Apuntes sobre “La prima cosa bella”.

Apuntes sobre “La prima cosa bella”.

Película aconsejable, pero muy, muy irregular.

Triste en todo su planteamiento, pero con una concepción de la historia que mezcla algunos de los recursos del mejor drama y de la mejor comedia italiana. A uno le parece ver a veces el planteamiento de la La vita è bella, las peleas y los escenarios costumbristas donde se movía con soltura Sophia Loren, y ya no digamos Monica Vitti, o la dulzura de la madurez de Giulietta Masina dirigida tardíamente por Federico Fellini, incluso la habitual vespa que a mí me recuerda siempre a esa historia genial que nos regaló Nanni Moretti. Así es todo lo bueno de esta película, un compendio de referencias que a unos o a otros nos recordara mucho de lo mostrado antes por el cine transalpino. Y así todo lo malo, ya que no llega a las referencias que nos vienen a cada minuto a la cabeza.

Irregular para una historia tan prometedora. No sé si mal montada (he de decir que la poca calidad de la copia contribuía al engaño) con unos saltos de tiempo que se merecían algo más de oficio y una fotografía y ambientación que, no sé si por falta de presupuesto o fallas de producción, se queda corta ante soluciones similares del mismo cine, mucho a aprender del Blasco Giurato de Cinema Paradiso.

Algunas interpretaciones y personajes de lujo (en versión original sin duda). Maravilloso Marco Messeri, de nivelazo Valerio Mastandrea y Paolo Ruffini, a la altura Sergio Albelli o Emanuele Barresi, y a buen nivel Micaela Ramazzott, o Stefania Sandrelli. Pesonajes como los niños, el médico o el escritor de crónicas sociales metido a putero son ejemplo de un plantel de historias, a veces secundarias (y algunas forzadas), que completan la trama (en el caso de la hermana, y especialmente del portero, historias de lujo). Historias donde todo el mundo podrá encontrar referencias.

Hay escenas memorables como una breve búsqueda que acaba en un cine, una invitación a atender una llamada de teléfono a escondidas, o una boda concebida como escena coral donde la vida y los personajes, o casi todos, se reconcilian con el ejercicio de vivirla .

Me esperaba más y podía haber dado para mucho más, pero está por encima de la media y muy por encima, es la percepción que siempre tengo con el par de películas italianas o francesas que nos llegan al año, del triste y pedigüeño cine español que nos castiga en los últimos 25 años (con no más de 3 o 4 excepciones en todo ese periodo).

A esperas de la última de Darin poco más hay en la cartelera a estas alturas.

Saludos,