SOLO ES MÚSICA SI TE HACE SENTIR

Ayer encontré esta canción que tenía casi olvidada y al escucharla de nuevo después de tanto tiempo la volví a encontrar fresca, perfecta y por supuesto que la traigo para compartirla con vosotros.
Saludos

De tu mano descubrí este tema de película.
Sky High
Allá alto en el cielo.
En vuelo 605 minuto 25.
Es la hora de complaceros con vuestras peticiones.

Cuanto tiempo sin aparecer por aquí, me voy a cambiar el nick por el de cometa . Veo que el forero Valentín ha puesto un poco mas atrás a Brandi Carlile, conozco sólo su último disco y me parece estupendo. Bueno, voy con mis cosas en modo ráfaga.

Y antes de que se me encasquille el arma este pepinazo rockero.

extraordinaria grabacion

un saludo
luis

Ese de los Cowboy Junkies es una reinterpretación en directo de su más aclamado disco Trinity Sessions de 1988. Para quien esté en el vinilo, el año pasado el mismo ingeniero original ha hecho un remaster y se ha reeditado esta vez en doble lp y rojo. Sonido fastuoso mejor que el original y sin ruidos.

Me ha hecho recordar este disco de 1996 de Chris Isaak. Baja Sessions.Versiones mayormente acústica de algunos de sus temas más redondos, más otros inéditos. Cobran una nueva dimensión. Además excelente sonido para un disco excelente.
https://www.youtube.com/playlist?list=PLB0xGdhVdMlar6TBjbjO4l-YUSizPmu5i


Lo siento pero Vídeo no válido, dice el sistema en fin...

jagarry escribió:Ese de los Cowboy Junkies es una reinterpretación en directo de su más aclamado disco Trinity Sessions de 1988. Para quien esté en el vinilo, el año pasado el mismo ingeniero original ha hecho un remaster y se ha reeditado esta vez en doble lp y rojo. Sonido fastuoso mejor que el original y sin ruidos.
.

al hilo de esa primera grabacion quizas ya conocias este enlace,pero por si acaso
https://www.soundonsound.com/people/cowboy-junkies-sweet-jane#
un saludo
luis

seguro que ya lo conoceis,seguro que ya la le he puesto alguna vez...pero.....espero que lo disfruteis
un saludo
luis

Tanto monta, monta tanto, hagan lo que hagan son geniales

..pa quitarse el sombrero

Saludos
Marco

El Drogas - Que no me silbes con Luz Casal



El Drogas Empujo pa'kí con Rosendo concierto De Un día nada más



El Drogas - Frío con Fito, Rosendo y Carlos Tarque (Un día nada más)



M Clan - Las calles están ardiendo (con el Drogas Directo Price)

luis

En estas lineas quiero recordar con nostalgia, a la par de con alegria, los dias de nuestra infancia y adolescencia con estos pequeños apuntes sobre mi barrio de chaval. Un barrio lleno de gentes sencillas y nobles, mi lindo barrio de Doña Carlota. Tambien os entrego este tema de estilo reggae que recoje la  alegria que yo crei ver en aquellos años donde todo el mundo, excepto los niños, vivieron penurias y momentos de necesidad en  esos últimos años de posguerra.
Al avanzar con tanto detenimiento  y observar el cuadro que ante nosotros se formaba, Ángel se arrancó en aquella noche de agosto y de repente dijo:
- “Tinín a veces creo alucinar viendo como los tejados de las casas bajas recortan el cielo”, y mientras me sentía sorprendido por no ser el único que tenía estos pensamientos, con la mano intentaba mostrarme como las partes altas de las casas formaba una cambiante línea quebrada en su encuentro con el manto celeste.
y así era verdaderamente, la escasa altura de las viviendas no impedían ver la gran mancha blanquecina que sobre el firmamento dibujaban el cúmulo de estrellas que conforma la Vía Láctea y el marco de los tejadillos con sus pequeñas chimeneas parecía poner un límite idílico a la oscura noche de verano.
En aquellas tórridas jornadas era complicado conciliar el sueño y en la avenida principal se daban cita familias enteras que recorrían el barrio paseando lentamente en espera que el fuego de sus casas se extinguiera. Los gatos, complacidos por la actividad de la zona, observaban con indiferencia desde los canalones de los tejados y sobre estos, pequeños grupos de antenas pujaban por alcanzar esos cielos llenos de pequeños  destellos de luz.
El olor de los bares colapsaba el olfato, el barrio estaba vivo y sentir  la mezcla de aquel aire era una delicia e invitaba a ser constantemente  aspirado,  alternando el cálido aliento de agosto con los vapores de las freidurías.
A través de los cristales del bar Los Feítos  se veían nubes de humo de tabaco que recorrían como en un juego la totalidad de la estancia, mientras los camareros no paraban de servir cerveza a la clientela. Enfrente, una trémula luz iluminaba con dificultad el interior del colmado, arrojando una tonalidad que casaba a la perfección con la que tenía el ceroso rostro del señor Antonio, que aún se resistía a echar el cierre y se entretenía ojeando el último número de Hazañas Bélicas.
Todos los bares tenían una actividad contagiosa que animaba a entrar en ellos. Los clientes parecían encontrarse perfectamente amoldados a la vida de tabernas y se les podía encontrar en estos tugurios antes que en sus casas.
Cada bar parecía tener sus propios sonidos e invadían con su particular alboroto las proximidades de su entorno. En alguno de ellos el dueño, entusiasmado por los que continuamente entraban, animaba a “pasar al fondo” mientras que comenzaba a tirar las primeras cervezas en los vasos. En otros, los flipers no dejaban de sonar y los jugadores golpeaban con fuerza los pulsadores desplazando las máquinas. En todos ellos reinaba un caos organizado, cruzándose las voces de los que entraban con las de los que salían, la de los que ofrecían lotería con la de los vendedores de cualquier cosa, la de los asiduos del “ponme lo de siempre” con la desgastada frase de “oído cocina”.  
El ruido de vecindad abandonaba la privacidad de las casas y también se mezclaba en las calles, los saludos siempre repetidos de  los que regresaban del trabajo con los que comenzaban la ronda de vinos, el calor de la calzada derritiendo los zapatos, los niños viviendo sus interminables juegos, las tertulias nacidas  junto a los portales por los vecinos descansando  en sus sillas plegables de madera, el frescor del agua sobre el asfalto cuando limpiaban los regadores, las palmas del que llamaba al sereno , las broncas de los que habían bebido de mas, el maullar de los gatos, el lento devenir de los días, esto fue lo que sentí.

valentin escribió:En estas lineas quiero recordar con nostalgia, a la par de con alegria, los dias de nuestra infancia y adolescencia con estos pequeños apuntes sobre mi barrio de chaval. Un barrio lleno de gentes sencillas y nobles, mi lindo barrio de Doña Carlota. Tambien os entrego este tema de estilo reggae que recoje la  alegria que yo crei ver en aquellos años donde todo el mundo, excepto los niños, vivieron penurias y momentos de necesidad en  esos últimos años de posguerra.
Al avanzar con tanto detenimiento  y observar el cuadro que ante nosotros se formaba, Ángel se arrancó en aquella noche de agosto y de repente dijo:
- “Tinín a veces creo alucinar viendo como los tejados de las casas bajas recortan el cielo”, y mientras me sentía sorprendido por no ser el único que tenía estos pensamientos, con la mano intentaba mostrarme como las partes altas de las casas formaba una cambiante línea quebrada en su encuentro con el manto celeste.
y así era verdaderamente, la escasa altura de las viviendas no impedían ver la gran mancha blanquecina que sobre el firmamento dibujaban el cúmulo de estrellas que conforma la Vía Láctea y el marco de los tejadillos con sus pequeñas chimeneas parecía poner un límite idílico a la oscura noche de verano.
En aquellas tórridas jornadas era complicado conciliar el sueño y en la avenida principal se daban cita familias enteras que recorrían el barrio paseando lentamente en espera que el fuego de sus casas se extinguiera. Los gatos, complacidos por la actividad de la zona, observaban con indiferencia desde los canalones de los tejados y sobre estos, pequeños grupos de antenas pujaban por alcanzar esos cielos llenos de pequeños  destellos de luz.
El olor de los bares colapsaba el olfato, el barrio estaba vivo y sentir  la mezcla de aquel aire era una delicia e invitaba a ser constantemente  aspirado,  alternando el cálido aliento de agosto con los vapores de las freidurías.
A través de los cristales del bar Los Feítos  se veían nubes de humo de tabaco que recorrían como en un juego la totalidad de la estancia, mientras los camareros no paraban de servir cerveza a la clientela. Enfrente, una trémula luz iluminaba con dificultad el interior del colmado, arrojando una tonalidad que casaba a la perfección con la que tenía el ceroso rostro del señor Antonio, que aún se resistía a echar el cierre y se entretenía ojeando el último número de Hazañas Bélicas.
Todos los bares tenían una actividad contagiosa que animaba a entrar en ellos. Los clientes parecían encontrarse perfectamente amoldados a la vida de tabernas y se les podía encontrar en estos tugurios antes que en sus casas.
Cada bar parecía tener sus propios sonidos e invadían con su particular alboroto las proximidades de su entorno. En alguno de ellos el dueño, entusiasmado por los que continuamente entraban, animaba a “pasar al fondo” mientras que comenzaba a tirar las primeras cervezas en los vasos. En otros, los flipers no dejaban de sonar y los jugadores golpeaban con fuerza los pulsadores desplazando las máquinas. En todos ellos reinaba un caos organizado, cruzándose las voces de los que entraban con las de los que salían, la de los que ofrecían lotería con la de los vendedores de cualquier cosa, la de los asiduos del “ponme lo de siempre” con la desgastada frase de “oído cocina”.  
El ruido de vecindad abandonaba la privacidad de las casas y también se mezclaba en las calles, los saludos siempre repetidos de  los que regresaban del trabajo con los que comenzaban la ronda de vinos, el calor de la calzada derritiendo los zapatos, los niños viviendo sus interminables juegos, las tertulias nacidas  junto a los portales por los vecinos descansando  en sus sillas plegables de madera, el frescor del agua sobre el asfalto cuando limpiaban los regadores, las palmas del que llamaba al sereno , las broncas de los que habían bebido de mas, el maullar de los gatos, el lento devenir de los días, esto fue lo que sentí.

¡¡¡ olé !!!, en Alicante igual, me has llevado a mi infancia ¡¡muchas gracias!!

Uff!!! ese vídeo del programa de Miguel Bosé de hace unos 12 años, en su día lo tragabas viendo el penoso estado en que estaba Antonio Vega ya. 
Moriría al año siguiente. Pero como algunos estábamos acostumbrado a verlo en su progresiva demacración, no afectaba tanto.

 Ahora se percibe uno que entre su pelucón y auténticas facciones de lo que parecía, da más un poco de grima y lástima que otra cosa. No me resulta nada agradable volver a verlo, sinceramente. Otra cosa es oírlo. Aunque nunca fui fan de los Nacha.

A mí concretamente el vídeo me emocionó.Y aún con su voz ya un poco deformada la interpretación es soberbia.Incluso para mí lo hizo mejor que antes.
Da un poco de lástima ver su aspecto ya avanzado pero cuando empezó a cantar.... ahí está el gran Antonio Vega con su magia.

Recuerdo como si fuese ahora mismo la primera vez que escuché "sorprendente" de Leño. Dios que potencia. Pasaba por la calle delante de un bar musical de los 80 (El Zaguán) y me paré allí delante a escuchar la canción entera. Fue de los primeros vinilos que me compré. Leño era distinto a todo lo que había escuchado en letra y música. Ese momento lo tengo grabado.

https://youtu.be/37o0DtDuROI