Tosca. Teatro Real. 14 de julio de 2011. 20h.

Tosca. Teatro Real. 14 de julio de 2011. 20h. (Muy apresuradamente, no se que palabros saldran).

De nuevo Tosca en el Real, de nuevo Nuria Espert poco antes de despedirse de la dirección lírica y de incorporarse al Consejo Asesor Artístico del Teatro. Una Tosca en los dominios de Mortier, y casi a la vez del mimado y oneroso San Francisco de Asís que desgraciadamente no he podido disfrutar.

Estos días ha sido casi imposible acudir a nada, en este caso solo he podido ver uno de los repartos de esta Tosca repetida que ha entusiasmado nuevamente al público presente en las butacas madrileñas (ayer por lo menos). Esta Tosca es puro Espert, puro espectáculo escenográfico, pura grandilocuencia en los decorados, pura tradición (con lo bueno y lo malo de ella), pura continuidad en el modo de entender la dirección de escena de la actriz de Hospitalet de Llobregat. Ninguna sorpresa con respecto al anterior montaje, ninguna con respecto a lo aportado por la catalana en las soluciones aplicadas en su Turandot del Liceu, que se vio no hace tanto en Bilbao, y que tantos problemas dio en su concepción y costes, y algo alejada de aquella Elektra de concepción más sobria que nunca debió abandonar. Esta monumentalidad hay que replanteársela, o mejor planteársela antes de coger una sola madera, o en coproducción o nada (esta creo que lo es), o con los reestrenos firmados o mejor ni empezar. Dejando esto al margen no hay duda que este montaje es un matrimonio perfecto ante tanto público de recias costumbres, primera visita o invitación en la cartera, y seguramente entre el más cool que ya ha renegado de él con rapidez en más de una página de la web, aunque no confiese lo mucho que le ha gustado, así ha sido. Yo creo no ser de esos (ni de unos ni de otros), y a mí también me ha encantado. Tosca puede con todos.

Las variaciones con la puesta en escena anterior son mínimas. Se han modificado algunos movimientos y se ha decidido, quizás sea una cosa de actrices, asestar dos puñaladas en vez de una a ese Scarpia tan libidinoso y ruin que tanto odio suma de todos, y más aún de las féminas. Mi acompañante llevaba días recordándome que el cuchillo de la versión de 2004 era demasiado pequeño, y con él no se podía matar como es debido a un personaje de tan baja estofa y tan ancho porte. En fin, ante esos comentarios apenas se puede mover uno del asiento.

Es verdad que Scarpia es uno de los malos malísimos de la ópera, y no hay nada mejor en un folletín que un malo malísimo (tiembla Richard Channing para Scarpia eres un mero aprendiz). Y es verdad que Tosca es un folletín de altura, con un libreto excelente muy superior a la obra de Sardou en la que se basa. Tiene un contexto social convulso, un drama que toca el corazón al estilo de otros ilustres folletines de la época (desde Los Miserables a La Regenta, que época para una gran tele novela), y una chalada por protagonista que aún no ha descubierto la psiquiatría argentina. Para colmo el Real sigue siendo un sitio muy grato, donde cada día se va más para ver y ser visto y los modelitos ser recortan más con los calores. El servicio de bar tiene la calidad debida, antagónica del pésimo servicio del Auditorio, y los cuadros que adornan las salas son estupendos, los tejados y las vistas desde las zonas altas, especialmente desde la terraza, más todavía. Ayer hacia una noche preciosa.

No me creo lo que me han contado, que en el estreno hubo algún que otro abucheo a la dirección, a la escénica dicen otros, por algún que otro tema (en internet hay versiones variopintas, la del vino, que yo no vi ayer me parece incluso tonta, más por estar muy alejada de la beata Floria que de otra cosa, tonto sería destacarlo aquí como lo hace algún periódico internacional (tremendo como nos ven, si es que ven o acuden, o lo hacen de oídas), de ser así eso no define al público madrileño ni de lejos).

Por otro lado esta Tosca funciona, emociona y distrae. No es la gran ópera de la temporada, en Madrid no ha habido ninguna a esta altura este año, pero es una Tosca para pasar un fantástico rato. Siendo puristas ni se ajusta a pies juntillas a la intención de Puccini ni respeta el libreto en aspectos muy importantes del mismo. Nos sitúa frete a La Piedad de Miguel Ángel y pone de fresco trasero un juicio final que no por cercano, no es una referencia a la crisis es que nos dibuja el de la Capilla Sixtina, está más alejado de los que pintó Preti que son más que suficientes (a veces le da uno la impresión de que es un entender contextual al modo de Misión: Imposible 2). Se salta el amanecer romano del tercer acto, y alguna celebración de la protagonista, pero a cambio subraya pasajes de la partitura como el Te Deum, y todos los inicios y finales de los actos. Lo hace con cierto efectismo lumínico (deberían repartir gafas de sol para afrontarlo, pero agrada a buena parte del público sin tener que recurrir a la genialidad personalista que tanto abunda y que tan poco genial es el 95% de los casos.

La dirección y la orquesta en mejor nivel que últimamente. Renato Palumbo resuelve el asunto con expresividad y dramatismo y el coro responde de igual manera. El reparto tiene la virtud, poco dada esta temporada, de estar muy equilibrado. Las voces principales muy correctas (Sondra Radvanovsky en Tosca, Jorge de León en Cavaradossi, y George Gagnidze en Scarpia). Radvanovsky de altura, con unos ascendientes de voz prodigiosos que no abusan del habitual chillido. Aquí coincidimos todos, con lo poco que me gustan los aplausos interrumpiendo la historia (más si el momento es desgarrador) más que merecida la larga ovación tras apiolar al sátiro. Aunque el suicidio está muy mal resuelto. De de León división de opiniones, a mi me gusto mucho, a mi acompañante, que de esto sí que sabe, no. Es cierto que en los momento más dialogados (no se que termino utilizar, los equivalentes al recitativo, pero es que aquí todo es catabilidad) apenas se le oye, pero creo que funciona perfectamente y se muere con muy buenas maneras. Recondita armonia mejorable, pero llena de emoción. Gagnidze, buen intérprete, se muere peor, pero está muy bien también. Eso sí, no borra el recuerdo de las dotes interpretativas de Ruggero Raimondi (que en 2004 ya no era la voz que fue). El resto grata compañía cumplen muy bien con el cometido. No vemos en esta versión (ni en la original) ningún odioso sacristán corriendo de un lado a otro y durante buena parte del espectáculo, como lo vio Suñe en la grata conferencia del lunes anterior en el mismo lugar. Con menos chistes y menos facilidad para hacer reír a la féminas quizás nos centraríamos más, que Scarpai hemos perdido ante tanta expresividad al relatar sus recuerdos sobre esta figura.

Por lo demás una historia que llega, una montaje que poco pone para subrayar artificialmente lo que ya subrayan de maravilla los autores (menos ego del habitual a la hora de enmendar la plana a lo que no lo necesita, o de hacer guiños infantiles al público) . Una opción segura para disfrutar de la ópera y muy aconsejable para iniciarse en ella y salir encantado. Una obra muy cinematográfica (la fotografía era una realidad y el cine ya había dado sus primeros coletazos), con melodías musicales y situaciones propias de El Padrino III, y con celosa compulsiva, intriga, política, revolución, cárceles, torturas, deseo, curas, y sangre por doquier, aquí muere hasta el apuntador. Como para perdérselo. Más que aconsejable.

Con ella termina la primera temporada Mortier, temporada heredada en buena parte. La primera será la siguiente, si modera el gasto la recibimos con mucho interés, y unas ganas enormes de la frescura que pueda aportar.

Saludos.

Amigo GSeoane, sensacional crtica de Tosca la que nos has regalado. En todos los sentidos. Apuntas muchos asuntos dignos de interés, que serán ampliamente debatidos, pero lo que más me ha gustado han sido tus comentarios sobre Scarpia. Discrepo contigo sobre su maldad, a mí me parece que hay personajes en la ópera mucho más detestables, por hacer de la maldad su forma de ser, como por ejemplo el Duque del Rigoletto, que ese sí me parece un tipo absolutamente abyecto. Scarpia es un pobre diablo que lo único que sabe hacer es aprovecharse de su cargo. Coincido totalmente en lo de Raimondi, pero como he dicho muchas veces, no hay mejor Scarpia en la historia de la Ópera que Tito Gobbi, en mi modestísima opinión.

Seguiremos hablando de la Tosca, da para mucho.

Saludos.

Muchas gracias, espero comentarios.

saludos,