$tereophile elige el Amplificador del Año 2023...
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Re: $tereophile elige el Amplificador del Año 2023...
Dr. Funk, te aseguro que no es nada personal, te nombro para centrar el debate en la defensa que haces del valor de las mediciones. Para mi son una simple referencia y doy mi punto de vista, ni mas ni menos valioso que el tuyo. Mi vertiente melomana es mucho mas marcada que la audiòfila y en no pocas ocasiones amplific. con excelentes mediciones no me han permitido disfrutar de la música como otros mas modestos en sus cifras.
Por supuesto que hay gustos para todos.
Salud
Por supuesto que hay gustos para todos.
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Última edición por Josep BCN el Jue 8 Feb 2024 - 11:26, editado 1 vez
Josep BCN- Cantidad de envíos : 1355
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Re: $tereophile elige el Amplificador del Año 2023...
Ya MONOLITO, pero yo no me refería a que el transistor estuviera en saturación, si no que enfatice armónicos impares. En saturación está claro que sonará horrible, pero todo.
Saludos
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LUDOVICO- Cantidad de envíos : 4223
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Fecha de inscripción : 21/02/2012
Re: $tereophile elige el Amplificador del Año 2023...
Me dejas más tranquilo A veces tengo la sensación de que no puedo debatir sin que alguien se moleste y desde luego nunca es mi intención.Josep BCN escribió:
Dr. Funk, te aseguro que no es nada personal, te nombro para centrar el debate en la defensa que haces del valor de las mediciones. Para mi son una simple referencia y doy mi punto de vista, ni mas ni menos valioso que el tuyo.
Salud
DrFunk- Cantidad de envíos : 7850
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A Josep BCN le gusta esta publicaciòn
Re: $tereophile elige el Amplificador del Año 2023...
En funcionamiento normal hay muy poca distorsión en transistores, no hay que preocuparse. Todos los amplificadores distorsionan en armónicos pares e impares, las válvulas más, y éstas no tienen que llegar a saturación para que se aprecie a oído su distorsión.
MONOLITO- Cantidad de envíos : 4328
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Fecha de inscripción : 11/09/2013
Re: $tereophile elige el Amplificador del Año 2023...
Dr Funk: sinceramente, no consigo acabar de entender el porqué de ese enconamiento, y de esa visión en túnel que adoptas y que te impide darte cuenta de la contradicción evidente en tus dogmáticas afirmaciones.
Será cosa de... lo que sea, que este no es lugar para jugar a psicoanalistas de tebeo.
En cualquier caso, no voy a entrar a ese trapo que con tanto brío agitas.
Pero sí que voy a exponer, para dejar clara --como si a alguien le importara-- cuál es mi posición, por qué defiendo que no todo lo que mide bien suena bien.
En primer lugar, una pequeña historia: en 1979, cuando monté tienda, compré tres aparatos que jamás vendería, a saber: un generador de frecuencias de Hewlett-Packard, un osciloscopio de doble trazo de Tektronix, y un analizador portátil de espectro, de Shure. Y les saqué bastante partido.
Con el generador de frecuencias y unos auriculares electrostáticos --en realidad, electret; pero iban muy bien-- me dediqué a hacer audiometrías a cuanto cliente las quisiera..., es decir, a todo quisque, que todo el mundo tiene sus dudas acerca de su perfección física. Para ello, le pedía al sujeto que se pusiera los auriculares y, dándome la espalda y en silencio para evitar verse influido por mi voz, o por mi lenguaje corporal, prestara atención a lo que sonaba a través de ellos, y que levantara la mano cuando dejara de oirlo: lo que sonaba era una onda sinusoidal de amplitud constante cuya frecuencia yo iba variando desde el selector giratorio del generador Hewlett-Packard. El proceso lo repetíamos tres veces, para buscar una cierta consistencia.
Con este método no buscaba detectar anomalías, como sería el caso de los escotomas auditivos; y no detecté ningún caso de reclutamiento auditivo. Lo que sí obtenía era una medida bastante fiable de los límites, en frecuencia, de la audición de cada uno. Los resultados eran bastante predecibles, con la respuesta a frecuencias más altas cayendo de modo acorde con la edad del oyente, en bastantes casos hasta por debajo de los once kHz; y la respuesta en graves bastante menos afectada.
Me encontré con un caso especial, un oyente capaz de percibir, de manera consistente, hasta los veintitrés kHz ; y con otro, un amigo mío, que a partir de los once mil quinientos Hz no notaba nada..., pero que era capaz de diferenciar claramente la calidad del sonido reproducido por un equipo; hasta tal punto que, cuando recibía un aparato nuevo solía llamarle "Rafa, ¿me prestas las orejas?", y él, amigo complaciente y buen vecino, se sentaba y, en pocos minutos, hacía un retrato sonoro nada técnico pero eficaz del aparato en cuestión: "Suena a leño; suena metálico; esa voz está demasiado edulcorada..."
Cierto es que este amigo llevaba muchos años oyendo música con atención, muchas veces con partitura; y que era asistente asiduo a cuanto concierto o recital de música clásica se daban por estos lares..., y que al otro, al de la audición de murciélago, la música se le daba una higa.
Pero lo cierto es que pronto se corrió la voz de esas audiometrías, y que como consecuencia tuve un aumento muy considerable de clientes, a los que les inspiraba confianza que alguien se preocupara por aprender un poco acerca de cómo les funcionaban las orejas.
El segundo aparato al que le di buena aplicación práctica era el analizador de Shure: se trataba de un maletín en el que había un micrófono calibrado y un aparato con una pequeña pantalla en la que aparecían las frecuencias a analizar. El procedimiento era bastante sencillo: se conectaba el analizador al amplificador, y, una vez elegido un volumen adecuado, se generaba una señal de ruido rosa que el equipo del cliente reproducía y el micrófono recogía y entregaba al analizador, en cuya pantalla se veía una serie de puntos luminosos, centrados en las frecuencias desde los veinte Hz hasta los veinte kHz, cada punto duplicando --aproximadamente-- la frecuencia anterior.
Con esto, era muy fácil ajustar, con un ecualizador --a veces, paramétrico-- la respuesta final del conjunto amplificador-altavoces- sala, para obtener una respuesta lo más plana posible, dentro del rango auditivo normal. ¿O no?
Pues, efectivamente, lo cierto es que muy rara vez conseguíamos una respuesta realmente plana: sobre todo, en frecuencias bajas, donde no era raro que la gráfica mostrara una zona de depresión que se resistía a ser domada por el ecualizador. Entonces tenía aún menos idea que ahora de lo que es la Acústica, y no sabía que un antinodo --que eso era lo que representaba la gráfica rebelde-- se debía a un fenómeno de cancelación de la señal principal por las señales reflejadas en paredes, suelo y techo..., y que se trataba de algo imposible de corregir mediante un ecualizador al uso: hoy, algo de eso sé.
En cualquier caso, el poder hacer un uso "científico" del ecualizador hizo que viniera más gente a la tienda, y que las ventas fueran viento en popa.¡ Qué tiempos aquellos que, ay, no volverán...!
Pero, aparte de la imposibilidad de corregir aquellos agujeros en la respuesta de frecuencias, sucedió algo que al principio me resistía a admitir, achacándolo a manías de algunos clientes: no todos, pero sí los más exigentes empezaron a quejarse de que, aunque la respuesta de frecuencias era más "perfecta" con el ecualizador, les gustaba más cómo sonaba la música sin él... Hoy ya empiezo a entender por qué, pero entonces mi convicción de que lo que medía mejor tenía que sonar mejor me impedía aceptar la evidencia, que tiene algo que ver con el deterioro que los circuitos de control de tono y los ecualizadores introducen en la integridad de la fase de la señal, por la presencia de condensadores que hacen que unas frecuencias se retrasen con respecto otras: ésta, y no la cicatería del fabricante, es una buena razón para que la gran mayoría de los amplificadores de calidad ya no lleven controles de tono.
También usé mucho el analizador --de hecho, con el tiempo compré uno de RCF, por tercios de octava y pantalla de casi dos palmos-- para calibrar las platinas de cassette, con muy buen resultado de crítica, público, y ventas: las platinas que vendía yo sonaban mejor que las de la competencia..., y podían verlo en la pantalla. Otro éxito en ventas ¡ay, qué tiempos aquellos...!
La segunda parte de la historia que quiero contar tiene que ver directamente con las medidas: en la década de los setenta, y buena parte de los ochenta, la distorsión armónica era el coco de las cifras en los catálogos de unos aparatos que se suponía eran la cumbre de la tecnología, y los fabricantes, especialmente los japoneses, buscaban reducirla al mínimo. Usando la realimentación negativa, que consistía en tomar la señal a la salida del circuito amplificador y aplicándola a la entrada del mismo se consigue aumentar la linealidad de la respuesta, de un modo muy significativo, y los fabricantes publicaban datos de distorsión armónica con varios ceros entre la coma y el primer dígito a su derecha, evidentemente mejores que los que se obtenían sin ella: evidentemente, una distorsión de 0,000001% es mucho mejor que otra del 0,5%...¿o no?
Bueno, pues no siempre: la distorsión medida es menor, pero pueden sonar peor. Y antes de que a alguien le suba la tensión, voy a decir por qué, y es muy simple: la señal musical se produce en el tiempo, y éste es vital para preservarla y reproducirla correctamente. Cuando reinyectamos la señal de salida a la entrada del amplificador, se produce una corrección basada en una señal que ya pertenece al pasado: se está corrigiendo algo que ya no está ahí. Por esta razón, una técnica que es muy útil para perfeccionar la reproducción de una sinusoide no vale para la reproducción de una señal compleja y altamente variable en el tiempo, como es la música.
Hay un caso práctico que confirma la importancia del tiempo: hace ya unos años, Junji Kimura desarrolló un amplificador basado en amplificador operacional que usa una realimentación negativa bastante fuerte pero basada en un recorrido de la señal de apenas unos milímetros, minimizando así la demora temporal: el amplificador en cuestión es el modelo 4706 de Sakura Systems, y suena y mide muy bien.
Un caso extremo es el de la Distorsión por Intermodulación de Transitorios, descubierta por Matti Otala a principios de los setenta, aunque tardaron algo en valorarla y medirla, y que explica perfectamente por qué amplificadores con una distorsión armónica total suenan peor que algunos con cifras más altas de distorsión.
Un problema con las mediciones es que, si no sabes que un fenómeno está ahí, no lo incluyes en las mediciones.
"“Hay más cosas entre el cielo y la tierra, Horacio. Que las que pueda soñar tu filosofía.” Hamlet, acto 1 escena V
Y acabo el rollo, que por hoy ya está bien. Y para quien quiera entender, ya es bastante.
Será cosa de... lo que sea, que este no es lugar para jugar a psicoanalistas de tebeo.
En cualquier caso, no voy a entrar a ese trapo que con tanto brío agitas.
Pero sí que voy a exponer, para dejar clara --como si a alguien le importara-- cuál es mi posición, por qué defiendo que no todo lo que mide bien suena bien.
En primer lugar, una pequeña historia: en 1979, cuando monté tienda, compré tres aparatos que jamás vendería, a saber: un generador de frecuencias de Hewlett-Packard, un osciloscopio de doble trazo de Tektronix, y un analizador portátil de espectro, de Shure. Y les saqué bastante partido.
Con el generador de frecuencias y unos auriculares electrostáticos --en realidad, electret; pero iban muy bien-- me dediqué a hacer audiometrías a cuanto cliente las quisiera..., es decir, a todo quisque, que todo el mundo tiene sus dudas acerca de su perfección física. Para ello, le pedía al sujeto que se pusiera los auriculares y, dándome la espalda y en silencio para evitar verse influido por mi voz, o por mi lenguaje corporal, prestara atención a lo que sonaba a través de ellos, y que levantara la mano cuando dejara de oirlo: lo que sonaba era una onda sinusoidal de amplitud constante cuya frecuencia yo iba variando desde el selector giratorio del generador Hewlett-Packard. El proceso lo repetíamos tres veces, para buscar una cierta consistencia.
Con este método no buscaba detectar anomalías, como sería el caso de los escotomas auditivos; y no detecté ningún caso de reclutamiento auditivo. Lo que sí obtenía era una medida bastante fiable de los límites, en frecuencia, de la audición de cada uno. Los resultados eran bastante predecibles, con la respuesta a frecuencias más altas cayendo de modo acorde con la edad del oyente, en bastantes casos hasta por debajo de los once kHz; y la respuesta en graves bastante menos afectada.
Me encontré con un caso especial, un oyente capaz de percibir, de manera consistente, hasta los veintitrés kHz ; y con otro, un amigo mío, que a partir de los once mil quinientos Hz no notaba nada..., pero que era capaz de diferenciar claramente la calidad del sonido reproducido por un equipo; hasta tal punto que, cuando recibía un aparato nuevo solía llamarle "Rafa, ¿me prestas las orejas?", y él, amigo complaciente y buen vecino, se sentaba y, en pocos minutos, hacía un retrato sonoro nada técnico pero eficaz del aparato en cuestión: "Suena a leño; suena metálico; esa voz está demasiado edulcorada..."
Cierto es que este amigo llevaba muchos años oyendo música con atención, muchas veces con partitura; y que era asistente asiduo a cuanto concierto o recital de música clásica se daban por estos lares..., y que al otro, al de la audición de murciélago, la música se le daba una higa.
Pero lo cierto es que pronto se corrió la voz de esas audiometrías, y que como consecuencia tuve un aumento muy considerable de clientes, a los que les inspiraba confianza que alguien se preocupara por aprender un poco acerca de cómo les funcionaban las orejas.
El segundo aparato al que le di buena aplicación práctica era el analizador de Shure: se trataba de un maletín en el que había un micrófono calibrado y un aparato con una pequeña pantalla en la que aparecían las frecuencias a analizar. El procedimiento era bastante sencillo: se conectaba el analizador al amplificador, y, una vez elegido un volumen adecuado, se generaba una señal de ruido rosa que el equipo del cliente reproducía y el micrófono recogía y entregaba al analizador, en cuya pantalla se veía una serie de puntos luminosos, centrados en las frecuencias desde los veinte Hz hasta los veinte kHz, cada punto duplicando --aproximadamente-- la frecuencia anterior.
Con esto, era muy fácil ajustar, con un ecualizador --a veces, paramétrico-- la respuesta final del conjunto amplificador-altavoces- sala, para obtener una respuesta lo más plana posible, dentro del rango auditivo normal. ¿O no?
Pues, efectivamente, lo cierto es que muy rara vez conseguíamos una respuesta realmente plana: sobre todo, en frecuencias bajas, donde no era raro que la gráfica mostrara una zona de depresión que se resistía a ser domada por el ecualizador. Entonces tenía aún menos idea que ahora de lo que es la Acústica, y no sabía que un antinodo --que eso era lo que representaba la gráfica rebelde-- se debía a un fenómeno de cancelación de la señal principal por las señales reflejadas en paredes, suelo y techo..., y que se trataba de algo imposible de corregir mediante un ecualizador al uso: hoy, algo de eso sé.
En cualquier caso, el poder hacer un uso "científico" del ecualizador hizo que viniera más gente a la tienda, y que las ventas fueran viento en popa.¡ Qué tiempos aquellos que, ay, no volverán...!
Pero, aparte de la imposibilidad de corregir aquellos agujeros en la respuesta de frecuencias, sucedió algo que al principio me resistía a admitir, achacándolo a manías de algunos clientes: no todos, pero sí los más exigentes empezaron a quejarse de que, aunque la respuesta de frecuencias era más "perfecta" con el ecualizador, les gustaba más cómo sonaba la música sin él... Hoy ya empiezo a entender por qué, pero entonces mi convicción de que lo que medía mejor tenía que sonar mejor me impedía aceptar la evidencia, que tiene algo que ver con el deterioro que los circuitos de control de tono y los ecualizadores introducen en la integridad de la fase de la señal, por la presencia de condensadores que hacen que unas frecuencias se retrasen con respecto otras: ésta, y no la cicatería del fabricante, es una buena razón para que la gran mayoría de los amplificadores de calidad ya no lleven controles de tono.
También usé mucho el analizador --de hecho, con el tiempo compré uno de RCF, por tercios de octava y pantalla de casi dos palmos-- para calibrar las platinas de cassette, con muy buen resultado de crítica, público, y ventas: las platinas que vendía yo sonaban mejor que las de la competencia..., y podían verlo en la pantalla. Otro éxito en ventas ¡ay, qué tiempos aquellos...!
La segunda parte de la historia que quiero contar tiene que ver directamente con las medidas: en la década de los setenta, y buena parte de los ochenta, la distorsión armónica era el coco de las cifras en los catálogos de unos aparatos que se suponía eran la cumbre de la tecnología, y los fabricantes, especialmente los japoneses, buscaban reducirla al mínimo. Usando la realimentación negativa, que consistía en tomar la señal a la salida del circuito amplificador y aplicándola a la entrada del mismo se consigue aumentar la linealidad de la respuesta, de un modo muy significativo, y los fabricantes publicaban datos de distorsión armónica con varios ceros entre la coma y el primer dígito a su derecha, evidentemente mejores que los que se obtenían sin ella: evidentemente, una distorsión de 0,000001% es mucho mejor que otra del 0,5%...¿o no?
Bueno, pues no siempre: la distorsión medida es menor, pero pueden sonar peor. Y antes de que a alguien le suba la tensión, voy a decir por qué, y es muy simple: la señal musical se produce en el tiempo, y éste es vital para preservarla y reproducirla correctamente. Cuando reinyectamos la señal de salida a la entrada del amplificador, se produce una corrección basada en una señal que ya pertenece al pasado: se está corrigiendo algo que ya no está ahí. Por esta razón, una técnica que es muy útil para perfeccionar la reproducción de una sinusoide no vale para la reproducción de una señal compleja y altamente variable en el tiempo, como es la música.
Hay un caso práctico que confirma la importancia del tiempo: hace ya unos años, Junji Kimura desarrolló un amplificador basado en amplificador operacional que usa una realimentación negativa bastante fuerte pero basada en un recorrido de la señal de apenas unos milímetros, minimizando así la demora temporal: el amplificador en cuestión es el modelo 4706 de Sakura Systems, y suena y mide muy bien.
Un caso extremo es el de la Distorsión por Intermodulación de Transitorios, descubierta por Matti Otala a principios de los setenta, aunque tardaron algo en valorarla y medirla, y que explica perfectamente por qué amplificadores con una distorsión armónica total suenan peor que algunos con cifras más altas de distorsión.
Un problema con las mediciones es que, si no sabes que un fenómeno está ahí, no lo incluyes en las mediciones.
"“Hay más cosas entre el cielo y la tierra, Horacio. Que las que pueda soñar tu filosofía.” Hamlet, acto 1 escena V
Y acabo el rollo, que por hoy ya está bien. Y para quien quiera entender, ya es bastante.
orejones- Cantidad de envíos : 4687
Localización : Fácil
Fecha de inscripción : 15/03/2011
A Dutiel, xtriodos, Josep BCN y a SkYsAxXoN les gusta esta publicaciòn
Re: $tereophile elige el Amplificador del Año 2023...
Bueno MONOLITO,
Yo a lo que iba es que esa distorsión (deformación) de los armónicos, menor o mayor, modifica el timbre no la nota. Si un Do4 lo da un piano, un clarinete o un fagot no suena igual, aunque sea la misma nota, la misma frecuencia fundamental. Esa alteración mínima de los armónicos es una de las causas que hace que una reproducción en un ampli nos suene diferente a otro. Ojo! una de las causas.
Saludos
Yo a lo que iba es que esa distorsión (deformación) de los armónicos, menor o mayor, modifica el timbre no la nota. Si un Do4 lo da un piano, un clarinete o un fagot no suena igual, aunque sea la misma nota, la misma frecuencia fundamental. Esa alteración mínima de los armónicos es una de las causas que hace que una reproducción en un ampli nos suene diferente a otro. Ojo! una de las causas.
Saludos
LUDOVICO- Cantidad de envíos : 4223
Localización : València
Fecha de inscripción : 21/02/2012
Re: $tereophile elige el Amplificador del Año 2023...
Eso es. El problema está si se sobrepasa en dB, 0,5 o 1, ya lo nota el oído, esto puede suceder no solo en la saturación, también si el amplificador no es el adecuado, si las cajas bajan a impedancias que el amplificador no está preparado. En amplificadores muy antiguos o mal diseñados, o con distorsión alta, se notaba mucho, o también si se ha ido el ajuste de polarización.
También hay más distorsiones, y la realimentación negativa que afectan en los retrasos temporales, como ha dicho orejones, pero eso es otro tema.
También hay más distorsiones, y la realimentación negativa que afectan en los retrasos temporales, como ha dicho orejones, pero eso es otro tema.
MONOLITO- Cantidad de envíos : 4328
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Fecha de inscripción : 11/09/2013
Re: $tereophile elige el Amplificador del Año 2023...
Bah ... lo borro ... no merece la pena
Última edición por DrFunk el Jue 8 Feb 2024 - 16:03, editado 1 vez
DrFunk- Cantidad de envíos : 7850
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Fecha de inscripción : 22/12/2008
Re: $tereophile elige el Amplificador del Año 2023...
En vista del nivel dialectico que esta alcanzando el hilo creo que lo mas sensato seria darlo por cerrado. A quien le interese el amplificador galardonado no tiene mas que pasarse por la tienda de Orejones y dejar que hable la música y que sus oidos juzguen. Si a continuación necesita una explicación científica del prodigio puede intentar arrojar luz con el manual de DrFunk.
mb32- Cantidad de envíos : 1616
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A ducados123 le gusta esta publicaciòn
Re: $tereophile elige el Amplificador del Año 2023...
Me gustaría dar la enhorabuena a Bernardo por el galardón ganado con ese amplificador.
Creo que las diversas críticas a la revista ,a los precios o a la distorsión están demás.
Celebro que hayas borrado el último mensaje querido Dr Funk ese no ha sido tu estilo..
Ahora mejor me callo .
Un cordial saludo y un poquito de paz
Creo que las diversas críticas a la revista ,a los precios o a la distorsión están demás.
Celebro que hayas borrado el último mensaje querido Dr Funk ese no ha sido tu estilo..
Ahora mejor me callo .
Un cordial saludo y un poquito de paz
milennon- Cantidad de envíos : 7475
Localización : puerto de sagunto
Fecha de inscripción : 18/04/2016
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