Sobre nuestros gustos, o los gustos actuales, sobre el sonido.

Ayer un famoso experto en historia de la música hablaba sobre los aspectos compositivos de la ópera, en especial de la ópera romántica con respecto a sus precedentes, y del paradigma del castrato y su progresiva sustitución por un sinfín de nuevas figuras. Esa sustitución se realiza inicialmente por muchos de los autores de la época mediante distintas voces femeninas.

En esta época el tenor, que en muchos casos no interpreta los papeles más principales (y por extensión todas las voces masculinas), se ve poco a poco obligado a variara su registro vocal, su coloratura y su técnica. Los castratos están desapareciendo, muy criticados por los nuevos aires ilustrados, el público está acostumbrado a su voz que identifican con la calidad debida para los papeles principales, para los papeles de más porte, y su sustitución por voces que aborden bien el falsete se pone progresivamente en duda, es una técnica que se va viendo menor.

A esto se suma un cambio relevante, la ópera, y la música de calidad en general, se populariza, forma parte de la creciente clase media, burguesa, los teatros se agrandan y se necesita mayor potencia sonora para esas salas.

Todo lo anterior se aborda de diversas maneras, pero una de las citadas ayer me recordó a los gustos de muchos de nosotros. Los cantantes no pueden llenar esos espacios con esos requerimientos, menos aún si quieren acercase al paradigma de calidad técnica del castrato, sin aumentar lo agudos, y así lo hacen en su técnica vocal. Del mismo modo que lo han hecho muchos fabricantes, especialmente los de cajas, para complacer a clientes que demandan más potencia sonora, muchas veces para salas de un tamaño que ni siquiera necesitan la misma.

En la música general, y en la ópera, pronto se dieron cuenta que esto tiene poco que ver con la calidad del sonido, ni con el sonido natural. Poco a poco se demandaron voces más oscuras, con registros más variados, con graves más sedosos y agudos más sutiles, secos y rápidos en algunos casos, y en otros no, pero nunca exagerados en estos u otros parámetros. Los instrumentos naturales fueron, y son en su mayoría los que utilizamos hoy, por el mismo camino.

Voces distintas al tenor pasaron a papeles principales, y los tenores desarrollaron muchísimo su técnica, utilizando muchas posibilidades de sus cuerdas vocales, y muchas de su cabeza. Por fin se dio, entre otras cosas, el primer do de pecho. La técnica ya lo permitía.

Muchos fabricantes de componentes de alta fidelidad se han pasado progresivamente a los gustos del agudo, del falsete, de lo seco y rápido a toda costa, del grave hinchado y del volumen. Los nuevos enfoques de grabación y su público, los de los mini reproductores, obligan, pero también ese gusto por el volumen, ese que molesta al vecino que no respetamos, se ha impuesto en parte de los aficionados a la alta fidelidad, y, desgraciadamente, en algunos aficionados a la música, y a la música clásica.

La industria va por aquí en algunos casos, nosotros les hemos guiado en parte.

Ayer pensé que esto venía de lejos... Quizás sea temporal como entonces.

Es un gusto tenerte de vuelta

¡HOLA GSeoane! Lo mejor que se ha dicho sobre los "castrati" es aquello del CANDIDO de VOLTAIRE: "Che sciagura essere senza goglioni". Estoy de acuerdo contigo en que un tenor no es una máquina de hacer sobreagudos. Pero sí tiene que tener una voz viril, resonante, como los LORENZ, DEL MONACO o CORELLI. Eso es lo que echo de menos en nuestro gran PLACIDO DOMINGO. En cuanto a los equipos de música, te aseguro que llevo más de 5 años preocupado porque los agudos sean lo más suave posible. SALUDOS CORDIALES.

Kapton escribió:Es un gusto tenerte de vuelta

Gracias, a ver si sacamos un hueco para esa visita que no nos cuadra.

Saludos

RUIDOSNO escribió:¡HOLA GSeoane! Lo mejor que se ha dicho sobre los "castrati" es aquello del CANDIDO de VOLTAIRE: "Che sciagura essere senza goglioni". Estoy de acuerdo contigo en que un tenor no es una máquina de hacer sobreagudos. Pero sí tiene que tener una voz viril, resonante, como los LORENZ, DEL MONACO o CORELLI. Eso es lo que echo de menos en nuestro gran PLACIDO DOMINGO. En cuanto a los equipos de música, te aseguro que llevo más de 5 años preocupado porque los agudos sean lo más suave posible. SALUDOS CORDIALES.

En el romanticismo estaban en otras, y la técnica permitía algunas cosas y otras no, nada tan rápido como algunos cambios vertiginosos. La técnica necesito su tiempo, y el público también.

Pero sí, así es. Saludos.

No sé como suena la voz de los castrati, pero a mi lo que no me suele gustar habitualmente es el registro masculino del contratenor, o alto. Prefiero siempre una contralto femenina, o una mezzo, en esos papeles. El contratenor tiene un toque de artificialidad, suele ser menos expresivo y rico que las voces femeninas. Es una percepción personal, o un prejuicio, no sé.
Supongo que el gusto, efectivamente, tiene sus condicionantes culturales, por lo tanto cada época genera los suyos, y después está el de cada individuo. Por ejemplo, a mi me gustan las voces flexibles, las que permiten esos juegos de matices en los agudos en pianíssimo (me acuerdo de sopranos como Anna Moffo, por ejemplo). Pero suele pasar que muchas de estas voces puede que carezcan de potencia para el gran escenario. Si las escuchamos grabadas, fenomenal, pero en vivo a veces se quedan en nada.
Lo que yo entiendo por calidad de sonido tiene poco que ver con la potencia o cantidad, y mucho con la pureza, con la capacidad para los contrastes de dinámica, los contrastes de texturas. Las diferencias emocionales que producen la consonancia y la disonancia. El placer del sonido está los timbres, en la capacidad de manejar cierta variabilidad tímbrica en voz humana e instrumentos, en los efectos armónicos. Los efectos de varias lineas melódicas entrecruzándose (polifonía) deben aumentar mis niveles de endorfinas (o como se llamen las hormonas del placer), sobre todo cuando el coro, la orquesta, suena transparente, cuando te parece que escuchas cada voz y al mismo tiempo un bloque sonoro homogéneo. Las sutilezas en las cadencias de la melodía... Perdón, me estoy perdiendo.. ¿de qué iba el hilo?

Jeremias johnson escribió:No sé como suena la voz de los castrati, ….pero a mi lo que no me suele gustar habitualmente es el registro masculino del contratenor, o alto. Prefiero siempre una contralto femenina, o una mezzo, en esos papeles.
….Por ejemplo, a mi me gustan las voces flexibles, las que permiten esos juegos de matices en los agudos en pianíssimo (me acuerdo de sopranos como Anna Moffo, por ejemplo). Pero suele pasar que muchas de estas voces puede que carezcan de potencia para el….
Lo que yo entiendo por calidad de sonido tiene poco que ver con la potencia o cantidad, y mucho con la pureza, con la capacidad para los contrastes de dinámica, los contrastes de texturas. Las diferencias emocionales que producen la consonancia y la disonancia. El placer del sonido está los timbres, en la capacidad de manejar cierta variabilidad tímbrica en voz humana e instrumentos, en los efectos armónicos. Los efectos de varias lineas melódicas entrecruzándose (polifonía) deben aumentar mis niveles de endorfinas (o como se llamen las hormonas del placer), sobre todo cuando el coro, la orquesta, suena transparente, cuando te parece que escuchas cada voz y al mismo tiempo un bloque sonoro homogéneo. Las sutilezas en las cadencias de la melodía... Perdón, me estoy perdiendo.. ¿de qué iba el hilo?

Hay una grabación con castrati (que suena bastante mal y no es del todo indicativa, amén de que el gusto cambia con los tiempos), se incluye entre otros en el estupendo libro “El arte del canto” de Arturo Reverter.

De lo comentado Rossini es un buen ejemplo, y hay grabaciones que pueden hacercarse a lo que debio de ser alguna de esas soluciones. Por ejemplo el DVD de Tancredi con Manca di Nissa, María Bayo; Dir. Gianluigi Gelmetti. Art Haus. Me imágino que voces como las de Manca di Nissa serían el primer intento para hacer ese cambio de registros vs salas, hasta que las voces masculinas evolucionaron hacia técnicas más depuradas.

Pero no, no te estabas perdiendo, muy de acuerdo con esa manera de entender la calidad.

Saludos,