De unos zapatos viejos y el equipo de música.

Alguno pensará que empiezo a chochear, que posiblemente así sea, pero ciertamente he encontrado un paralelismo muy marcado entre estas dos cosas, es una disquisición mía y por supuesto no pretendo que sea una verdad absoluta, pero creo que da para pensar.

Cuando llega ese triste momento en que esos zapatos con los que vas tan cómodo, tan bien adaptados a tus pies que podrías hacer el Camino de Santiago sin que te rozaran lo más mínimo, hay que retirarlos porque ya están en un estado lamentable, surge la necesidad de encontrar algo igual y a ser posible mejor, puedes encontrar algunos muy cómodos pero por muy buenos que sean los tienes que adaptar a tus pies, eso solo se consigue usándolos y en el camino quedan algunas rozaduras o dolores en el empeine, si tienes juanetes ya no te digo.

En esa situación tienes dos caminos, o sigues hasta que te encajen como un guante o los arrinconas y buscas otros, solución esta que puede devenir en un rosario de pruebas a costa de gastar mucho y aguantar la incomodidad.

Como en todo si vamos directamente a un producto de calidad ya tendremos camino recorrido, pero para nada eso es garantía de acierto desde el primer día.

Ya habréis intuido por donde van los derroteros de mi calenturienta imaginación, un equipo de música sigue los mismos caminos que ese par de zapatos, por mucho que hayamos leído y en la tienda hayamos dado unos pasitos, solo cuando llega a casa y os encontráis cara a cara con él en la soledad de vuestra sala comenzáis a conoceros.

Los fabricantes se han inventado el “rodaje” que más allá de unas horas (pocas) para que se ponga a temperatura de trabajo y se acaben de ajustar los componentes, no es más que una forma de “obligarte” a acostumbrarte a ese nuevo sonido, que si el aparato es razonablemente bueno no diferirá más allá de unas pequeñas diferencias del que se tenía o de cualquier otro de similar calidad al que se ha adquirido,
si se tiene un poco de paciencia la mayoría de las veces nos acostumbramos a él y acabamos apreciándolo, teniendo en cuenta que si bien no todos son excelsos ciertamente malo no hay ninguno.

Igual que con los zapatos y una verdad de Perogrullo es que si vamos a niveles “altos” de calidad (caros) también tendremos más garantías de satisfacción, pero por supuesto tendremos que acostumbrarnos a ellos.
En una situación normal y si no nos domina el espíritu “cacharrero” vamos servidos para mucho tiempo y podemos dedicarnos a lo verdaderamente importante que es escuchar música y calmar nuestros instintos encontrando y disfrutando de nuevos intérpretes y compositores, dejando los aparatos en segundo plano porque realmente ya estamos acostumbrados y satisfechos con ellos.

Claro también puedes tener docenas de zapatos y cuando consultas el cuenta pasos del móvil realmente andas 500 al día, cosa que también sucede.

Saludos.

Es una buena metáfora. POr ahondar un poco mas, si te compras unos buenos zapatos ingleses, que invariablemente costarán mas caros, y digamos que con construcción goodyear, los podrás volver a mandar a la fábrica pasados unos años de intenso uso y te los devolveran como nuevos, pero reteniendo la "sinergia" con tu pie despues de tantos años.....

Ahí la elección evidente es: ¿Queremos unoz zapatos para toda la vida, o estrenar un par cada pocos meses...?

Es una buena pregunta, razonando un poco lo ideal para un melómano sería mantener ese buen equipo, una vez que se sabe como suena la máquina es cuando estamos en disposición de encontrar esas pequeñas diferencias entre intérpretes, grabaciones o versiones con precisión. Alguien que cambia uno o dos componentes al año nunca acaba de conocer como suena su "sonoteca" al completo, para él será gratificante no tengo dudas, cada cambio que he hecho (a mejor) me ha provocado una descarga de endorfinas, pero reconozco que tenerlos no es "conocerlos" y a veces no les damos ni siquiera tiempo a demostrar sus cualidades.

Saludos.

Sólo te diré que una botas tipo cazador de Kagaroos eran tan cómodas y tan buenas que ya van por 8 años y suelas nuevas.
Con la música tengo lo que puedo permitirme y otras prioridades pero si te diría que se me hace muy difícil escuchar otros equipos sobre todo si son chillones, me molestan, no sé si me llegaría a acostumbrar.
Las botas

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Pues al hilo de lo que comentas, me ha pasado a mí con mi equipo, que por fin me suena como yo quería.
Ya apenas participo en hilos sobre amplis ni altavoces, estoy feliz con lo que tengo porque identifico lo que escucho con calidad y claridad y lo necesario de potencia. Todo esto desde mi subjetividad.

Un saludo.

Pues,con los zapatos, tengo un par de mocasines Sebago con la friolera de 16 años,medias suelas de tanto en tanto y no dire perfectos, pero hay están, y ya por decir mi cazadora Avirex aviador de top gun,sin los añadidos de banderitas y demás, treinta años largos a sus espaldas y aun me la pongo, me encanta es mi favorita.

S2

Lo de los zapatos es un buen símil. Y es que la costumbre es una de las variables que deberíamos tener en cuenta en nuestra afición.

Me refiero a que si te acostumbras a un tipo de sonido, es posible que otros te parezcan extraños de entrada. Por eso creo que no podemos pronunciarnos realmente sobre un equipo hasta que no lo escuchamos el suficiente tiempo.

Es algo que he experimentado en persona. Tengo varios equipos, uno de ellos en mi segunda residencia, donde paso los meses de junio a septiembre. Y siempre que vuelvo a la principal el equipo me suena extraño (porque me he acostumbrado al otro que tengo en el apartamento de verano) hasta que pasan unos días y vuelve a sonarme como creía recordar.

Saludos