RACH-3

Esta obra tiene muchos recovecos. Es una de sus grandes virtudes. Y la exploración de todos y cada uno de ellos en su 'justa medida' es algo que no parece estar al alcance de cualquiera. Si el pianista se pierde exhibiéndose en su propio virtuosismo, el conjunto se resiente. No hay que intentar 'ser mas' que la propia obra, muy al contrario, hay que cabalgar junto a ella, disolverse en su esencia y fluir de la forma mas extrema y persistente posible, esto es, sin caer en ningún tipo de amaneramiento: la tensión debe ser máxima y estar siempre a flor de piel.

A finales de 1982 se reunieron todos estos factores:



Saludos

Espectacular