El concieto de ayer, el ciclo de la Uam y demás.

Ayer se cerraba, a esperas del concierto fuera de abono de diciembre, el ciclo de Grande Autores e Intérpretes de la Música que organiza con mucho esfuerzo, cariño y sin sabores, algún empeñado grupo, casi ni eso (Alfredo Vicent), de personas de la Universidad Autónoma de Madrid, con el que tengo lejanos y, últimamente, renovados vínculos.

Este tradicional ciclo, asociado al Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música de la UAM, se ha convertido con el tiempo en un reflejo de lo que la Autónoma es hace tiempo (¿quizás los ha sido siempre?), y del nulo interés que tiene por cuidar las actividades culturales y, especialmente las musicales.

La Autónoma, a la que tengo mucho cariño, es uno de los cetros educativos con más desastrosa gestión que conozco, más personalista (interesada en los propios intereses de profesores y político-gestores semi-profesionales), y con menos interés por el pagano, es decir, por los alumnos, de las universidades por las que he pululado. A pesar de todo, y quizás porque una cosa no quita la otra (tradicionalmente, ahora quizás ya no, su enseñanza era muy buena), guardo de ella buenos recuerdos, quizás esos que se trasforman cuando, con otra edad y otra mirada, vuelves de vez en cuando.

El Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música corre el riesgo de desaparecer, y así este Ciclo. Sin discutir su necesidad de renovación de planteamientos (difícil es mantener la vinculación con el Auditorio sin dinero, y difícil mantener esas agradables, pero en exceso informales y voluntaristas, reuniones con los directores y alumnos en cafeterías, falta de dinero nuevamente), es más necesario que lo contrario.

Ayer la Orquesta de Cámara de Berlín, con la más que virtuosa Katrin Scholz de directora concertino, nos ofreció un programa popular, pero exigente, con algunas piezas muy conocidas:

Arcangelo Corelli (1653-1713)
Concerto Grosso I en Re mayor, Op. 6

Antonio Vivaldi (1678-1741)
Concierto para violín en Sol mayor, Op.3, nº 3, RV 310

Georg Philipp Telemann (1681-1767)
Concierto para violín en La mayor, " Die Relinge", TWV 51/a4

Georg Friedrich Händel (1685-1759)
Concerto Grosso en Fa mayor, Op 6/9

Samuel Barber (1910-1981)
Adagio para cuerda

Astor Piazzolla (1921-1992)
Cuatro Estaciones Porteñas

Scholz, con su violín del taller de Giovanni Battista Guadaginini, que suena especialmente bien, estuvo a la altura (al igual que el resto, en especial su cellista). El programa, y bis, fue más que agradecido, a pesar de las licencias, que sobraban, introducidas al interpretar la obra de Piazzolla. La directora cometo en un charla antes de empezar que introduciría ciertas modificaciones porque tenía miedo que el público de Madrid no recibiré bien las obras más contemporáneas, lo que me hace plantearme como nos verán estos alemanes, y que referencias tienen ellos de lo habitual, y casi propio, que son los sonidos porteños, tangueros, en la educación auditiva de una parte de la población española.

Del resto poco que añadir. Bueno, que como indique, y ofrecí, hace días en uno de los hilos de clásica, me da penuca quedarme con entradas en la mano, y que nadie las quiera ni regaladas (me suele pasar, ayer finalmente fue una que regale pegado a la taquilla). Por otro lado un apunte a las notas del programa de mano. Si el otro día alababa un magnifico, claro y ponderado en lo técnico, y sutil en lo narrativo, notas del programa de mano del Requiem Op. 45 de Brahms del sábado pasado, ayer volvimos a constatar lo difícil, y poco valorado y nada pagado por lo general, que es este breve género.

No sé si la maquetación influye en el uso variable, por ejemplo en las comillas (nunca las verdaderamente españolas), o si palabros como “solístico” que no acabamos de encontrar por mucho que la buscamos (en fin, no soy el más indicado con lo mal que escribo, aunque aún leo algo mejor), deben mantenerse a pesar de su inexistencia (y eso que se supone que se revisan los textos).

Otros pasajes “ …construyendo una atmosfera en la que la melodía paulatinamente va escalando tensión hasta alcanzar un punto álgido, un intenso clímax, una inflexión catártica que haya su consecución en una meditativa relajación conclusiva”, son la habitual literatura que no acaba de tener puerto al que llegar, y que a pesar de los excesos no sabemos qué quiere decir. Varios hay, y atestiguan lo difícil que es.

Saludos,

Jo, si viviese por ahí, sí que te habrías quedado sin esas entradas sobrantes. El programa barroco muy bonito y me sorprende ahí metido Piazzolla. Tengo varios discos de piazzolla interpretado con bandneón y típica orquesta tanguera. A mi me encanta esa música. No se qué habrán hecho con ella esa orquesta ni entiendo eso de los arreglos

En cuanto a los palabros, seguro que eso de "solístico" deriva de "solista", el párrafo último es una descripción de una melodía ascendente en intensidad hasta recalar en un punto de relax y finalización, solo que descrito con metáforas a lo Valdano

Jeremias johnson escribió:Jo, si viviese por ahí, sí que te habrías quedado sin esas entradas sobrantes. El programa barroco muy bonito y me sorprende ahí metido Piazzolla. Tengo varios discos de piazzolla interpretado con bandneón y típica orquesta tanguera. A mi me encanta esa música. No se qué habrán hecho con ella esa orquesta ni entiendo eso de los arreglos

En cuanto a los palabros, seguro que eso de "solístico" deriva de "solista", el párrafo último es una descripción de una melodía ascendente en intensidad hasta recalar en un punto de relax y finalización, solo que descrito con metáforas a lo Valdano

Pues lo que hizo, en general, fue más que bonito.

Y derivará, pero a la devira inexistente.