Aquellos cantautores.
+9
Felix
Sumiko
rutho
ReyLobo
Exhausto
Josep BCN
ducados123
porcorosso
MONOLITO
13 participantes
AUDIO PLANET :: MÚSICA :: Otros Estilos
Página 2 de 2.
Página 2 de 2. • 1, 2
Re: Aquellos cantautores.
Hablando de grandísimos poemas, la rima V: "Espíritu sin nombre", de Gustavo Adolfo Bécquer
Espíritu sin nombre,
indefinible esencia,
yo vivo con la vida
sin formas de la idea.
Yo nado en el vacío,
del sol tiemblo en la hoguera,
palpito entre las sombras
y floto con las nieblas.
Yo soy el fleco de oro
cae la lejana estrella;
yo soy de la alta luna
la luz tibia y serena.
Yo soy la ardiente nube
que en el ocaso ondea;
yo soy del astro errante
la luminosa estela.
Yo soy nieve en las cumbres,
soy fuego en las arenas,
azul onda en los mares
y espuma en las riberas.
En el laúd soy nota,
perfume en la violeta,
fugaz llama en las tumbas
y en las ruinas hiedra.
Yo atrueno en el torrente,
y silbo en la centella,
y ciego en el relámpago,
y rujo en la tormenta.
Yo río en los alcores,
susurro en la alta yerba,
suspiro en la onda pura,
y lloro en la hoja seca.
Yo ondulo con los átomos
del humo que se eleva
y al cielo lento sube
en espiral inmensa.
Yo, en los dorados hilos
que los insectos cuelgan,
me mezco entre los árboles
en la ardorosa siesta.
Yo corro tras las ninfas
que en la corriente fresca
del cristalino arroyo
desnudas juguetean.
Yo, en bosques de corales
que alfombran blancas perlas,
persigo en el Océano
las náyades ligeras.
Yo, en las cavernas cóncavas,
do el sol nunca penetra,
mezclándome a los gnomos,
contemplo sus riquezas.
Yo busco de los siglos
las ya borradas huellas,
y sé de esos imperios
de que ni el nombre queda.
Yo sigo en raudo vértigo
los mundos que voltean,
y mi pupila abarca
la creación entera.
Yo sé de esas regiones
a do un rumor no llega,
y donde informes astros
de vida un soplo esperan.
Yo soy sobre el abismo
el puente que atraviesa;
yo soy la ignota escala
que el cielo une a la tierra.
Yo soy el invisible
anillo que sujeta
el mundo de la forma
al mundo de la idea.
Yo, en fin, soy ese espíritu,
desconocida esencia,
perfume misterioso,
de que es vaso el poeta.
Esta es la historia de "huracán", el boxeador al que las autoridades culparon por algo que nunca hizo...
Espíritu sin nombre,
indefinible esencia,
yo vivo con la vida
sin formas de la idea.
Yo nado en el vacío,
del sol tiemblo en la hoguera,
palpito entre las sombras
y floto con las nieblas.
Yo soy el fleco de oro
cae la lejana estrella;
yo soy de la alta luna
la luz tibia y serena.
Yo soy la ardiente nube
que en el ocaso ondea;
yo soy del astro errante
la luminosa estela.
Yo soy nieve en las cumbres,
soy fuego en las arenas,
azul onda en los mares
y espuma en las riberas.
En el laúd soy nota,
perfume en la violeta,
fugaz llama en las tumbas
y en las ruinas hiedra.
Yo atrueno en el torrente,
y silbo en la centella,
y ciego en el relámpago,
y rujo en la tormenta.
Yo río en los alcores,
susurro en la alta yerba,
suspiro en la onda pura,
y lloro en la hoja seca.
Yo ondulo con los átomos
del humo que se eleva
y al cielo lento sube
en espiral inmensa.
Yo, en los dorados hilos
que los insectos cuelgan,
me mezco entre los árboles
en la ardorosa siesta.
Yo corro tras las ninfas
que en la corriente fresca
del cristalino arroyo
desnudas juguetean.
Yo, en bosques de corales
que alfombran blancas perlas,
persigo en el Océano
las náyades ligeras.
Yo, en las cavernas cóncavas,
do el sol nunca penetra,
mezclándome a los gnomos,
contemplo sus riquezas.
Yo busco de los siglos
las ya borradas huellas,
y sé de esos imperios
de que ni el nombre queda.
Yo sigo en raudo vértigo
los mundos que voltean,
y mi pupila abarca
la creación entera.
Yo sé de esas regiones
a do un rumor no llega,
y donde informes astros
de vida un soplo esperan.
Yo soy sobre el abismo
el puente que atraviesa;
yo soy la ignota escala
que el cielo une a la tierra.
Yo soy el invisible
anillo que sujeta
el mundo de la forma
al mundo de la idea.
Yo, en fin, soy ese espíritu,
desconocida esencia,
perfume misterioso,
de que es vaso el poeta.
Esta es la historia de "huracán", el boxeador al que las autoridades culparon por algo que nunca hizo...
Felix- Cantidad de envíos : 2369
Localización : Gaia
Fecha de inscripción : 03/01/2017
A Exhausto le gusta esta publicaciòn
Re: Aquellos cantautores.
Hola!
Otro de los grandes de finales del siglo XX y principios del siglo XXI...
Manu Chao: Siempre recordándonos a los "olvidados"
Saludos!!
Otro de los grandes de finales del siglo XX y principios del siglo XXI...
Manu Chao: Siempre recordándonos a los "olvidados"
Saludos!!
Doversound- Cantidad de envíos : 323
Edad : 55
Localización : Norte de África
Fecha de inscripción : 23/02/2014
Re: Aquellos cantautores.
Manu Chao, he tenido el placer de hablar un par de veces con el, vive por el barrio, amable, agradable y a la misma altura que tu.
Saludos
Xavier
Saludos
Xavier
porcorosso- Cantidad de envíos : 2257
Localización : BCN/Catalunya
Fecha de inscripción : 19/10/2017
Re: Aquellos cantautores.
Hola.
He podido ver a muchos de los cantautores que habéis mencionado en Madrid, a finales de los setenta y ochenta.
Algunos daban sus primeros pasos en La Toldería, Las Peñas 1, 2 y 3, Donalberto, o El Rincón del Arte Nuevo. En este último, actuaba a menudo Carmen, una viejecita que aporreaba el piano con sus manos enjutas, de pie, mirándonos mientras soltaba algún chascarrillo y nos animaba a cantar juntos, hacinados en un escenario mínimo y oliendo la humedad de los aseos.
Recuerdo a Rafael Amor, con su gesto malhumorado rasgando con fiereza su guitarra y entonando El Romance de la Niña Negra que, en su proclama en contra de la discriminación racial y exclusión por los niños blancos que no jugaban con la niña negra, concluía: “Dios llama a todos los ángeles y dice ¡Jueguen con ella!”, y era tal su grito que los asistentes guardábamos un silencio mortuorio, sintiendo el tuétano circular por los huesos.
Años más tarde, actuarían, en escenarios mayores como el Galileo Galilei, Moustaki, Krahe, o el tristemente desaparecido Hilario Camacho.
También pude ver, en conciertos al aire libre, a Luís Pastor o Aute; en El Parque de Atracciones, cada año, Serrat.
Acabó la transición, y la policía ya no entraba en las facultades a caballo, empleándose con dureza para disolver alguna asamblea; y en la cafetería, no se hablaba del amor libre o las comunas al comentar El Ajoblanco.
Y aquel pasado constrictor fue quedando atrás, y no se retiraría de la venta ningún disco más, como había sucedido con “Para piel de manzana”. Y aquellos cantautores que sobrevivieron al olvido fueron objeto de homenaje.
Y nosotros ya no nos juntaríamos para escuchar en clandestinidad Las Cantatas de Santa María de Iquique, ni entonaríamos el “no nos moverán”. Y la canción protesta fue perdiendo su sentido y su brío.
Nos fuimos del centro de la ciudad…y no a vivir en comunas, precisamente. Ahora éramos chupatintas con hijos y una responsabilidad acuciante: pagar la hipoteca del chalé endosado, y las reuniones con los amigos se circunscribieron a las barbacoas de los domingos, en bermudas. ¡Con lo que me había costado a mí convencer a mi madre para que no me pusiese más pantalón corto, a los catorce años!
No hace tanto vi la que sería una de las últimas actuaciones de Alberto Cortez, diría que para un público con una asistencia más que representativa de los que dicen de sí mismos estar orgullosos de ser de derechas. Roberto Bolaños no necesitaría, ahora, crear autores de referencia e inexistentes para un público conservador, porque ese público hace mucho que gusta de las letras de Alberto Cortez o la poesía de Antonio Machado.
Y nosotros, hoy, andamos intentando no quedar descabalgados de este mundo líquido del que habla Zygmunt Bauman.
Un saludo, disculpad la extensión, y buen fin de semana.
He podido ver a muchos de los cantautores que habéis mencionado en Madrid, a finales de los setenta y ochenta.
Algunos daban sus primeros pasos en La Toldería, Las Peñas 1, 2 y 3, Donalberto, o El Rincón del Arte Nuevo. En este último, actuaba a menudo Carmen, una viejecita que aporreaba el piano con sus manos enjutas, de pie, mirándonos mientras soltaba algún chascarrillo y nos animaba a cantar juntos, hacinados en un escenario mínimo y oliendo la humedad de los aseos.
Recuerdo a Rafael Amor, con su gesto malhumorado rasgando con fiereza su guitarra y entonando El Romance de la Niña Negra que, en su proclama en contra de la discriminación racial y exclusión por los niños blancos que no jugaban con la niña negra, concluía: “Dios llama a todos los ángeles y dice ¡Jueguen con ella!”, y era tal su grito que los asistentes guardábamos un silencio mortuorio, sintiendo el tuétano circular por los huesos.
Años más tarde, actuarían, en escenarios mayores como el Galileo Galilei, Moustaki, Krahe, o el tristemente desaparecido Hilario Camacho.
También pude ver, en conciertos al aire libre, a Luís Pastor o Aute; en El Parque de Atracciones, cada año, Serrat.
Acabó la transición, y la policía ya no entraba en las facultades a caballo, empleándose con dureza para disolver alguna asamblea; y en la cafetería, no se hablaba del amor libre o las comunas al comentar El Ajoblanco.
Y aquel pasado constrictor fue quedando atrás, y no se retiraría de la venta ningún disco más, como había sucedido con “Para piel de manzana”. Y aquellos cantautores que sobrevivieron al olvido fueron objeto de homenaje.
Y nosotros ya no nos juntaríamos para escuchar en clandestinidad Las Cantatas de Santa María de Iquique, ni entonaríamos el “no nos moverán”. Y la canción protesta fue perdiendo su sentido y su brío.
Nos fuimos del centro de la ciudad…y no a vivir en comunas, precisamente. Ahora éramos chupatintas con hijos y una responsabilidad acuciante: pagar la hipoteca del chalé endosado, y las reuniones con los amigos se circunscribieron a las barbacoas de los domingos, en bermudas. ¡Con lo que me había costado a mí convencer a mi madre para que no me pusiese más pantalón corto, a los catorce años!
No hace tanto vi la que sería una de las últimas actuaciones de Alberto Cortez, diría que para un público con una asistencia más que representativa de los que dicen de sí mismos estar orgullosos de ser de derechas. Roberto Bolaños no necesitaría, ahora, crear autores de referencia e inexistentes para un público conservador, porque ese público hace mucho que gusta de las letras de Alberto Cortez o la poesía de Antonio Machado.
Y nosotros, hoy, andamos intentando no quedar descabalgados de este mundo líquido del que habla Zygmunt Bauman.
Un saludo, disculpad la extensión, y buen fin de semana.
Exhausto- Cantidad de envíos : 182
Localización : Madrid
Fecha de inscripción : 12/02/2019
A Doversound y a ducados123 les gusta esta publicaciòn
Página 2 de 2. • 1, 2
AUDIO PLANET :: MÚSICA :: Otros Estilos
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.