Espero equivocarme. Una gran dama en el Real.

En el Teatro Real hay mujeres muy hermosas; algunas bellamente vestidas y elegantes, algunas educadas y cultas, inteligentes, y con modos corteses y demás. También hay muchas que no tienen estas virtudes ni otras que yo aprecio, y no las tienen a pesar de sus vestidos, de sus joyas, de sus parejas y amistades.

A una de ellas no la veo hace tiempo, y a pesar de no recordar su nombre, lo que es imperdonable por mi parte, la echo mucho de menos. Sin duda esta sí que era, que es, una gran dama del Real.

El Real ha cambiado alguna contrata de servicios, entre ellas la que se ocupa de acomodadores y demás personal de sala y servicios anexos a está. Ahora tenemos a personas muy jóvenes, yo no he visto a nadie que pasé de unos 25 años. Muchas de estas personas apenas tienen formación para hacer bien su trabajo, apenas tienen maneras para este contexto. A las que había ya no las veo, y seguro que estas cobran menos y tienen menos derechos.

Entre las personas que ya no veo en el Real había una gran dama, una de esas que no tienen género de dudas para recibir este término. Es una mujer de más de 50 que atendía en el guardarropas (creo que solo hay uno, yo siempre voy al mismo, al que está en la entrada que también da acceso al restaurante). Una persona que hacia fantásticamente bien su trabajo; educada, amable, elegante, con modos corteses y todo lo demás. Una mujer hermosa en todos los sentidos (espero que me permita decirlo). La echo mucho de menos.

Espero equivocarme y volverla a ver, o que simplemente se haya jubilado y este disfrutando más de su vida.