crítica y al diálogo, como no puede ser de otra forma.
Saludos.
El Hombre del SACD- Cantidad de envíos : 5204
Localización : Badajoz
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Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
Steiner escribió:
Por otra parte, la realidad es tozuda. Es difícil de aceptar, por ejemplo, que los Hyperion o Nimbus (otra cosa sería CHANDOS) suenan mejor que los EMI o DECCA...
Aunque te resulte difícil creerlo, así es, y he escuchado suficientes discos para lanzar una afirmación tan arriesgada. Los grandes sellos siempre se han aprovechado de su posición de predominio para hacer lo que les venía en gana. Naturalmente que contaban con grandes ingenieros y técnicos de sonido, pero de la profesión a la pasión creo que hay algo más de un paso, y afortunadamente las pequeñas compañías siempre han estado por delante en lo que a vanguardismo y state-of-art se refiere. Fue Denon la que introdujo el sonido digital en clásica, pudiendo haberlo hecho Deutsche Grammophon. Chesky aportó nuevas técnicas de grabación, mientras a la postre EMI se dedicaba a reeditar viejas cintas para complacencia de oídos conservadores. Creo que estamos hablando de la diferencia que hay entre comercialidad y pasión por la música, porque hay que ser muy apasionado para intentar competir con gigantes. Podría poner más de un ejemplo de los desastres sonoros del "grupo Polygram", que serían impensables en el catálogo de Nimbus o de Hyperion, sin olvidar que entre los productos y subproductos de Polygram hay, no obstante, soberbias y honrosas excepciones.
En el mundo de las electrónicas hi-end pasa otro tanto: ¿por qué los aficionados prefieren comprar un Plinius a un Sony, teniendo éste mayor bagaje técnico? ¿Unos monitores de una empresa tan poco influyente como Dali, a otros de larga tradición musical como Yamaha? No es esnobismo, se trata de que el genio es libre y no está ligado en absoluto a una marca registrada.
El Hombre del SACD- Cantidad de envíos : 5204
Localización : Badajoz
Fecha de inscripción : 24/06/2010
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
Considero que no merece la pena seguir hablando del tema, no da para más. El hilo ha nacido para hablar de las discográficas de tipo audiófilo, y se dan muchos nombres para intentar esclarecer cómo enfocan su punto de vista por el lado técnico. DG, Philips o EMI no se jactan de ser "audiófilos", ni tampoco nadie que haya escuchado sus discos en el pasado puede afirmar tal cosa, aunque en los últimos tiempos, tras el decaimiento general del mercado, parecen haberse puesto las pilas. Ahí tienes a EMI reeditando todas sus joyas en SACD, o a Philips grabando en alta definición. Nombro a Naxos, a Membran, a HDTT, empresas a las que les importa un pimiento la calidad sonora, y al final doy mi opinión, favorable o no, y muy personal. No sé si pillas la idea o te lo tengo que explicar con más cuidado.
El Hombre del SACD- Cantidad de envíos : 5204
Localización : Badajoz
Fecha de inscripción : 24/06/2010
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
SACDófilo escribió:NAXOS
No todo lo de Naxos es tan malo. Existen excepciones notables, como el volumen que contiene transcripciones de Stokowsky sobre obras de Mussorgsky y Tchaikovsky (6.110101, SACD). La grabación contiene una gran información ambiental que enriquece el mensaje musical, y todo se muestra claro y nítido en una recreación espacial de gran amplitud. El sonido es monumental, exhuberante: los impulsos de gran energía en la zona baja son impactantes, y la sección de los violines, por el contrario, resultan de una suavidad y una dulzura poco habituales. El rango dinámico también deja clavado a uno en el asiento. Podría ponerse como ejemplo de lo bien que puede llegar a sonar un SACD.
¿Es NAXOS un sello de carácter audiófilo? El fenómeno se repite una vez más: el hecho de que Naxos haya triunfado en el mercado no se debe a una filosofía en la que tuviera peso la calidad técnica de la grabación, sino sólo al bajo precio de sus lanzamientos. Una vez más, se demuestra que la cantidad es más importante que la calidad, al menos de cara al público medio.
Tienes mucha razón. Hay grabaciones de NAXOS horrendas, creo que superan a las buenas. Entre las buenas un SACD de tres Suites de Ferde Grofé ( obviamente encabezadas por la Suite del Gran Cañón ) por la sinfónica de Bournemouth. Sonido espléndido y estupenda interpretación.
LUDOVICO- Cantidad de envíos : 4223
Localización : València
Fecha de inscripción : 22/02/2012
Re: SELLOS AUDIÓFILOS, ¿REALIDAD O QUIMERA?
Gracias , por el esfuerzo un hilo muy interesante, la serie Living Stero, en CD, que es la que tengo, es realmente sorprendente, supongo que los editados en SACD, deben ser mejores, pero en general
suenan muy bien, concretamente el que se cita de la Boston Pops, suena con una fuerza y un brillo espectacular.
Saludos
Marco
suenan muy bien, concretamente el que se cita de la Boston Pops, suena con una fuerza y un brillo espectacular.
Saludos
Marco
Invitado- Invitado
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