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Una del espacio.
Hola.
A fecha de hoy nadie sabe por qué la estructura de los brazos en espiral en las galaxias tiene forma de disco: es un gran misterio.
"El 70% de todas las galaxias conocidas, incluída la Vía Láctea, tienen esa configuraciòn, pero se desconoce qué causas determinan la forma de estas típicas espirales, y por qué poseen cierta cantidad de brazos. Nuestra investigación proporciona una respuesta a una parte de esta incógnita", dice Ryan Miller, Profesor Astrofísico de la Universidad de Arkansas.
Sus descubrimientos apoyan la teoría de que los brazos son creados por una onda de materia màs densa, que forma el patrón a medida que viaja a través de la galaxia.
El enigma comienza con una simple paradoja: las estrellas en una galaxia de disco orbitan una masa central llamada "bulbo galáctico", y unas estrellas se acercan más rápidamente a la órbita central de esta región, que otras estrellas hacia los bordes de la galaxia.
Pero, si los brazos en espiral estuvieran compuestos de un grupo fijo de estrellas, las que están en los bordes del patrón tendrìan que cubrir más distancia que las estrellas en el medio para mantener el patrón en espiral: al igual que los corredores en el carril externo de una pista circular, tendrían que moverse más rápidamente para poder mantener su posición en el grupo.
En la década de 1.960, astrónomos propusieron la "Teoría de la Onda de Densidad" para explicar esta paradoja. La teoría sostiene que los brazos de las galaxias de disco no se forman a partir de haces estáticos de estrellas. En cambio, estos brazos son ondas de áreas màs densas que se mueven a través de las estrellas.
Las estrellas se desplazan de acuerdo con las leyes de la Física y, al orbitar el centro de la galaxia, se encuentran con estas áreas más densas.
Muchos astrónomos han comparado la ola de materia más densa con un atasco de tráfico, en el que la velocidad de las estrellas que viajan en un círculo alrededor del centro de una galaxia se ve afectada por la materia más densa, de la misma forma que los coches se ven afectados cuando una parte de la autopista está congestionada: disminuyen su velocidad cuando se encuentran con el atasco y después de superarlo circulan con mayor facilidad.
Las áreas más densas tambièn afectan a las nubes de gas que pasan a través de estas regiones, que se comprimen y se colapsan en nuevas estrellas.
Miller y su equipo han dado apoyo para la Teoría de la Onda de Densidad al observar estrellas de muy diferentes edades, y comparar sus ubicaciones con la del centro de la onda de densidad.
De acuerdo con la teoría, habría un punto en cada brazo de la galaxia donde la velocidad de rotación de la onda de densidad y la velocidad de las estrellas es la misma.
Esto se llama el radio de co-rotación.
Las estrellas dentro del radio de co-rotación deben moverse más rápidamente que la onda de densidad porque están más cerca del centro. Por lo tanto, cuanto más vieja se vuelve una estrella, más lejos debe viajar desde su lugar de nacimiento cerca de la onda.
En el lado exterior del radio de co-rotación, donde las estrellas viajan más lentamente que la onda de densidad, las estrellas más viejas deberían caer más detrás de la onda.
Los científicos examinaron imágenes de galaxias en la Base de Datos Extragalácticos de la NASA/IPAC, operada por el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en el Instituto de Tecnología de California.
Para cada galaxia observaron imágenes de diferentes longitudes de ondas de luz, representando estrellas de distintas edades, y descubrieron que cada grupo de estrellas formaba un brazo con un "ángulo de inclinación" ligeramente diferente, que es el ángulo del brazo en relación con el centro de la galaxia.
Al comparar estos distintos ángulos con el ángulo formado por el centro de la onda de densidad, mostraron que la ubicación de estos grupos de estrellas coincide con la predicciòn de la Teoría de la Onda de Densidad.
Aunque esta investigación proporciona una evidencia de por qué los brazos espirales mantienen su característica forma, las preguntas continúan: se desconoce, por ejemplo, qué mecanismo crea las ondas más densas.
Un saludo.
A fecha de hoy nadie sabe por qué la estructura de los brazos en espiral en las galaxias tiene forma de disco: es un gran misterio.
"El 70% de todas las galaxias conocidas, incluída la Vía Láctea, tienen esa configuraciòn, pero se desconoce qué causas determinan la forma de estas típicas espirales, y por qué poseen cierta cantidad de brazos. Nuestra investigación proporciona una respuesta a una parte de esta incógnita", dice Ryan Miller, Profesor Astrofísico de la Universidad de Arkansas.
Sus descubrimientos apoyan la teoría de que los brazos son creados por una onda de materia màs densa, que forma el patrón a medida que viaja a través de la galaxia.
El enigma comienza con una simple paradoja: las estrellas en una galaxia de disco orbitan una masa central llamada "bulbo galáctico", y unas estrellas se acercan más rápidamente a la órbita central de esta región, que otras estrellas hacia los bordes de la galaxia.
Pero, si los brazos en espiral estuvieran compuestos de un grupo fijo de estrellas, las que están en los bordes del patrón tendrìan que cubrir más distancia que las estrellas en el medio para mantener el patrón en espiral: al igual que los corredores en el carril externo de una pista circular, tendrían que moverse más rápidamente para poder mantener su posición en el grupo.
En la década de 1.960, astrónomos propusieron la "Teoría de la Onda de Densidad" para explicar esta paradoja. La teoría sostiene que los brazos de las galaxias de disco no se forman a partir de haces estáticos de estrellas. En cambio, estos brazos son ondas de áreas màs densas que se mueven a través de las estrellas.
Las estrellas se desplazan de acuerdo con las leyes de la Física y, al orbitar el centro de la galaxia, se encuentran con estas áreas más densas.
Muchos astrónomos han comparado la ola de materia más densa con un atasco de tráfico, en el que la velocidad de las estrellas que viajan en un círculo alrededor del centro de una galaxia se ve afectada por la materia más densa, de la misma forma que los coches se ven afectados cuando una parte de la autopista está congestionada: disminuyen su velocidad cuando se encuentran con el atasco y después de superarlo circulan con mayor facilidad.
Las áreas más densas tambièn afectan a las nubes de gas que pasan a través de estas regiones, que se comprimen y se colapsan en nuevas estrellas.
Miller y su equipo han dado apoyo para la Teoría de la Onda de Densidad al observar estrellas de muy diferentes edades, y comparar sus ubicaciones con la del centro de la onda de densidad.
De acuerdo con la teoría, habría un punto en cada brazo de la galaxia donde la velocidad de rotación de la onda de densidad y la velocidad de las estrellas es la misma.
Esto se llama el radio de co-rotación.
Las estrellas dentro del radio de co-rotación deben moverse más rápidamente que la onda de densidad porque están más cerca del centro. Por lo tanto, cuanto más vieja se vuelve una estrella, más lejos debe viajar desde su lugar de nacimiento cerca de la onda.
En el lado exterior del radio de co-rotación, donde las estrellas viajan más lentamente que la onda de densidad, las estrellas más viejas deberían caer más detrás de la onda.
Los científicos examinaron imágenes de galaxias en la Base de Datos Extragalácticos de la NASA/IPAC, operada por el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en el Instituto de Tecnología de California.
Para cada galaxia observaron imágenes de diferentes longitudes de ondas de luz, representando estrellas de distintas edades, y descubrieron que cada grupo de estrellas formaba un brazo con un "ángulo de inclinación" ligeramente diferente, que es el ángulo del brazo en relación con el centro de la galaxia.
Al comparar estos distintos ángulos con el ángulo formado por el centro de la onda de densidad, mostraron que la ubicación de estos grupos de estrellas coincide con la predicciòn de la Teoría de la Onda de Densidad.
Aunque esta investigación proporciona una evidencia de por qué los brazos espirales mantienen su característica forma, las preguntas continúan: se desconoce, por ejemplo, qué mecanismo crea las ondas más densas.
Un saludo.
JOSE ANTONIO MARTINEZ- Cantidad de envíos : 5395
Localización : zaragoza
Fecha de inscripción : 08/01/2015
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Hola.
Tal día como hoy hace 100 años Albert Einstein pudo demostrar su teoría relativista de la gravitación, que predijo la existencia del Big Bang, los Agujeros Negros y las Ondas Gravitacionales.
El 29 de mayo de 1.919 se produjo un eclipse total de Sol y fue la causa que dio la razòn a Einstein.
La historia de este eclipse, "la vitesse de la lumiere" (la velocidad de la luz), como explicó en Zaragoza en 1.923 el propio Einstein, cambió la ciencia hacia el mundo que hoy conocemos porque revolucionó la Física con apenas 4 folios que, ademàs, iban contra las teorías de Newton, el padre de la ciencia moderna por excelencia.
"El primero en darse cuenta de que la gravitación es la interacción fundamental, que estamos atados a la Tierra y la Tierra atada al Sol", indica Manuel Asorey, catedrático de Física Teòrica de la Universidad de Zaragoza.
Durante 300 años Newton fue el líder de la Física, quien se dio cuenta de que la gravitación en la Tierra y en el Sol es la misma, que se rigen por las mismas leyes, por eso casi nadie intentó cambiarlo. Fue un enorme avance, pero Einstein dijo que eso no estaba bien porque para él el tiempo no es como decía Newton, porque cambia también como el espacio.
Es como quien va en un tren y quien se queda en tierra, el tiempo para ambos es diferente.
Einstein tardó 10 años en elaborar esta teoría, que solamente podía demostrarse con un eclipse total en el que pudiera verse el desvío que predecía para el planeta Mercurio, el màs cercano al Sol, con una anomalía: porque solamente se pueden medir las estrellas sin el Sol, para ver verdaderamente dónde están situadas.
Al analizarlo vieron que la desviación era mínima...pero el doble de la que decía Newton.
La historia de este eclipse del 29.05.1919 casi arranca con el propio Albert Einstein que naciò en Ulm (Alemania) en 1.879 y, como no habló hasta los 3 años, sus padres llegaron a temer que fuera un niño retrasado.
Cuando terminó sus estudios en la Escuela Politécnica de Zúrich (Suiza), solo encontró un puesto como técnico de tercera clase en la Oficina de Patentes de Berna.
Era un destino gris, pero le daba tiempo y libertad para investigar en lo que le gustaba: en 1.905, su "annus mirabilis", publicó su tesis doctoral y 4 artículos fundamentales sobre el efecto fotoeléctrico (trabajo que le valió el Nobel de Física en 1.921), el movimiento browniano, la relatividad especial y la equivalencia masa-energía, el famoso E=mc2.
En 1.913 consiguió una cátedra sin obligaciones docentes en Berlín y el 25.11.1915, con 36 años, y ante la Academia Prusiana de Ciencias, puso patas arriba la ley de la gravitación de Newton, vigente desde el siglo XVII, mediante las 4 páginas de su Teoría de la Relatividad General.
Muchos colegas no la aceptaron, y el mundo ni se enterò.
El descubrimiento le convirtió en el primer científico en ser un ídolo de masas, un brillante cerebro y un espíritu libre, de una creatividad ilimitada: un ser genial.
Einstein estuvo 10 años trabajando hasta elaborar su teoría, mucho más complicada que la de Newton, más conceptual, porque solo tenía una confirmación y era que el planeta más cercano al Sol, Mercurio, tiene una anomalía porque va girando su elipse unos grados de arco por siglo: su elipse se "tuerce" un poco en el extremo más alejado del Sol.
Su teoría explicaba eso, que no era nada, apenas unas décimas de milímetro, pero es lo único que podía sustentarla, algo ridículo porque el resto sigue funcionando con las leyes de Newton.
Era muy controvertido y la mayoría de la gente no le prestó atención, aunque los físicos muy teóricos se dieron cuenta de que aquello encajaba muchas cosas: era una bomba.
Con ella, Einstein cambiaba 3 cosas:
- Lo de Mercurio.
- Que la luz del cuerpo que se aleja se vuelve roja y distinta.
- Y que la luz cuando pasa cerca de un cuerpo que tiene mucha masa (peso), se desvía un poco.
La teoría de Newton dice tambièn que se desvía, pero la de Einstein que se desvía el doble, y todo esto, hay que insistir, son cosas pequeñísimas, pero fundamentales.
La demostración llegó con la importancia determinante del eclipse del Sol de hace hoy 100 años, porque al tapar el Sol, las estrellas que aparentemente están cercanas puede que realmente estén muy lejos, detrás, pero sus rayos de luz pasan cerca del Sol, y al hacerlo se desvían.
Y para poder ver ese desvío, solamente era posible con un eclipse total del Sol.
Todo fue organizado y patrocinado por el Observatorio Real de Greenwich, y su astrónomo jefe era en España como el Presidente de las Cortes, una gran autoridad, porque Inglaterra era un imperio y el imperio naval necesita a los astros al milímetro, o se pueden provocar catástrofes y derrotas, y sabían que su imperio se debía a poseer una excelente ciencia.
Mandaron 2 expediciones buscando el arco de sombra sobre la Tierra donde se pudiera observar mejor el eclipse total, en Santo Tomé Príncipe (golfo de Guinea), y al norte de Brasil: no tuvieron suerte en casi ninguno, porque estuvo nublado.
En la zona brasileña estuvo así los días anteriores, aunque hubo unos momentos sin nubes en el cielo e hicieron fotos.
En África fue peor, pues estuvo despejado los días anteriores y el 29.05.1919 salió nuboso, aunque vieron algo a través de ellas cuando se volvieron un rato más tènues.
Las 2 expediciones científicas tenían dos telescopios: uno bueno y otro para calibrar más pequeño.
En el de Brasil el mejor se calentó demasiado y uno de sus elementos distorsionó la imagen y el pequeño no, y eso demuestra que siempre hay que tener un plan B, y dio muy buenos resultados.
Fue en el de Nueva Guinea donde Arthur Stanley Eddington comprobó que la luz de las estrellas alrededor del Sol aparecía curvada por el fuerte campo gravitacional del Sol.
El eclipse total duró apenas 3 minutos y en ese pequeño tiempo había que medir las estrellas sin Sol para ver dónde están ubicadas de verdad, porque, hay que insistir, con la luz solar se distorsiona su localización.
Vieron que la desviación era el doble de la que Newton decía, y que se confirmaba lo que Einstein predecía.
Las teorías de Newton llegaba al Sol, pero la de Einstein mucho más allá, a los confines.
Imaginemos todo esto gracias a un eclipse y solo 9 estrellas.
A día de hoy, 100 años después, no hay nada que se desvíe de su predicción, que son unas ecuaciones sencillas.
El 7 de noviembre de 1.919, al día siguiente de presentar el estudio de la observación del eclipse total solar, el "Times" tituló en portada: "Revolución en la ciencia. Nueva teoría del Universo. Las ideas newtonianas, desbancadas".
Gracias a la teoría de Einstein tenemos hoy el GPS y la navegación de satélites, porque..."Con la gravedad nos apañamos muy bien, y hay quien la domina con los saltos, los saltos de pértiga...Pero para los satélites la gravedad no es como en la Tierra, y el tiempo que tiene un satélite y otro no tiene nada que ver, pues se mueven en direcciones diferentes, tienen distinta medida y hay que poner de acuerdo sus tiempos, porque la localizaciòn se basa en la sincronización exacta, y ahí está la teoría de Einstein, que obliga a introducir correcciones en los relojes de los satélites del sistema GPS para mantenerlos sincronizados", nos explica Manuel Asorey.
Uno de los experimentos más famosos para probar la teoría de Einstein fue el de Hafele-Keating realizado en 1.971: se colocaron 3 relojes atómicos, los más precisos, en 2 aviones comerciales y en una base terrestre.
Uno de los aviones dio la vuelta al mundo en dirección este (en sentido contrario a la rotaciòn de la Tierra), y otro en dirección oeste (en el mismo sentido que el planeta): a su regreso, se verificó que existían milmillonésimas de segundo de diferencias entre los 3 relojes atómicos.
Albert Einstein fue la primera superestrella de la ciencia, porque daba juego a la prensa, era un hombre comprometido con su tiempo, pues se mojaba en causas sociales y políticas: un científico muy culto que leyó tres veces El Quijote y fundó una academia en la que sólo se hablaba de filosofía y literatura.
Hizo una gira de 3 conferencias por Madrid, Barcelona y Zaragoza entre el 12 y el 14 de marzo del año 1.923 (simpre condicionada a que pudiera escribir y dibujar en las pizarras a su antojo), cobrando 3.500 ptas. por cada conferencia, el sueldo anual de un profesor en aquellos años.
En sus crónicas, los periodistas hicieron un gran ejercicio de honestidad y, aunque intentándolo, reconocieron no contar con los recursos y conocimientos suficientes como para trasladar a sus lectores el contenido preciso de sus clases magistrales..."En las que apenas entendieron lo de 'La vitesse de la lumiere' (la velocidad de la luz)", recuerda Manuel Asorey.
Un saludo.
Tal día como hoy hace 100 años Albert Einstein pudo demostrar su teoría relativista de la gravitación, que predijo la existencia del Big Bang, los Agujeros Negros y las Ondas Gravitacionales.
El 29 de mayo de 1.919 se produjo un eclipse total de Sol y fue la causa que dio la razòn a Einstein.
La historia de este eclipse, "la vitesse de la lumiere" (la velocidad de la luz), como explicó en Zaragoza en 1.923 el propio Einstein, cambió la ciencia hacia el mundo que hoy conocemos porque revolucionó la Física con apenas 4 folios que, ademàs, iban contra las teorías de Newton, el padre de la ciencia moderna por excelencia.
"El primero en darse cuenta de que la gravitación es la interacción fundamental, que estamos atados a la Tierra y la Tierra atada al Sol", indica Manuel Asorey, catedrático de Física Teòrica de la Universidad de Zaragoza.
Durante 300 años Newton fue el líder de la Física, quien se dio cuenta de que la gravitación en la Tierra y en el Sol es la misma, que se rigen por las mismas leyes, por eso casi nadie intentó cambiarlo. Fue un enorme avance, pero Einstein dijo que eso no estaba bien porque para él el tiempo no es como decía Newton, porque cambia también como el espacio.
Es como quien va en un tren y quien se queda en tierra, el tiempo para ambos es diferente.
Einstein tardó 10 años en elaborar esta teoría, que solamente podía demostrarse con un eclipse total en el que pudiera verse el desvío que predecía para el planeta Mercurio, el màs cercano al Sol, con una anomalía: porque solamente se pueden medir las estrellas sin el Sol, para ver verdaderamente dónde están situadas.
Al analizarlo vieron que la desviación era mínima...pero el doble de la que decía Newton.
La historia de este eclipse del 29.05.1919 casi arranca con el propio Albert Einstein que naciò en Ulm (Alemania) en 1.879 y, como no habló hasta los 3 años, sus padres llegaron a temer que fuera un niño retrasado.
Cuando terminó sus estudios en la Escuela Politécnica de Zúrich (Suiza), solo encontró un puesto como técnico de tercera clase en la Oficina de Patentes de Berna.
Era un destino gris, pero le daba tiempo y libertad para investigar en lo que le gustaba: en 1.905, su "annus mirabilis", publicó su tesis doctoral y 4 artículos fundamentales sobre el efecto fotoeléctrico (trabajo que le valió el Nobel de Física en 1.921), el movimiento browniano, la relatividad especial y la equivalencia masa-energía, el famoso E=mc2.
En 1.913 consiguió una cátedra sin obligaciones docentes en Berlín y el 25.11.1915, con 36 años, y ante la Academia Prusiana de Ciencias, puso patas arriba la ley de la gravitación de Newton, vigente desde el siglo XVII, mediante las 4 páginas de su Teoría de la Relatividad General.
Muchos colegas no la aceptaron, y el mundo ni se enterò.
El descubrimiento le convirtió en el primer científico en ser un ídolo de masas, un brillante cerebro y un espíritu libre, de una creatividad ilimitada: un ser genial.
Einstein estuvo 10 años trabajando hasta elaborar su teoría, mucho más complicada que la de Newton, más conceptual, porque solo tenía una confirmación y era que el planeta más cercano al Sol, Mercurio, tiene una anomalía porque va girando su elipse unos grados de arco por siglo: su elipse se "tuerce" un poco en el extremo más alejado del Sol.
Su teoría explicaba eso, que no era nada, apenas unas décimas de milímetro, pero es lo único que podía sustentarla, algo ridículo porque el resto sigue funcionando con las leyes de Newton.
Era muy controvertido y la mayoría de la gente no le prestó atención, aunque los físicos muy teóricos se dieron cuenta de que aquello encajaba muchas cosas: era una bomba.
Con ella, Einstein cambiaba 3 cosas:
- Lo de Mercurio.
- Que la luz del cuerpo que se aleja se vuelve roja y distinta.
- Y que la luz cuando pasa cerca de un cuerpo que tiene mucha masa (peso), se desvía un poco.
La teoría de Newton dice tambièn que se desvía, pero la de Einstein que se desvía el doble, y todo esto, hay que insistir, son cosas pequeñísimas, pero fundamentales.
La demostración llegó con la importancia determinante del eclipse del Sol de hace hoy 100 años, porque al tapar el Sol, las estrellas que aparentemente están cercanas puede que realmente estén muy lejos, detrás, pero sus rayos de luz pasan cerca del Sol, y al hacerlo se desvían.
Y para poder ver ese desvío, solamente era posible con un eclipse total del Sol.
Todo fue organizado y patrocinado por el Observatorio Real de Greenwich, y su astrónomo jefe era en España como el Presidente de las Cortes, una gran autoridad, porque Inglaterra era un imperio y el imperio naval necesita a los astros al milímetro, o se pueden provocar catástrofes y derrotas, y sabían que su imperio se debía a poseer una excelente ciencia.
Mandaron 2 expediciones buscando el arco de sombra sobre la Tierra donde se pudiera observar mejor el eclipse total, en Santo Tomé Príncipe (golfo de Guinea), y al norte de Brasil: no tuvieron suerte en casi ninguno, porque estuvo nublado.
En la zona brasileña estuvo así los días anteriores, aunque hubo unos momentos sin nubes en el cielo e hicieron fotos.
En África fue peor, pues estuvo despejado los días anteriores y el 29.05.1919 salió nuboso, aunque vieron algo a través de ellas cuando se volvieron un rato más tènues.
Las 2 expediciones científicas tenían dos telescopios: uno bueno y otro para calibrar más pequeño.
En el de Brasil el mejor se calentó demasiado y uno de sus elementos distorsionó la imagen y el pequeño no, y eso demuestra que siempre hay que tener un plan B, y dio muy buenos resultados.
Fue en el de Nueva Guinea donde Arthur Stanley Eddington comprobó que la luz de las estrellas alrededor del Sol aparecía curvada por el fuerte campo gravitacional del Sol.
El eclipse total duró apenas 3 minutos y en ese pequeño tiempo había que medir las estrellas sin Sol para ver dónde están ubicadas de verdad, porque, hay que insistir, con la luz solar se distorsiona su localización.
Vieron que la desviación era el doble de la que Newton decía, y que se confirmaba lo que Einstein predecía.
Las teorías de Newton llegaba al Sol, pero la de Einstein mucho más allá, a los confines.
Imaginemos todo esto gracias a un eclipse y solo 9 estrellas.
A día de hoy, 100 años después, no hay nada que se desvíe de su predicción, que son unas ecuaciones sencillas.
El 7 de noviembre de 1.919, al día siguiente de presentar el estudio de la observación del eclipse total solar, el "Times" tituló en portada: "Revolución en la ciencia. Nueva teoría del Universo. Las ideas newtonianas, desbancadas".
Gracias a la teoría de Einstein tenemos hoy el GPS y la navegación de satélites, porque..."Con la gravedad nos apañamos muy bien, y hay quien la domina con los saltos, los saltos de pértiga...Pero para los satélites la gravedad no es como en la Tierra, y el tiempo que tiene un satélite y otro no tiene nada que ver, pues se mueven en direcciones diferentes, tienen distinta medida y hay que poner de acuerdo sus tiempos, porque la localizaciòn se basa en la sincronización exacta, y ahí está la teoría de Einstein, que obliga a introducir correcciones en los relojes de los satélites del sistema GPS para mantenerlos sincronizados", nos explica Manuel Asorey.
Uno de los experimentos más famosos para probar la teoría de Einstein fue el de Hafele-Keating realizado en 1.971: se colocaron 3 relojes atómicos, los más precisos, en 2 aviones comerciales y en una base terrestre.
Uno de los aviones dio la vuelta al mundo en dirección este (en sentido contrario a la rotaciòn de la Tierra), y otro en dirección oeste (en el mismo sentido que el planeta): a su regreso, se verificó que existían milmillonésimas de segundo de diferencias entre los 3 relojes atómicos.
Albert Einstein fue la primera superestrella de la ciencia, porque daba juego a la prensa, era un hombre comprometido con su tiempo, pues se mojaba en causas sociales y políticas: un científico muy culto que leyó tres veces El Quijote y fundó una academia en la que sólo se hablaba de filosofía y literatura.
Hizo una gira de 3 conferencias por Madrid, Barcelona y Zaragoza entre el 12 y el 14 de marzo del año 1.923 (simpre condicionada a que pudiera escribir y dibujar en las pizarras a su antojo), cobrando 3.500 ptas. por cada conferencia, el sueldo anual de un profesor en aquellos años.
En sus crónicas, los periodistas hicieron un gran ejercicio de honestidad y, aunque intentándolo, reconocieron no contar con los recursos y conocimientos suficientes como para trasladar a sus lectores el contenido preciso de sus clases magistrales..."En las que apenas entendieron lo de 'La vitesse de la lumiere' (la velocidad de la luz)", recuerda Manuel Asorey.
Un saludo.
JOSE ANTONIO MARTINEZ- Cantidad de envíos : 5395
Localización : zaragoza
Fecha de inscripción : 08/01/2015
Una del espacio.
Hola.
A 650 millones de años luz de la Tierra está el exoplaneta más caliente conocido hasta la fecha: KELT-9b en la constelación de Cygnus.
Orbita extremadamente cerca a la estrella KELT-9 que es el doble de caliente que el Sol, con lo que este exoplaneta alcanza los inconcebibles 4.000 grados C. de temperatura en su atmòsfera.
Con tal calor, todos los elementos se vaporizan por completo y las moléculas se dividen en sus àtomos constituyentes, como sucede en las capas externas de las estrellas.
Esto significa que la atmósfera no contiene nubes ni aerosoles, y el cielo está despejado, en su mayor parte transparente a la luz de KELT-9.
Presenta firmas de hierro gaseoso y titanio en su atmósfera, y una nueva investigación ha podido hallar trazas de sodio, magnesio, cromo, escandio e itrio: los 2 últimos son metales de tierras raras muy poco comunes y buscados en la Tierra.
Las restantes 15 tierras raras son: gadolinio, lantano, cerio, praseodimio, neodimio, disprosio, prometio, samario, europio, terbio, tulio, iterbio, holmio, erbio y lutecio.
Un grupo conjunto de astrónomos de la Universidades de Berna y Ginebra, utilizaron el espectrógrafo HARPS-North en el Telescopio Nacional Italiano situado en la isla de La Palma, y habían observado el sistema KELT-9 por segunda vez durante el verano pasado, para descubrir los citados metales raros escandio e itrio.
Los átomos que forman el gas de la atmósfera absorben la luz en colores muy específicos en el espectro, y cada àtomo tiene una "huella dactilar" única de colores que absorbe.
El escandio se emplea para construir piezas de aviones y también se hace presente en las làmparas fluorescentes y en televisores.
El itrio está presente en pilas de combustible y se usa asímismo para la fabricación de láseres.
El escandio y el itrio nunca se habían detectado antes en la atmósfera de un exoplaneta.
También observaron los fuertes patrones de vientos globales en esa peculiar atmósfera de KELT-9b que desplaza, además, los materiales de un hemisferio al otro en este exoplaneta singular.
Un saludo.
A 650 millones de años luz de la Tierra está el exoplaneta más caliente conocido hasta la fecha: KELT-9b en la constelación de Cygnus.
Orbita extremadamente cerca a la estrella KELT-9 que es el doble de caliente que el Sol, con lo que este exoplaneta alcanza los inconcebibles 4.000 grados C. de temperatura en su atmòsfera.
Con tal calor, todos los elementos se vaporizan por completo y las moléculas se dividen en sus àtomos constituyentes, como sucede en las capas externas de las estrellas.
Esto significa que la atmósfera no contiene nubes ni aerosoles, y el cielo está despejado, en su mayor parte transparente a la luz de KELT-9.
Presenta firmas de hierro gaseoso y titanio en su atmósfera, y una nueva investigación ha podido hallar trazas de sodio, magnesio, cromo, escandio e itrio: los 2 últimos son metales de tierras raras muy poco comunes y buscados en la Tierra.
Las restantes 15 tierras raras son: gadolinio, lantano, cerio, praseodimio, neodimio, disprosio, prometio, samario, europio, terbio, tulio, iterbio, holmio, erbio y lutecio.
Un grupo conjunto de astrónomos de la Universidades de Berna y Ginebra, utilizaron el espectrógrafo HARPS-North en el Telescopio Nacional Italiano situado en la isla de La Palma, y habían observado el sistema KELT-9 por segunda vez durante el verano pasado, para descubrir los citados metales raros escandio e itrio.
Los átomos que forman el gas de la atmósfera absorben la luz en colores muy específicos en el espectro, y cada àtomo tiene una "huella dactilar" única de colores que absorbe.
El escandio se emplea para construir piezas de aviones y también se hace presente en las làmparas fluorescentes y en televisores.
El itrio está presente en pilas de combustible y se usa asímismo para la fabricación de láseres.
El escandio y el itrio nunca se habían detectado antes en la atmósfera de un exoplaneta.
También observaron los fuertes patrones de vientos globales en esa peculiar atmósfera de KELT-9b que desplaza, además, los materiales de un hemisferio al otro en este exoplaneta singular.
Un saludo.
JOSE ANTONIO MARTINEZ- Cantidad de envíos : 5395
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Fecha de inscripción : 08/01/2015
Re: Una del espacio.
Hola. Un enigm'atico agujero en la superficie de J'upiter.
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Francisco Sanchez- Cantidad de envíos : 1767
Edad : 72
Localización : Agüero
Fecha de inscripción : 07/04/2012
Una del espacio.
Hola.
La revista Nature publicó hace unos días que científicos de la Universidad de Curtin del Centro Internacional de Investigación de Radioastronomía (ICRAR), han descubierto que el Agujero Negro "V404 Cygni" situado a 8.000 años luz, emite chorros de partículas nunca vistos antes: giran muy rápidamente junto con nubes de plasma a alta velocidad, con solamente unos minutos de diferencia, y "disparando" desde el AN en distintas direcciones.
Como otros muchos Agujeros Negros, V404 Cygni se está "alimentando" de una estrella cercana, alejando el gas de dicha estrella, y formando un disco de material que rodea el AN y las espirales hacia él bajo la gravedad.
James Miller-Jones (autor principal del estudio), dice: "Lo que es diferente en este AN es que creemos que el disco de material y el AN están desalineados, con lo que la parte interna del disco se tambalea como cuando una peonza mengua su velocidad, y dispara los chorros en diferentes direcciones a medida que cambia de orientación.
Normalmente, los chorros se eyectan desde los polos de los AN pero en V404 Cygni no sucede así.
Y además, cambian de dirección muy velozmente: en no màs de 2 horas".
El disco giratorio (o disco de acreción) de la materia alrededor del AN mide 10.000.000 km. de diámetro, y los astrónomos han verificado que los pocos miles de kilómetros más interiores al AN se hincharon y tambalearon durante los brillantes estallidos, "tirando" de los chorros.
El AN V404 Cygni se identificó por primera vez en el año 1.989, cuando lanzó una gran explosión de chorros y radiación conjuntamente.
Los astrónomos revisaron placas fotográficas de su archivo, y encontraron arrebatos previos en observaciones de 1.938, 1.956 y 2.015 (en éste último duraron 2 semanas y fueron muy brillantes).
La investigaciòn usó observaciones del Very Large Baseline Array: radiotelescopio virtual de tamaño continental formado por 10 antenas ubicadas en zonas de EE.UU. y llegando hasta Hawài.
Con la gran velocidad a la que los chorros estaban cambiando de dirección, hubo que modificar el enfoque habitual para la mayoría de observaciones de radio.
Generalmente, los radiotelescopios producen una sola imagen después de varias horas de observaciones, pero los chorros de este AN cambiaban cada 2 horas, con lo que, lógicamente, una imagen de 4 horas la vieron borrosa.
Tuvieron que producir 103 imágenes individuales, cada una de 70 segundos de duración, y posteriormente unirlas formando una película, para poder visionar los cambios en los chorros expulsados en un intervalo de 2 horas.
Los investigadores piensan que el bamboleo de la parte màs interna del disco de acreción de un AN podría tambièn ocurrir cuando el AN comienzs a "alimentarse" muy rápidamente.
O en los eventos de interrupción de la oleada, cuando un AN destruye una estrella, pero es una situación todavía por confirmar.
Un saludo.
La revista Nature publicó hace unos días que científicos de la Universidad de Curtin del Centro Internacional de Investigación de Radioastronomía (ICRAR), han descubierto que el Agujero Negro "V404 Cygni" situado a 8.000 años luz, emite chorros de partículas nunca vistos antes: giran muy rápidamente junto con nubes de plasma a alta velocidad, con solamente unos minutos de diferencia, y "disparando" desde el AN en distintas direcciones.
Como otros muchos Agujeros Negros, V404 Cygni se está "alimentando" de una estrella cercana, alejando el gas de dicha estrella, y formando un disco de material que rodea el AN y las espirales hacia él bajo la gravedad.
James Miller-Jones (autor principal del estudio), dice: "Lo que es diferente en este AN es que creemos que el disco de material y el AN están desalineados, con lo que la parte interna del disco se tambalea como cuando una peonza mengua su velocidad, y dispara los chorros en diferentes direcciones a medida que cambia de orientación.
Normalmente, los chorros se eyectan desde los polos de los AN pero en V404 Cygni no sucede así.
Y además, cambian de dirección muy velozmente: en no màs de 2 horas".
El disco giratorio (o disco de acreción) de la materia alrededor del AN mide 10.000.000 km. de diámetro, y los astrónomos han verificado que los pocos miles de kilómetros más interiores al AN se hincharon y tambalearon durante los brillantes estallidos, "tirando" de los chorros.
El AN V404 Cygni se identificó por primera vez en el año 1.989, cuando lanzó una gran explosión de chorros y radiación conjuntamente.
Los astrónomos revisaron placas fotográficas de su archivo, y encontraron arrebatos previos en observaciones de 1.938, 1.956 y 2.015 (en éste último duraron 2 semanas y fueron muy brillantes).
La investigaciòn usó observaciones del Very Large Baseline Array: radiotelescopio virtual de tamaño continental formado por 10 antenas ubicadas en zonas de EE.UU. y llegando hasta Hawài.
Con la gran velocidad a la que los chorros estaban cambiando de dirección, hubo que modificar el enfoque habitual para la mayoría de observaciones de radio.
Generalmente, los radiotelescopios producen una sola imagen después de varias horas de observaciones, pero los chorros de este AN cambiaban cada 2 horas, con lo que, lógicamente, una imagen de 4 horas la vieron borrosa.
Tuvieron que producir 103 imágenes individuales, cada una de 70 segundos de duración, y posteriormente unirlas formando una película, para poder visionar los cambios en los chorros expulsados en un intervalo de 2 horas.
Los investigadores piensan que el bamboleo de la parte màs interna del disco de acreción de un AN podría tambièn ocurrir cuando el AN comienzs a "alimentarse" muy rápidamente.
O en los eventos de interrupción de la oleada, cuando un AN destruye una estrella, pero es una situación todavía por confirmar.
Un saludo.
JOSE ANTONIO MARTINEZ- Cantidad de envíos : 5395
Localización : zaragoza
Fecha de inscripción : 08/01/2015
Una del espacio.
Hola.
Astrónomos encargados de ejecutar el proyecto ASAS-SN (All Sky Automated Survey for Supernovae) están usando desde hace 5 años hasta 24 telescopios repartidos por todo la Tierra.
Nos cuentan ahora que han descubierto una extraña estrella que recuerda a la famosa "Estrella de Taby", pero con unos enigmàticos y aleatorios oscurecimientos del brillo que si en Taby alcanzaban hasta un máximo del 20%...los de esta nueva estrella llegan hasta el 70%.
Las disminuciones, que no seguían un patrón, del brillo de Taby siguen sin tener una solución consensuada por la comunidad científica a fecha de hoy.
Existen hipótesis de que hubiera orbitando delante de ella un planeta enorme, de un tamaño sin parangòn, quizás un enjambre de miles de cometas, o gigantescos trozos de escombros de planetas destrozados, etc...
Incluso, como última respuesta: que la rodea, en construcción todavía, una Estrella de Dyson creada por una civilización muy avanzada de ETs para aprovechar su energía.
La nueva estrella de nombre ASSASSN-V J213939.3 había mantenido constante su brillo durante los últimos 5 años, pero, de repente, y solo en 2 días perdió el 70%...durante 1 día permaneció estable...para solamente 48 horas después, el 5 de junio, volver a recuperarlo al 100%.
Sucede, además, que esta estrella es mucho mayor que la Estrella de Taby (de nombre así en honor a su descubridora, Tabetha Boyajian), pues tiene 3,5 veces el diàmetro del Sol y está ubicada a 3.590 años luz de la Tierra.
Con semejante tamaño, todas las ya raras hipótesis formuladas sobre las aleatorias pérdidas de luminosidad de la Estrella de Taby, ahora ya se desbordan y alcanzan unas cotas totalmente inabarcables, que no valdrían siquiera para la fantasía de una película de ciencia-ficción.
Ha aparecido últimamente otra posible respuesta: que esta nueva estrella sea en realidad un sistema doble de 2 estrellas de tamaño más o menos similar y orbitándose cercana y mutuamente, y que durante 5 días una de ellas hubiera pasado por delante de la otra (desde nuestra perspectiva), eclipsándola en un 70%.
Eclipses estelares han sido vistos muchas veces y están catalogados, pero sería la primera vez en la historia conocida del Cosmos que un eclipse durara tanto tiempo: 5 días.
Como muchos otros enigmas del Universo, no queda màs remedio que seguir al acecho de esta estrella (siguiendo el ejemplo de Taby), monitoreàndola permanentemente hasta poder descubrir alguna información novedosa, que nos explique su brutal disminuciòn y restauración total de brillo en esos 5 días: la primera vez en 5 años.
Un saludo.
Astrónomos encargados de ejecutar el proyecto ASAS-SN (All Sky Automated Survey for Supernovae) están usando desde hace 5 años hasta 24 telescopios repartidos por todo la Tierra.
Nos cuentan ahora que han descubierto una extraña estrella que recuerda a la famosa "Estrella de Taby", pero con unos enigmàticos y aleatorios oscurecimientos del brillo que si en Taby alcanzaban hasta un máximo del 20%...los de esta nueva estrella llegan hasta el 70%.
Las disminuciones, que no seguían un patrón, del brillo de Taby siguen sin tener una solución consensuada por la comunidad científica a fecha de hoy.
Existen hipótesis de que hubiera orbitando delante de ella un planeta enorme, de un tamaño sin parangòn, quizás un enjambre de miles de cometas, o gigantescos trozos de escombros de planetas destrozados, etc...
Incluso, como última respuesta: que la rodea, en construcción todavía, una Estrella de Dyson creada por una civilización muy avanzada de ETs para aprovechar su energía.
La nueva estrella de nombre ASSASSN-V J213939.3 había mantenido constante su brillo durante los últimos 5 años, pero, de repente, y solo en 2 días perdió el 70%...durante 1 día permaneció estable...para solamente 48 horas después, el 5 de junio, volver a recuperarlo al 100%.
Sucede, además, que esta estrella es mucho mayor que la Estrella de Taby (de nombre así en honor a su descubridora, Tabetha Boyajian), pues tiene 3,5 veces el diàmetro del Sol y está ubicada a 3.590 años luz de la Tierra.
Con semejante tamaño, todas las ya raras hipótesis formuladas sobre las aleatorias pérdidas de luminosidad de la Estrella de Taby, ahora ya se desbordan y alcanzan unas cotas totalmente inabarcables, que no valdrían siquiera para la fantasía de una película de ciencia-ficción.
Ha aparecido últimamente otra posible respuesta: que esta nueva estrella sea en realidad un sistema doble de 2 estrellas de tamaño más o menos similar y orbitándose cercana y mutuamente, y que durante 5 días una de ellas hubiera pasado por delante de la otra (desde nuestra perspectiva), eclipsándola en un 70%.
Eclipses estelares han sido vistos muchas veces y están catalogados, pero sería la primera vez en la historia conocida del Cosmos que un eclipse durara tanto tiempo: 5 días.
Como muchos otros enigmas del Universo, no queda màs remedio que seguir al acecho de esta estrella (siguiendo el ejemplo de Taby), monitoreàndola permanentemente hasta poder descubrir alguna información novedosa, que nos explique su brutal disminuciòn y restauración total de brillo en esos 5 días: la primera vez en 5 años.
Un saludo.
JOSE ANTONIO MARTINEZ- Cantidad de envíos : 5395
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Hola.
Un reciente video de 1' 58" obtenido mediante el telescopio Spitzer, en el que podemos apreciar 6 distintas zonas de la Nebulosa Cepheus:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Leyendas traducidas:
- Cepheus: Las estrellas comienzan a formarse en esta vena oscura de polvo y gas.
- V374 CEPH: Esto es muy probablemente una estrella rodeada por un disco de material oscuro y polvoriento.
- Young Nebula: Nuevas estrellas iluminan esta densa nube de gas y polvo.
- Runaway Star: La estrella crea una onda de choque a medida que penetra en el gas y polvo.
- Star Cluster: Estrellas masivas iluminan esta regiòn polvorienta.
- Cepheus B: Este grupo de estrellas se formò del mismo conjunto de gas y polvo.
Un saludo.
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Leyendas traducidas:
- Cepheus: Las estrellas comienzan a formarse en esta vena oscura de polvo y gas.
- V374 CEPH: Esto es muy probablemente una estrella rodeada por un disco de material oscuro y polvoriento.
- Young Nebula: Nuevas estrellas iluminan esta densa nube de gas y polvo.
- Runaway Star: La estrella crea una onda de choque a medida que penetra en el gas y polvo.
- Star Cluster: Estrellas masivas iluminan esta regiòn polvorienta.
- Cepheus B: Este grupo de estrellas se formò del mismo conjunto de gas y polvo.
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Fecha de inscripción : 08/01/2015
Una del espacio.
Hola.
¿Cómo se formó la Vía Láctea?...
¿De dónde proceden las estrellas que la componen?...
¿Cuáles son sus propiedades?...
El escenario aceptado actualmente para explicar la creación de las galaxias es jerárquico: a lo largo de la historia del Cosmos, las galaxias de menor tamaño van uniéndose entre sí para formar otras cada vez mayores.
Estos procesos de mezcla pueden prolongarse durante millones de años y en la actualidad podemos reconstruirlos a partir de las òrbitas y las propiedades individuales de las estrellas de cada galaxia.
Así pues, la mejor forma de inferir el pasado de la Vía Láctea pasa por cartografiar con la mayor precisión posible el movimiento, la distancia, la edad y el contenido químico de tantas estrellas como podamos: es el objetivo de la misión Gaia.
Con el análisis de datos de Gaia sabemos que hace unos 10.000 millones de años, la Vía Láctea colisionò y se fusionó con otra galaxia 4 veces menor. Y que en época mucho más reciente, el tránsito de una galaxia enana desencadenó la perturbación de las órbitas de numerosas estrellas del disco que aún podemos observar.
Las mediciones de Gaia están revelando la dinámica de su halo difuso de estrellas y la de las galaxias enanas que nos rodean. Y esta ola de hallazgos no ha hecho más que comenzar, pues solamente los análisis de los datos a fecha de hoy y los futuros mantendrán ocupados a los astrónomos durante varias décadas.
Gaia fue lanzado en diciembre de 2.013 desde la base de la ESA en Kourou (Guayana Francesa), y viajó hasta el punto de Lagrange L2 del sistema Sol-Tierra (ubicado a 1,5 millones de km. de nuestro planeta, en sentido opuesto al Sol), en julio de 2.014 comenzaron las observaciones científicas, que siguen a fecha de hoy, y terminará allí su misión.
Tiene una masa de 2 toneladas, 11 m. de diámetro y 2,3 m. de altura.
Gaia gira alrededor de su eje cada 6 horas, y a su vez dicho eje describe un movimiento de precesión en torno a la dirección Sol-Tierra con un periodo de 63 días.
Estas 2 rotaciones, combinadas con el movimiento de Gaia alrededor del Sol al mismo ritmo que la Tierra (1 año), permite la observación del cielo completo en unos 6 meses.
Gracias a este barrido continuo, Gaia inspecciona un promedio de 70 millones de estrellas cada día.
Cada una de estas observaciones consta de 9 medidas de la posición y el brillo, la obtención de 2 espectros de baja resolución en la parte azul y roja de la región visible del espectro electromagnético, así como de otros 3 espectros de mayor resolución en la zona infrarroja.
Los primeros permiten inferir el tipo de astro que vemos y sus propiedades físicas, como la temperatura y la gravedad de su superficie.
Los segundos se usan para determinar la velocidad de la estrella a lo largo de la línea de visión y su contenido químico.
Gaia lleva un conjunto de 106 dispositivos de carga acoplada (CCD), equivalentes a una cámara de 1.000 millones de píxeles: la mayor cámara jamás lanzada al espacio.
Toda esta vastísima informaciòn se recibe en tierra y se procesa estrella a estrella: su posición y su movimiento, ambos en 3 dimensiones sobre la bóveda celeste y a lo largo de la línea de visión (obtenida a partir de un análisis del espectro electromagnético del astro gracias al efecto Doppler), y sus propiedades físicas y químicas.
El consorcio para el procesado de datos (DPAC en inglés) consta de 6 centros de cálculo y ocupa a 400 personas entre científicos e ingenieros, en diversos países europeos.
Hasta la fecha, y para entender la relevancia de Gaia, todos los datos de distancias a estrellas y galaxias y el tamaño del Universo visible, se basaban indirecta o directamente en un catálogo de 120.000 estrellas cartografiadas a principios de los años 90 por el satélite Hipparcos, precursor de Gaia, y también de la ESO.
Gaia ha elevado esa cifra a más de 1.000 millones y ha mejorado espectacularmente la precisión de todas las medidas.
Hasta ahora, se han publicado 2 catálogos estelares:
- El primero en septiembre de 2.016 e incluía la posiciòn, distancia y el movimiento sobre la bòveda celeste de 2 millones de estrellas.
- El segundo se publicó el 25.04.2018 y elevó esa cantidad a 1.330 millones, e incluía el brillo de 1.600 millones de estrellas, el color de 1.400 millones, los parámetros físicos de cientos de millones de ellas y la velocidad radial de 7 millones.
A todo esto hay que añadir 500.000 curvas de luz (mediciones del brillo en funciòn del tiempo) de estrellas variables, así como los datos relativos a las órbitas de 14.000 asteroides preseleccionados.
Un aspecto clave de las mediciones de Gaia reside en las determinaciones de las paralajes estelares.
La paralaje de una estrella corresponde a la separación angular que subtienden el Sol y la Tierra tal y como se verían desde dicha estrella.
Puede obtenerse midiendo la posición aparente del astro cuando la Tierra se halla en puntos opuestos de su órbita alrededor del Sol, y se encuentra directamente relacionada con la distancia al objeto: cuanto más lejos se encuentre, menor serà su paralaje.
El éxito sin precedentes del catálogo de Gaia no solo se debe al gran número de estrellas estudiadas, sino también a la extrema precisión de sus medidas: por ejemplo, Gaia podrá determinar velocidades estelares con una precisión de 1km/segundo en un radio de 60.000 años luz.
En el caso del paralaje, esta va de los 0,04 milisegundos de arco para las estrellas màs brillantes (un ángulo similar al que subtenderìa una moneda de 1€ situada en la Luna si la viésemos desde la Tierra), a los 0,7 milisegundos de arco para los astros más tenues.
En comparación, los paralajes del catálogo de Hipparcos alcanzaban una precisión de "solamente" 1 milisegundo de arco.
Sin duda, hay un antes y un después de la misión Gaia de la ESO: sus resultados están comenzando a transformar buena parte de lo que creíamos saber sobre la Vía Láctea y los procesos de evolución estelar.
Un saludo.
¿Cómo se formó la Vía Láctea?...
¿De dónde proceden las estrellas que la componen?...
¿Cuáles son sus propiedades?...
El escenario aceptado actualmente para explicar la creación de las galaxias es jerárquico: a lo largo de la historia del Cosmos, las galaxias de menor tamaño van uniéndose entre sí para formar otras cada vez mayores.
Estos procesos de mezcla pueden prolongarse durante millones de años y en la actualidad podemos reconstruirlos a partir de las òrbitas y las propiedades individuales de las estrellas de cada galaxia.
Así pues, la mejor forma de inferir el pasado de la Vía Láctea pasa por cartografiar con la mayor precisión posible el movimiento, la distancia, la edad y el contenido químico de tantas estrellas como podamos: es el objetivo de la misión Gaia.
Con el análisis de datos de Gaia sabemos que hace unos 10.000 millones de años, la Vía Láctea colisionò y se fusionó con otra galaxia 4 veces menor. Y que en época mucho más reciente, el tránsito de una galaxia enana desencadenó la perturbación de las órbitas de numerosas estrellas del disco que aún podemos observar.
Las mediciones de Gaia están revelando la dinámica de su halo difuso de estrellas y la de las galaxias enanas que nos rodean. Y esta ola de hallazgos no ha hecho más que comenzar, pues solamente los análisis de los datos a fecha de hoy y los futuros mantendrán ocupados a los astrónomos durante varias décadas.
Gaia fue lanzado en diciembre de 2.013 desde la base de la ESA en Kourou (Guayana Francesa), y viajó hasta el punto de Lagrange L2 del sistema Sol-Tierra (ubicado a 1,5 millones de km. de nuestro planeta, en sentido opuesto al Sol), en julio de 2.014 comenzaron las observaciones científicas, que siguen a fecha de hoy, y terminará allí su misión.
Tiene una masa de 2 toneladas, 11 m. de diámetro y 2,3 m. de altura.
Gaia gira alrededor de su eje cada 6 horas, y a su vez dicho eje describe un movimiento de precesión en torno a la dirección Sol-Tierra con un periodo de 63 días.
Estas 2 rotaciones, combinadas con el movimiento de Gaia alrededor del Sol al mismo ritmo que la Tierra (1 año), permite la observación del cielo completo en unos 6 meses.
Gracias a este barrido continuo, Gaia inspecciona un promedio de 70 millones de estrellas cada día.
Cada una de estas observaciones consta de 9 medidas de la posición y el brillo, la obtención de 2 espectros de baja resolución en la parte azul y roja de la región visible del espectro electromagnético, así como de otros 3 espectros de mayor resolución en la zona infrarroja.
Los primeros permiten inferir el tipo de astro que vemos y sus propiedades físicas, como la temperatura y la gravedad de su superficie.
Los segundos se usan para determinar la velocidad de la estrella a lo largo de la línea de visión y su contenido químico.
Gaia lleva un conjunto de 106 dispositivos de carga acoplada (CCD), equivalentes a una cámara de 1.000 millones de píxeles: la mayor cámara jamás lanzada al espacio.
Toda esta vastísima informaciòn se recibe en tierra y se procesa estrella a estrella: su posición y su movimiento, ambos en 3 dimensiones sobre la bóveda celeste y a lo largo de la línea de visión (obtenida a partir de un análisis del espectro electromagnético del astro gracias al efecto Doppler), y sus propiedades físicas y químicas.
El consorcio para el procesado de datos (DPAC en inglés) consta de 6 centros de cálculo y ocupa a 400 personas entre científicos e ingenieros, en diversos países europeos.
Hasta la fecha, y para entender la relevancia de Gaia, todos los datos de distancias a estrellas y galaxias y el tamaño del Universo visible, se basaban indirecta o directamente en un catálogo de 120.000 estrellas cartografiadas a principios de los años 90 por el satélite Hipparcos, precursor de Gaia, y también de la ESO.
Gaia ha elevado esa cifra a más de 1.000 millones y ha mejorado espectacularmente la precisión de todas las medidas.
Hasta ahora, se han publicado 2 catálogos estelares:
- El primero en septiembre de 2.016 e incluía la posiciòn, distancia y el movimiento sobre la bòveda celeste de 2 millones de estrellas.
- El segundo se publicó el 25.04.2018 y elevó esa cantidad a 1.330 millones, e incluía el brillo de 1.600 millones de estrellas, el color de 1.400 millones, los parámetros físicos de cientos de millones de ellas y la velocidad radial de 7 millones.
A todo esto hay que añadir 500.000 curvas de luz (mediciones del brillo en funciòn del tiempo) de estrellas variables, así como los datos relativos a las órbitas de 14.000 asteroides preseleccionados.
Un aspecto clave de las mediciones de Gaia reside en las determinaciones de las paralajes estelares.
La paralaje de una estrella corresponde a la separación angular que subtienden el Sol y la Tierra tal y como se verían desde dicha estrella.
Puede obtenerse midiendo la posición aparente del astro cuando la Tierra se halla en puntos opuestos de su órbita alrededor del Sol, y se encuentra directamente relacionada con la distancia al objeto: cuanto más lejos se encuentre, menor serà su paralaje.
El éxito sin precedentes del catálogo de Gaia no solo se debe al gran número de estrellas estudiadas, sino también a la extrema precisión de sus medidas: por ejemplo, Gaia podrá determinar velocidades estelares con una precisión de 1km/segundo en un radio de 60.000 años luz.
En el caso del paralaje, esta va de los 0,04 milisegundos de arco para las estrellas màs brillantes (un ángulo similar al que subtenderìa una moneda de 1€ situada en la Luna si la viésemos desde la Tierra), a los 0,7 milisegundos de arco para los astros más tenues.
En comparación, los paralajes del catálogo de Hipparcos alcanzaban una precisión de "solamente" 1 milisegundo de arco.
Sin duda, hay un antes y un después de la misión Gaia de la ESO: sus resultados están comenzando a transformar buena parte de lo que creíamos saber sobre la Vía Láctea y los procesos de evolución estelar.
Un saludo.
JOSE ANTONIO MARTINEZ- Cantidad de envíos : 5395
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Hola.
Sigamos con el segundo de los 3 textos dedicados íntegramente a la misión Gaia.
La imagen que tenemos hoy de la Vía Láctea es la de una galaxia espiral, con un gran disco de estrellas en rotaciòn rodeado por un halo difuso de estrellas más antiguas.
Ese halo se distribuye de forma aproximadamente esférica alrededor del bulbo, la densa acumulación de estrellas que ocupa la parte central de la galaxia.
En lo que respecta a su formación, se ha descubierto en los últimos años varios indicios de que, a lo largo de su historia, la Vía Láctea sufrió múltiples interacciones con otras galaxias menores que modificaron su estructura.
Como mencionábamos al principio, las interacciones entre galaxias dejan una impronta en el movimiento de las estrellas. Por otro lado, cabe pensar que si 2 grupos de estrellas tienen orígenes distintos, exhibiràn también diferencias en su composición química.
Este tipo de análisis químico-dinámico fue llevado a cabo el año pasado por un equipo liderado por la astrónoma Amina Helmi, de la Universidad de Groninga.
Gracias al segundo catàlogo de Gaia, los científicos identificaron un grupo de estrellas cercanas al Sol que, sin embargo, mostraban una composición química distinta y giraban en torno al centro de la galaxia en sentido contrario a nuestra estrella.
Esas diferencias pueden explicarse si suponemos que se trata de estrellas procedentes de otra galaxia que, en el pasado, acabò impactando contra la Vía Láctea.
A partir de los datos de Gaia, los modelos teóricos de interacciones entre galaxias permiten reconstruir las características de la galaxia que chocó contra la nuestra, y además cuàndo se produjo esa colisión.
En su trabajo, Amina Helmi y su equipo concluyeron que hace unos 10.000 millones de años, una galaxia unas 4 veces menos masiva que la Vía Láctea impactó contra ella: la han llamado Gaia-Encélado.
La fusión de la Vía Láctea con Gaia-Encélado parece haber sido uno de los acontecimientos más importantes en la historia de nuestra galaxia.
Pero, evidentemente, no ha sido el único.
Consideremos ahora qué hubiera ocurrido si, en el pasado, una pequeña galaxia hubiese cruzado el disco de la Vía Láctea. Un encuentro así produciría un efecto local, arrastrando las estrellas del disco fuera de este pero sin expulsarlas del todo, dado que tenderían a volver hacia él atraídas por su gravedad.
Las estrellas perturbadas adquirirìan así un movimiento oscilatorio en la dirección perpendicular al plano galàctico, al tiempo que continuarían orbitando alrededor del centro de la galaxia.
¿Podemos reconocer en la actualidad la huella de un encuentro como el descrito?
Con los datos de Gaia...la respuesta es afirmativa.
Así lo puso de manifiesto un estudio publicado en 2.018 y liderado por Teresa Antoja, del Instituto de Ciencias del Cosmos de la Universidad de Barcelona.
Los investigadores analizaron las posiciones y las velocidades de casi 1.000.000 de estrellas del entorno solar. En particular, la dependencia de la velocidad perpendicular al plano de la galaxia con respecto a la distancia a dicho plano.
Al comparar los datos con las simulaciones, estos se mostraron compatibles con una interacciòn galáctica como la descrita, la cual habría ocurrido hace unos 500 millones de años.
Esa datación coincide con el último paso de la galaxia Sagitario (una de las galaxias enanas cercanas a la Vía Làctea) por el punto de su órbita màs cercano al centro de la Vía Láctea.
En este sentido, los datos de Gaia revelan que la dinámica del disco galáctico es mucho más compleja de lo que suponíamos, y que los modelos actuales precisan una revisión profunda.
Otro aspecto en el que los datos de Gaia han mostrado un gran potencial es el relativo al estudio de los cúmulos estelares: agrupaciones de estrellas que se han creado a partir de una misma nube de polvo y gas.
Como consecuencia de ese origen común, las estrellas de un cúmulo comparten edad y composición química inicial, así como un movimiento común en el espacio, el cual refleja el desplazamiento de la nube original.
Sin embargo, cuando miramos al cielo, las estrellas de un cúmulo se nos aparecen superpuestas a otras estrellas "de campo", las cuales se encuentran por delante o por detràs de dicho cúmulo.
Solamente la coincidencia de movimientos y paralajes puede discernir qué estrellas pertenecen a un cúmulo y cuáles no.
Diversos equipos han usado esta idea para buscar grupos de estrellas con un comportamiento común.
La gran precisiòn de los datos de Gaia ha permitido hallar decenas de nuevos cúmulos.
Al mismo tiempo, el análisis de todos los cúmulos ya conocidos (unos 3.000) ha revelado que muchos de ellos eran màs extensos de lo que se pensaba y que, por otro lado, algunos no eran verdaderos cúmulos, sino simples asterismos: agrupaciones de estrellas sin un vínculo físico entre ellas.
Tal ha sido el caso de los "cúmulos" situados en la parte interna del disco galáctico y con edades ya avanzadas.
De acuerdo con los modelos teóricos, semejantes cúmulos deberían disgregarse con rapidez, por lo que su existencia ponía en entredicho los modelos.
Ahora, Gaia nos ha demostrado que, en realidad, esos supuestos cúmulos no eran tales.
Un saludo.
Sigamos con el segundo de los 3 textos dedicados íntegramente a la misión Gaia.
La imagen que tenemos hoy de la Vía Láctea es la de una galaxia espiral, con un gran disco de estrellas en rotaciòn rodeado por un halo difuso de estrellas más antiguas.
Ese halo se distribuye de forma aproximadamente esférica alrededor del bulbo, la densa acumulación de estrellas que ocupa la parte central de la galaxia.
En lo que respecta a su formación, se ha descubierto en los últimos años varios indicios de que, a lo largo de su historia, la Vía Láctea sufrió múltiples interacciones con otras galaxias menores que modificaron su estructura.
Como mencionábamos al principio, las interacciones entre galaxias dejan una impronta en el movimiento de las estrellas. Por otro lado, cabe pensar que si 2 grupos de estrellas tienen orígenes distintos, exhibiràn también diferencias en su composición química.
Este tipo de análisis químico-dinámico fue llevado a cabo el año pasado por un equipo liderado por la astrónoma Amina Helmi, de la Universidad de Groninga.
Gracias al segundo catàlogo de Gaia, los científicos identificaron un grupo de estrellas cercanas al Sol que, sin embargo, mostraban una composición química distinta y giraban en torno al centro de la galaxia en sentido contrario a nuestra estrella.
Esas diferencias pueden explicarse si suponemos que se trata de estrellas procedentes de otra galaxia que, en el pasado, acabò impactando contra la Vía Láctea.
A partir de los datos de Gaia, los modelos teóricos de interacciones entre galaxias permiten reconstruir las características de la galaxia que chocó contra la nuestra, y además cuàndo se produjo esa colisión.
En su trabajo, Amina Helmi y su equipo concluyeron que hace unos 10.000 millones de años, una galaxia unas 4 veces menos masiva que la Vía Láctea impactó contra ella: la han llamado Gaia-Encélado.
La fusión de la Vía Láctea con Gaia-Encélado parece haber sido uno de los acontecimientos más importantes en la historia de nuestra galaxia.
Pero, evidentemente, no ha sido el único.
Consideremos ahora qué hubiera ocurrido si, en el pasado, una pequeña galaxia hubiese cruzado el disco de la Vía Láctea. Un encuentro así produciría un efecto local, arrastrando las estrellas del disco fuera de este pero sin expulsarlas del todo, dado que tenderían a volver hacia él atraídas por su gravedad.
Las estrellas perturbadas adquirirìan así un movimiento oscilatorio en la dirección perpendicular al plano galàctico, al tiempo que continuarían orbitando alrededor del centro de la galaxia.
¿Podemos reconocer en la actualidad la huella de un encuentro como el descrito?
Con los datos de Gaia...la respuesta es afirmativa.
Así lo puso de manifiesto un estudio publicado en 2.018 y liderado por Teresa Antoja, del Instituto de Ciencias del Cosmos de la Universidad de Barcelona.
Los investigadores analizaron las posiciones y las velocidades de casi 1.000.000 de estrellas del entorno solar. En particular, la dependencia de la velocidad perpendicular al plano de la galaxia con respecto a la distancia a dicho plano.
Al comparar los datos con las simulaciones, estos se mostraron compatibles con una interacciòn galáctica como la descrita, la cual habría ocurrido hace unos 500 millones de años.
Esa datación coincide con el último paso de la galaxia Sagitario (una de las galaxias enanas cercanas a la Vía Làctea) por el punto de su órbita màs cercano al centro de la Vía Láctea.
En este sentido, los datos de Gaia revelan que la dinámica del disco galáctico es mucho más compleja de lo que suponíamos, y que los modelos actuales precisan una revisión profunda.
Otro aspecto en el que los datos de Gaia han mostrado un gran potencial es el relativo al estudio de los cúmulos estelares: agrupaciones de estrellas que se han creado a partir de una misma nube de polvo y gas.
Como consecuencia de ese origen común, las estrellas de un cúmulo comparten edad y composición química inicial, así como un movimiento común en el espacio, el cual refleja el desplazamiento de la nube original.
Sin embargo, cuando miramos al cielo, las estrellas de un cúmulo se nos aparecen superpuestas a otras estrellas "de campo", las cuales se encuentran por delante o por detràs de dicho cúmulo.
Solamente la coincidencia de movimientos y paralajes puede discernir qué estrellas pertenecen a un cúmulo y cuáles no.
Diversos equipos han usado esta idea para buscar grupos de estrellas con un comportamiento común.
La gran precisiòn de los datos de Gaia ha permitido hallar decenas de nuevos cúmulos.
Al mismo tiempo, el análisis de todos los cúmulos ya conocidos (unos 3.000) ha revelado que muchos de ellos eran màs extensos de lo que se pensaba y que, por otro lado, algunos no eran verdaderos cúmulos, sino simples asterismos: agrupaciones de estrellas sin un vínculo físico entre ellas.
Tal ha sido el caso de los "cúmulos" situados en la parte interna del disco galáctico y con edades ya avanzadas.
De acuerdo con los modelos teóricos, semejantes cúmulos deberían disgregarse con rapidez, por lo que su existencia ponía en entredicho los modelos.
Ahora, Gaia nos ha demostrado que, en realidad, esos supuestos cúmulos no eran tales.
Un saludo.
JOSE ANTONIO MARTINEZ- Cantidad de envíos : 5395
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Fecha de inscripción : 08/01/2015
Una del espacio.
Hola.
Finalizamos con el tercer texto seguido dedicado a Gaia.
Aunque el objetivo principal de la misiòn Gaia es desentrañar el pasado de la Vía Láctea, sus resultados van más allá, en particular, la exuberancia de datos del último catálogo está llenando numerosos huecos en nuestro conocimiento sobre la estructura y la evoluciòn de las estrellas.
Una de las herramientas más importantes en el estudio de la Física estelar es el diagrama Hertzsprung-Russell (HR), concebido hace algo más de 100 años por el astrónomo danés Ejnar Hertzsprung y, de manera independiente, por el estadounidense Henry Norris Russell.
En este diagrama se representa la relación empírica entre la temperatura (horizontalmente) y la luminosidad (verticalmente) de las estrellas: dos magnitudes que sabemos que van cambiando desde el nacimiento hasta la muerte de un astro.
Cuando observamos una estrella y medimos sus propiedades, su posición en el diagrama de HR viene dada básicamente por su edad, por un lado, y por su masa y composición química iniciales, por otro.
Sin embargo, hasta ahora solo disponíamos de datos parciales en algunas etapas de la vida de las estrellas, correspondientes a zonas concretas del diagrama de HR.
Gaia ha cambiado por completo esta situación.
Las muy precisas distancias estelares medidas por Gaia permiten transformar las magnitudes aparentes (los brillos que observamos desde la Tierra) en absolutas (sus luminosidades intrínsecas).
Como consecuencia, podemos situar las estrellas en el diagrama con tal afinación que hemos empezado a ver detalles que nunca antes habíamos apreciado.
Los datos de Gaia han permitido componer un diagrama de HR con 4.276.690 estrellas con datos muy precisos. En comparación, el elaborado en su día a partir de los datos de Hipparcos solamente incluía las propiedades de unas 20.000 estrellas.
Los nuevos datos revelan con extrema claridad diversas poblaciones estelares, entre las que destacan las estrellas de la secuencia principal (aquellas que, como el Sol, aùn están fusionando hidrògeno), las gigantes (que ya han alcanzado la etapa de fusión del helio) y las enanas blancas (residuos estelares compactos que quedan una vez que una estrella similar al Sol ha agotado el combustible nuclear).
Las enanas blancas son muy abundantes pero difíciles de poder detectar, ya que emiten muy poca luz.
Su función de luminosidad (cuántas enanas blancas existen de cada luminosidad) y su funciòn de masa (cuántas hay con una masa dada) proporcionan información sobre la historia de formación estelar en la Vía Láctea.
Hasta ahora, los estudios mostraban una clara concentración de enanas blancas con 0,6 masas solares, así como un pico de ellas con 0,4 masas solares.
Sin embargo, el diagrama de HR obtenido por Gaia apunta a la existencia de una población no predicha hasta ahora por los modelos y que rondarìa las 0,8 masas solares.
Por el momento, esta subpoblación de enanas blancas recien descubiertas por Gaia carece de una explicación satisfactoria.
Ya hemos mencionado anteriormente que las estrellas de un cúmulo, por tratarse de objetos con un origen comùn, comparten edad y composición química inicial. Al mismo tiempo, cada una de ellas evoluciona al ritmo marcado por su masa.
Si representamos la temperatura y la luminosidad de todas las estrellas pertenecientes a un mismo cúmulo en un diagrama de HR, obtenemos una "isócrona": una instantánea de las propiedades de un conjunto de estrellas de similar edad.
Por tanto, al comparar las isócronas de cúmulos de edades distintas, podemos contrastar los datos con los modelos de evolución estelar.
Esta es la primera vez que disponemos de isócronas empíricas y precisas para multitud de cúmulos.
Sin duda, este valioso material proporcionarà interesantes mejoras en los modelos de estructura y evolución de las estrellas.
Los datos de Gaia son tambièn un tesoro para el estudio del halo externo y de la vecindad de la galaxia.
El análisis de las estrellas en aproximadamente la mitad (1.500) de los cúmulos globulares (agrupaciones de estrellas que orbitan alrededor del centro galáctico), en todas las galaxias esferoidales vecinas conocidas y en las Nubes de Magallanes (dos galaxias satélites de la Vía Láctea) ha permitido derivar sus movimientos con mayor precisión que nunca, a pesar de los efectos sistemáticos que existen en los datos.
El estudio de las sobredensidades estelares en el halo externo revela, por primera vez, un mapa cinemático y estructural de las corrientes estelares de la Vía Láctea en todo el cielo.
Existe una rica red de corrientes entrecruzadas, a menudo con una sorprendente coherencia cinemática. Varias de estas estructuras constituyen nuevos descubrimientos.
Este mapa apoya firmemente el escenario de que la Vía Láctea experimentó un número significativo de eventos de fusión y acreción de galaxias menores.
Las órbitas de las galaxias esferoidales enanas vecinas no comparten el mismo plano orbital, aunque todas muestran una gran inclinación con respecto al disco galàctico.
Se ha observado la existencia de asimetrías y, posiblemente, efectos de marea en algunas de ellas.
El análisis de los movimientos de estas galaxias satélite permiten estimar la masa de la Vía Láctea. Por ejemplo, si suponemos que la galaxia enana "Leo l" se encuentra ligada gravitacionalmente a la nuestra, podemos derivar una masa de la Vía Láctea de unas 9,1 x 10 elevado a 11 masas solares.
¿Qué nos depara el futuro?
La duración de la misión Gaia estaba prevista en 5 años, hasta el próximo mes de julio, con una posible extensión de 1 año. Sin embargo, el uso muy eficiente del combustible a bordo, y la inyección en órbita, prevé que se agote en el año 2.024, por lo que la ESA ha aprobado ya extender la misión al menos hasta finales del 2.020 y está considerando alargarla otros 2 años màs.
Observar una estrella durante un periodo de tiempo más largo permite mejorar la determinación de su movimiento. Ademàs, hace posible detectar las desviaciones con respecto a una trayectoria rectilínea.
En tal caso, ello indicaría que la estrella no se encuentra aislada, sino acompañada por otro objeto, ya se trate de otra estrella o de planeta/s.
Mientras la comunidad científica sigue analizando los vastísimos datos del segundo catálogo del satélite Gaia, este continúa sin descanso con sus observaciones diarias.
La próxima entrega de datos está prevista para el año 2.020, y dicho catálogo mejorará los datos del actual e incluirá información nueva:
- La clasificación de algunos de los objetos observados en estrellas, galaxias y cuàsares.
- Las temperaturas, gravedades, composición química y otras propiedades de multiplicidad de las estrellas.
- También las órbitas extremadamente precisas de todos los cuerpos del Sistema Solar.
Así pues, la comunidad astronómica puede estar de enhorabuena: el conjunto de datos del archivo de Gaia (y de los venideros) la mantendrá ocupada durante algunas dècadas.
Un saludo.
Finalizamos con el tercer texto seguido dedicado a Gaia.
Aunque el objetivo principal de la misiòn Gaia es desentrañar el pasado de la Vía Láctea, sus resultados van más allá, en particular, la exuberancia de datos del último catálogo está llenando numerosos huecos en nuestro conocimiento sobre la estructura y la evoluciòn de las estrellas.
Una de las herramientas más importantes en el estudio de la Física estelar es el diagrama Hertzsprung-Russell (HR), concebido hace algo más de 100 años por el astrónomo danés Ejnar Hertzsprung y, de manera independiente, por el estadounidense Henry Norris Russell.
En este diagrama se representa la relación empírica entre la temperatura (horizontalmente) y la luminosidad (verticalmente) de las estrellas: dos magnitudes que sabemos que van cambiando desde el nacimiento hasta la muerte de un astro.
Cuando observamos una estrella y medimos sus propiedades, su posición en el diagrama de HR viene dada básicamente por su edad, por un lado, y por su masa y composición química iniciales, por otro.
Sin embargo, hasta ahora solo disponíamos de datos parciales en algunas etapas de la vida de las estrellas, correspondientes a zonas concretas del diagrama de HR.
Gaia ha cambiado por completo esta situación.
Las muy precisas distancias estelares medidas por Gaia permiten transformar las magnitudes aparentes (los brillos que observamos desde la Tierra) en absolutas (sus luminosidades intrínsecas).
Como consecuencia, podemos situar las estrellas en el diagrama con tal afinación que hemos empezado a ver detalles que nunca antes habíamos apreciado.
Los datos de Gaia han permitido componer un diagrama de HR con 4.276.690 estrellas con datos muy precisos. En comparación, el elaborado en su día a partir de los datos de Hipparcos solamente incluía las propiedades de unas 20.000 estrellas.
Los nuevos datos revelan con extrema claridad diversas poblaciones estelares, entre las que destacan las estrellas de la secuencia principal (aquellas que, como el Sol, aùn están fusionando hidrògeno), las gigantes (que ya han alcanzado la etapa de fusión del helio) y las enanas blancas (residuos estelares compactos que quedan una vez que una estrella similar al Sol ha agotado el combustible nuclear).
Las enanas blancas son muy abundantes pero difíciles de poder detectar, ya que emiten muy poca luz.
Su función de luminosidad (cuántas enanas blancas existen de cada luminosidad) y su funciòn de masa (cuántas hay con una masa dada) proporcionan información sobre la historia de formación estelar en la Vía Láctea.
Hasta ahora, los estudios mostraban una clara concentración de enanas blancas con 0,6 masas solares, así como un pico de ellas con 0,4 masas solares.
Sin embargo, el diagrama de HR obtenido por Gaia apunta a la existencia de una población no predicha hasta ahora por los modelos y que rondarìa las 0,8 masas solares.
Por el momento, esta subpoblación de enanas blancas recien descubiertas por Gaia carece de una explicación satisfactoria.
Ya hemos mencionado anteriormente que las estrellas de un cúmulo, por tratarse de objetos con un origen comùn, comparten edad y composición química inicial. Al mismo tiempo, cada una de ellas evoluciona al ritmo marcado por su masa.
Si representamos la temperatura y la luminosidad de todas las estrellas pertenecientes a un mismo cúmulo en un diagrama de HR, obtenemos una "isócrona": una instantánea de las propiedades de un conjunto de estrellas de similar edad.
Por tanto, al comparar las isócronas de cúmulos de edades distintas, podemos contrastar los datos con los modelos de evolución estelar.
Esta es la primera vez que disponemos de isócronas empíricas y precisas para multitud de cúmulos.
Sin duda, este valioso material proporcionarà interesantes mejoras en los modelos de estructura y evolución de las estrellas.
Los datos de Gaia son tambièn un tesoro para el estudio del halo externo y de la vecindad de la galaxia.
El análisis de las estrellas en aproximadamente la mitad (1.500) de los cúmulos globulares (agrupaciones de estrellas que orbitan alrededor del centro galáctico), en todas las galaxias esferoidales vecinas conocidas y en las Nubes de Magallanes (dos galaxias satélites de la Vía Láctea) ha permitido derivar sus movimientos con mayor precisión que nunca, a pesar de los efectos sistemáticos que existen en los datos.
El estudio de las sobredensidades estelares en el halo externo revela, por primera vez, un mapa cinemático y estructural de las corrientes estelares de la Vía Láctea en todo el cielo.
Existe una rica red de corrientes entrecruzadas, a menudo con una sorprendente coherencia cinemática. Varias de estas estructuras constituyen nuevos descubrimientos.
Este mapa apoya firmemente el escenario de que la Vía Láctea experimentó un número significativo de eventos de fusión y acreción de galaxias menores.
Las órbitas de las galaxias esferoidales enanas vecinas no comparten el mismo plano orbital, aunque todas muestran una gran inclinación con respecto al disco galàctico.
Se ha observado la existencia de asimetrías y, posiblemente, efectos de marea en algunas de ellas.
El análisis de los movimientos de estas galaxias satélite permiten estimar la masa de la Vía Láctea. Por ejemplo, si suponemos que la galaxia enana "Leo l" se encuentra ligada gravitacionalmente a la nuestra, podemos derivar una masa de la Vía Láctea de unas 9,1 x 10 elevado a 11 masas solares.
¿Qué nos depara el futuro?
La duración de la misión Gaia estaba prevista en 5 años, hasta el próximo mes de julio, con una posible extensión de 1 año. Sin embargo, el uso muy eficiente del combustible a bordo, y la inyección en órbita, prevé que se agote en el año 2.024, por lo que la ESA ha aprobado ya extender la misión al menos hasta finales del 2.020 y está considerando alargarla otros 2 años màs.
Observar una estrella durante un periodo de tiempo más largo permite mejorar la determinación de su movimiento. Ademàs, hace posible detectar las desviaciones con respecto a una trayectoria rectilínea.
En tal caso, ello indicaría que la estrella no se encuentra aislada, sino acompañada por otro objeto, ya se trate de otra estrella o de planeta/s.
Mientras la comunidad científica sigue analizando los vastísimos datos del segundo catálogo del satélite Gaia, este continúa sin descanso con sus observaciones diarias.
La próxima entrega de datos está prevista para el año 2.020, y dicho catálogo mejorará los datos del actual e incluirá información nueva:
- La clasificación de algunos de los objetos observados en estrellas, galaxias y cuàsares.
- Las temperaturas, gravedades, composición química y otras propiedades de multiplicidad de las estrellas.
- También las órbitas extremadamente precisas de todos los cuerpos del Sistema Solar.
Así pues, la comunidad astronómica puede estar de enhorabuena: el conjunto de datos del archivo de Gaia (y de los venideros) la mantendrá ocupada durante algunas dècadas.
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Hola.
Hace escasas fechas que se ha instalado el nuevo instrumento NEAR (Near Earths in the AlphaCen Region) en el telescopio VLT de la ESO en Atacama, Chile.
Su finalidad única es tratar de obtener la primera fotografía de un exoplaneta habitable que orbite a la estrella Próxima Centauri, la más cercana a nosotros a 4,2 años luz.
El sistema Alfa Centauri consta de una estrella enana roja llamada Próxima Centauri y 2 similares al Sol: Alfa Centauri A y B.
Las 2 últimas siguen siendo grandes desconocidas y no sabemos si son suficientemente estables para poder albergar mundos habitables que las orbiten.
NEAR es un coronógrafo (con un coste de 4 millones de $) que trabaja en el infrarrojo tèrmico, y que bloquea la mayor parte de la luz que nos llega de la estrella. Optimizado para captar la luz infrarroja emitida por la caliente superficie de un planeta, crea una especie de eclipse artificial de la estrella seleccionada.
NEAR se ha instalado en uno de los 4 telescopios de 8 m. de diàmetro del VLT y buscará firmas de calor parecidas a las de la Tierra, mundo que absorbe la energía del Sol y emite en la longitud de onda del infrarrojo térmico.
NEAR es el primer y único proyecto actual que podría obtener imágenes directas de un exoplaneta potencialmente habitable, y se espera, con suerte, que existan algunos exoplanetas orbitando a Alfa Centauri A y B y puedan ser captados.
Al mando de esta misión está un equipo de 20 científicos expertos en detección de imágenes de exoplanetas.
Habita la esperanza de que en un cercano futuro, una vez terminados los telescopios GMT (Gigant Magellan Telescope), TMT (Telescopio de Treinta Metros) y el E-ELT (Telescopio Extremadamente Grande Europeo), todos ellos con espejos de entre 25 y 39 metros de diàmetro, podremos visualizar y caracterizar planetas habitables ubicados hasta unos 20 años luz de distancia.
Un saludo.
Hace escasas fechas que se ha instalado el nuevo instrumento NEAR (Near Earths in the AlphaCen Region) en el telescopio VLT de la ESO en Atacama, Chile.
Su finalidad única es tratar de obtener la primera fotografía de un exoplaneta habitable que orbite a la estrella Próxima Centauri, la más cercana a nosotros a 4,2 años luz.
El sistema Alfa Centauri consta de una estrella enana roja llamada Próxima Centauri y 2 similares al Sol: Alfa Centauri A y B.
Las 2 últimas siguen siendo grandes desconocidas y no sabemos si son suficientemente estables para poder albergar mundos habitables que las orbiten.
NEAR es un coronógrafo (con un coste de 4 millones de $) que trabaja en el infrarrojo tèrmico, y que bloquea la mayor parte de la luz que nos llega de la estrella. Optimizado para captar la luz infrarroja emitida por la caliente superficie de un planeta, crea una especie de eclipse artificial de la estrella seleccionada.
NEAR se ha instalado en uno de los 4 telescopios de 8 m. de diàmetro del VLT y buscará firmas de calor parecidas a las de la Tierra, mundo que absorbe la energía del Sol y emite en la longitud de onda del infrarrojo térmico.
NEAR es el primer y único proyecto actual que podría obtener imágenes directas de un exoplaneta potencialmente habitable, y se espera, con suerte, que existan algunos exoplanetas orbitando a Alfa Centauri A y B y puedan ser captados.
Al mando de esta misión está un equipo de 20 científicos expertos en detección de imágenes de exoplanetas.
Habita la esperanza de que en un cercano futuro, una vez terminados los telescopios GMT (Gigant Magellan Telescope), TMT (Telescopio de Treinta Metros) y el E-ELT (Telescopio Extremadamente Grande Europeo), todos ellos con espejos de entre 25 y 39 metros de diàmetro, podremos visualizar y caracterizar planetas habitables ubicados hasta unos 20 años luz de distancia.
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Hola.
La NASA aprobó el pasado jueves 27 la próxima misión de tipo New Frontiers, y se llama Dragonfly: nada menos que un dron de 3 m. de largo y casi igual de ancho, que explorará la mayor luna de Saturno llamada Titán, situada a 1.500 millones de km. del Sol.
Despegará en el año 2.025 y tras 9 años de viaje llegará a Titán en el 2.034.
Todas las misiones tienen, inexcusablemente, un largo necesario tiempo de preparación y creación/comprobación de los instrumentos de última tecnología, y esta en concreto, como veremos más adelante, marcará un hito si lleva a cabo con éxito su finalidad exploradora.
Su destino son los campos de dunas ecuatoriales de Titán, los mayores conocidos del Sistema Solar, en una zona denominada "Sangri-La", y muy similares a las dunas lineales de Namibia.
Dragonfly realizará vuelos cortos y alguno largo de hasta 8 km., esperando alcanzar unos 175 km. totales por una atmósfera con una temperatura de -179 grados C. y 4 veces más densa que la de la Tierra, además de una presiòn un 50% mayor a la nuestra.
Lamentablemente, Dragonfly no podrá visitar los lagos y mares del hemisferio norte, porque estarán en pleno invierno y, por lo tanto, completamente a oscuras. En cambio, explorará docenas de destinos en busca de evidencias químicas de vida pasada o actualmente existente, durante los 2,7 años de duración de la misión.
Dragonfly portará varias cámaras, 1 espectrómetro de rayos gamma y neutrones, una estación meteorológica, 1 sismòmetro desplegable y 1 espectrómetro de masas DragMS, que estudiará muestras del suelo obtenidas por el taladro CryoSADS.
Dragonfly surcará el espacio hasta Titán dentro de un escudo térmico de 3,70 m. de diámetro, y será la segunda sonda que visitará Titán tras la misión europea Huygens en 2.005 y el tercer artefacto humano en volar por otro mundo, después de los globos venusianos de las sondas soviéticas VeGa en los años 80 y el futuro minihelicóptero marciano que portará el rover Mars 2020.
Entrará en la atmósfera de Titán a una velocidad de 7,4 km/seg. y después desplegará 2 paracaídas de frenado. A continuación se separará de su escudo térmico, y, sin tocar suelo, comenzará a emprender el vuelo por la atmósfera mediante sus 8 rotores.
Toda esta compleja maniobra (nunca antes realizada) será efectuada de manera 100% autónoma, haciendo frente sobre la marcha a los imprevistos que surjan, debido a la enorme distancia entre Titán y la Tierra: es un reto nuevo, pero a su vez atrevido y fascinante para todos los que amamos esta ciencia del Cosmos.
Los científicos de la misión confiesan que solamente tienen vagas ideas de lo que se encontrará Dragonfly cuando llegue a Titán, vuele y aterrice varias veces durante esos 2,7 años explorándolo con sus instrumentos de a bordo.
Dragonfly buscará y visitara varios cráteres de impacto, como el Selk, para estudiar cómo es la relación entre la corteza de hielo y el manto de agua con la superficie.
En el cráter Selk existen ya evidencias de agua líquida pasada, sustancias orgànicas, moléculas complejas que contienen carbono, combinadas con hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y energía, que todos juntos conforman la receta de la vida tal como la conocemos.
Titán tiene una atmósfera basada en el nitrógeno, como la de la Tierra, pero posee nubes y lluvias de metano: otros compuestos orgánicos se forman en la atmòsfera y caen como si fuera nieve ligera.
Un saludo.
La NASA aprobó el pasado jueves 27 la próxima misión de tipo New Frontiers, y se llama Dragonfly: nada menos que un dron de 3 m. de largo y casi igual de ancho, que explorará la mayor luna de Saturno llamada Titán, situada a 1.500 millones de km. del Sol.
Despegará en el año 2.025 y tras 9 años de viaje llegará a Titán en el 2.034.
Todas las misiones tienen, inexcusablemente, un largo necesario tiempo de preparación y creación/comprobación de los instrumentos de última tecnología, y esta en concreto, como veremos más adelante, marcará un hito si lleva a cabo con éxito su finalidad exploradora.
Su destino son los campos de dunas ecuatoriales de Titán, los mayores conocidos del Sistema Solar, en una zona denominada "Sangri-La", y muy similares a las dunas lineales de Namibia.
Dragonfly realizará vuelos cortos y alguno largo de hasta 8 km., esperando alcanzar unos 175 km. totales por una atmósfera con una temperatura de -179 grados C. y 4 veces más densa que la de la Tierra, además de una presiòn un 50% mayor a la nuestra.
Lamentablemente, Dragonfly no podrá visitar los lagos y mares del hemisferio norte, porque estarán en pleno invierno y, por lo tanto, completamente a oscuras. En cambio, explorará docenas de destinos en busca de evidencias químicas de vida pasada o actualmente existente, durante los 2,7 años de duración de la misión.
Dragonfly portará varias cámaras, 1 espectrómetro de rayos gamma y neutrones, una estación meteorológica, 1 sismòmetro desplegable y 1 espectrómetro de masas DragMS, que estudiará muestras del suelo obtenidas por el taladro CryoSADS.
Dragonfly surcará el espacio hasta Titán dentro de un escudo térmico de 3,70 m. de diámetro, y será la segunda sonda que visitará Titán tras la misión europea Huygens en 2.005 y el tercer artefacto humano en volar por otro mundo, después de los globos venusianos de las sondas soviéticas VeGa en los años 80 y el futuro minihelicóptero marciano que portará el rover Mars 2020.
Entrará en la atmósfera de Titán a una velocidad de 7,4 km/seg. y después desplegará 2 paracaídas de frenado. A continuación se separará de su escudo térmico, y, sin tocar suelo, comenzará a emprender el vuelo por la atmósfera mediante sus 8 rotores.
Toda esta compleja maniobra (nunca antes realizada) será efectuada de manera 100% autónoma, haciendo frente sobre la marcha a los imprevistos que surjan, debido a la enorme distancia entre Titán y la Tierra: es un reto nuevo, pero a su vez atrevido y fascinante para todos los que amamos esta ciencia del Cosmos.
Los científicos de la misión confiesan que solamente tienen vagas ideas de lo que se encontrará Dragonfly cuando llegue a Titán, vuele y aterrice varias veces durante esos 2,7 años explorándolo con sus instrumentos de a bordo.
Dragonfly buscará y visitara varios cráteres de impacto, como el Selk, para estudiar cómo es la relación entre la corteza de hielo y el manto de agua con la superficie.
En el cráter Selk existen ya evidencias de agua líquida pasada, sustancias orgànicas, moléculas complejas que contienen carbono, combinadas con hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y energía, que todos juntos conforman la receta de la vida tal como la conocemos.
Titán tiene una atmósfera basada en el nitrógeno, como la de la Tierra, pero posee nubes y lluvias de metano: otros compuestos orgánicos se forman en la atmòsfera y caen como si fuera nieve ligera.
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Hola.
Tras 12 años de intensa búsqueda, por primera vez ha sido ubicada con precisión el origen de una explosión de ondas de radio, o FRB: Fast Radio Burst.
Se publicó hace pocos días en Science que ha sido mediante el nuevo radiotelescopio Australian Square Kilometre Array Pathfinder (ASKAP), situado en Australia Occidental.
Las FRBs se descubrieron en 2.007 y desde entonces se han detectado 85, la mayor parte corresponden a una sola y cortísima emisión, aunque una pequeña fracción son repetidoras desde el mismo lugar del Cosmos.
Como las FRBs suelen durar poco menos de 1 milisegundo, son extremadamente difíciles de conocer dónde se originan, pero el equipo del Dr. Bannister desarrollò una nueva tecnología para poder congelar y guardar datos ASKAP menos de 1 segundo después de que la potente ráfaga llegara al radiotelescopio.
Con la ayuda posterior de 3 de los telescopios ópticos más grandes del mundo (Keck, Gemini South y VLT) pudieron al fin fotografiar la galaxia originaria del evento FRB 180924.
Resultò ser la galaxia DES J214425.25 405400.81 que tiene el tamaño de la Vía Láctea y está a 3.600 millones de años luz de la Tierra.
El punto de partida del FRB 180924 se pudo afinar hasta saber que está a 13.000 años luz del centro de su galaxia, en los suburbios galácticos.
"La causa de las explosiones FRBs son desconocidas, pero ahora tenemos la capacidad de determinar su ubicación exacta, y esto es un gran salto hacia la solución de este misterio", explica Adam Dellor, miembro de la Universidad de Swinburne.
ASKAP consiste en una serie de múltiples antenas parabólicas y la ráfaga FRB 180924 tuvo que viajar obligatoriamente una distancia diferente a cada antena, llegando a todas en un momento ligerísimamente distinto.
A partir de esas diminutas diferencias de tiempo, del orden de una fracción de mil millonésimas de 1 segundo, se pudo identificar la galaxia original de donde salió la explosión FRB.
Los estallidos FRBs están alterados por la materia que encuentran a su paso por el Universo, con lo que sabiendo a partir de ahora de dónde provienen, los astrónomos pueden usar las emisiones de FRBs para medir la cantidad de materia existente en el espacio intergalàctico: esto revelaría material que los astrónomos han luchado durante décadas por localizar.
Y hoy nos llega la noticia de que astrónomos del Observatorio de Radio de Owens Valley (OVRO) del Instituto Tecnológico de California, publican en Nature que menos de una semana desde la primera ubicación del evento FRB 180924, han localizado la procedencia de la FRB 190523: su lugar de origen está a 7.900 millones de años luz (más del doble de lejos que la anterior), en una galaxia corriente muy similar en términos de tamaño y edad a la Vía Láctea.
La FRB 190523 ha brillado una sola vez durante pocos milisegundos.
La hipótesis de que las FRBs pueden proceder de magnetares proviene de que la FRB 121102 se ha repetido 200 veces desde el año 2.014, lo cual sugiría que las FRBs solo podrían surgir en galaxias enanas muy jóvenes y pobladas por gran cantidad de un tipo de estrellas de neutrones muy activas: los magnetares.
Pero ahora sabemos con certeza que la galaxia anfitriona de la FRB 190523 es muy tranquila, y además como se ignora la causa entre los eventos FRBs únicos y repetitivos, los astrónomos tienen que seguir buscando arduamente el origen de las FRBs.
Un saludo.
Tras 12 años de intensa búsqueda, por primera vez ha sido ubicada con precisión el origen de una explosión de ondas de radio, o FRB: Fast Radio Burst.
Se publicó hace pocos días en Science que ha sido mediante el nuevo radiotelescopio Australian Square Kilometre Array Pathfinder (ASKAP), situado en Australia Occidental.
Las FRBs se descubrieron en 2.007 y desde entonces se han detectado 85, la mayor parte corresponden a una sola y cortísima emisión, aunque una pequeña fracción son repetidoras desde el mismo lugar del Cosmos.
Como las FRBs suelen durar poco menos de 1 milisegundo, son extremadamente difíciles de conocer dónde se originan, pero el equipo del Dr. Bannister desarrollò una nueva tecnología para poder congelar y guardar datos ASKAP menos de 1 segundo después de que la potente ráfaga llegara al radiotelescopio.
Con la ayuda posterior de 3 de los telescopios ópticos más grandes del mundo (Keck, Gemini South y VLT) pudieron al fin fotografiar la galaxia originaria del evento FRB 180924.
Resultò ser la galaxia DES J214425.25 405400.81 que tiene el tamaño de la Vía Láctea y está a 3.600 millones de años luz de la Tierra.
El punto de partida del FRB 180924 se pudo afinar hasta saber que está a 13.000 años luz del centro de su galaxia, en los suburbios galácticos.
"La causa de las explosiones FRBs son desconocidas, pero ahora tenemos la capacidad de determinar su ubicación exacta, y esto es un gran salto hacia la solución de este misterio", explica Adam Dellor, miembro de la Universidad de Swinburne.
ASKAP consiste en una serie de múltiples antenas parabólicas y la ráfaga FRB 180924 tuvo que viajar obligatoriamente una distancia diferente a cada antena, llegando a todas en un momento ligerísimamente distinto.
A partir de esas diminutas diferencias de tiempo, del orden de una fracción de mil millonésimas de 1 segundo, se pudo identificar la galaxia original de donde salió la explosión FRB.
Los estallidos FRBs están alterados por la materia que encuentran a su paso por el Universo, con lo que sabiendo a partir de ahora de dónde provienen, los astrónomos pueden usar las emisiones de FRBs para medir la cantidad de materia existente en el espacio intergalàctico: esto revelaría material que los astrónomos han luchado durante décadas por localizar.
Y hoy nos llega la noticia de que astrónomos del Observatorio de Radio de Owens Valley (OVRO) del Instituto Tecnológico de California, publican en Nature que menos de una semana desde la primera ubicación del evento FRB 180924, han localizado la procedencia de la FRB 190523: su lugar de origen está a 7.900 millones de años luz (más del doble de lejos que la anterior), en una galaxia corriente muy similar en términos de tamaño y edad a la Vía Láctea.
La FRB 190523 ha brillado una sola vez durante pocos milisegundos.
La hipótesis de que las FRBs pueden proceder de magnetares proviene de que la FRB 121102 se ha repetido 200 veces desde el año 2.014, lo cual sugiría que las FRBs solo podrían surgir en galaxias enanas muy jóvenes y pobladas por gran cantidad de un tipo de estrellas de neutrones muy activas: los magnetares.
Pero ahora sabemos con certeza que la galaxia anfitriona de la FRB 190523 es muy tranquila, y además como se ignora la causa entre los eventos FRBs únicos y repetitivos, los astrónomos tienen que seguir buscando arduamente el origen de las FRBs.
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El 20 de julio de 1.969 a las 20:17 UTC el módulo lunar de la misión Apolo 11 (el Eagle) se posaba sobre la superficie de la Luna. En él viajaban Neil Armstrong, comandante de la misiòn, y Buzz Aldrin, piloto del módulo lunar.
Arriba, a 110 km. de altitud, había quedado en órbita el módulo de mando, pilotado por Michael Collins.
Unas 22 horas después (que incluyeron numerosos preparativos dentro de la nave, un paseo lunar de más de 2 horas y otras 7 de sueño de la tripulación), Armstrong y Aldrin encendieron la etapa superior del Eagle y, usando la inferior como plataforma de lanzamiento, despegaron y salieron al encuentro con Collins. Tras ensamblar con éxito la etapa de ascenso al módulo de mando, entraron en èl, se deshicieron del Eagle y emprendieron el camino de regreso.
Tres días después, el 24 de julio, los 3 astronautas llegaban sanos y salvos a la Tierra.
Cuando el módulo Eagle se posó sobre la Luna, los primeros en saberlo no fueron los ingenieros de Houston, sino un equipo español de la NASA que trabajaba en Robledo de Chavela (Madrid), donde una enorme antena de 26 m. de diámetro, situada en la Estación de Seguimiento de Vuelos Tripulados de Fresnedillas de la Oliva, fue la que recibió en 1.969 las palabras de Neil Armstrong desde la Luna con un desfase total de 1,7 segundos desde que habló Armstrong.
Aquél día sudaron y contuvieron la respiración un grupo de españoles que trabajaban para la NASA:
- Luis Ruiz de Gopegui, físico formado en EE.UU., era director de la Estación de Seguimiento de Fresnedillas de la Oliva.
- El ingeniero Carlos González Pintado se ocupaba del seguimiento de las comunicaciones con el Apolo 11.
- Su compañero José Manuel Grandela supervisaba las conexiones entre la antena de Fresnedillas y el Centro de Robledo de Chavela.
- Y Valeriano Claros lo vivió trabajando en el Centro Espacial de Maspalomas (Gran Canaria).
"Tuvimos el privilegio de que nos tocara hacer el seguimiento", cuenta Carlos González Pintado.
Tuvieron también suerte porque la misión de la NASA involucró a 400.000 personas repartidas en varios países y porque las otras 2 superantenas situadas en Goldstone (California) y Honeysuckle Creek (Australia) no tenían buena cobertura con la Luna en el momento crucial.
Las 3 antenas estaban estratégicamente ubicadas para garantizar una conexión permanente, pero fue la de España la que finalmente pudo recibir los mensajes lunares.
Las famosas y conocidas palabras que pronunció Neil Armstrong al pisar la Luna, tardaron 1,3 segundos en llegar a la antena de Fresnedillas y luego invirtieron otros 0,4 segundos en viajar hasta Houston. Y de allí, a través de la radio Voz de América, rebotada por emisoras de medio mundo, llegó a una audiencia estimada de 530 millones de personas en una Tierra habitada por menos de 4.000 millones.
Tambièn en Robledo asistieron prácticamente en directo a situaciones lunares imprevistas.
Una de ellas parece sacada de un chiste: primero bajó Armstrong y después lo hizo Aldrin, pero Buzz saliò del Eagle más tarde de lo programado porque se dio cuenta de que no había manilla para abrir la nave lunar desde fuera y, si bajaba y se les cerraba la puerta, se quedaban atrapados irremediablemente en la Luna.
Antes de bajar, Aldrin ingenió un mecanismo para atrancar la puerta y que no se cerrara, y eso lo retrasó unos 20 minutos.
Los 2 astronautas no se detuvieron ante los inconvenientes y solventaron los apuros imprevistos. Pero eso los alteró, pues durante los últimos segundos del alunizaje en modo manual el corazón de Armstrong latió a entre 100 y 150 pulsaciones/minuto, algo que se percataron desde España, pues tenìan acceso a la información que mandaban los sensores biomédicos que portaban los astronautas.
El alunizaje era muy complicado tras un fallo en el funcionamiento del módulo lunar, pero Armstrong decidió jugársela y pilotar en modo semiautomático, aunque era muy arriesgado. Además, la superficie lunar era algo irregular, no sabían con certeza si el peso de la nave la quebraría y caerían a un pozo, y les quedaba apenas combustible: cuando se posó, solamente había para 25 segundos màs.
Desde Robledo de Chavela lo vivieron todo sumergidos en la máxima concentración.
"No sentía nada, solo quería que el aparato a mi cargo no fallase", recuerda J. Manuel Grandela.
Llegaron instrucciones desde Houston, diciendo que el centro de Goldstone tomaba el relevo, y ya podían descansar, pero de allí no se movió nadie.
"Estuvimos 4 días sin ir a casa porque pensábamos que la tragedia podía ocurrir en cualquier momento", cuenta José Manuel Grandela.
Vivieron en tensión permanente por miedo a nuevos contratiempos...y los hubo.
Otro percance se dio al regresar a la nave lunar: Armstrong y Aldrin, sin querer, rompieron con sus voluminosos trajes espaciales el interruptor que encendía el motor de la nave Eagle.
De nuevo, el ingenio los sacó del apuro: usaron un simple bolígrafo para activar el despegue.
Los españoles no descansaron hasta que el 24 de julio los astronautas amerizaron correctamente en el océano Pacífico. "Nos abrazamos entre nosotros y algunos no pudimos contener las lágrimas", dice Grandela.
En octubre de 1.972 los 3 astronautas visitaron España y fueron recibidos como héroes.
Grandela y González intentaron hablar con ellos, pero eran inaccesibles con tanto séquito, prensa, autoridades...
Pero Armstrong sì hizo una declaración de reconocimiento a la labor de la gente que colaboró desde España: "Sin las vitales comunicaciones mantenidas desde el Apolo 11 y la estación madrileña de Robledo de Chavela, nuestro aterrizaje en la Luna no habría sido posible".
Unos años después, la antena de Fresnedillas de la Oliva se trasladó al centro de Robledo de Chavela.
El físico Luis Ruiz de Gopegui (ahora con 90 años) participó en varios programas espaciales, y del Apolo 11 recuerda que..."el regreso fue angustioso".
González y Grandela siguieron trabajando para la NASA y viviendo momentos històricos, algunos muy intensos, como la misión fallida del Apolo 13, que intentó repetir la hazaña del Apolo 11, pero sufrió averías que obligaron a abortar el alunizaje.
Los astronautas regresaron al fin sanos y salvos usando la nave lunar a modo de bote salvavidas, y los españoles también vivieron y sufrieron aquello.
Un saludo.
El 20 de julio de 1.969 a las 20:17 UTC el módulo lunar de la misión Apolo 11 (el Eagle) se posaba sobre la superficie de la Luna. En él viajaban Neil Armstrong, comandante de la misiòn, y Buzz Aldrin, piloto del módulo lunar.
Arriba, a 110 km. de altitud, había quedado en órbita el módulo de mando, pilotado por Michael Collins.
Unas 22 horas después (que incluyeron numerosos preparativos dentro de la nave, un paseo lunar de más de 2 horas y otras 7 de sueño de la tripulación), Armstrong y Aldrin encendieron la etapa superior del Eagle y, usando la inferior como plataforma de lanzamiento, despegaron y salieron al encuentro con Collins. Tras ensamblar con éxito la etapa de ascenso al módulo de mando, entraron en èl, se deshicieron del Eagle y emprendieron el camino de regreso.
Tres días después, el 24 de julio, los 3 astronautas llegaban sanos y salvos a la Tierra.
Cuando el módulo Eagle se posó sobre la Luna, los primeros en saberlo no fueron los ingenieros de Houston, sino un equipo español de la NASA que trabajaba en Robledo de Chavela (Madrid), donde una enorme antena de 26 m. de diámetro, situada en la Estación de Seguimiento de Vuelos Tripulados de Fresnedillas de la Oliva, fue la que recibió en 1.969 las palabras de Neil Armstrong desde la Luna con un desfase total de 1,7 segundos desde que habló Armstrong.
Aquél día sudaron y contuvieron la respiración un grupo de españoles que trabajaban para la NASA:
- Luis Ruiz de Gopegui, físico formado en EE.UU., era director de la Estación de Seguimiento de Fresnedillas de la Oliva.
- El ingeniero Carlos González Pintado se ocupaba del seguimiento de las comunicaciones con el Apolo 11.
- Su compañero José Manuel Grandela supervisaba las conexiones entre la antena de Fresnedillas y el Centro de Robledo de Chavela.
- Y Valeriano Claros lo vivió trabajando en el Centro Espacial de Maspalomas (Gran Canaria).
"Tuvimos el privilegio de que nos tocara hacer el seguimiento", cuenta Carlos González Pintado.
Tuvieron también suerte porque la misión de la NASA involucró a 400.000 personas repartidas en varios países y porque las otras 2 superantenas situadas en Goldstone (California) y Honeysuckle Creek (Australia) no tenían buena cobertura con la Luna en el momento crucial.
Las 3 antenas estaban estratégicamente ubicadas para garantizar una conexión permanente, pero fue la de España la que finalmente pudo recibir los mensajes lunares.
Las famosas y conocidas palabras que pronunció Neil Armstrong al pisar la Luna, tardaron 1,3 segundos en llegar a la antena de Fresnedillas y luego invirtieron otros 0,4 segundos en viajar hasta Houston. Y de allí, a través de la radio Voz de América, rebotada por emisoras de medio mundo, llegó a una audiencia estimada de 530 millones de personas en una Tierra habitada por menos de 4.000 millones.
Tambièn en Robledo asistieron prácticamente en directo a situaciones lunares imprevistas.
Una de ellas parece sacada de un chiste: primero bajó Armstrong y después lo hizo Aldrin, pero Buzz saliò del Eagle más tarde de lo programado porque se dio cuenta de que no había manilla para abrir la nave lunar desde fuera y, si bajaba y se les cerraba la puerta, se quedaban atrapados irremediablemente en la Luna.
Antes de bajar, Aldrin ingenió un mecanismo para atrancar la puerta y que no se cerrara, y eso lo retrasó unos 20 minutos.
Los 2 astronautas no se detuvieron ante los inconvenientes y solventaron los apuros imprevistos. Pero eso los alteró, pues durante los últimos segundos del alunizaje en modo manual el corazón de Armstrong latió a entre 100 y 150 pulsaciones/minuto, algo que se percataron desde España, pues tenìan acceso a la información que mandaban los sensores biomédicos que portaban los astronautas.
El alunizaje era muy complicado tras un fallo en el funcionamiento del módulo lunar, pero Armstrong decidió jugársela y pilotar en modo semiautomático, aunque era muy arriesgado. Además, la superficie lunar era algo irregular, no sabían con certeza si el peso de la nave la quebraría y caerían a un pozo, y les quedaba apenas combustible: cuando se posó, solamente había para 25 segundos màs.
Desde Robledo de Chavela lo vivieron todo sumergidos en la máxima concentración.
"No sentía nada, solo quería que el aparato a mi cargo no fallase", recuerda J. Manuel Grandela.
Llegaron instrucciones desde Houston, diciendo que el centro de Goldstone tomaba el relevo, y ya podían descansar, pero de allí no se movió nadie.
"Estuvimos 4 días sin ir a casa porque pensábamos que la tragedia podía ocurrir en cualquier momento", cuenta José Manuel Grandela.
Vivieron en tensión permanente por miedo a nuevos contratiempos...y los hubo.
Otro percance se dio al regresar a la nave lunar: Armstrong y Aldrin, sin querer, rompieron con sus voluminosos trajes espaciales el interruptor que encendía el motor de la nave Eagle.
De nuevo, el ingenio los sacó del apuro: usaron un simple bolígrafo para activar el despegue.
Los españoles no descansaron hasta que el 24 de julio los astronautas amerizaron correctamente en el océano Pacífico. "Nos abrazamos entre nosotros y algunos no pudimos contener las lágrimas", dice Grandela.
En octubre de 1.972 los 3 astronautas visitaron España y fueron recibidos como héroes.
Grandela y González intentaron hablar con ellos, pero eran inaccesibles con tanto séquito, prensa, autoridades...
Pero Armstrong sì hizo una declaración de reconocimiento a la labor de la gente que colaboró desde España: "Sin las vitales comunicaciones mantenidas desde el Apolo 11 y la estación madrileña de Robledo de Chavela, nuestro aterrizaje en la Luna no habría sido posible".
Unos años después, la antena de Fresnedillas de la Oliva se trasladó al centro de Robledo de Chavela.
El físico Luis Ruiz de Gopegui (ahora con 90 años) participó en varios programas espaciales, y del Apolo 11 recuerda que..."el regreso fue angustioso".
González y Grandela siguieron trabajando para la NASA y viviendo momentos històricos, algunos muy intensos, como la misión fallida del Apolo 13, que intentó repetir la hazaña del Apolo 11, pero sufrió averías que obligaron a abortar el alunizaje.
Los astronautas regresaron al fin sanos y salvos usando la nave lunar a modo de bote salvavidas, y los españoles también vivieron y sufrieron aquello.
Un saludo.
JOSE ANTONIO MARTINEZ- Cantidad de envíos : 5395
Localización : zaragoza
Fecha de inscripción : 08/01/2015
Re: Una del espacio.
Una curiosidad; en 1976 siendo estudiante de electrónica hicimos una visita a estas instalaciones madrileñas donde se hizo el seguimiento del Apolo 11... en aquel entonces estas instalaciones estaban dedicadas al seguimiento de satélites de la NASA bajo su supervisión, y las instalaciones y aparatos del programa Apolo estaban inactivas y cubiertas con fundas y plásticos en sus salas originales.
El caso es que al mira el instrumental vimos osciloscopios "Inmensos" nada parecido a los que usábamos en nuestras prácticas, y otros instrumentos enormes también... nos explicaron que eran de "VÁLVULAS" y que los actuales de seguimiento de satélites eran de transistores... ... nos explicaron que los aparatos del programa Apolo eran mucho mejores que los del seguimiento de satélites, porque había que llevar hombres a la luna, y se esforzaron al máximo en su construcción y fiabilidad; tenían que ser los mejores...
El caso es que al mira el instrumental vimos osciloscopios "Inmensos" nada parecido a los que usábamos en nuestras prácticas, y otros instrumentos enormes también... nos explicaron que eran de "VÁLVULAS" y que los actuales de seguimiento de satélites eran de transistores... ... nos explicaron que los aparatos del programa Apolo eran mucho mejores que los del seguimiento de satélites, porque había que llevar hombres a la luna, y se esforzaron al máximo en su construcción y fiabilidad; tenían que ser los mejores...
MONOLITO- Cantidad de envíos : 4328
Edad : 65
Localización : Madrid
Fecha de inscripción : 11/09/2013
Una del espacio.
Hola.
Continúo dedicando textos referentes a la Luna, tratando el siguiente sobre los últimos minutos antes de tocar suelo en ella.
Aunque coreografiada con minuciosidad, la misión se topó con varios obstáculos durante el descenso final del Eagle. Las complicaciones comenzaron a una altitud de unos 10.000 metros, cuando se activó la alarma etiquetada como 1202 en el panel del Eagle.
"¿Qué es eso?", preguntó Armstrong a Aldrin mientras la luz parpadeaba y la sirena sonaba a intervalos irregulares.
La alarma no había aparecido en ninguna de las simulaciones de vuelo, por lo que los astronautas no la reconocieron. Al final, los controladores en Houston les comunicaron que podían ignorarla, pero intentar determinar su causa les hizo malgastar un tiempo precioso.
Dado que el combustible se agotaba, cada vez resultaba más difícil maniobrar el Eagle.
Cuando el nivel de propelente cayó por debajo del 50%, el líquido comenzó a agitarse con violencia, sacudiendo el vehículo en todas direcciones. Ello provocó que la alarma de nivel de combustible se disparara con una antelación de más de 20 segundos, por lo que los astronautas creyeron disponer de menos tiempo del que en realidad tenían para posarse sin percances.
Finalmente, cuando el Eagle se encontraba a una altitud de unos 600 metros, Armstrong miró por la ventanilla para examinar el lugar indicado de alunizaje.
Tenía que haberlo inspeccionado antes, pero, como explicó màs tarde en un informe: "Nuestra atención estaba puesta en desactivar las alarmas, mantener el aparato en vuelo y cerciorarnos de que el control era el adecuado para continuar sin tener que abortar la misión. Casi toda nuestra atención se encontraba en lo que sucedía en el interior de la cabina".
No le gustó lo que vio.
Como describiría después, la zona era..."un gran cráter rodeado por un campo de rocas que cubrían un alto porcentaje de la superficie".
Sin combustible ni tiempo, a una altitud de 122 metros Armstrong tomó el control total de la nave, pilotada hasta entonces por el ordenador de a bordo.
Justo en el último momento, guió el Eagle hasta salvar el campo de rocas y alunizó en un terreno relativamente llano.
Un saludo.
Continúo dedicando textos referentes a la Luna, tratando el siguiente sobre los últimos minutos antes de tocar suelo en ella.
Aunque coreografiada con minuciosidad, la misión se topó con varios obstáculos durante el descenso final del Eagle. Las complicaciones comenzaron a una altitud de unos 10.000 metros, cuando se activó la alarma etiquetada como 1202 en el panel del Eagle.
"¿Qué es eso?", preguntó Armstrong a Aldrin mientras la luz parpadeaba y la sirena sonaba a intervalos irregulares.
La alarma no había aparecido en ninguna de las simulaciones de vuelo, por lo que los astronautas no la reconocieron. Al final, los controladores en Houston les comunicaron que podían ignorarla, pero intentar determinar su causa les hizo malgastar un tiempo precioso.
Dado que el combustible se agotaba, cada vez resultaba más difícil maniobrar el Eagle.
Cuando el nivel de propelente cayó por debajo del 50%, el líquido comenzó a agitarse con violencia, sacudiendo el vehículo en todas direcciones. Ello provocó que la alarma de nivel de combustible se disparara con una antelación de más de 20 segundos, por lo que los astronautas creyeron disponer de menos tiempo del que en realidad tenían para posarse sin percances.
Finalmente, cuando el Eagle se encontraba a una altitud de unos 600 metros, Armstrong miró por la ventanilla para examinar el lugar indicado de alunizaje.
Tenía que haberlo inspeccionado antes, pero, como explicó màs tarde en un informe: "Nuestra atención estaba puesta en desactivar las alarmas, mantener el aparato en vuelo y cerciorarnos de que el control era el adecuado para continuar sin tener que abortar la misión. Casi toda nuestra atención se encontraba en lo que sucedía en el interior de la cabina".
No le gustó lo que vio.
Como describiría después, la zona era..."un gran cráter rodeado por un campo de rocas que cubrían un alto porcentaje de la superficie".
Sin combustible ni tiempo, a una altitud de 122 metros Armstrong tomó el control total de la nave, pilotada hasta entonces por el ordenador de a bordo.
Justo en el último momento, guió el Eagle hasta salvar el campo de rocas y alunizó en un terreno relativamente llano.
Un saludo.
JOSE ANTONIO MARTINEZ- Cantidad de envíos : 5395
Localización : zaragoza
Fecha de inscripción : 08/01/2015
Una del espacio.
Hola.
El Eagle tenía la capacidad de alunizar de forma automàtica.
De hecho, las 3 fases del descenso propulsado podían llevarse a cabo de esta manera. Armstrong disponía en todo momento de la opción de tomar el control manual de la nave, pero las fases de frenado y aproximación admitían un margen de error tan pequeño que el pilotaje manual estaba altamente desaconsejado.
Sin embargo, la fase de alunizaje sí estaba diseñada para permitir un control humano, pues era concebible que el comandante juzgara necesario maniobrar el Eagle en busca de un lugar seguro donde posarlo, a fin de evitar rocas de gran tamaño o zonas del terreno excesivamente inclinadas.
Los datos suministrados por la computadora durante la fase de aproximación indicaban el lugar en el que el programa de guiado posaría la nave de forma automàtica. Aún así, Armstrong podía cambiar poco a poco ese lugar a través de una palanca cuyos movimientos longitudinales (adelante o atrás) o laterales (izquierda o derecha) implicaban una reasignación de dicho punto en incrementos fijos del alcance angular longitudinal y lateral de la nave, respectivamente.
Sin embargo, a pesar de que se registró una reasignación por parte de Armstrong, esta fue inducida de forma accidental. Por lo demás, llegado el momento del alunizaje, Armstrong desestimò el guiado automático y decidió asumir el control manual debido a varias razones.
La primera se debió a algunos problemas con el LPD, el sistema indicador del punto de alunizaje. Durante la fase de aproximación, Armstrong pudo comprobar que los distintos ángulos del LPD proporcionados por la computadora apuntaban a lugares de alunizaje ligeramente diferentes.
Análisis posteriores mostraron que la precisión de dichos ángulos se había visto afectada por el efecto de "chapoteo" del combustible y otros líquidos almacenados en los tanques del Eagle, lo que afectó a la propia dinámica de la nave.
Además, la variaciòn del terreno hacía que la altitud medida por el radar de alunizaje degradase el guiado, lo que también disminuía la precisión de los ángulos del LPD. El efecto acumulado por estos factores era pequeño, pero pocos grados de desviación en los àngulos del LPD suponían una considerable diferencia en la localización del lugar de alunizaje, especialmente si el Eagle no se encontraba próximo a ese punto. El problema se resolvió en las siguientes misiones Apolo, pero el primer alunizaje no pudo beneficiarse del LPD.
Por otro lado, Armstrong también pudo apreciar que el alunizaje iba a producirse en un área que no ofrecía garantías de seguridad, ya que contaba con numerosas rocas de tamaños muy diversos.
Recordemos que el Eagle acabó posándose a unos 6 km. de distancia del punto inicialmente planeado y en un lugar que, en principio, presentaba peores condiciones.
Armstrong asumió el pilotaje total de la nave cuando se encontraba a 122 m. de altitud y duró 2' 18" hasta que tocó suelo.
Ello le permitió controlar tanto la orientación del Eagle como la velocidad de descenso, la cual podía variar mediante un interruptor que la hacía aumentar o disminuir en 1 pie/segundo cada vez: unos 30 cm/segundo o 1 km/hora.
Por debajo de los 60 m. de altitud, el Eagle se introducía en un régimen en el que abortar con inmediatez era totalmente imposible.
El perfil de vuelo en ese momento quedaba determinado por una curva de altitud frente a velocidad a la que llamaban "curva del hombre muerto".
Ese nombre se debía a que, si el motor de descenso fallaba entonces, el Eagle impactaría contra la Luna antes de que el encendido del motor de ascenso a máxima potencia pudiera contrarrestar la caída.
A continuación, anoto la cronología del descenso desde una altitud de 183 metros hasta el alunizaje:
- 183 metros: El indicador del punto de alunizaje (LPD) señala hacia un campo de rocas situado al norte del Cráter Occidental.
- 165 metros: Armstrong toma el control de la orientación de la nave, aún pilotada parcialmente por el ordenador de a bordo.
- 158 metros: Armstrong inclina el Eagle hacia delante para mantener la velocidad horizontal y salvar así el campo de rocas.
- 122 metros: Armstrong asume el contro total de la nave (orientación y velocidad).
- 101 metros: El Eagle sobrevuela el campo de rocas del Cráter Occidental.
- 91 metros: Armstrong controla la velocidad de descenso del Eagle moviendo hacia arriba o hacia abajo el interruptor que la regula. Inclina el vehículo hacia atrás para reducir la velocidad de avance.
- 82 metros: Quedan 1' 50" para el alunizaje.
- 76 metros: El radar pierde la señal del suelo, lo que dispara la indicación correspondiente.
- 67 metros: En el control de la misión y en la nave se enciende la luz de reserva de combustible, que indica que solo queda un 5% del propelente. El control de la misión inicia una cuenta atrás que terminará con el aviso "bingo" de alunizar en 20 segundos o abortar.
- 37 metros: Comienza a levantarse polvo del suelo. Quedan 85 segundos para el aviso bingo.
- 30 metros: 75 segundos para el aviso bingo y Armstrong observa que queda muy poco propelente.
- 23 metros: Los gases del motor levantan una cantidad muy considerable de polvo que dificulta a Armstrong su percepción visual del movimiento del Eagle. Además, su orientación le impedía ver la sombra de la nave sobre la superficie lunar, lo que habría supuesto una ayuda visual para estimar la altitud. La sombra del Eagle sí fue visible para Aldrin, que verbalizó los parámetros de vuelo a Armstrong. Quedan 65 segundos para el aviso bingo.
- 25 segundos para el aviso bingo. Se encienden las luces de contacto al tocar la superficie de la Luna y los motores se han detenido. Armstrong radía: "Houston, aquí la Base de la Tranquilidad. El Eagle ha alunizado". El control de la misión responde: "Tenéis aquí a un montón de gente a punto de ponerse azul. Ya volvemos a respirar. Muchas gracias".
Armstrong después calificó la dificultad del descenso con una puntuación de "Trece sobre diez".
Un saludo.
El Eagle tenía la capacidad de alunizar de forma automàtica.
De hecho, las 3 fases del descenso propulsado podían llevarse a cabo de esta manera. Armstrong disponía en todo momento de la opción de tomar el control manual de la nave, pero las fases de frenado y aproximación admitían un margen de error tan pequeño que el pilotaje manual estaba altamente desaconsejado.
Sin embargo, la fase de alunizaje sí estaba diseñada para permitir un control humano, pues era concebible que el comandante juzgara necesario maniobrar el Eagle en busca de un lugar seguro donde posarlo, a fin de evitar rocas de gran tamaño o zonas del terreno excesivamente inclinadas.
Los datos suministrados por la computadora durante la fase de aproximación indicaban el lugar en el que el programa de guiado posaría la nave de forma automàtica. Aún así, Armstrong podía cambiar poco a poco ese lugar a través de una palanca cuyos movimientos longitudinales (adelante o atrás) o laterales (izquierda o derecha) implicaban una reasignación de dicho punto en incrementos fijos del alcance angular longitudinal y lateral de la nave, respectivamente.
Sin embargo, a pesar de que se registró una reasignación por parte de Armstrong, esta fue inducida de forma accidental. Por lo demás, llegado el momento del alunizaje, Armstrong desestimò el guiado automático y decidió asumir el control manual debido a varias razones.
La primera se debió a algunos problemas con el LPD, el sistema indicador del punto de alunizaje. Durante la fase de aproximación, Armstrong pudo comprobar que los distintos ángulos del LPD proporcionados por la computadora apuntaban a lugares de alunizaje ligeramente diferentes.
Análisis posteriores mostraron que la precisión de dichos ángulos se había visto afectada por el efecto de "chapoteo" del combustible y otros líquidos almacenados en los tanques del Eagle, lo que afectó a la propia dinámica de la nave.
Además, la variaciòn del terreno hacía que la altitud medida por el radar de alunizaje degradase el guiado, lo que también disminuía la precisión de los ángulos del LPD. El efecto acumulado por estos factores era pequeño, pero pocos grados de desviación en los àngulos del LPD suponían una considerable diferencia en la localización del lugar de alunizaje, especialmente si el Eagle no se encontraba próximo a ese punto. El problema se resolvió en las siguientes misiones Apolo, pero el primer alunizaje no pudo beneficiarse del LPD.
Por otro lado, Armstrong también pudo apreciar que el alunizaje iba a producirse en un área que no ofrecía garantías de seguridad, ya que contaba con numerosas rocas de tamaños muy diversos.
Recordemos que el Eagle acabó posándose a unos 6 km. de distancia del punto inicialmente planeado y en un lugar que, en principio, presentaba peores condiciones.
Armstrong asumió el pilotaje total de la nave cuando se encontraba a 122 m. de altitud y duró 2' 18" hasta que tocó suelo.
Ello le permitió controlar tanto la orientación del Eagle como la velocidad de descenso, la cual podía variar mediante un interruptor que la hacía aumentar o disminuir en 1 pie/segundo cada vez: unos 30 cm/segundo o 1 km/hora.
Por debajo de los 60 m. de altitud, el Eagle se introducía en un régimen en el que abortar con inmediatez era totalmente imposible.
El perfil de vuelo en ese momento quedaba determinado por una curva de altitud frente a velocidad a la que llamaban "curva del hombre muerto".
Ese nombre se debía a que, si el motor de descenso fallaba entonces, el Eagle impactaría contra la Luna antes de que el encendido del motor de ascenso a máxima potencia pudiera contrarrestar la caída.
A continuación, anoto la cronología del descenso desde una altitud de 183 metros hasta el alunizaje:
- 183 metros: El indicador del punto de alunizaje (LPD) señala hacia un campo de rocas situado al norte del Cráter Occidental.
- 165 metros: Armstrong toma el control de la orientación de la nave, aún pilotada parcialmente por el ordenador de a bordo.
- 158 metros: Armstrong inclina el Eagle hacia delante para mantener la velocidad horizontal y salvar así el campo de rocas.
- 122 metros: Armstrong asume el contro total de la nave (orientación y velocidad).
- 101 metros: El Eagle sobrevuela el campo de rocas del Cráter Occidental.
- 91 metros: Armstrong controla la velocidad de descenso del Eagle moviendo hacia arriba o hacia abajo el interruptor que la regula. Inclina el vehículo hacia atrás para reducir la velocidad de avance.
- 82 metros: Quedan 1' 50" para el alunizaje.
- 76 metros: El radar pierde la señal del suelo, lo que dispara la indicación correspondiente.
- 67 metros: En el control de la misión y en la nave se enciende la luz de reserva de combustible, que indica que solo queda un 5% del propelente. El control de la misión inicia una cuenta atrás que terminará con el aviso "bingo" de alunizar en 20 segundos o abortar.
- 37 metros: Comienza a levantarse polvo del suelo. Quedan 85 segundos para el aviso bingo.
- 30 metros: 75 segundos para el aviso bingo y Armstrong observa que queda muy poco propelente.
- 23 metros: Los gases del motor levantan una cantidad muy considerable de polvo que dificulta a Armstrong su percepción visual del movimiento del Eagle. Además, su orientación le impedía ver la sombra de la nave sobre la superficie lunar, lo que habría supuesto una ayuda visual para estimar la altitud. La sombra del Eagle sí fue visible para Aldrin, que verbalizó los parámetros de vuelo a Armstrong. Quedan 65 segundos para el aviso bingo.
- 25 segundos para el aviso bingo. Se encienden las luces de contacto al tocar la superficie de la Luna y los motores se han detenido. Armstrong radía: "Houston, aquí la Base de la Tranquilidad. El Eagle ha alunizado". El control de la misión responde: "Tenéis aquí a un montón de gente a punto de ponerse azul. Ya volvemos a respirar. Muchas gracias".
Armstrong después calificó la dificultad del descenso con una puntuación de "Trece sobre diez".
Un saludo.
JOSE ANTONIO MARTINEZ- Cantidad de envíos : 5395
Localización : zaragoza
Fecha de inscripción : 08/01/2015
Re: Una del espacio.
Me surge una pregunta a propósito del alunizaje... si a 23 metros se levanta una gran cantidad de polvo ¿Como es que en las fotos las patas del Eagle no se ve ni una mota de polvo?.
Que conste que no soy de la liga de los conspiranoicos, y que la NASA ha dado explicaciones a este hecho, pero es algo que siempre me ha extrañado.
Que conste que no soy de la liga de los conspiranoicos, y que la NASA ha dado explicaciones a este hecho, pero es algo que siempre me ha extrañado.
MONOLITO- Cantidad de envíos : 4328
Edad : 65
Localización : Madrid
Fecha de inscripción : 11/09/2013
Una del espacio.
Hola.
No tengo ni idea, pero ruego que si alguien quiere hablar sobre ese tema, por favor, abra otro hilo.
Un saludo.
No tengo ni idea, pero ruego que si alguien quiere hablar sobre ese tema, por favor, abra otro hilo.
Un saludo.
JOSE ANTONIO MARTINEZ- Cantidad de envíos : 5395
Localización : zaragoza
Fecha de inscripción : 08/01/2015
Re: Una del espacio.
Dos apuntes rapidos sobre dos figuras que me inspiran especialmente, para el que quiera buscar mas informacion:
Margaret Hamilton, la ingeniero prodigio del MIT que concibi'o y desarroll'o el modo multitarea de la computadora de guiado que literalmente salv'o la misi'on del error de Neil Armstrong al dejar activo el radar de reencuentro.
John C. Stammreich, joven ingeniero de TRW Space Technology Laboratories que diseny'o el Lunar Module Descente Engine, el cual era uno de los pocos sistemas que no podia haber sido probado hasta ese momento. Fue mi superior durante tres anyos, y sus historias me fascinaban.
Margaret Hamilton, la ingeniero prodigio del MIT que concibi'o y desarroll'o el modo multitarea de la computadora de guiado que literalmente salv'o la misi'on del error de Neil Armstrong al dejar activo el radar de reencuentro.
John C. Stammreich, joven ingeniero de TRW Space Technology Laboratories que diseny'o el Lunar Module Descente Engine, el cual era uno de los pocos sistemas que no podia haber sido probado hasta ese momento. Fue mi superior durante tres anyos, y sus historias me fascinaban.
izozaya- Cantidad de envíos : 547
Localización : Por la parte fría de Europa
Fecha de inscripción : 06/02/2014
Una del espacio.
Hola.
El conjunto de maniobras que debía efectuar el Eagle para abandonar el módulo de mando y posarse sobre la superficie lunar se dividía en 2 fases:
- La inserción en la órbita de descenso.
- El descenso propulsado.
La primera se iniciò sobre la cara oculta de la Luna con el encendido del motor de descenso del Eagle. El objetivo era abandonar la órbita de aparcamiento del módulo de mando, el cual permanecería girando a unos 110 km. de altura.
El encendido del motor, de apenas 30 segundos de duraciòn, impartió un cambio de velocidad que colocó al Eagle en una órbita elíptica que lo fue acercando progresivamente a la superficie lunar. Media revolución después, al llegar al perilunio (el punto de la órbita màs próximo al satélite), tuvo lugar el inicio del descenso propulsado.
Este comenzó a algo más de 15 km. de altitud y a unos 460 km. de distancia del lugar planeado de alunizaje. En ese momento la altitud del Eagle se había reducido en unos 95 km., pero su velocidad no había corrido la misma suerte.
Las leyes de la mecànica dictan que, en una órbita elíptica, la velocidad aumenta cuando nos acercamos al centro de atracciòn. Como consecuencia, el Eagle había incrementado su velocidad desde los 5.760 km/hora a los que viajaba en la òrbita de aparcamiento hasta unos 7.560 km/hora al llegar al perilunio.
Entonces se produjo de nuevo la ignición del motor, que ya no se apagaría hasta que el Eagle estuviera posado sobre la superficie: 12 minutos y 38 segundos más tarde.
El descenso propulsado constaba a su vez de 3 fases:
- Frenado.
- Aproximación.
- Alunizaje.
La primera de ellas era la de mayor duración: 8' 30".
Tenía por objetivo reducir la velocidad del Eagle de la manera más óptima en términos de consumo de combustible, a la vez que se reducía la altitud.
La fase de aproximación comenzò a unos 2 km. de altitud y cuando la distancia al lugar planeado de alunizaje era algo superior a los 8 km.
Al inicio de esta fase, el Eagle volaba "cara arriba": es decir, con la ventanillas orientadas hacia el cielo. Pero, a lo largo de los 1' 50" que duró la aproximación, la nave fue cabeceando progresivamente (adoptando una posiciòn cada vez más vertical), de modo que Armstrong y Aldrin pudieran ver la superficie de la Luna e inspeccionar la zona.
El alunizaje se iniciaba en un punto arbitrario que, en el caso del Apolo 11, tuvo lugar a 122 metros de altitud, cuando el Eagle se encontraba a unos 700 m. del lugar en el se acabaría posando la nave, y el tiempo que tardó en alunizar fue de 2' 18".
En ese momento, en el que el Eagle ya había menguado la velocidad a casi 65 km/hora, Armstrong asumió el control manual de la nave, que hasta entonces había volado de forma guiada, para terminar alunizando en el lugar que juzgó mas adecuado.
Los problemas en las comunicaciones con Houston comenzaron desde el mismo momento de la adquisición de la señal, cuando el Eagle, ya en la órbita de descenso, se hizo visible desde la Tierra tras aparecer por encima del horizonte lunar.
Tales fallos se sucedieron de forma intermitente durante los siguientes 40 minutos, hasta casi la fase de aproximaciòn.
Durante el descenso, las comunicaciones con la Tierra debían realizarse a través de una antena de alta ganancia. Esta permitìa enviar grandes cantidades de información y posibilitaba a los controladores de Houston comprobar el estado de los sistemas de a bordo.
La antena podía operar en modo automático o manual.
En automático la antena se orientaba de forma autónoma hacia la Tierra, buscando la señal de máxima potencia. Para ello, el sistema contaba con un mapa que daba cuenta de la geometría del Eagle, a fin de que la antena no apuntase hacia la estructura de la nave.
Sin embargo, el mapa que fue programado a bordo era defectuoso y, como consecuencia, la orientación de la antena también lo fue por momentos.
Ademàs, esta situación se vio exacerbada por las interferencias debidas al reflejo de las señales de radio en la superficie lunar, algo que ya se sabía que podría causar algunos problemas en la calidad de las comunicaciones.
Como consecuencia, Aldrin se vio obligado a orientar manualmente la antena de alta ganancia en varias ocasiones, siguiendo su propio criterio o atendiendo a las recomendaciones sugeridas desde Houston.
Mientras tanto, Collins desde el módulo de mando hubo de hacer las veces de repetidor en varios momentos, transmitiendo información verbal al Eagle cuando lo juzgaba necesario o era requerido desde la Tierra.
Después de experimentar los primeros problemas en las comunicaciones, desde Houston se recomendò ejecutar un giro en guiñada de 10 grados para favorecer la línea de visión de la antena con la Tierra. Sin embargo, esta operación no resultó en ninguna mejora apreciable.
Como más tarde recordarìa Aldrin, la presencia de estas dificultades en las comunicaciones supuso una distracción constante, debido a la necesidad de añadir una operación manual a las numerosas tareas de vuelo.
Además, constituyó una fuente de incertidumbre, ya que en varios momentos la tripulación desconoció si su situación era supervisada o no desde la Tierra.
Pero los problemas en las comunicaciones también generaron tensión en Houston, pues tan importante era alunizar con éxito como poder reconstruir con fidelidad lo ocurrido en caso de un fatal desenlace.
Esto era así hasta el punto de que, si se sucedían los fallos en la transmisión de datos, el director de vuelo en Houston tenía la potestad de abortar el alunizaje si determinaba que no se dispondría de suficiente información para reconstruir un posible accidente.
Continuará.
Un saludo.
El conjunto de maniobras que debía efectuar el Eagle para abandonar el módulo de mando y posarse sobre la superficie lunar se dividía en 2 fases:
- La inserción en la órbita de descenso.
- El descenso propulsado.
La primera se iniciò sobre la cara oculta de la Luna con el encendido del motor de descenso del Eagle. El objetivo era abandonar la órbita de aparcamiento del módulo de mando, el cual permanecería girando a unos 110 km. de altura.
El encendido del motor, de apenas 30 segundos de duraciòn, impartió un cambio de velocidad que colocó al Eagle en una órbita elíptica que lo fue acercando progresivamente a la superficie lunar. Media revolución después, al llegar al perilunio (el punto de la órbita màs próximo al satélite), tuvo lugar el inicio del descenso propulsado.
Este comenzó a algo más de 15 km. de altitud y a unos 460 km. de distancia del lugar planeado de alunizaje. En ese momento la altitud del Eagle se había reducido en unos 95 km., pero su velocidad no había corrido la misma suerte.
Las leyes de la mecànica dictan que, en una órbita elíptica, la velocidad aumenta cuando nos acercamos al centro de atracciòn. Como consecuencia, el Eagle había incrementado su velocidad desde los 5.760 km/hora a los que viajaba en la òrbita de aparcamiento hasta unos 7.560 km/hora al llegar al perilunio.
Entonces se produjo de nuevo la ignición del motor, que ya no se apagaría hasta que el Eagle estuviera posado sobre la superficie: 12 minutos y 38 segundos más tarde.
El descenso propulsado constaba a su vez de 3 fases:
- Frenado.
- Aproximación.
- Alunizaje.
La primera de ellas era la de mayor duración: 8' 30".
Tenía por objetivo reducir la velocidad del Eagle de la manera más óptima en términos de consumo de combustible, a la vez que se reducía la altitud.
La fase de aproximación comenzò a unos 2 km. de altitud y cuando la distancia al lugar planeado de alunizaje era algo superior a los 8 km.
Al inicio de esta fase, el Eagle volaba "cara arriba": es decir, con la ventanillas orientadas hacia el cielo. Pero, a lo largo de los 1' 50" que duró la aproximación, la nave fue cabeceando progresivamente (adoptando una posiciòn cada vez más vertical), de modo que Armstrong y Aldrin pudieran ver la superficie de la Luna e inspeccionar la zona.
El alunizaje se iniciaba en un punto arbitrario que, en el caso del Apolo 11, tuvo lugar a 122 metros de altitud, cuando el Eagle se encontraba a unos 700 m. del lugar en el se acabaría posando la nave, y el tiempo que tardó en alunizar fue de 2' 18".
En ese momento, en el que el Eagle ya había menguado la velocidad a casi 65 km/hora, Armstrong asumió el control manual de la nave, que hasta entonces había volado de forma guiada, para terminar alunizando en el lugar que juzgó mas adecuado.
Los problemas en las comunicaciones con Houston comenzaron desde el mismo momento de la adquisición de la señal, cuando el Eagle, ya en la órbita de descenso, se hizo visible desde la Tierra tras aparecer por encima del horizonte lunar.
Tales fallos se sucedieron de forma intermitente durante los siguientes 40 minutos, hasta casi la fase de aproximaciòn.
Durante el descenso, las comunicaciones con la Tierra debían realizarse a través de una antena de alta ganancia. Esta permitìa enviar grandes cantidades de información y posibilitaba a los controladores de Houston comprobar el estado de los sistemas de a bordo.
La antena podía operar en modo automático o manual.
En automático la antena se orientaba de forma autónoma hacia la Tierra, buscando la señal de máxima potencia. Para ello, el sistema contaba con un mapa que daba cuenta de la geometría del Eagle, a fin de que la antena no apuntase hacia la estructura de la nave.
Sin embargo, el mapa que fue programado a bordo era defectuoso y, como consecuencia, la orientación de la antena también lo fue por momentos.
Ademàs, esta situación se vio exacerbada por las interferencias debidas al reflejo de las señales de radio en la superficie lunar, algo que ya se sabía que podría causar algunos problemas en la calidad de las comunicaciones.
Como consecuencia, Aldrin se vio obligado a orientar manualmente la antena de alta ganancia en varias ocasiones, siguiendo su propio criterio o atendiendo a las recomendaciones sugeridas desde Houston.
Mientras tanto, Collins desde el módulo de mando hubo de hacer las veces de repetidor en varios momentos, transmitiendo información verbal al Eagle cuando lo juzgaba necesario o era requerido desde la Tierra.
Después de experimentar los primeros problemas en las comunicaciones, desde Houston se recomendò ejecutar un giro en guiñada de 10 grados para favorecer la línea de visión de la antena con la Tierra. Sin embargo, esta operación no resultó en ninguna mejora apreciable.
Como más tarde recordarìa Aldrin, la presencia de estas dificultades en las comunicaciones supuso una distracción constante, debido a la necesidad de añadir una operación manual a las numerosas tareas de vuelo.
Además, constituyó una fuente de incertidumbre, ya que en varios momentos la tripulación desconoció si su situación era supervisada o no desde la Tierra.
Pero los problemas en las comunicaciones también generaron tensión en Houston, pues tan importante era alunizar con éxito como poder reconstruir con fidelidad lo ocurrido en caso de un fatal desenlace.
Esto era así hasta el punto de que, si se sucedían los fallos en la transmisión de datos, el director de vuelo en Houston tenía la potestad de abortar el alunizaje si determinaba que no se dispondría de suficiente información para reconstruir un posible accidente.
Continuará.
Un saludo.
JOSE ANTONIO MARTINEZ- Cantidad de envíos : 5395
Localización : zaragoza
Fecha de inscripción : 08/01/2015
Una del espacio.
Hola.
Reanudo para anotar la segunda y última parte.
El propósito de volar cara abajo en la primera parte del descenso fue, entre otras cosas, facilitar que los astronautas pudieran estimar la localización de la nave con respecto a la superficie lunar a medida que avanzaban.
La ventanilla de Armstrong contaba con un dispositivo llamado "indicador del punto de alunizaje" (LPD), el cual constaba de 2 retículas graduadas: una grabada en el exterior de la ventanilla y otra en el interior.
Su objetivo era informar del punto estimado de alunizaje durante la fase de aproximaciòn.
Cuando la nave ya hubiera cabeceado lo suficiente como para permitir la observaciòn del terreno, la tripulación podría solicitar a la computadora el "ángulo del LPD".
Este valor indicaba el punto en las retículas tal que, cuando Armstrong las hiciera coincidir en su línea de visión, la proyecciòn de dicho punto en la superficie lunar indicaría el lugar en el que el sistema haría alunizar la nave en caso de que Armstrong no asumiera el control manual.
Sin embargo, mientras el Eagle volaba cara abajo, el LPD se usaba para otros propòsitos: uno de ellos era dar información acerca del alcance horizontal del vuelo.
Mediante la comparación de los tiempos en que se sobrevolaban diferentes accidentes del terreno con los tiempos de sobrevuelo recogidos en tablas generadas antes de la misión, Armstrong podía estimar la distancia entre el lugar en el que se alunizaría y el punto planeado si el sistema de guiado no corregía el error.
De esta manera, Armstrong pudo verificar que "volaban largos 3 segundos", un error que el sistema de guiado no terminó corrigiendo y que fue atribuido después a un problema en la inicialización de la navegación. Este error se podía traducir, y así lo anticiparon los astronautas, en un alunizaje entre 5 y 6 km. más allá del lugar previsto, en una zona menos propicia que la planeada, aunque por poco todavía estaba dentro del área elipsoidal que había sido estudiada por los astronautas.
Alunizaron a 6 km. del lugar programado.
Durante las fases de frenado y aproximación (que en total duraron unos 10 minutos), se sucedieron hasta 5 alarmas en la cabina, la última de ellas a tan solo 24 segundos de que Armstrong asumiera el control manual del Eagle. Estas alarmas se produjeron debido a un error en el diseño del sistema eléctrico asociado al "radar de reencuentro".
El Eagle portaba un radar que debía proporcionar información sobre la navegaciòn relativa al módulo de mando. Su objetivo era que, una vez finalizada la exploración lunar, la nave pudiera ascender a su encuentro en la órbita de aparcamiento. El uso de este radar no era necesario durante el descenso propulsado. Sin embargo, era conveniente tenerlo encendido, ya que, en caso de tener que abortar el descenso, los astronautas podrían usarlo para llegar al módulo pilotado por Collins.
El origen de las alarmas pudo encontrarse después del vuelo y la causa era el sistema eléctrico que alimentaba tanto a la computadora como al radar.
Ambos funcionaban con corriente alterna de igual frecuencia pero resultó no estar sincronizada en fase, con diferencias aleatorias que dependían del momento en que se encendiesen los distintos sistemas durante el descenso. Como resultado de esas diferencias, cuya existencia y consecuencias eran desconocidas para los astronautas y los controladores de vuelo de Houston, el radar enviaba constantes interrupciones a la computadora.
Tales interrupciones consumían considerables recursos de procesamiento, lo que hacía que se saturase el ordenador y, tal y como estaba programado, emitiese la correspondiente alarma.
Por fortuna, la computadora del Eagle poseía un diseño muy robusto. Estaba concebida para necesitar el 85% de sus recursos durante el momento de mayor carga de procesamiento, lo que dejaba un margen del 15% para situaciones imprevistas.
Por otra parte, dos características muy innovadoras de su diseño eran una gran salvaguardia ante las contingencias. Por un lado, ejecutaba tareas siguiendo un criterio de prioridades por el que descartaba labores no esenciales en caso de saturación. Por otro, disponía de un sistema de protección de reinicio que le permitía interrumpir tareas, reiniciarse y reanudarlas allí donde habían quedado suspendidas.
Pero el descenso propulsado era la fase que requería mayor capacidad de procesamiento de toda la misión del Apolo 11, y las interrupciones que enviaba el sistema eléctrico del radar a la computadora, en combinación con otras tareas, hicieron que esta excediese en algunas ocasiones su 15% de margen.
Ello generò 2 alarmas inesperadas, etiquetadas como 1201 y 1202 dependiendo del tipo de registro que estuvieran saturando en la memoria.
Su aparición implicó el apagón momentáneo de la interfaz de la tripulación con la computadora y el reinicio de esta cada vez que sucedían.
Una vez que Armstrong asumió el control manual del Eagle, ya en la fase de alunizaje, las exigencias de procesamiento descendieron de forma importante, lo que explica que no se volviera a producir ninguna de ellas.
La presencia de estas alarmas hasta apenas unos segundos antes de que Armstrong asumiera el control manual del Eagle supuso una importante distracción y una fuente de tensión tanto para la tripulación, como para el equipo de controladores de Houston, quienes tuvieron la responsabilidad de decidir si continuaban o abortaban la misión cada vez que surgían.
En aquél momento, la razòn por la que aparecìan era desconocida, y tambièn desconocidas eran las implicaciones que podrìan tener más tarde en el vuelo.
No había tiempo material para investigar sus causas, ya que las fases de frenado y aproximación eran muy cortas. Pero la nave estaba siendo guiada de forma automática de manera adecuada.
Ello invitaba a continuar con el vuelo, ya que, además, llegados a ese punto abortar no era necesariamente más seguro que completar el alunizaje.
Un saludo.
Reanudo para anotar la segunda y última parte.
El propósito de volar cara abajo en la primera parte del descenso fue, entre otras cosas, facilitar que los astronautas pudieran estimar la localización de la nave con respecto a la superficie lunar a medida que avanzaban.
La ventanilla de Armstrong contaba con un dispositivo llamado "indicador del punto de alunizaje" (LPD), el cual constaba de 2 retículas graduadas: una grabada en el exterior de la ventanilla y otra en el interior.
Su objetivo era informar del punto estimado de alunizaje durante la fase de aproximaciòn.
Cuando la nave ya hubiera cabeceado lo suficiente como para permitir la observaciòn del terreno, la tripulación podría solicitar a la computadora el "ángulo del LPD".
Este valor indicaba el punto en las retículas tal que, cuando Armstrong las hiciera coincidir en su línea de visión, la proyecciòn de dicho punto en la superficie lunar indicaría el lugar en el que el sistema haría alunizar la nave en caso de que Armstrong no asumiera el control manual.
Sin embargo, mientras el Eagle volaba cara abajo, el LPD se usaba para otros propòsitos: uno de ellos era dar información acerca del alcance horizontal del vuelo.
Mediante la comparación de los tiempos en que se sobrevolaban diferentes accidentes del terreno con los tiempos de sobrevuelo recogidos en tablas generadas antes de la misión, Armstrong podía estimar la distancia entre el lugar en el que se alunizaría y el punto planeado si el sistema de guiado no corregía el error.
De esta manera, Armstrong pudo verificar que "volaban largos 3 segundos", un error que el sistema de guiado no terminó corrigiendo y que fue atribuido después a un problema en la inicialización de la navegación. Este error se podía traducir, y así lo anticiparon los astronautas, en un alunizaje entre 5 y 6 km. más allá del lugar previsto, en una zona menos propicia que la planeada, aunque por poco todavía estaba dentro del área elipsoidal que había sido estudiada por los astronautas.
Alunizaron a 6 km. del lugar programado.
Durante las fases de frenado y aproximación (que en total duraron unos 10 minutos), se sucedieron hasta 5 alarmas en la cabina, la última de ellas a tan solo 24 segundos de que Armstrong asumiera el control manual del Eagle. Estas alarmas se produjeron debido a un error en el diseño del sistema eléctrico asociado al "radar de reencuentro".
El Eagle portaba un radar que debía proporcionar información sobre la navegaciòn relativa al módulo de mando. Su objetivo era que, una vez finalizada la exploración lunar, la nave pudiera ascender a su encuentro en la órbita de aparcamiento. El uso de este radar no era necesario durante el descenso propulsado. Sin embargo, era conveniente tenerlo encendido, ya que, en caso de tener que abortar el descenso, los astronautas podrían usarlo para llegar al módulo pilotado por Collins.
El origen de las alarmas pudo encontrarse después del vuelo y la causa era el sistema eléctrico que alimentaba tanto a la computadora como al radar.
Ambos funcionaban con corriente alterna de igual frecuencia pero resultó no estar sincronizada en fase, con diferencias aleatorias que dependían del momento en que se encendiesen los distintos sistemas durante el descenso. Como resultado de esas diferencias, cuya existencia y consecuencias eran desconocidas para los astronautas y los controladores de vuelo de Houston, el radar enviaba constantes interrupciones a la computadora.
Tales interrupciones consumían considerables recursos de procesamiento, lo que hacía que se saturase el ordenador y, tal y como estaba programado, emitiese la correspondiente alarma.
Por fortuna, la computadora del Eagle poseía un diseño muy robusto. Estaba concebida para necesitar el 85% de sus recursos durante el momento de mayor carga de procesamiento, lo que dejaba un margen del 15% para situaciones imprevistas.
Por otra parte, dos características muy innovadoras de su diseño eran una gran salvaguardia ante las contingencias. Por un lado, ejecutaba tareas siguiendo un criterio de prioridades por el que descartaba labores no esenciales en caso de saturación. Por otro, disponía de un sistema de protección de reinicio que le permitía interrumpir tareas, reiniciarse y reanudarlas allí donde habían quedado suspendidas.
Pero el descenso propulsado era la fase que requería mayor capacidad de procesamiento de toda la misión del Apolo 11, y las interrupciones que enviaba el sistema eléctrico del radar a la computadora, en combinación con otras tareas, hicieron que esta excediese en algunas ocasiones su 15% de margen.
Ello generò 2 alarmas inesperadas, etiquetadas como 1201 y 1202 dependiendo del tipo de registro que estuvieran saturando en la memoria.
Su aparición implicó el apagón momentáneo de la interfaz de la tripulación con la computadora y el reinicio de esta cada vez que sucedían.
Una vez que Armstrong asumió el control manual del Eagle, ya en la fase de alunizaje, las exigencias de procesamiento descendieron de forma importante, lo que explica que no se volviera a producir ninguna de ellas.
La presencia de estas alarmas hasta apenas unos segundos antes de que Armstrong asumiera el control manual del Eagle supuso una importante distracción y una fuente de tensión tanto para la tripulación, como para el equipo de controladores de Houston, quienes tuvieron la responsabilidad de decidir si continuaban o abortaban la misión cada vez que surgían.
En aquél momento, la razòn por la que aparecìan era desconocida, y tambièn desconocidas eran las implicaciones que podrìan tener más tarde en el vuelo.
No había tiempo material para investigar sus causas, ya que las fases de frenado y aproximación eran muy cortas. Pero la nave estaba siendo guiada de forma automática de manera adecuada.
Ello invitaba a continuar con el vuelo, ya que, además, llegados a ese punto abortar no era necesariamente más seguro que completar el alunizaje.
Un saludo.
JOSE ANTONIO MARTINEZ- Cantidad de envíos : 5395
Localización : zaragoza
Fecha de inscripción : 08/01/2015
Una del espacio.
Hola.
Con posterioridad a Neil Armstrong y Buzz Aldrin, tenemos que recordar que han sido 10 los astronautas que tambièn han pisado la Luna en las siguientes 6 misiones Apolo:
- Apolo 12: tan solo 4 meses después del Apolo 11, el 19.11.1969, alunizaban los miembros del Apolo 12 Charles Conrad y Alan Bean, mientras el piloto Richard Gordon permanecía en la órbita lunar. Los 2 astronautas estuvieron 31 horas y 31' sobre el satélite, y en este caso la actividad extravehicular ocupò casi 8 horas de su tiempo en las que se hicieron con 34 kg. de rocas lunares. Estos astronautas hicieron la primera transmisión de televisión a color.
- Apolo 13: el público no celebró que los tripulantes de esta misión alcanzaran la Luna, sino que realizaran la gesta de regresar con vida a la Tierra. Despegaron el 11.04.1970 y se vieron obligados a abortar el alunizaje tras la explosión de un tanque de oxígeno durante el trayecto. James Lovell, John Swigert y Fred Haise tuvieron que ingeniàrselas para volver con vida y afrontar no solo la pérdida de calor en la cabina y la falta de agua potable, sino la reparación del sistema de depuración de dióxido de carbono. Tras casi 6 días de misión, amerizaron el 17.04.1970.
- Apolo 14: tras el desastre del Apolo 13, hubo que esperar hasta el 31.01.1971 para que la NASA enviara una nueva misión a la Luna. Fueron Alan B. Shepard y Edgar Mitchell los que pisaron el satélite y Stuart Roosa permanecía en órbita lunar. Hicieron los 2 astronautas sendos paseos por la polvorienta superficie lunar y estuvieron sobre ella 33 horas y media. Instalaron una estación científica y recogieron 43 kg. de rocas y polvo lunar. Además, se hizo chocar contra la Luna la tercera fase del cohete Saturno, así como estallar 13 cartuchos de explosivos en la superficie para que los sismómetros dejados en anteriores misiones registraran el fenòmeno. Como anécdota simpática, Shepard llevó a bordo de la nave un palo de golf con el que practicó un par de swings con 2 bolas.
- Apolo 15: lanzada el 26.07.1971, llevó a 2 astronautas a superar los 2 días de estancia en la superficie lunar. David Scott y James Irwin estuvieron casi 67 horas pisando la Luna, mientras Alfred Worden daba vueltas al satélite. Hicieron 3 excursiones extravehiculares de más de 18 horas en total. Por primera vez usaron un rover lunar, fabricado por Boeing y la Delco Electronics de General Motor, que les permitía alejarse del módulo lunar con cierta seguridad. Recorrieron unos 28 km. y recogieron 75 kg. de rocas lunares, además de dejar una placa con los nombres de los 14 astronautas soviéticos y americanos muertos durante la carrera espacial.
- Apolo 16: el 16.04.1972 partía esta misión y fueron John Young y Charles Duke los que tocaron la Luna, mientras Ken Mattingly permaneció en el módulo de mando. Los 2 astronautas estuvieron sobre el suelo lunar 71 horas y actividades extravehiculares durante algo màs de 20 horas. Con el segundo rover lunar recorrieron casi 27 km. y recogieron algo menos de 96 kg. de muestras. Regresaron a la Tierra el 27.04.1972.
- Apolo 17: el 7 de diciembre de 1972 partió la última misión a la Luna. Eugene Cernan y Harrison Schmitt alunizaron el 11 de diciembre, mientras Ronald Evans se mantuvo en órbita. Los 2 astronautas permanecieron màs de 3 días en la superficie lunar, casi 75 horas. A esta última misión pertenecen algunas de las imágenes más espectaculares del hombre en la Luna y se batieron todos los récords. Así, el tercer rover recorrió màs de 35 km., los astronautas hicieron actividades extravehiculares durante más de 22 horas y recogieron algo más de 110 kg. de muestras. El 15 de diciembre, Harrison Schmitt, el duodécimo y último hombre en pisar la Luna, volvía a introducirse en el módulo lunar. Le seguía Eugene Cernan, el último hombre en abandonar el satélite.
Un saludo.
Con posterioridad a Neil Armstrong y Buzz Aldrin, tenemos que recordar que han sido 10 los astronautas que tambièn han pisado la Luna en las siguientes 6 misiones Apolo:
- Apolo 12: tan solo 4 meses después del Apolo 11, el 19.11.1969, alunizaban los miembros del Apolo 12 Charles Conrad y Alan Bean, mientras el piloto Richard Gordon permanecía en la órbita lunar. Los 2 astronautas estuvieron 31 horas y 31' sobre el satélite, y en este caso la actividad extravehicular ocupò casi 8 horas de su tiempo en las que se hicieron con 34 kg. de rocas lunares. Estos astronautas hicieron la primera transmisión de televisión a color.
- Apolo 13: el público no celebró que los tripulantes de esta misión alcanzaran la Luna, sino que realizaran la gesta de regresar con vida a la Tierra. Despegaron el 11.04.1970 y se vieron obligados a abortar el alunizaje tras la explosión de un tanque de oxígeno durante el trayecto. James Lovell, John Swigert y Fred Haise tuvieron que ingeniàrselas para volver con vida y afrontar no solo la pérdida de calor en la cabina y la falta de agua potable, sino la reparación del sistema de depuración de dióxido de carbono. Tras casi 6 días de misión, amerizaron el 17.04.1970.
- Apolo 14: tras el desastre del Apolo 13, hubo que esperar hasta el 31.01.1971 para que la NASA enviara una nueva misión a la Luna. Fueron Alan B. Shepard y Edgar Mitchell los que pisaron el satélite y Stuart Roosa permanecía en órbita lunar. Hicieron los 2 astronautas sendos paseos por la polvorienta superficie lunar y estuvieron sobre ella 33 horas y media. Instalaron una estación científica y recogieron 43 kg. de rocas y polvo lunar. Además, se hizo chocar contra la Luna la tercera fase del cohete Saturno, así como estallar 13 cartuchos de explosivos en la superficie para que los sismómetros dejados en anteriores misiones registraran el fenòmeno. Como anécdota simpática, Shepard llevó a bordo de la nave un palo de golf con el que practicó un par de swings con 2 bolas.
- Apolo 15: lanzada el 26.07.1971, llevó a 2 astronautas a superar los 2 días de estancia en la superficie lunar. David Scott y James Irwin estuvieron casi 67 horas pisando la Luna, mientras Alfred Worden daba vueltas al satélite. Hicieron 3 excursiones extravehiculares de más de 18 horas en total. Por primera vez usaron un rover lunar, fabricado por Boeing y la Delco Electronics de General Motor, que les permitía alejarse del módulo lunar con cierta seguridad. Recorrieron unos 28 km. y recogieron 75 kg. de rocas lunares, además de dejar una placa con los nombres de los 14 astronautas soviéticos y americanos muertos durante la carrera espacial.
- Apolo 16: el 16.04.1972 partía esta misión y fueron John Young y Charles Duke los que tocaron la Luna, mientras Ken Mattingly permaneció en el módulo de mando. Los 2 astronautas estuvieron sobre el suelo lunar 71 horas y actividades extravehiculares durante algo màs de 20 horas. Con el segundo rover lunar recorrieron casi 27 km. y recogieron algo menos de 96 kg. de muestras. Regresaron a la Tierra el 27.04.1972.
- Apolo 17: el 7 de diciembre de 1972 partió la última misión a la Luna. Eugene Cernan y Harrison Schmitt alunizaron el 11 de diciembre, mientras Ronald Evans se mantuvo en órbita. Los 2 astronautas permanecieron màs de 3 días en la superficie lunar, casi 75 horas. A esta última misión pertenecen algunas de las imágenes más espectaculares del hombre en la Luna y se batieron todos los récords. Así, el tercer rover recorrió màs de 35 km., los astronautas hicieron actividades extravehiculares durante más de 22 horas y recogieron algo más de 110 kg. de muestras. El 15 de diciembre, Harrison Schmitt, el duodécimo y último hombre en pisar la Luna, volvía a introducirse en el módulo lunar. Le seguía Eugene Cernan, el último hombre en abandonar el satélite.
Un saludo.
JOSE ANTONIO MARTINEZ- Cantidad de envíos : 5395
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Una del espacio.
Hola.
Las misiones Apolo pasaron a la historia por haber dejado huellas humanas en la Luna.
Sin embargo, su mayor contribuciòn a la ciencia estriba en la colección de rocas lunares que los astronautas trajeron consigo. Llamar "tesoro" a los 382 kg. de piedras y regolitos (la gruesa capa de polvo y rocas trituradas que cubre la superficie de la Luna y de otros cuerpos celestes) no le hace justicia.
Su estudio ha ayudado a asentar el campo moderno de las ciencias planetarias y ha aportado información clave sobre los procesos geológicos que suceden en otros cuerpos del Sistema Solar.
Según señala Ryan Zeigler, conservador de las muestras del programa Apolo, en los últimos 50 años la NASA ha recibido hasta 3.190 solicitudes de fragmentos lunares por parte de màs de 500 investigadores de 15 países.
A lo largo de las décadas, la NASA ha distribuido más de 50.000 muestras únicas y en la actualidad un total de 8.000 estàn siendo examinadas por 145 científicos de ámbitos tan dispares como la astronomía, biología, química, ingeniería, ciencia de materiales, medicina y geología.
Por encima de todo, las rocas lunares han revolucionado nuestra comprensión de 3 cuestiones fundamentales: la naturaleza de la superficie lunar, el origen de la Luna y la evolución del Sistema Solar.
La muestra más antigua tiene unos 4.510 millones de años, según el último estudio publicado el 31.07.19 en Nature Geoscience por parte de científicos del Instituto de Geología y Mineralogía de la Universidad de Colonia.
Esto nos sitúa la edad de la Luna en 50 millones de años después de la formación del Sistema Solar, y no 150 millones de años más tarde, como se pensaba hasta ahora.
Si la Luna se creó a partir del choque de un cuerpo grande contra la Tierra (algo todavía hipotético), se tuvo que producir antes de esos primeros 50 millones de años y posteriormente comenzó a solidificarse.
El estudio se ha basado en el tiempo que tarda el isótopo del hafnio-182 en descomponerse en tungsteno-182 en muestras lunares, usando para ello las últimas tecnologías disponibles en laboratorio.
La mayoría de las rocas de la Tierra son mucho más jóvenes que esos 4.510 millones de años, debido al continuo reciclaje de la corteza terrestre causado por la tectónica de placas, un proceso que no existe en la Luna, y, por tanto, nos ofrecen una importante información de los primeros días del Sistema Solar, e incluso sobre la Tierra primitiva.
El pasado mes de marzo, el análisis de una brecha (un tipo de roca compuesta por varios fragmentos rocosos soldados entre sí) traída por el Apolo 14 determinó que una de sus partes quizá no se hubiera formado en la Luna, sino que podría tratarse del primer meteorito terrestre: una roca que hace 4.000 millones de años saliò despedida de la Tierra y aterrizó en la Luna.
Miles de millones de años más tarde, el astronauta Alan Shepard del Apolo 14 la recogió y la trajo de vuelta a casa.
Antes de las misiones Apolo la comunidad científica había propuesto varias teorías sobre la formación de la Luna:
- Quizá la Tierra atrajo a algún cuerpo celeste que transitaba demasiado cerca.
- O tal vez en sus primeros días nuestro planeta rotaba tan rápido que una parte se desgajó de él.
- O quizá la Tierra y la Luna se crearon al mismo tiempo a partir del disco protoplanetario, que dio lugar a todos los planetas del Sistema Solar.
Hoy por hoy, tras las misiones Apolo, la teoría dominante sobre el origen de la Luna es la hipótesis de un gran impacto, que postula que hace unos 4.560 millones de años un cuerpo del tamaño de Marte, conocido como Tea, chocó bruscamente contra la Tierra primigenia, se rompió en pedazos y arrojó parte de la corteza y el manto terrestre al espacio.
Con el tiempo, el material eyectado se acumuló, mezclado con los restos de Tea, y formó un satélite que se enfrió poco a poco y se convirtió en la Luna.
El modelo se ha visto influido por numerosos anàlisis de las muestras lunares traídas por las misiones Apolo, así como por los experimentos realizados en la superficie de la Luna.
Entre los aspectos más relevantes figuran los siguientes:
- Hierro: la Luna contiene una sorprendente baja cantidad de hierro. Los experimentos geofísicos de superficie desplegados por las misiones Apolo revelaron que, en comparación con los planetas rocosos, el núcleo de la Luna comprende una porción muy pequeña de su volumen, de solamente el 25% de su radio. La relativa escasez de hierro a la que apunta el reducido núcleo de la Luna indica que el centro de la Tierra, rico en hierro, ya se había formado cuando se produjo el impacto gigante.
- Sequedad: las muestras lunares resultaron ser extremadamente secas y carecían casi por completo de sustancias volátiles (elementos o moléculas con bajos puntos de ebullición y que se evaporan con facilidad, como agua, dióxido de carbono, nitrógeno o hidrógeno). Para explicar esta composición, se ha propuesto que las enormes cantidades de energía y calor generadas por el gran impacto eliminaron las sustancias volátiles de los fragmentos de la Luna embrionaria.
- Océano de magma: una de las hipótesis más influyentes, derivada tambièn de las muestras lunares, plantea que existió un océano de magma en la Luna primitiva. Las muestras del Apolo 11 revelaron que las tierras altas lunares (regiones brillantes y elevadas, a diferencia de las depresiones oscuras que constituyen los mares lunares) presentan altas concentraciones del mineral plagioclasa. La textura de las rocas que contienen dicho mineral sugiere que este se formò a partir de una gran masa de materiales fundidos que se enfrió, y que los cristales de plagioclasa ligeros ascendieron a la capa superior.
Dado que las misiones robóticas anteriores habían encontrado rocas similares en otras ubicaciones, y a la vista de la extensión de las tierras altas lunares, la capa de magma debiò de haber cubierto la mayor parte, si no la totalidad, de la superficie de la Luna.
Dos grupos independientes propusieron la idea de este océano de magma primitivo en 1.970, solo 6 meses después de que se trajeran las primeras muestras. Diversos indicios geoquímicos y geofísicos respaldan la hipótesis del océano de magma, que aún continúa desarrollándose en la actualidad.
Una circunstancia que complica el modelo del gran impacto son las concentraciones de ciertos isótopos observados en las muestras obtenidas por los Apolo.
En 2.001 y 2.012 mediante un proceso llamado fluoración láser, sendos trabajos hallaron que las abundancias naturales en la Luna y la Tierra de los isótopos de oxígeno y titanio eran casi idènticas.
Pero, si la Luna nació de una colisión entre Tea y la Tierra embrionaria, ¿por qué presenta una firma isotópica tan similar a la terrestre?
Esta observación ha inspirado nuevas ideas para resolver el enigma de por qué la composición de la Luna y la Tierra sea tan similar, como el modelo de Simon Lock y Sarah Stewart que consiste en un nuevo tipo de objeto astronómico llamado "sinestia" (un híbrido entre planeta y disco, generado en un impacto), del que hablaremos màs adelante.
Continuarà.
Un saludo.
Las misiones Apolo pasaron a la historia por haber dejado huellas humanas en la Luna.
Sin embargo, su mayor contribuciòn a la ciencia estriba en la colección de rocas lunares que los astronautas trajeron consigo. Llamar "tesoro" a los 382 kg. de piedras y regolitos (la gruesa capa de polvo y rocas trituradas que cubre la superficie de la Luna y de otros cuerpos celestes) no le hace justicia.
Su estudio ha ayudado a asentar el campo moderno de las ciencias planetarias y ha aportado información clave sobre los procesos geológicos que suceden en otros cuerpos del Sistema Solar.
Según señala Ryan Zeigler, conservador de las muestras del programa Apolo, en los últimos 50 años la NASA ha recibido hasta 3.190 solicitudes de fragmentos lunares por parte de màs de 500 investigadores de 15 países.
A lo largo de las décadas, la NASA ha distribuido más de 50.000 muestras únicas y en la actualidad un total de 8.000 estàn siendo examinadas por 145 científicos de ámbitos tan dispares como la astronomía, biología, química, ingeniería, ciencia de materiales, medicina y geología.
Por encima de todo, las rocas lunares han revolucionado nuestra comprensión de 3 cuestiones fundamentales: la naturaleza de la superficie lunar, el origen de la Luna y la evolución del Sistema Solar.
La muestra más antigua tiene unos 4.510 millones de años, según el último estudio publicado el 31.07.19 en Nature Geoscience por parte de científicos del Instituto de Geología y Mineralogía de la Universidad de Colonia.
Esto nos sitúa la edad de la Luna en 50 millones de años después de la formación del Sistema Solar, y no 150 millones de años más tarde, como se pensaba hasta ahora.
Si la Luna se creó a partir del choque de un cuerpo grande contra la Tierra (algo todavía hipotético), se tuvo que producir antes de esos primeros 50 millones de años y posteriormente comenzó a solidificarse.
El estudio se ha basado en el tiempo que tarda el isótopo del hafnio-182 en descomponerse en tungsteno-182 en muestras lunares, usando para ello las últimas tecnologías disponibles en laboratorio.
La mayoría de las rocas de la Tierra son mucho más jóvenes que esos 4.510 millones de años, debido al continuo reciclaje de la corteza terrestre causado por la tectónica de placas, un proceso que no existe en la Luna, y, por tanto, nos ofrecen una importante información de los primeros días del Sistema Solar, e incluso sobre la Tierra primitiva.
El pasado mes de marzo, el análisis de una brecha (un tipo de roca compuesta por varios fragmentos rocosos soldados entre sí) traída por el Apolo 14 determinó que una de sus partes quizá no se hubiera formado en la Luna, sino que podría tratarse del primer meteorito terrestre: una roca que hace 4.000 millones de años saliò despedida de la Tierra y aterrizó en la Luna.
Miles de millones de años más tarde, el astronauta Alan Shepard del Apolo 14 la recogió y la trajo de vuelta a casa.
Antes de las misiones Apolo la comunidad científica había propuesto varias teorías sobre la formación de la Luna:
- Quizá la Tierra atrajo a algún cuerpo celeste que transitaba demasiado cerca.
- O tal vez en sus primeros días nuestro planeta rotaba tan rápido que una parte se desgajó de él.
- O quizá la Tierra y la Luna se crearon al mismo tiempo a partir del disco protoplanetario, que dio lugar a todos los planetas del Sistema Solar.
Hoy por hoy, tras las misiones Apolo, la teoría dominante sobre el origen de la Luna es la hipótesis de un gran impacto, que postula que hace unos 4.560 millones de años un cuerpo del tamaño de Marte, conocido como Tea, chocó bruscamente contra la Tierra primigenia, se rompió en pedazos y arrojó parte de la corteza y el manto terrestre al espacio.
Con el tiempo, el material eyectado se acumuló, mezclado con los restos de Tea, y formó un satélite que se enfrió poco a poco y se convirtió en la Luna.
El modelo se ha visto influido por numerosos anàlisis de las muestras lunares traídas por las misiones Apolo, así como por los experimentos realizados en la superficie de la Luna.
Entre los aspectos más relevantes figuran los siguientes:
- Hierro: la Luna contiene una sorprendente baja cantidad de hierro. Los experimentos geofísicos de superficie desplegados por las misiones Apolo revelaron que, en comparación con los planetas rocosos, el núcleo de la Luna comprende una porción muy pequeña de su volumen, de solamente el 25% de su radio. La relativa escasez de hierro a la que apunta el reducido núcleo de la Luna indica que el centro de la Tierra, rico en hierro, ya se había formado cuando se produjo el impacto gigante.
- Sequedad: las muestras lunares resultaron ser extremadamente secas y carecían casi por completo de sustancias volátiles (elementos o moléculas con bajos puntos de ebullición y que se evaporan con facilidad, como agua, dióxido de carbono, nitrógeno o hidrógeno). Para explicar esta composición, se ha propuesto que las enormes cantidades de energía y calor generadas por el gran impacto eliminaron las sustancias volátiles de los fragmentos de la Luna embrionaria.
- Océano de magma: una de las hipótesis más influyentes, derivada tambièn de las muestras lunares, plantea que existió un océano de magma en la Luna primitiva. Las muestras del Apolo 11 revelaron que las tierras altas lunares (regiones brillantes y elevadas, a diferencia de las depresiones oscuras que constituyen los mares lunares) presentan altas concentraciones del mineral plagioclasa. La textura de las rocas que contienen dicho mineral sugiere que este se formò a partir de una gran masa de materiales fundidos que se enfrió, y que los cristales de plagioclasa ligeros ascendieron a la capa superior.
Dado que las misiones robóticas anteriores habían encontrado rocas similares en otras ubicaciones, y a la vista de la extensión de las tierras altas lunares, la capa de magma debiò de haber cubierto la mayor parte, si no la totalidad, de la superficie de la Luna.
Dos grupos independientes propusieron la idea de este océano de magma primitivo en 1.970, solo 6 meses después de que se trajeran las primeras muestras. Diversos indicios geoquímicos y geofísicos respaldan la hipótesis del océano de magma, que aún continúa desarrollándose en la actualidad.
Una circunstancia que complica el modelo del gran impacto son las concentraciones de ciertos isótopos observados en las muestras obtenidas por los Apolo.
En 2.001 y 2.012 mediante un proceso llamado fluoración láser, sendos trabajos hallaron que las abundancias naturales en la Luna y la Tierra de los isótopos de oxígeno y titanio eran casi idènticas.
Pero, si la Luna nació de una colisión entre Tea y la Tierra embrionaria, ¿por qué presenta una firma isotópica tan similar a la terrestre?
Esta observación ha inspirado nuevas ideas para resolver el enigma de por qué la composición de la Luna y la Tierra sea tan similar, como el modelo de Simon Lock y Sarah Stewart que consiste en un nuevo tipo de objeto astronómico llamado "sinestia" (un híbrido entre planeta y disco, generado en un impacto), del que hablaremos màs adelante.
Continuarà.
Un saludo.
JOSE ANTONIO MARTINEZ- Cantidad de envíos : 5395
Localización : zaragoza
Fecha de inscripción : 08/01/2015
Una del espacio.
Hola.
Prosigo con la segunda y última parte de las misiones Apolo y las rocas lunares recogidas.
Los estudios de las muestras lunares tambièn han arrojado luz sobre otros cuerpos planetarios.
Quizà el resultado más significativo sea el "modelo de Niza" (llamado así porque se desarrolló en esa ciudad francesa) sobre la evolución del Sistema Solar.
Según este, nada más formarse, los planetas gigantes del sistema solar exterior se encontraban más agrupados. Al cabo de varios cientos de millones de años sus órbitas se volvieron inestables, lo que provocò que Saturno, Urano y Neptuno migraran con rapidez hasta sus órbitas actuales.
Este movimiento atrajo materia desde los confines del Sistema Solar (el Cinturón de Kuiper) hacia el interior, donde colisionó con los planetas y sus satélites y generó un enorme caos que se extendió por todo el Sistema Solar.
Si bien este modelo pudiera parecer rebuscado, explica con elegancia una serie de observaciones sin aparente relación sobre nuestro vecindario cósmico. Por ejemplo, al datar las muestras lunares de las misiones Apolo y analizar los cráteres de impacto, los investigadores han podido concluir que el número de meteoritos que se estrellaron contra la Luna alcanzó un pico cataclísmico, conocido como "bombardeo intenso tardío", unos 700 millones de años después de que se formaron los planetas.
En un principio no había una sencilla explicación de por qué se habría producido ese brusco incremento en el número de impactos. Sin embargo, el período caótico predicho por el modelo de Niza implica la existencia de una fuente de proyectiles justo en ese momento.
Además de relatarnos la historia del Sistema Solar, las muestras recogidas en la Luna han permitido investigar la evolución química de las superficies planetarias. La "erosión espacial" es un proceso que describe el desgaste físico y químico al que se ven sometidos los cuerpos carentes de atmósfera.
Los análisis del suelo lunar han revelado que este contiene aglutinados: fragmentos minerales y vidrios soldados que se crearon por el impacto de granos microscópicos de polvo.
Este material, acumulado a lo largo del tiempo, puede constituir entre un 60 y 70% de las muestras de regolito. Asímismo, la erosión espacial también produce diminutas esferas de hierro elemental, llamado "hierro nanofase", que se deposita en los bordes de ciertos granos de suelo, lo que provoca que las superficies se oscurezcan con el paso del tiempo.
Ahora sabemos que la radiación solar, las grandes fluctuaciones de temperatura y el bombardeo constante de micrometeoritos son algunas de las causas de la erosiòn espacial.
La ciencia lunar vive días muy emocionantes: este año se abrirán nuevas muestras que han permanecido sin estudiar desde que se recogieron en la Luna hace 50 años.
En el momento en que se entregaron las rocas, la NASA selló y guardó deliberadamente una parte de ellas a la espera de que la tecnología avanzara más allá de las capacidades de la época.
El pasado mes de marzo, el programa Análisis de Nueva Generación de las Muestras del Apolo (ANGSA) seleccionó 9 equipos de investigación que recibirán especímenes sellados al vacío de las misiones Apolo 15, 16 y 17.
La oportunidad de estudiar rocas lunares "nuevas" probablemente conducirá a descubrimientos clave sobre la formación y evolución de nuestro satélite natural.
A pesar de lo mucho que hemos aprendido de los experimentos de superficie y de las rocas recogidas durante el programa Apolo, y a pesar de todo lo que sin duda aprenderemos de las que quedan por estudiar, necesitamos algo màs.
Aún no hemos examinado nada procedente de la cara oculta de la Luna, de las regiones polares ni del interior profundo del satélite.
En particular, sería muy bueno conseguir material de la cuenca de Aitken, situada en el polo sur y en la cara oculta de la Luna, así como hielo procedente de un cráter polar.
La cuenca Aitken es la mayor estructura de impacto conocida de la Luna (y una de las mayores del S. Solar), y su interior podría contener material de la corteza inferior e incluso del manto.
Su estudio también nos ayudaría a comprender la manera en que estas formaciones de tamaño extremo moldean la superficie y el interior de los cuerpos planetarios.
Por otro lado, una muestra de hielo polar nos brindaría información sobre la antigüedad y el origen del agua lunar, lo que, a su vez, ayudaría a esclarecer dónde se originó el agua de la Tierra.
Esta lista de deseos podrían satisfacerla las futuras misiones, ya sean humanas o robóticas.
Los expertos aún no han alcanzado un consenso sobre cuáles serían las más idóneas. Muchos argumentan, con razòn, que las misiones robóticas pueden prolongarse durante más tiempo con menores costes y riesgos.
Por otro lado, es más probable que los astronautas humanos escojan una variedad más amplia de especímenes inusuales, como refleja la diversidad de la colección de muestras del programa Apolo (rocas, suelos excavados y cribados, virutas de piedras erosionadas, testigos de perforación), así como su volumen y geología (composición, tipo de roca, edad).
Las misiones Apolo representaron un logro único que alterò fundamentalmente nuestra visión del Sistema Solar. Cuando celebramos el 50 aniversario de aquel "gran salto para la humanidad", ninguna otra persona ha pisado aún otro cuerpo planetario desde que Harrison "Jack" Schmitt y el difunto Gene Cernan, astronauta del Apolo 17, despegaron de la Luna el 14 de diciembre de 1.972.
Un saludo.
Prosigo con la segunda y última parte de las misiones Apolo y las rocas lunares recogidas.
Los estudios de las muestras lunares tambièn han arrojado luz sobre otros cuerpos planetarios.
Quizà el resultado más significativo sea el "modelo de Niza" (llamado así porque se desarrolló en esa ciudad francesa) sobre la evolución del Sistema Solar.
Según este, nada más formarse, los planetas gigantes del sistema solar exterior se encontraban más agrupados. Al cabo de varios cientos de millones de años sus órbitas se volvieron inestables, lo que provocò que Saturno, Urano y Neptuno migraran con rapidez hasta sus órbitas actuales.
Este movimiento atrajo materia desde los confines del Sistema Solar (el Cinturón de Kuiper) hacia el interior, donde colisionó con los planetas y sus satélites y generó un enorme caos que se extendió por todo el Sistema Solar.
Si bien este modelo pudiera parecer rebuscado, explica con elegancia una serie de observaciones sin aparente relación sobre nuestro vecindario cósmico. Por ejemplo, al datar las muestras lunares de las misiones Apolo y analizar los cráteres de impacto, los investigadores han podido concluir que el número de meteoritos que se estrellaron contra la Luna alcanzó un pico cataclísmico, conocido como "bombardeo intenso tardío", unos 700 millones de años después de que se formaron los planetas.
En un principio no había una sencilla explicación de por qué se habría producido ese brusco incremento en el número de impactos. Sin embargo, el período caótico predicho por el modelo de Niza implica la existencia de una fuente de proyectiles justo en ese momento.
Además de relatarnos la historia del Sistema Solar, las muestras recogidas en la Luna han permitido investigar la evolución química de las superficies planetarias. La "erosión espacial" es un proceso que describe el desgaste físico y químico al que se ven sometidos los cuerpos carentes de atmósfera.
Los análisis del suelo lunar han revelado que este contiene aglutinados: fragmentos minerales y vidrios soldados que se crearon por el impacto de granos microscópicos de polvo.
Este material, acumulado a lo largo del tiempo, puede constituir entre un 60 y 70% de las muestras de regolito. Asímismo, la erosión espacial también produce diminutas esferas de hierro elemental, llamado "hierro nanofase", que se deposita en los bordes de ciertos granos de suelo, lo que provoca que las superficies se oscurezcan con el paso del tiempo.
Ahora sabemos que la radiación solar, las grandes fluctuaciones de temperatura y el bombardeo constante de micrometeoritos son algunas de las causas de la erosiòn espacial.
La ciencia lunar vive días muy emocionantes: este año se abrirán nuevas muestras que han permanecido sin estudiar desde que se recogieron en la Luna hace 50 años.
En el momento en que se entregaron las rocas, la NASA selló y guardó deliberadamente una parte de ellas a la espera de que la tecnología avanzara más allá de las capacidades de la época.
El pasado mes de marzo, el programa Análisis de Nueva Generación de las Muestras del Apolo (ANGSA) seleccionó 9 equipos de investigación que recibirán especímenes sellados al vacío de las misiones Apolo 15, 16 y 17.
La oportunidad de estudiar rocas lunares "nuevas" probablemente conducirá a descubrimientos clave sobre la formación y evolución de nuestro satélite natural.
A pesar de lo mucho que hemos aprendido de los experimentos de superficie y de las rocas recogidas durante el programa Apolo, y a pesar de todo lo que sin duda aprenderemos de las que quedan por estudiar, necesitamos algo màs.
Aún no hemos examinado nada procedente de la cara oculta de la Luna, de las regiones polares ni del interior profundo del satélite.
En particular, sería muy bueno conseguir material de la cuenca de Aitken, situada en el polo sur y en la cara oculta de la Luna, así como hielo procedente de un cráter polar.
La cuenca Aitken es la mayor estructura de impacto conocida de la Luna (y una de las mayores del S. Solar), y su interior podría contener material de la corteza inferior e incluso del manto.
Su estudio también nos ayudaría a comprender la manera en que estas formaciones de tamaño extremo moldean la superficie y el interior de los cuerpos planetarios.
Por otro lado, una muestra de hielo polar nos brindaría información sobre la antigüedad y el origen del agua lunar, lo que, a su vez, ayudaría a esclarecer dónde se originó el agua de la Tierra.
Esta lista de deseos podrían satisfacerla las futuras misiones, ya sean humanas o robóticas.
Los expertos aún no han alcanzado un consenso sobre cuáles serían las más idóneas. Muchos argumentan, con razòn, que las misiones robóticas pueden prolongarse durante más tiempo con menores costes y riesgos.
Por otro lado, es más probable que los astronautas humanos escojan una variedad más amplia de especímenes inusuales, como refleja la diversidad de la colección de muestras del programa Apolo (rocas, suelos excavados y cribados, virutas de piedras erosionadas, testigos de perforación), así como su volumen y geología (composición, tipo de roca, edad).
Las misiones Apolo representaron un logro único que alterò fundamentalmente nuestra visión del Sistema Solar. Cuando celebramos el 50 aniversario de aquel "gran salto para la humanidad", ninguna otra persona ha pisado aún otro cuerpo planetario desde que Harrison "Jack" Schmitt y el difunto Gene Cernan, astronauta del Apolo 17, despegaron de la Luna el 14 de diciembre de 1.972.
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