Ver, probar, hacer, comprar. Restaurante Banzai, Madrid.

Banzai abre una nueva (creo que no cierra la otra) sede en Madrid, en la calle Recoletos, en este caso sustituyendo al Sushi Itto que estaba en el mismo local, algo que es ya una aventura (difícil seguir tanto cambio) en los restaurantes madrileños. Una más en los japos tras el triste cierre del modesto Yataki y su estupenda tempura. La Panamericana, muy estimable, no es lo mismo.

Banzai se pierde en todos los sentidos, con una apuesta de precio superior que no compite con locales, algunos muy cercanos, de factura parecida. Su arroz, pequeño y apelmazado, dice muy poco de su apuesta nipona, y sus innovaciones (algo vistas) en los Roll y similares, dejan ocupada la barriga y el paladar pastoso, algo que en un japonés es imperdonable. Tampoco se acierta con la empanadillas, gyozas demasiado grasientas que son solo correctas, y menos con su tempura. Sin embargo su Shashimi variado se sirve en una fuente muy completa, que, irregularidad en la calidad de alguna de sus piezas aparte (algún pez mejorable, y un atún de altura), vale lo que cuesta. Con las cervezas oportunas, pero sin postres (lo del cierre en muchos japos de aquí sigue sin dar la talla, y es costumbre desgraciadamente en la mayoría de nuestra restauración), sale por unos 40-45 pp. El Sushi Itto era mucho mejor, y se comía por algo menos. Esto de comer en función de la moda está siendo cada día más penoso, y espero no se generalice en los alrededores de esta nueva sede. 3/10. Es lo que hay.