Wagner. El Anillo de Seattle
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Wagner. El Anillo de Seattle
Ya se puede reservar el Anillo de la Ópera de Seattle, perteneciente a las representaciones de 2013.
La tradición de representar anualmente a Wagner en la Ópera de Seattle (Washington, EEUU) data de principios de los setenta y hoy día es un lugar de peregrinaje obligado para los wagnerianos americanos y de todo el mundo, hasta tal punto que a este teatro lírico se le conoce como el Bayreuth americano. Es más, en lo que respecta al Anillo, la tradición es representarlo con puestas en escena respetuosas con las intenciones del compositor.
La dirección musical de este Anillo corresponde a Asher Fisch, que se está proponiendo en los últimos años como el nuevo icono del wagnerismo tras la llegada de Thielemann. Para poner sal al asunto, se trata de un director israelí que está removiendo cielo y tierra para conseguir que las instituciones públicas de su país accedan a interpretar a Wagner con normalidad y acabar así con el anacronismo que supone la prohibición de este autor en Israel.
Asher Fisch ya dispone de otra grabación del Anillo con la Ópera de Adelaida, recibida en general generosamente por la crítica, y editada en formato SACD por Melba Records. El Anillo de Seattle se edita en formato CD.
El Anillo de Seattle está grabado con micrófonos especialmente diseñados para mejorar la sensación ambiental en las grabaciones de los teatros líricos; además, el director de la grabación es Evans Mirageas, asociado durante mucho tiempo a Decca y admirador de los procedimientos de grabación de la casa y de sus planteamientos de utilizar técnicas de “ilusionismo teatral ” en el estudio de grabación, cuyo más acabado exponente es quizás el Anillo de Solti. Esperemos que esta grabación no se trate de otro caso de Anillo a la Culshaw-Parry-Solti, que hoy día cotiza a la baja entre otros motivos por lo antinatural y obsoleto de su estilo de grabación.
Las grabaciones del Anillo de la última hornada (Thielemann en Opus Arte y en DG, Janowski en Pentatone, Gergiev en Mariinsky y el propio Fisch en Melba Records) flaquean más de la cuenta en el aspecto interpretativo; ya veremos cómo se presta este nuevo Anillo en lo que a canto e interpretación se refiere. Cabe suponer que la orquesta y la dirección serán de buen nivel.
La tradición de representar anualmente a Wagner en la Ópera de Seattle (Washington, EEUU) data de principios de los setenta y hoy día es un lugar de peregrinaje obligado para los wagnerianos americanos y de todo el mundo, hasta tal punto que a este teatro lírico se le conoce como el Bayreuth americano. Es más, en lo que respecta al Anillo, la tradición es representarlo con puestas en escena respetuosas con las intenciones del compositor.
La dirección musical de este Anillo corresponde a Asher Fisch, que se está proponiendo en los últimos años como el nuevo icono del wagnerismo tras la llegada de Thielemann. Para poner sal al asunto, se trata de un director israelí que está removiendo cielo y tierra para conseguir que las instituciones públicas de su país accedan a interpretar a Wagner con normalidad y acabar así con el anacronismo que supone la prohibición de este autor en Israel.
Asher Fisch ya dispone de otra grabación del Anillo con la Ópera de Adelaida, recibida en general generosamente por la crítica, y editada en formato SACD por Melba Records. El Anillo de Seattle se edita en formato CD.
El Anillo de Seattle está grabado con micrófonos especialmente diseñados para mejorar la sensación ambiental en las grabaciones de los teatros líricos; además, el director de la grabación es Evans Mirageas, asociado durante mucho tiempo a Decca y admirador de los procedimientos de grabación de la casa y de sus planteamientos de utilizar técnicas de “ilusionismo teatral ” en el estudio de grabación, cuyo más acabado exponente es quizás el Anillo de Solti. Esperemos que esta grabación no se trate de otro caso de Anillo a la Culshaw-Parry-Solti, que hoy día cotiza a la baja entre otros motivos por lo antinatural y obsoleto de su estilo de grabación.
Las grabaciones del Anillo de la última hornada (Thielemann en Opus Arte y en DG, Janowski en Pentatone, Gergiev en Mariinsky y el propio Fisch en Melba Records) flaquean más de la cuenta en el aspecto interpretativo; ya veremos cómo se presta este nuevo Anillo en lo que a canto e interpretación se refiere. Cabe suponer que la orquesta y la dirección serán de buen nivel.
Última edición por jibanezm el Lun 26 Ene 2015 - 22:26, editado 1 vez
jibanezm- Cantidad de envíos : 254
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Re: Wagner. El Anillo de Seattle
En youtube están los tráileres del prólogo y las jornadas de este Anillo de Seattle 2013, se supone que provenientes de los ensayos, lo que permite hacernos una idea de lo que podemos encontrar en el cofre que se pone ahora a la venta, que contiene 14 CDs con las grabaciones en vivo de las representaciones que se programaron para el mes de agosto del año pasado.
Lo que no sabemos todavía es si lo que se ofrece en formato audio para cada jornada es un mix con los mejores momentos pertenecientes a representaciones de diferentes fechas (o incluso de los mismos ensayos) o bien una grabación completa de una sola representación. Para grabaciones en vivo ésta última opción siempre es la mejor, ya que al magnetismo propio del directo se le añade la sensación de compartir un momento único con el público de la velada.
Las fechas de los tres ciclos que se dieron de este Anillo de Seattle se pueden ver en los tráileres que siguen y son las siguientes –todas en agosto de 2013: 4/5/7/9, 12/13/15/17 y 20/21/23/25. De la información extraída de internet se entiende que el reparto se mantuvo constante durante los tres ciclos.
Aunque la edición que se pone ahora a la venta es sólo del audio de las representaciones, es bastante posible que en el futuro aparezca una edición en Blueray/DVD dada la impactante puesta en escena.
Ahí va el tráiler general, en donde llama inmediatamente la atención lo indicado sobre la escenografía.
El siguiente tráiler, perteneciente a El Oro del Rin, comienza con una secuencia de imágenes pertenecientes a las cuatro escenas de la obra sobre las que suena un pasaje orquestal perteneciente all descenso al Nibelheim (00:00 – 00:50); aunque obviamente no se verá en los CDs, atención al realismo extremo de la puesta en escena, con las Hijas del Rin nadando literalmente alrededor del Oro y una amenazante serpiente-Alberich sobre Wotan y Loge. De la parte de audio de esta introducción ya se trasluce lo que pudiera ser el estilo general de la dirección e interpretación orquestal de esta grabación: tempos ligeros, suaves dinámicas y colorido y transparencia orquestal. La articulación de la orquesta parece que se muestra a muy buen nivel, precisa y flexible, moldeando bien la melodía infinita wagneriana.
Entre 00:50 y 01:32 se nos muestra la escena de la renuncia al Amor y el robo del Oro, con un sonoro sobre énfasis de Alberich sobre “Liebe” (01:25). Del 01:32 al 02:11 está la escena de Fricka pidiendo a Wotan por Freia, y aquí se constata un cierto naturalismo mímico en la actuación de Wotan. Siguiendo con el minutaje de este tráiler, del 02:11 al 02:35 tenemos a Loge diciéndonos que a pesar de haber buscado por lo largo y ancho del mundo ha sido incapaz de encontrar a un hombre dispuesto a renunciar al afecto femenino. La orquesta interpreta en la cuerda baja una variación del motivo de Freia, conocido como motivo del Amor, que sirve para hacernos una idea somera del calibre de la calidad de la orquesta.
El siguiente tramo de video, del 02:35 al 03:22, es una de las escenas clave de El Oro del Rin, cuando Wotan resuelve sus tribulaciones sobre la amenaza que representa el Anillo forjado por el Nibelungo y diseña un plan para arrebatárselo a Fafner. Suena por primera vez en la tetralogía el motivo de la Espada en los metales (02:54). Y aquí la cosa se pone ya seria. Fisch sujeta firme la orquesta y nos regala un tremendo ritardando hasta el final de la secuencia muy bien ejecutado por la orquesta, de los que ponen los pelos de punta. Toda una tradición de representar el Anillo sin grandilocuencia en los clímax que remite a los Furtwängler y Knappertsbusch. Termina el tráiler con un breve pasaje orquestal durante la entrada de los dioses al Walhalla, dejando a Loge señalando a las quejumbrosas Hijas del Rin denunciando lo ruin de todo lo que habita más allá de su dominio acuático.
De lo que se escucha en esta muestra y en los siguientes tráileres, que corresponden a las tres jornadas del Anillo, creo que este registro que sale ahora al mercado tiene buenos argumentos para convertirse en una Tetralogía top entre los aparecidos en los últimos años. La parte canora tiene limitaciones, quizás en este rápido recorrido lo más evidente es el Siegfried de Stefan Vinke, corto en los agudos y de voz algo espesa para representar la elocuencia que asociamos al entusiasmo heroico de este personaje en la tercera jornada, pero hay que tener en cuenta que ningún reparto es perfecto, ni siquiera los que tiraban de la asombrosa generación wagneriana de los 50 y 60.
De la grabación cabe esperar una excelente factura, dado la información que hay sobre los medios puestos para ello, aunque habrá que estar al quite para validar el balance entre voces y orquesta y que no nos cuelen ningún efecto de ingeniería indeseado, que algo de eso parece que hay en algún Anillo de última generación.
De la parte de video, a pesar de la belleza evidente de la escenografía, al menos a mí no me convence el naturalismo y exageración en la mímica que se aprecia en algunos momentos –atención a Wotan, Mime o las Hijas del Rin, y también algunas pequeñas licencias contra la dramaturgia original que se ven en estos tráileres –¡esos besos de Wotan! Creo que el Anillo luce más con un estilo interpretativo más sobrio, haciendo más énfasis en lo épico-heroico. ¡Siempre nos quedará Levine con el Met en DVD!
Téngase en cuenta que todo lo anterior son meras impresiones iniciales a partir de materiales de muestra muy limitados, y, sobre todo, sin conocer exactamente el producto final que se nos ofrece en el cofre con los 14 CDs. Pero me ha parecido interesante compartirlas con los potenciales interesados en adquirir este nuevo Anillo. Ya veremos también la recepción que hace la crítica de este registro.
Saludos wagnerianos a todos los que lean estas líneas.
Lo que no sabemos todavía es si lo que se ofrece en formato audio para cada jornada es un mix con los mejores momentos pertenecientes a representaciones de diferentes fechas (o incluso de los mismos ensayos) o bien una grabación completa de una sola representación. Para grabaciones en vivo ésta última opción siempre es la mejor, ya que al magnetismo propio del directo se le añade la sensación de compartir un momento único con el público de la velada.
Las fechas de los tres ciclos que se dieron de este Anillo de Seattle se pueden ver en los tráileres que siguen y son las siguientes –todas en agosto de 2013: 4/5/7/9, 12/13/15/17 y 20/21/23/25. De la información extraída de internet se entiende que el reparto se mantuvo constante durante los tres ciclos.
Aunque la edición que se pone ahora a la venta es sólo del audio de las representaciones, es bastante posible que en el futuro aparezca una edición en Blueray/DVD dada la impactante puesta en escena.
Ahí va el tráiler general, en donde llama inmediatamente la atención lo indicado sobre la escenografía.
El siguiente tráiler, perteneciente a El Oro del Rin, comienza con una secuencia de imágenes pertenecientes a las cuatro escenas de la obra sobre las que suena un pasaje orquestal perteneciente all descenso al Nibelheim (00:00 – 00:50); aunque obviamente no se verá en los CDs, atención al realismo extremo de la puesta en escena, con las Hijas del Rin nadando literalmente alrededor del Oro y una amenazante serpiente-Alberich sobre Wotan y Loge. De la parte de audio de esta introducción ya se trasluce lo que pudiera ser el estilo general de la dirección e interpretación orquestal de esta grabación: tempos ligeros, suaves dinámicas y colorido y transparencia orquestal. La articulación de la orquesta parece que se muestra a muy buen nivel, precisa y flexible, moldeando bien la melodía infinita wagneriana.
Entre 00:50 y 01:32 se nos muestra la escena de la renuncia al Amor y el robo del Oro, con un sonoro sobre énfasis de Alberich sobre “Liebe” (01:25). Del 01:32 al 02:11 está la escena de Fricka pidiendo a Wotan por Freia, y aquí se constata un cierto naturalismo mímico en la actuación de Wotan. Siguiendo con el minutaje de este tráiler, del 02:11 al 02:35 tenemos a Loge diciéndonos que a pesar de haber buscado por lo largo y ancho del mundo ha sido incapaz de encontrar a un hombre dispuesto a renunciar al afecto femenino. La orquesta interpreta en la cuerda baja una variación del motivo de Freia, conocido como motivo del Amor, que sirve para hacernos una idea somera del calibre de la calidad de la orquesta.
El siguiente tramo de video, del 02:35 al 03:22, es una de las escenas clave de El Oro del Rin, cuando Wotan resuelve sus tribulaciones sobre la amenaza que representa el Anillo forjado por el Nibelungo y diseña un plan para arrebatárselo a Fafner. Suena por primera vez en la tetralogía el motivo de la Espada en los metales (02:54). Y aquí la cosa se pone ya seria. Fisch sujeta firme la orquesta y nos regala un tremendo ritardando hasta el final de la secuencia muy bien ejecutado por la orquesta, de los que ponen los pelos de punta. Toda una tradición de representar el Anillo sin grandilocuencia en los clímax que remite a los Furtwängler y Knappertsbusch. Termina el tráiler con un breve pasaje orquestal durante la entrada de los dioses al Walhalla, dejando a Loge señalando a las quejumbrosas Hijas del Rin denunciando lo ruin de todo lo que habita más allá de su dominio acuático.
De lo que se escucha en esta muestra y en los siguientes tráileres, que corresponden a las tres jornadas del Anillo, creo que este registro que sale ahora al mercado tiene buenos argumentos para convertirse en una Tetralogía top entre los aparecidos en los últimos años. La parte canora tiene limitaciones, quizás en este rápido recorrido lo más evidente es el Siegfried de Stefan Vinke, corto en los agudos y de voz algo espesa para representar la elocuencia que asociamos al entusiasmo heroico de este personaje en la tercera jornada, pero hay que tener en cuenta que ningún reparto es perfecto, ni siquiera los que tiraban de la asombrosa generación wagneriana de los 50 y 60.
De la grabación cabe esperar una excelente factura, dado la información que hay sobre los medios puestos para ello, aunque habrá que estar al quite para validar el balance entre voces y orquesta y que no nos cuelen ningún efecto de ingeniería indeseado, que algo de eso parece que hay en algún Anillo de última generación.
De la parte de video, a pesar de la belleza evidente de la escenografía, al menos a mí no me convence el naturalismo y exageración en la mímica que se aprecia en algunos momentos –atención a Wotan, Mime o las Hijas del Rin, y también algunas pequeñas licencias contra la dramaturgia original que se ven en estos tráileres –¡esos besos de Wotan! Creo que el Anillo luce más con un estilo interpretativo más sobrio, haciendo más énfasis en lo épico-heroico. ¡Siempre nos quedará Levine con el Met en DVD!
Téngase en cuenta que todo lo anterior son meras impresiones iniciales a partir de materiales de muestra muy limitados, y, sobre todo, sin conocer exactamente el producto final que se nos ofrece en el cofre con los 14 CDs. Pero me ha parecido interesante compartirlas con los potenciales interesados en adquirir este nuevo Anillo. Ya veremos también la recepción que hace la crítica de este registro.
Saludos wagnerianos a todos los que lean estas líneas.
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Re: Wagner. El Anillo de Seattle
En octubre salió el número especial de Gramophone "Awards 2014", en el que el especialista wagneriano Mike Ashman presentaba una reseña de este Anillo.
En cuanto al reparto, aprobado alto en general, excepto para Stefan Vinke (las negritas son mías):
"But Stefan Vinke does not present the most ingratiating or seductive voice, tending to sound (despite the dynamic assistance of Fisch’s accompaniment) loud rather than heroic, bored (with Mime in the cave) rather than bullying. Nothing is inadequate but he is rarely exciting."
En cuanto a la dirección, variada y con sentido de la narración poética:
"Asher Fisch’s Ring has clearly developed since he was last recorded in Australia. He has become more of a stop-goer, that rhapsodic paragraphing style practised by many leading interpreters of the score today: there are many tempi and he is never afraid of becoming very slow (which worried some of the otherwise favourable local press reaction). As the release of this set coincides with that of Solti’s early Covent Garden Walküre (Testament), it should be pointed out in terms of instant identification that the way in which Fisch does not harry and hurry the recitative is about as anti- (or non-) Solti as possible."
Y en cuanto a la valoración del registro, suficientemente bueno como para considerarlo un logro duradero:
"The recording sounds warm and naturally balanced by a team who have the measure of the company’s Marion Oliver McCaw Hall. Those who are live-phobic must put up with the normal (to my ears, natural) ration of stage bumps and scrapes. There’s always a danger that such releases become vanity projects of interest mainly to those who were actually there but the musical achievement here is more than good enough to demand attention outside of Seattle, especially the performances of Fisch, Mellor and the character tenors. It should be enjoyed as an event without worrying exactly how high up the present grid of over 50 CD Ring releases to place this new issue."
Me alegro de poder leer esta reseña que apunta buenas maneras, ya que todavía no he podido sacar el tiempo sufiente para hacer una audición de la copia que tengo en casa ¡desde finales de septiembre!
Saludos, Jesús.
En cuanto al reparto, aprobado alto en general, excepto para Stefan Vinke (las negritas son mías):
"But Stefan Vinke does not present the most ingratiating or seductive voice, tending to sound (despite the dynamic assistance of Fisch’s accompaniment) loud rather than heroic, bored (with Mime in the cave) rather than bullying. Nothing is inadequate but he is rarely exciting."
En cuanto a la dirección, variada y con sentido de la narración poética:
"Asher Fisch’s Ring has clearly developed since he was last recorded in Australia. He has become more of a stop-goer, that rhapsodic paragraphing style practised by many leading interpreters of the score today: there are many tempi and he is never afraid of becoming very slow (which worried some of the otherwise favourable local press reaction). As the release of this set coincides with that of Solti’s early Covent Garden Walküre (Testament), it should be pointed out in terms of instant identification that the way in which Fisch does not harry and hurry the recitative is about as anti- (or non-) Solti as possible."
Y en cuanto a la valoración del registro, suficientemente bueno como para considerarlo un logro duradero:
"The recording sounds warm and naturally balanced by a team who have the measure of the company’s Marion Oliver McCaw Hall. Those who are live-phobic must put up with the normal (to my ears, natural) ration of stage bumps and scrapes. There’s always a danger that such releases become vanity projects of interest mainly to those who were actually there but the musical achievement here is more than good enough to demand attention outside of Seattle, especially the performances of Fisch, Mellor and the character tenors. It should be enjoyed as an event without worrying exactly how high up the present grid of over 50 CD Ring releases to place this new issue."
Me alegro de poder leer esta reseña que apunta buenas maneras, ya que todavía no he podido sacar el tiempo sufiente para hacer una audición de la copia que tengo en casa ¡desde finales de septiembre!
Saludos, Jesús.
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Re: Wagner. El Anillo de Seattle
Al fin he podido escuchar pausadamente este Anillo de Seattle, que estaba en la sala de espera desde hacía ya algunos meses. Paso a compartir mis impresiones en este hilo, que ya creé allá por el mes de septiembre cuando tuve noticia de la publicación de la grabación.
Este Anillo está editado por Avie Records, un sello norteamericano independiente de música clásica que fue creado hace algo más de diez años por un equipo de personas con experiencia previa en la industria discográfica y entre cuyos rasgos distintivos se encuentra, según reza en su home page, la creatividad en sus estrategias de marketing y promoción. Un paseo por los álbumes editados por este sello nos pondrá en la pista de esta pretensión, ya que inmediatamente se percibe el cuidado grafismo con que están realizados sus productos.
El estuche de este Anillo aloja cinco libros y catorce fundas de cartón con sus correspondientes CDs. El estuche es del tipo solapa y bastante compacto, por lo que la mejor forma de manipular su contenido es sacándolo todo de una vez. Los libros corresponden a los cuatro libretos de la obra y a un ensayo sobre la producción del Anillo en que se basa la grabación. Los libretos reproducen la traducción inglesa del poema del Anillo realizada por Stewart Spencer, que es un conocido traductor al inglés de libros de música y coautor del texto Wagner’s Ring of Nibelungen: A Companion, bastante considerado al otro lado del Atlántico.
El aspecto más interesante de la presentación del producto es la profusa ilustración acompañante. Las fundas de los CDs, los libros y hasta el propio estuche muestran imágenes de tamaño generoso -en anversos, reversos y páginas interiores- de la producción de este Anillo, cuyos inicios datan del año 2001 y que se viene conociendo desde entonces con el sobrenombre de “Green Ring” por hacer indirectamente cierto guiño a la problemática medioambiental que enfrenta la sociedad en nuestros días. En su puesta en escena, como se puede apreciar en los tráileres, sobresalen los colores intensos y contrastados inspirados por el paisaje natural de la costa del Pacífico donde se sitúa la ciudad de Seattle. Viendo las imágenes de la producción es difícil no estar de acuerdo en que visualmente es una Tetralogía sumamente atractiva. Y éste irresistible atractivo es el que se ha trasladado al maquetado gráfico de esta edición de audio. Las fundas de los CDs recogen primeros planos de la producción cuidadosamente seleccionados para plasmar los grandes momentos que definen el drama de la Tetralogía. Y los libretos del prólogo y las tres jornadas también participan de este discurso gráfico para iniciados, de modo que cada uno de ellos muestra el personaje que define el núcleo dramático de la obra que acoge: Wotan en El oro del Rin, Brünnhilde en La Walkyria, el propio Sigfrido en Sigfrido y Hagen en El ocaso de los dioses. Y en el libro-ensayo se incluyen hasta quince nuevas imágenes pertenecientes a las cuatro obras, que recogen también momentos singulares del relato de la Tetralogía. En total, son casi cuarenta imágenes de gran calidad que podríamos decir enmarcan el registro sonoro al modo en que lo hacían las miniaturas pintadas a mano en los manuscritos y códices medievales y renacentistas. Estas imágenes no sustituyen obviamente el vídeo de la producción, pero sí parecen un excelente complemento que permiten visualizar de algún modo el audio contenido en los CDs.
La técnica de grabación utilizada en este Anillo es un aspecto al que se le dio cierta relevancia en el material publicitario del producto, seguramente en línea con la filosofía de Avie Records. La grabación, en vivo, se realizó durante el mes de agosto de 2013 en el Marion Oliver McCaw Hall, que es como se denomina al teatro de ópera de la ciudad de Seattle desde su última remodelación en 2003. En los créditos no se especifican fechas concretas para las grabaciones, y de lo que se escucha en los discos parece que estamos ante un Anillo compuesto por las mejores tomas disponibles para cada uno de los actos que componen el prólogo y las jornadas, realizadas entre los días 4 y 25 de agosto de 2013 durante la representación de los tres ciclos completos que se dieron en esas fechas.
En el libro-ensayo, en la parte de créditos, se puede leer lo siguiente acerca de la técnica de grabación: “To capture the most accurate sonic image, Meyer Sound Laboratories, Inc. generously provided a specially calibrated M/S (Mid/Side) microphone and custom M/S decoder designed for recording sources in the far field”. Y posteriormente se añade: “We have worked hard not just to create a recording of our 2013 cycle, but a recording that has the sound that the audience heard in the theater, a feat that is not as easy as one might think. Microphones have never been kind to dramatic voices; they often distort them and force record producers to compress the sound, narrowing both the breadth and the reality of the sound. We were blessed in our work by the remarkable specially calibrated custom microphone made available by John Meyer, one that captures dramatic voices as the theater audience hears them. This microphone and the several skillful artists –Evans Mirageas, Matthew Sutton, and Rick Fischer- who created this recording present you with the Ring that I heard from the fifteenth row on the left center aisle of Marion Oliver McCaw Hall.”
La técnica de grabación utilizada y descrita más arriba se denomina Estéreo M/S y es conocida teóricamente desde la década de los treinta del siglo pasado, aunque sólo se puso en práctica en las grabaciones de audio a partir de la década de los cincuenta. Consiste en disponer un micrófono unidireccional para grabar el área frontal de la fuente sonora de interés y un micrófono bidireccional alineado con el anterior y dispuesto a 90 grados para grabar las áreas colindantes a izquierda y derecha de dicha área frontal. Los canales izquierdo y derecho del registro estéreo final se componen a partir de un proceso de adicción y sustracción de ambas pistas. Desde el punto de vista sonoro la ventaja principal de esta técnica estéreo es la naturalidad del resultado final: una toma panorámica que recoge exactamente la perspectiva acústica del público situado en el lugar en que se sitúan los micrófonos. Según las notas mencionadas anteriormente, lo realmente novedoso de esta grabación deben ser las características de los micrófonos utilizados, calibrados para recoger sin distorsiones los registros más altos de las voces que se dan en la Tetralogía, aunque no se aportan más datos técnicos. El resultado es un sonido compacto, muy empastado, con detalle y tridimensional pero sin exceso de “aire” entre sonidos. La sensación sónica es relajante y el rango dinámico se disfruta sin mermas o manipulaciones aparentes. La viveza de la representación siempre está a la vista y el impacto que se recibe durante la escucha puede llegar a ser tan vibrante como el de una grabación estereofónica convencional de estudio. A modo de ejemplo se podría indicar la escena de la lucha entre Siegmund y Hunding, al final del segundo acto de La Walkyria. No existe la detallada separación estéreo que es costumbre en las grabaciones orquestales de estudio o en vivo, basadas en una técnica de ubicación de micrófonos que favorece la proximidad a las fuentes, aunque los planos sonoros “empastados” siempre diferencian y recogen perfectamente las expresiones de todos los protagonistas, tanto vocales como instrumentales.
Aparte de la técnica de grabación utilizada, hay otro aspecto que incide tanto o más que el anterior en el resultado sonoro de este Anillo. Se trata de la acústica del propio teatro de ópera de Seattle. Al final de este comentario se incluyen dos videos en los que Asher Fisch, el director musical de las representaciones de agosto de 2013, comenta varios aspectos de la producción de Seattle y de la propia Tetralogía. Durante el primero de los videos expresa su opinión [4:42] de que el remodelado McCaw Hall es, dejando aparte el propio teatro de Festivales de Bayreuth, el mejor teatro de ópera existente actualmente para tocar Wagner, lo cual se debe a su excelente acústica, que permite mostrar las dinámicas existentes en la partitura de la forma exacta que indicó Wagner y sin interferir en la labor de los intérpretes. Menciona Fisch su época de asistente de Barenboim en 1993 en Bayreuth y cómo se quedó impactado durante un ensayo de Tristán e Isolda por el volumen al que toca la orquesta en el foso sumergido cubierto del teatro de los Festivales. El actual McCaw Hall también cuenta con un foso sumergido, aunque no está cubierto. Es realmente sorprendente comparar esta grabación de Seattle con los registros sonoros de Bayreuth, ya que pronto se descubre la enorme similitud que existe entre la estética de ambas acústicas, que se manifiesta en un sonido orquestal proveniente de la parte baja de la escena sonora y en una tímbrica instrumental mate y perfectamente empastada. Las voces tienen una prominencia singular y subyugante, justo como imaginaba el propio Wagner para su representación ideal de la obra de arte del futuro.
La lectura de la Tetralogía que hace esta producción de Seattle es muy relevante de cara a lo que se va a encontrar el oyente en estos catorce discos compactos. Speight Jenkins, Director General de la Ópera de Seattle, expresa en el ensayo The Timeless Humanity of Wagner’s Ring su opinión de que la fuerza de la música del Anillo reside en su capacidad de rememorar en el oyente situaciones similares de su propia existencia, es decir, de expresar conflictos y afectos anclados en la propia esencia del ser humano. No es de extrañar por tanto que este Anillo presente el drama wagneriano, tal y como afirma el propio Jenkins, haciendo énfasis en el realismo psicológico, incluyendo con gran cuidado detalles de las relaciones personales que se establecen entre los personajes a través del naturalismo mímico de la acción, lo que ya se hizo notar al comentar los tráileres de las obras. Un efecto colateral de este planteamiento es el de producir entre el público, y de cuando en cuando, regocijo ante los gestos que se ven en el escenario, lo cual es notoriamente audible en el registro sonoro de este Anillo. En total existirán entre quince y veinte momentos en que son audibles dichos gestos divertidos, donde más quizás en Sigfrido. Los que gusten de grabaciones limpias e impecables, como las provenientes de los estudios de grabación, se podrán ver decepcionados por estas intromisiones del público durante la representación. Y los que consideren que el genuino teatro de ópera se encuentra en los registros en vivo, no le darán mayor importancia al asunto.
Ya en el plano de los méritos artísticos, es de justicia mencionar en primer lugar la dirección orquestal de Asher Fisch, indudablemente el principal activo de este Anillo. Se trata de una dirección con sentido de la arquitectura, fluida y mimando las transiciones, colorista sin excesos, transparente, en la que se fantasea con los tempi pero sin lentitudes ni urgencias extremas. Los preludios e interludios orquestales son un regalo para el oído, con dinámicas controladas y una calidad instrumental de gran nivel y sin aristas, con un sonido indudablemente “wagneriano”, que se ve favorecido por la mencionada acústica especial del McCaw Hall. Atención al viento-metal más grave y a los yunques del Nibelheim, que muestran una sonoridad muy especial.
Uno de los aspectos que más llamarán la atención a los wagnerianos curtidos es la claridad con la que se ponen de manifiesto en esta grabación los motivos del Anillo. En los videos que se insertan al final de este comentario se puede escuchar a Fisch (Parte 2, [0:00]) comentar que para él estos motivos no actúan como simples símbolos que puntean la obra para contextualizar las escenas del drama, un punto de vista habitual entre los comentaristas de la obra –y no original del propio Wagner. Antes bien, opina que dicha estructura de motivos surge de la misma necesidad que tuvo Wagner de romper con las formas operísticas imperantes en su momento y cada uno de ellos se deriva, en consecuencia, del propio poema, constituyendo así la verdadera sustancia musical del Anillo. Sea como fuere, resuelta evidente de la escucha que es mucho el cuidado que puso el director israelí en estas representaciones de Seattle para poner de manifiesto la estructura de motivos que puebla la Tetralogía. En este sentido este registro de Seattle será una verdadera mina de oro para los oyentes dispuestos a invertir algo de tiempo en profundizar en este aspecto de la obra.
No se puede dejar de mencionar en esta reseña de la dirección orquestal del Anillo de Seattle la “máquina de truenos” utilizada a modo de un componente más de la plantilla instrumental. Quizás pueda sorprender a algunos lectores conocer que Wagner ya dispuso en la partitura de El oro del Rin el uso de una tal máquina para simular el sonido de los truenos en la escena en la que Donner conjura las fuerzas de la naturaleza para disipar la niebla que rodea el Walhalla. Posteriormente introdujo el mismo instrumento en la partitura de Parsifal, en la escena de la destrucción del castillo de Klingsor. Salvo error u omisión por mi parte, el primer Anillo en que se puede escuchar tal instrumento es la grabación de Haenchen, realizada en vivo los años 2004 y 2005 con la Orquesta Filarmónica de Holanda y editada por Etcetera en el 2010 en 13 SACDs, en consonancia con su intención de introducir técnicas interpretativas y partituras “historicistas” en el Anillo. En este Anillo de Seattle el uso de una tal máquina de truenos se extiende al prólogo y las tres jornadas, haciendo acto de presencia siempre que Wotan o las walkyrias se vislumbran en el horizonte y como señal de anuncio de su inminente aparición en la escena. No se dan detalles en los créditos del tipo de instrumento utilizado. Lo que sí es evidente de la escucha es que está magníficamente integrado en la masa sonora que produce la orquesta.
La parte vocal de este Anillo es el aspecto menos convincente del registro, como ya viene siendo habitual en las grabaciones de la Tetralogía. En general los caballeros están algo mejor que las damas. Greer Grimsley, que actúa como Wotan, tiene una voz con poco peso, aunque frasea bien y tiene la firmeza y el tono de nobleza requeridos para hacer un dios de la Tetralogía convincente. Stefan Vinke como Sigfrido presenta la mejor voz del elenco, con poco brillo pero firme, ágil y con acentos genuinamente germánicos. Alwyn Mellor es vocalmente una Brünnhilde cuestionable, con dificultad para subir las notas y un vibrato intrusivo en los peores momentos. Al menos en las octavas bajas y medias su estado de voz es perfectamente aceptable. En su descargo hay que decir que cantó el primer ciclo de La Walkyria indispuesta, lo que le impidió cantar la segunda y tercera jornadas de dicho ciclo. Y pudiera ser que la recuperación no fuese total y que los dos siguientes ciclos los cantase algo mermada de facultadas. El resto del elenco canoro es aceptable, quizás con la excepción de Daniel Sumegi que interpreta a Fafner y a Hagen y su voz no tiene la profundidad necesaria para el papel del gigante-dragón. Y merece la pena mencionar a Stuart Skelton, que actúa como Siegmund, apurado de tesitura y que se inventa en consecuencia un “Wälse” corto en altura pero estirado en duración, de interesante efecto. Los papeles secundarios podrían estar mejor servidos, pero tampoco hay ninguna voz que estropee irremisiblemente la escena. Por el contrario, los coros de la última jornada son fabulosos y están recogidos con gran viveza en esta grabación. Hay comentaristas que opinan que los mismos se deben contar en el debe del compositor por constituir una vuelta a las viejas formas operísticas, opinión que quizás se podría desmentir en base a lo que se escucha y se percibe en esta grabación.
Aunque la parte interpretativa también presenta algún altibajo, en este Anillo se actúa mejor que se canta. Las interpretaciones de menor nivel recaen sobre el Mime de Dennis Petersen y el Sigfrido de Stefan Vinke, que muestran cierta tendencia hacia lo meramente asertivo, mientras que las mejores se deben al Alberich de Richard Paul Fink y al Wotan de Grimsley. Dado el enfoque de la producción, centrado en los dramas personales de los personajes antes que en la grandeza de sus acciones, se podría decir que el tono general de las interpretaciones discurre por el lado de los gestos humanos: amor, sorpresa, bondad, miedo, compasión, ambición, espanto, asombro o tristeza serían algunos de los calificativos que se podrían asignar a la interpretación contenida en este Anillo. Y todo ello para conformar una tragedia de tintes humanos antes que heroicos. Este es un aspecto clave de este Anillo y que marca algunas de sus escenas más importantes. Así, tal y como se menciona en el ensayo de Jenkins, Brünnhilde no se verá abocada a la inmolación como gesto altruista que lleva a la redención de la Naturaleza, sino por la pena que siente ante su trágica equivocación que le cuesta la vida a Sigfrido, su marido, motivada por las pasiones que nublan su razón y la esclavizan. Este planteamiento permite rebajar la entonación de la escena de la inmolación, dejando de lado la épica presente en las lecturas canónicas de la Tetralogía para construir en su lugar un lamento personal por la desdicha sufrida. Este realismo psicológico que permea la interpretación podrá ser cuestionado por algunos, pero qué duda cabe que al final las grandes obras de arte son interpretaciones e iluminaciones de la vida que abarcan un contenido más vasto que el que se hace aparente en el asunto, por lo que esta lectura de Seattle se debería considerar como plausible.
Llegados a este punto es necesario hacer balance de los méritos artísticos de esta grabación de la Tetralogía. Tratándose de Wagner, son varios los elementos que deben concurrir en toda dirección orquestal que pretenda dar vida efectiva a sus obras: sentido de la estructura global, flexibilidad en el modelado orquestal, transiciones impecables y tensión dramática. Asher Fisch ha conseguido una lectura del drama wagneriano muy personal y sugestiva, que cumple con nota con estos requerimientos, lo que hace honor a su fama de buen director del repertorio romántico. Indudablemente Fisch demuestra en esta grabación (y la anterior en Melba Records) que tiene una afinidad especial con estas partituras. Estamos ante un Anillo poético antes que analítico o grandilocuente, en el que impera un dramatismo terso, como de terciopelo, de admirable continuidad estructural y al que no le falta sentido de la acción. Los intérpretes no están a la altura de los mejores en este repertorio, cosa harto difícil hoy día por no decir irrealizable, pero en conjunto consiguen sacar adelante las representaciones con credibilidad y efectividad dramática. Estamos ante un ciclo del Anillo que va de más a menos. El prólogo y la primera jornada marcan los puntos más altos, mientras que en Sigfrido y El ocaso de los dioses se deja notar algo la carencia de un Sigfrido y una Brünnhilde más sólidos.
El último Anillo en disco de verdadera raza fue el de Böhm en el Bayreuth de 1966-67: como nos dejó escrito Fernando Mayo, “en conjunto, el último testimonio del Anillo bayreuthiano digno de la idea”. De algún modo se podría extender el juicio de Don Ángel a los Anillos aparecidos en los cincuenta años transcurridos desde entonces. Qué duda cabe que se pueden encontrar en ellos éxitos parciales, pero revisándolos uno a uno también se hacen patentes carencias reiteradas si los comparamos con los grandes logros artísticos de los años cincuenta y sesenta. La menor calidad media de las voces wagnerianas y ese generalizado estilo de dirección orquestal rapsódico que señala Mike Ashman son síntomas claros de la evolución habida en el panorama discográfico del Anillo en todo este tiempo. Y las puestas en escena que juegan contra la dramaturgia de la obra también han campado a sus anchas de un tiempo a esta parte. En algunos registros incluso el propio “abismo” de Bayreuth ha sido objeto de “pertinente tratamiento microfónico” para “poder escuchar al fin la orquesta de Bayreuth en toda plenitud“, enmendando los deseos del propio Wagner acerca del equilibrio dramático ideal entre voces y orquesta y en base al cual diseñó su teatro de Festivales.
La evolución de los estilos interpretativos es algo inevitable y bueno en sí. Indudablemente siempre se obtendrá una ganancia en la comprensión de las obras cuando se comparan grabaciones con planteamiento estilísticos diferentes. Todas las aproximaciones que se quieran hacer a la Tetralogía son legítimas, pero sin embargo no todas son igual de importantes. Entre otros aspectos, la fidelidad a las intenciones del compositor debe marcar una línea divisoria clara. En Wagner disponemos por fortuna de numeroso material documental y discográfico para proponer ese ideal interpretativo del Anillo que se aproxime a las intenciones del compositor y contra el que comparar el auténtico valor artístico de planteamientos alternativos.
Desde esta perspectiva, creo que el Anillo de Seattle que ahora aparece supone un soplo de aire fresco en el panorama discográfico de la Tetralogía. Original y respetuoso a la vez. Grabado en vivo. Su dirección orquestal se inserta en el molde de ese ideal wagneriano de melodía infinita basado en la flexibilidad y la transición. La calidad de la orquesta no permite peros. Su planteamiento interpretativo cae dentro de los plausibles para una obra tan polifacética como el Anillo. Su sonido es un fiel reflejo de las prescripciones dramáticas de Wagner. La presentación del producto es extraordinaria. Y el hecho de estar grabado en el “Bayreuth americano” añade sabor a la propuesta. Con un mejor equipo interpretativo, este Anillo sería una gran moderna opción para el oyente ocasional. Para el wagneriano curtido, es una opción necesaria como contraste al monótono legado discográfico de las últimas décadas. Y desde luego, en mi opinión, el mejor Anillo de última generación junto al registro de Thielemann en Bayreuth 2008.
Dejo a continuación dos videos grabados el 6 de marzo de 2013, en los que Asher Fisch comenta la producción de Seattle (Parte 1) y el uso del leitmotiv en el Anillo y Parsifal (Parte 2). Muy interesantes ambos.
Como siempre, saludos wagnerianos a todos los que lean estas líneas.
Este Anillo está editado por Avie Records, un sello norteamericano independiente de música clásica que fue creado hace algo más de diez años por un equipo de personas con experiencia previa en la industria discográfica y entre cuyos rasgos distintivos se encuentra, según reza en su home page, la creatividad en sus estrategias de marketing y promoción. Un paseo por los álbumes editados por este sello nos pondrá en la pista de esta pretensión, ya que inmediatamente se percibe el cuidado grafismo con que están realizados sus productos.
El estuche de este Anillo aloja cinco libros y catorce fundas de cartón con sus correspondientes CDs. El estuche es del tipo solapa y bastante compacto, por lo que la mejor forma de manipular su contenido es sacándolo todo de una vez. Los libros corresponden a los cuatro libretos de la obra y a un ensayo sobre la producción del Anillo en que se basa la grabación. Los libretos reproducen la traducción inglesa del poema del Anillo realizada por Stewart Spencer, que es un conocido traductor al inglés de libros de música y coautor del texto Wagner’s Ring of Nibelungen: A Companion, bastante considerado al otro lado del Atlántico.
El aspecto más interesante de la presentación del producto es la profusa ilustración acompañante. Las fundas de los CDs, los libros y hasta el propio estuche muestran imágenes de tamaño generoso -en anversos, reversos y páginas interiores- de la producción de este Anillo, cuyos inicios datan del año 2001 y que se viene conociendo desde entonces con el sobrenombre de “Green Ring” por hacer indirectamente cierto guiño a la problemática medioambiental que enfrenta la sociedad en nuestros días. En su puesta en escena, como se puede apreciar en los tráileres, sobresalen los colores intensos y contrastados inspirados por el paisaje natural de la costa del Pacífico donde se sitúa la ciudad de Seattle. Viendo las imágenes de la producción es difícil no estar de acuerdo en que visualmente es una Tetralogía sumamente atractiva. Y éste irresistible atractivo es el que se ha trasladado al maquetado gráfico de esta edición de audio. Las fundas de los CDs recogen primeros planos de la producción cuidadosamente seleccionados para plasmar los grandes momentos que definen el drama de la Tetralogía. Y los libretos del prólogo y las tres jornadas también participan de este discurso gráfico para iniciados, de modo que cada uno de ellos muestra el personaje que define el núcleo dramático de la obra que acoge: Wotan en El oro del Rin, Brünnhilde en La Walkyria, el propio Sigfrido en Sigfrido y Hagen en El ocaso de los dioses. Y en el libro-ensayo se incluyen hasta quince nuevas imágenes pertenecientes a las cuatro obras, que recogen también momentos singulares del relato de la Tetralogía. En total, son casi cuarenta imágenes de gran calidad que podríamos decir enmarcan el registro sonoro al modo en que lo hacían las miniaturas pintadas a mano en los manuscritos y códices medievales y renacentistas. Estas imágenes no sustituyen obviamente el vídeo de la producción, pero sí parecen un excelente complemento que permiten visualizar de algún modo el audio contenido en los CDs.
La técnica de grabación utilizada en este Anillo es un aspecto al que se le dio cierta relevancia en el material publicitario del producto, seguramente en línea con la filosofía de Avie Records. La grabación, en vivo, se realizó durante el mes de agosto de 2013 en el Marion Oliver McCaw Hall, que es como se denomina al teatro de ópera de la ciudad de Seattle desde su última remodelación en 2003. En los créditos no se especifican fechas concretas para las grabaciones, y de lo que se escucha en los discos parece que estamos ante un Anillo compuesto por las mejores tomas disponibles para cada uno de los actos que componen el prólogo y las jornadas, realizadas entre los días 4 y 25 de agosto de 2013 durante la representación de los tres ciclos completos que se dieron en esas fechas.
En el libro-ensayo, en la parte de créditos, se puede leer lo siguiente acerca de la técnica de grabación: “To capture the most accurate sonic image, Meyer Sound Laboratories, Inc. generously provided a specially calibrated M/S (Mid/Side) microphone and custom M/S decoder designed for recording sources in the far field”. Y posteriormente se añade: “We have worked hard not just to create a recording of our 2013 cycle, but a recording that has the sound that the audience heard in the theater, a feat that is not as easy as one might think. Microphones have never been kind to dramatic voices; they often distort them and force record producers to compress the sound, narrowing both the breadth and the reality of the sound. We were blessed in our work by the remarkable specially calibrated custom microphone made available by John Meyer, one that captures dramatic voices as the theater audience hears them. This microphone and the several skillful artists –Evans Mirageas, Matthew Sutton, and Rick Fischer- who created this recording present you with the Ring that I heard from the fifteenth row on the left center aisle of Marion Oliver McCaw Hall.”
La técnica de grabación utilizada y descrita más arriba se denomina Estéreo M/S y es conocida teóricamente desde la década de los treinta del siglo pasado, aunque sólo se puso en práctica en las grabaciones de audio a partir de la década de los cincuenta. Consiste en disponer un micrófono unidireccional para grabar el área frontal de la fuente sonora de interés y un micrófono bidireccional alineado con el anterior y dispuesto a 90 grados para grabar las áreas colindantes a izquierda y derecha de dicha área frontal. Los canales izquierdo y derecho del registro estéreo final se componen a partir de un proceso de adicción y sustracción de ambas pistas. Desde el punto de vista sonoro la ventaja principal de esta técnica estéreo es la naturalidad del resultado final: una toma panorámica que recoge exactamente la perspectiva acústica del público situado en el lugar en que se sitúan los micrófonos. Según las notas mencionadas anteriormente, lo realmente novedoso de esta grabación deben ser las características de los micrófonos utilizados, calibrados para recoger sin distorsiones los registros más altos de las voces que se dan en la Tetralogía, aunque no se aportan más datos técnicos. El resultado es un sonido compacto, muy empastado, con detalle y tridimensional pero sin exceso de “aire” entre sonidos. La sensación sónica es relajante y el rango dinámico se disfruta sin mermas o manipulaciones aparentes. La viveza de la representación siempre está a la vista y el impacto que se recibe durante la escucha puede llegar a ser tan vibrante como el de una grabación estereofónica convencional de estudio. A modo de ejemplo se podría indicar la escena de la lucha entre Siegmund y Hunding, al final del segundo acto de La Walkyria. No existe la detallada separación estéreo que es costumbre en las grabaciones orquestales de estudio o en vivo, basadas en una técnica de ubicación de micrófonos que favorece la proximidad a las fuentes, aunque los planos sonoros “empastados” siempre diferencian y recogen perfectamente las expresiones de todos los protagonistas, tanto vocales como instrumentales.
Aparte de la técnica de grabación utilizada, hay otro aspecto que incide tanto o más que el anterior en el resultado sonoro de este Anillo. Se trata de la acústica del propio teatro de ópera de Seattle. Al final de este comentario se incluyen dos videos en los que Asher Fisch, el director musical de las representaciones de agosto de 2013, comenta varios aspectos de la producción de Seattle y de la propia Tetralogía. Durante el primero de los videos expresa su opinión [4:42] de que el remodelado McCaw Hall es, dejando aparte el propio teatro de Festivales de Bayreuth, el mejor teatro de ópera existente actualmente para tocar Wagner, lo cual se debe a su excelente acústica, que permite mostrar las dinámicas existentes en la partitura de la forma exacta que indicó Wagner y sin interferir en la labor de los intérpretes. Menciona Fisch su época de asistente de Barenboim en 1993 en Bayreuth y cómo se quedó impactado durante un ensayo de Tristán e Isolda por el volumen al que toca la orquesta en el foso sumergido cubierto del teatro de los Festivales. El actual McCaw Hall también cuenta con un foso sumergido, aunque no está cubierto. Es realmente sorprendente comparar esta grabación de Seattle con los registros sonoros de Bayreuth, ya que pronto se descubre la enorme similitud que existe entre la estética de ambas acústicas, que se manifiesta en un sonido orquestal proveniente de la parte baja de la escena sonora y en una tímbrica instrumental mate y perfectamente empastada. Las voces tienen una prominencia singular y subyugante, justo como imaginaba el propio Wagner para su representación ideal de la obra de arte del futuro.
La lectura de la Tetralogía que hace esta producción de Seattle es muy relevante de cara a lo que se va a encontrar el oyente en estos catorce discos compactos. Speight Jenkins, Director General de la Ópera de Seattle, expresa en el ensayo The Timeless Humanity of Wagner’s Ring su opinión de que la fuerza de la música del Anillo reside en su capacidad de rememorar en el oyente situaciones similares de su propia existencia, es decir, de expresar conflictos y afectos anclados en la propia esencia del ser humano. No es de extrañar por tanto que este Anillo presente el drama wagneriano, tal y como afirma el propio Jenkins, haciendo énfasis en el realismo psicológico, incluyendo con gran cuidado detalles de las relaciones personales que se establecen entre los personajes a través del naturalismo mímico de la acción, lo que ya se hizo notar al comentar los tráileres de las obras. Un efecto colateral de este planteamiento es el de producir entre el público, y de cuando en cuando, regocijo ante los gestos que se ven en el escenario, lo cual es notoriamente audible en el registro sonoro de este Anillo. En total existirán entre quince y veinte momentos en que son audibles dichos gestos divertidos, donde más quizás en Sigfrido. Los que gusten de grabaciones limpias e impecables, como las provenientes de los estudios de grabación, se podrán ver decepcionados por estas intromisiones del público durante la representación. Y los que consideren que el genuino teatro de ópera se encuentra en los registros en vivo, no le darán mayor importancia al asunto.
Ya en el plano de los méritos artísticos, es de justicia mencionar en primer lugar la dirección orquestal de Asher Fisch, indudablemente el principal activo de este Anillo. Se trata de una dirección con sentido de la arquitectura, fluida y mimando las transiciones, colorista sin excesos, transparente, en la que se fantasea con los tempi pero sin lentitudes ni urgencias extremas. Los preludios e interludios orquestales son un regalo para el oído, con dinámicas controladas y una calidad instrumental de gran nivel y sin aristas, con un sonido indudablemente “wagneriano”, que se ve favorecido por la mencionada acústica especial del McCaw Hall. Atención al viento-metal más grave y a los yunques del Nibelheim, que muestran una sonoridad muy especial.
Uno de los aspectos que más llamarán la atención a los wagnerianos curtidos es la claridad con la que se ponen de manifiesto en esta grabación los motivos del Anillo. En los videos que se insertan al final de este comentario se puede escuchar a Fisch (Parte 2, [0:00]) comentar que para él estos motivos no actúan como simples símbolos que puntean la obra para contextualizar las escenas del drama, un punto de vista habitual entre los comentaristas de la obra –y no original del propio Wagner. Antes bien, opina que dicha estructura de motivos surge de la misma necesidad que tuvo Wagner de romper con las formas operísticas imperantes en su momento y cada uno de ellos se deriva, en consecuencia, del propio poema, constituyendo así la verdadera sustancia musical del Anillo. Sea como fuere, resuelta evidente de la escucha que es mucho el cuidado que puso el director israelí en estas representaciones de Seattle para poner de manifiesto la estructura de motivos que puebla la Tetralogía. En este sentido este registro de Seattle será una verdadera mina de oro para los oyentes dispuestos a invertir algo de tiempo en profundizar en este aspecto de la obra.
No se puede dejar de mencionar en esta reseña de la dirección orquestal del Anillo de Seattle la “máquina de truenos” utilizada a modo de un componente más de la plantilla instrumental. Quizás pueda sorprender a algunos lectores conocer que Wagner ya dispuso en la partitura de El oro del Rin el uso de una tal máquina para simular el sonido de los truenos en la escena en la que Donner conjura las fuerzas de la naturaleza para disipar la niebla que rodea el Walhalla. Posteriormente introdujo el mismo instrumento en la partitura de Parsifal, en la escena de la destrucción del castillo de Klingsor. Salvo error u omisión por mi parte, el primer Anillo en que se puede escuchar tal instrumento es la grabación de Haenchen, realizada en vivo los años 2004 y 2005 con la Orquesta Filarmónica de Holanda y editada por Etcetera en el 2010 en 13 SACDs, en consonancia con su intención de introducir técnicas interpretativas y partituras “historicistas” en el Anillo. En este Anillo de Seattle el uso de una tal máquina de truenos se extiende al prólogo y las tres jornadas, haciendo acto de presencia siempre que Wotan o las walkyrias se vislumbran en el horizonte y como señal de anuncio de su inminente aparición en la escena. No se dan detalles en los créditos del tipo de instrumento utilizado. Lo que sí es evidente de la escucha es que está magníficamente integrado en la masa sonora que produce la orquesta.
La parte vocal de este Anillo es el aspecto menos convincente del registro, como ya viene siendo habitual en las grabaciones de la Tetralogía. En general los caballeros están algo mejor que las damas. Greer Grimsley, que actúa como Wotan, tiene una voz con poco peso, aunque frasea bien y tiene la firmeza y el tono de nobleza requeridos para hacer un dios de la Tetralogía convincente. Stefan Vinke como Sigfrido presenta la mejor voz del elenco, con poco brillo pero firme, ágil y con acentos genuinamente germánicos. Alwyn Mellor es vocalmente una Brünnhilde cuestionable, con dificultad para subir las notas y un vibrato intrusivo en los peores momentos. Al menos en las octavas bajas y medias su estado de voz es perfectamente aceptable. En su descargo hay que decir que cantó el primer ciclo de La Walkyria indispuesta, lo que le impidió cantar la segunda y tercera jornadas de dicho ciclo. Y pudiera ser que la recuperación no fuese total y que los dos siguientes ciclos los cantase algo mermada de facultadas. El resto del elenco canoro es aceptable, quizás con la excepción de Daniel Sumegi que interpreta a Fafner y a Hagen y su voz no tiene la profundidad necesaria para el papel del gigante-dragón. Y merece la pena mencionar a Stuart Skelton, que actúa como Siegmund, apurado de tesitura y que se inventa en consecuencia un “Wälse” corto en altura pero estirado en duración, de interesante efecto. Los papeles secundarios podrían estar mejor servidos, pero tampoco hay ninguna voz que estropee irremisiblemente la escena. Por el contrario, los coros de la última jornada son fabulosos y están recogidos con gran viveza en esta grabación. Hay comentaristas que opinan que los mismos se deben contar en el debe del compositor por constituir una vuelta a las viejas formas operísticas, opinión que quizás se podría desmentir en base a lo que se escucha y se percibe en esta grabación.
Aunque la parte interpretativa también presenta algún altibajo, en este Anillo se actúa mejor que se canta. Las interpretaciones de menor nivel recaen sobre el Mime de Dennis Petersen y el Sigfrido de Stefan Vinke, que muestran cierta tendencia hacia lo meramente asertivo, mientras que las mejores se deben al Alberich de Richard Paul Fink y al Wotan de Grimsley. Dado el enfoque de la producción, centrado en los dramas personales de los personajes antes que en la grandeza de sus acciones, se podría decir que el tono general de las interpretaciones discurre por el lado de los gestos humanos: amor, sorpresa, bondad, miedo, compasión, ambición, espanto, asombro o tristeza serían algunos de los calificativos que se podrían asignar a la interpretación contenida en este Anillo. Y todo ello para conformar una tragedia de tintes humanos antes que heroicos. Este es un aspecto clave de este Anillo y que marca algunas de sus escenas más importantes. Así, tal y como se menciona en el ensayo de Jenkins, Brünnhilde no se verá abocada a la inmolación como gesto altruista que lleva a la redención de la Naturaleza, sino por la pena que siente ante su trágica equivocación que le cuesta la vida a Sigfrido, su marido, motivada por las pasiones que nublan su razón y la esclavizan. Este planteamiento permite rebajar la entonación de la escena de la inmolación, dejando de lado la épica presente en las lecturas canónicas de la Tetralogía para construir en su lugar un lamento personal por la desdicha sufrida. Este realismo psicológico que permea la interpretación podrá ser cuestionado por algunos, pero qué duda cabe que al final las grandes obras de arte son interpretaciones e iluminaciones de la vida que abarcan un contenido más vasto que el que se hace aparente en el asunto, por lo que esta lectura de Seattle se debería considerar como plausible.
Llegados a este punto es necesario hacer balance de los méritos artísticos de esta grabación de la Tetralogía. Tratándose de Wagner, son varios los elementos que deben concurrir en toda dirección orquestal que pretenda dar vida efectiva a sus obras: sentido de la estructura global, flexibilidad en el modelado orquestal, transiciones impecables y tensión dramática. Asher Fisch ha conseguido una lectura del drama wagneriano muy personal y sugestiva, que cumple con nota con estos requerimientos, lo que hace honor a su fama de buen director del repertorio romántico. Indudablemente Fisch demuestra en esta grabación (y la anterior en Melba Records) que tiene una afinidad especial con estas partituras. Estamos ante un Anillo poético antes que analítico o grandilocuente, en el que impera un dramatismo terso, como de terciopelo, de admirable continuidad estructural y al que no le falta sentido de la acción. Los intérpretes no están a la altura de los mejores en este repertorio, cosa harto difícil hoy día por no decir irrealizable, pero en conjunto consiguen sacar adelante las representaciones con credibilidad y efectividad dramática. Estamos ante un ciclo del Anillo que va de más a menos. El prólogo y la primera jornada marcan los puntos más altos, mientras que en Sigfrido y El ocaso de los dioses se deja notar algo la carencia de un Sigfrido y una Brünnhilde más sólidos.
El último Anillo en disco de verdadera raza fue el de Böhm en el Bayreuth de 1966-67: como nos dejó escrito Fernando Mayo, “en conjunto, el último testimonio del Anillo bayreuthiano digno de la idea”. De algún modo se podría extender el juicio de Don Ángel a los Anillos aparecidos en los cincuenta años transcurridos desde entonces. Qué duda cabe que se pueden encontrar en ellos éxitos parciales, pero revisándolos uno a uno también se hacen patentes carencias reiteradas si los comparamos con los grandes logros artísticos de los años cincuenta y sesenta. La menor calidad media de las voces wagnerianas y ese generalizado estilo de dirección orquestal rapsódico que señala Mike Ashman son síntomas claros de la evolución habida en el panorama discográfico del Anillo en todo este tiempo. Y las puestas en escena que juegan contra la dramaturgia de la obra también han campado a sus anchas de un tiempo a esta parte. En algunos registros incluso el propio “abismo” de Bayreuth ha sido objeto de “pertinente tratamiento microfónico” para “poder escuchar al fin la orquesta de Bayreuth en toda plenitud“, enmendando los deseos del propio Wagner acerca del equilibrio dramático ideal entre voces y orquesta y en base al cual diseñó su teatro de Festivales.
La evolución de los estilos interpretativos es algo inevitable y bueno en sí. Indudablemente siempre se obtendrá una ganancia en la comprensión de las obras cuando se comparan grabaciones con planteamiento estilísticos diferentes. Todas las aproximaciones que se quieran hacer a la Tetralogía son legítimas, pero sin embargo no todas son igual de importantes. Entre otros aspectos, la fidelidad a las intenciones del compositor debe marcar una línea divisoria clara. En Wagner disponemos por fortuna de numeroso material documental y discográfico para proponer ese ideal interpretativo del Anillo que se aproxime a las intenciones del compositor y contra el que comparar el auténtico valor artístico de planteamientos alternativos.
Desde esta perspectiva, creo que el Anillo de Seattle que ahora aparece supone un soplo de aire fresco en el panorama discográfico de la Tetralogía. Original y respetuoso a la vez. Grabado en vivo. Su dirección orquestal se inserta en el molde de ese ideal wagneriano de melodía infinita basado en la flexibilidad y la transición. La calidad de la orquesta no permite peros. Su planteamiento interpretativo cae dentro de los plausibles para una obra tan polifacética como el Anillo. Su sonido es un fiel reflejo de las prescripciones dramáticas de Wagner. La presentación del producto es extraordinaria. Y el hecho de estar grabado en el “Bayreuth americano” añade sabor a la propuesta. Con un mejor equipo interpretativo, este Anillo sería una gran moderna opción para el oyente ocasional. Para el wagneriano curtido, es una opción necesaria como contraste al monótono legado discográfico de las últimas décadas. Y desde luego, en mi opinión, el mejor Anillo de última generación junto al registro de Thielemann en Bayreuth 2008.
Dejo a continuación dos videos grabados el 6 de marzo de 2013, en los que Asher Fisch comenta la producción de Seattle (Parte 1) y el uso del leitmotiv en el Anillo y Parsifal (Parte 2). Muy interesantes ambos.
Como siempre, saludos wagnerianos a todos los que lean estas líneas.
jibanezm- Cantidad de envíos : 254
Localización : bcn
Fecha de inscripción : 23/06/2012
Re: Wagner. El Anillo de Seattle
Interesante aporte la del compañero, muchas gracias.
La verdad es que poner en escena la obra del genio alemán, cualquiera que sea, debe ser una labor tediosa de principio a fin, no sólo por los requerimientos vocales que son enormes y extenuantes, sino también por las puestas en escena, entre otros.
Óperas hay muchas y con dificultad a la hora de dirigirlas también, pero creo que Wagner se lleva la palma en éste y otros aspectos; puede ser un sonado fracaso y muy de vez en cuando ocurrir el milagro.
Qué duda cabe que hay un antes y un después para todo melómano cuando ve una ópera en directo por primera vez, si este punto de inflexión parte de una ópera Wagneriana o Straussiana -como es mi caso-, la experiencia se vuelve mágica.
Saludos.
La verdad es que poner en escena la obra del genio alemán, cualquiera que sea, debe ser una labor tediosa de principio a fin, no sólo por los requerimientos vocales que son enormes y extenuantes, sino también por las puestas en escena, entre otros.
Óperas hay muchas y con dificultad a la hora de dirigirlas también, pero creo que Wagner se lleva la palma en éste y otros aspectos; puede ser un sonado fracaso y muy de vez en cuando ocurrir el milagro.
Qué duda cabe que hay un antes y un después para todo melómano cuando ve una ópera en directo por primera vez, si este punto de inflexión parte de una ópera Wagneriana o Straussiana -como es mi caso-, la experiencia se vuelve mágica.
Saludos.
musicalfidelity- Cantidad de envíos : 2082
Localización : Almerimar
Fecha de inscripción : 02/04/2014
Re: Wagner. El Anillo de Seattle
Una extraordinaria aportación la del compañero, sobre todo para los que aficionados a la ópera, no son wagnerianos, como es mi caso. La aproximación a Wagner, en mi caso, ha sido difícil y he llegado a la conclusión de que todavía es pronto para mí. Aún tengo mucho recorrido por delante antes de abordar una obra tan extraordinariamente compleja y densa como la de Wagner.
Leeré este gran trabajo del compañero con suma atención.
Muchas gracias y saludos.
Leeré este gran trabajo del compañero con suma atención.
Muchas gracias y saludos.
Noncondition- Cantidad de envíos : 14252
Localización : Sitges
Fecha de inscripción : 21/12/2008
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